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Historia Comprehensiva de Neiva
Como encomendero, hacendado y dedicado a la explotación minera, se convirtió en uno de los primeros propietarios territoriales de la provincia de Timaná, Neiva y Saldaña, siendo su primer gobernador en 1614. Sus estancias ganaderas y agrícolas fueron de las más reconocidas e importantes en la región, usufructuadas por las generaciones familiares que le siguieron. Los bienes que dejó Diego de Ospina y Medinilla en 1630 en la provincia, comprendían las haciendas de la Jagua, la Manga, Tune y Yaya, hoy municipio de Palermo; las tierras de Bambuca en Aipe, la hacienda de Trapichito en Neiva, y los terrenos en Alto Arenoso5 en Rivera; haciendas y estancias que habían sido fruto de la explotación del trabajo de indígenas y esclavos. A partir del segundo decenio del siglo xvii, se acrecentó el ingreso de esclavos a la región y gente negra fue traída a la ciudad de Neiva por Diego de Ospina. Es lógico pensar que este conquistador haya trasladado buena parte de las inversiones mineras que tenía en Remedios a Neiva junto con la introducción de esclavos negros, pues no hay que olvidar que en su ciudad de procedencia y en su ejercicio de encomendero, además de tener 750 indígenas tributarios, era propietario de una cuadrilla de más de 100 esclavos distribuidos en el trabajo de las minas en Remedios y en la boga del río Magdalena desde Honda,6 la cual extendió desde Honda hacia los valles de Saldaña y Neiva. Ospina probablemente se vio obligado a traer negros esclavos a la región por la negativa de la Corona a una de sus capitulaciones de 1614, cuando pretendía utilizar “100 indios moscas [muiscas] para las minas”.7 Hacía 1623 el 19% de la riqueza de Ospina estaba representada en parte, por sus esclavos de minas.8 Los Ospina por cuatro generaciones gobernaron la provincia. Fueron gobernadores durante buena parte del siglo xvii: su hijo don Francisco Martínez de Ospina entre 1630 y 1650, sus nietos don Diego de Ospina hasta el 21 de enero de 1665 y Jacinto hasta 1667, año en que se nombró a su
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Historia, Historia Extensa de Colombia, Bogotá, Lerner, 1965, vol. iii, tomo. 2, pág. 248. García Borrero, Joaquín, El Huila y sus aspectos, Neiva, Empresa de Publicaciones de Huila, 1983, pág. 144. Brungardt, Maurice P. “Poder y riqueza en la Nueva Granada al principio del siglo xvii”, pág. 152, citado por Clavijo Ocampo, Hernán, “Las guerras de la colonización en la provincia de Neiva durante el siglo xvii”, en Tovar Zambrano, Bernardo, director científico, Historia General del Huila, vol. i, Neiva, Gobernación del Departamento del Huila / Academia Huilense de Historia, 1996, pág. 329. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Tierras-Tolima, Legajo. 6. f. 370 r.v, en Clavijo Ocampo, “Las guerras de la colonización…” pág. 330. Clavijo Ocampo, “Las guerras de la colonización...” pág. 331.
Diego de Ospina
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bisnieto don Francisco Álvarez de Velasco, quien ejerció por tres periodos: de 1667 a 1675; de 1679 a 1681 y de 1690 a 16949.
Antecedentes penales de Diego de Ospina
Diego
de Ospina a principios del siglo xvii era un controvertido encomendero de Mariquita que tenía delicados y gravísimos pleitos, a quien la Real Audiencia le había dictado auto de causa criminal por “venta o empeño de indígenas” de la encomienda que había recibido por dote en su primer matrimonio. De ahí que hacia 1604, se encontrara preso en la cárcel, por: (...) aver sacado treynta indios que tenia por encomienda en los términos de Mariquita e lleva[n]dolos a los términos de los Remedios mas de cien leguas de donde estaban y vendidos o empeña[n]dolos a dicho Joan de Toro por dos mil pesos de buen oro y averse muerto la mayor parte de ellos como se contiene en las acusaciones que por el fiscal real le fueron puestas, (…) por la culpa (…) contra Diego de Ospina (…) condenar y condenamos en destierro perpetuo y preciso de todas las Indias del mar océano, lo cual comience y vaya a cumplir luego que saliese de la prisión en que está, (…) y lo cumpla y no lo quebrante so pena de muerte natural (…) y que los indios que están bivos de los que se llevó a los Remedios se vuelvan a costa del vesino Diego de Ospina a la parte y lugar de donde los sacó y por la culpa que resulta contra el dicho Juan del Toro les debemos condenar y condenamos en dos mil pesos de veynte quilates para la camara de su majestad, (…) mas un año de destierro.10
Las dotes en el siglo xvii constituían un poderoso atractivo para los criollos e hispanos, ya que hacían parte de un adelanto ventajoso sobre la herencia legítima que recibía cada hija del patrimonio familiar. Al esposo correspondía administrar los bienes dotales en caso que fueran inmuebles, 9
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García Borrero, El Huila y sus aspectos, pág. 146; y Díaz Jordán, Jenaro, Proceso histórico de pueblos y parroquias de la Diócesis de Garzón, Neiva, Imprenta departamental del Huila, 1959, pág. 35 y ss. agn, Bogotá, S. Colonia, F. Juicios Criminales, l. 17, ff. 4v y ss. Todo parece indicar que eran indígenas mariquitones y calamoymas recibidos en la dote, por haber contraído matrimonio con María de Mera.