SEMBLANZA DE UN MÉDICO EXTRAORDINARIO ANTONIO LÓPEZ SALVÁ
El pasado cinco de abril de 2010, el mundo ginecológico amaneció con una triste noticia: el fallecimiento de nuestro querido compañero Antonio López Salvá. Una corta pero implacable enfermedad ponía fin prematuramente a una carrera brillante y nos privaba para siempre de una figura indiscutible de la Ginecología, y una persona excepcional desde el punto de vista médico, científico y humano. Antonio López Salvá hizo la residencia de Ginecología y Obstetricia en La Maternidad de La Paz, tras un año “interno” en Puerta de Hierro. Cursando el cuarto año de residencia, comenzó su incursión en la laparoscopia en el John Hopkins de Baltimore. Fue adjunto en La Paz y Jefe de Servicio en Salamanca hasta 1997, año en el que volvió a Madrid como jefe de área de la entonces Fundación de Alcorcón (hoy Hospital Universitario Fundación Alcorcón). Fue autor de un gran número de trabajos científicos de la especialidad y su vocación docente le llevó a participar en una innumerable serie de cursos y reuniones nacionales e internacionales. Antonio era una Buena Persona con mayúsculas: sencillo, humilde, amable, cariñoso y de gran calidad humana. Desde la perspectiva médica, destacaban su destreza quirúrgica, su espíritu crítico, su afán de estudio y conocimiento y su avidez por experimentar y mejorar todo aquello que aprendía y en lo que confiaba. Son muchas sus aportaciones a la Ginecología, fundamentalmente en los campos de la Oncología y en el de la cirugía laparoscópica, vaginal y del suelo pélvico. Su preocupación siempre fue la búsqueda de la calidad y del bienestar de las pacientes por encima de todo resultado, lo que reflejaba su dimensión humana. Dentro de la laparoscopia, a Antonio le apasionaba especialmente la cirugía oncológica. Su conocimiento profundo de la anatomía y de los espacios le ayudaron a ser pionero en considerar la preservación nerviosa como objetivo fundamental en la cirugía radical y en llevarla a cabo en España. En lo referente a la cirugía vaginal, que Antonio dominaba y defendía a ultranza, su aportación mayor fue proclamar la utilidad de la laparoscopia para aumentar las indicaciones de la cirugía vaginal y nunca en detrimento de esta, convencido como estaba de sus ventajas. Incluso en la cirugía oncológica, donde impulsó la técnica de Schauta Celioasistido para el tratamiento del cáncer de cérvix. En el campo del suelo pélvico, trajo de Suecia las técnicas de corrección de incontinencia urinaria mediante bandas libres de tensión, y de Francia las mallas para los defectos del suelo pélvico. Son muchos los compañeros de toda España que pudieron aprender estas técnicas de su mano, ya que Antonio regalaba su conocimiento generosamente. Ginecología Oncológica - N.º 6
Otra gran aportación de Antonio a la Ginecología en general, y especialmente a la Oncología Medicoquirúrgica, fue su sentido común y su criterio, siempre contrastado con el análisis crítico de estudios y opiniones, obteniendo conclusiones sopesadas que apoyaba y compartía posteriormente con gran empeño y entusiasmo, pero siempre de una manera abierta y sin obcecación. Su participación en los foros oncológicos era solicitada por esa visión global y lógica de la conveniencia o inconveniencia de las nuevas técnicas y enfoques. Escuché hablar por primera vez de Antonio durante mi residencia en el Hospital Maternal La Paz, a mediados de los 90. Con esa admiración que ahí se guarda hacia los exrresidentes aventajados, sus amigos, antiguos compañeros y maestros, decían de él: “Lo tiene todo: es inteligente, trabajador, habilidoso, humilde, buen orador, estudioso y magnífico cirujano”. Ya siendo adjunta, atraída por su buen hacer, su carisma y su persona, me uní a su equipo y compartí profesionalmente con él los trece últimos años de su carrera en Alcorcón. Con Antonio aprendí que no hay dogmas de fe en Medicina, y que esta no tiene sentido si no colocamos a cada paciente, individualmente, en un primer plano cuando nos planteamos este u otro enfoque de curación. Sus ganas de crecer y de compartir su extenso conocimiento, su templanza y paciencia en el quirófano, su ecuanimidad como jefe, su interés por conocer a las personas y ensalzar lo mejor de ellas, su sentido del humor, su afición por el jazz y el tango… le hicieron un maestro, un compañero y un amigo inolvidable. Aceptó su implacable enfermedad y el revés que le envió la vida, pero no se resignó a perder un segundo de vitalidad. Días antes de su partida nos deleitó con una intervención de Schauta Celioasistido, bordando con maestría el tiempo vaginal a pesar de las molestias que le aquejaban. Fue su última obra quirúrgica, contemplada y admirada por cuantos ahí estábamos, su última lección humana y médica…
SON MUCHAS SUS APORTACIONES A LA GINECOLOGÍA, FUNDAMENTALMENTE EN LOS CAMPOS DE LA ONCOLOGÍA Y EN EL DE LA CIRUGÍA LAPAROSCÓPICA, VAGINAL Y DEL SUELO PÉLVICO. SU PREOCUPACIÓN SIEMPRE FUE LA BÚSQUEDA DE LA CALIDAD Y DEL BIENESTAR DE LAS PACIENTES POR ENCIMA DE TODO RESULTADO, LO QUE REFLEJABA SU DIMENSIÓN HUMANA.
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