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A falta de buen pasto, bienvenidos sean los suplementos granarios

La suplementación con maíz y sorgo emerge como una estrategia efectiva para potenciar la productividad en sistemas pastoriles, sobre todo en periodos de escasez de pasturas de calidad.

Por: Dr. Ing. Agr. José

Martín Jáuregui

Profesor Adjunto- Cátedra Forrajes (FCA - UNL).

Los sistemas pastoriles basados en pasturas perennes y verdeos han sido históricamente la columna vertebral de la ganadería argentina. Sin embargo, la variabilidad estacional y los cambios climáticos generan fluctuaciones en la disponibilidad y la calidad de las pasturas, lo que impacta directamente en la productividad del ganado. Ante este escenario, la suplementación con granos, y más concretamente con maíz y sorgo, emerge como una estrategia efectiva para potenciar la producción ganadera.

El maíz y el sorgo son dos cereales de gran rendimiento y ampliamente cultivados en Argentina. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, la superficie sembrada con maíz en la campaña 21/22 fue de más de 7,7 millones de hectáreas, mientras que el sorgo ocupó casi 1 millón de hectáreas. En la campaña 22/23 las superficies fueron menores debido al tercer evento Niña consecutivo. Ambos cultivos son muy importantes para la ganadería y aportan cantidades significativas de energía y nutrientes esenciales que pueden mejorar sustancialmente la eficiencia productiva del ganado.

En general el maíz está un escalón más arriba que el sorgo, ya que posee un contenido energético levemente superior y es más fácil lograr una adecuada absorción, incluso sin molienda. El sorgo, por su parte, tiene un contenido energético algo menor y el grano requiere de un procesado para ser absorbido correctamente en el rumen. Sin embargo, el sorgo presenta una resistencia superior al maíz en condiciones de sequía, lo que lo convierte en una opción estratégica en regiones con menor disponibilidad hídrica. De hecho, la elección de este cultivo se debería priorizar en años que se prevean secos, por ejemplo ante pronósticos de eventos Niña.

Suplementación estratégica: un balance necesario

Una adecuada suplementación requiere de una estrategia bien definida y adaptada a las condiciones específicas de cada sistema de producción. Factores como la condición corporal de los animales, la calidad y disponibilidad de las pasturas y la relación costo-beneficio de la suplementación, son elementos claves a considerar al momento de diseñar un plan de suplementación.

Para ejemplificar algunas cuestiones a tener en cuenta al momento de suplementar, analicemos la importancia de la condición corporal de vacas de cría en dos momentos críticos: el servicio y el parto (Figuras 1 y 2, respectivamente). Bajos pesos vivos al momento de dar servicio (asociados generalmente con condiciones corporales subóptimas), resultan en bajos porcentajes de preñez. Algo similar ocurre cuando se llega al parto con baja condición corporal, en cuyo caso la vaca tendrá serias dificultades para volver a ciclar normalmente y se perderán preñeces. Esta situación suele ser muy común en Argentina y es una de las razones que explica los bajos porcentajes de destete a nivel país (65%). En estos casos, la suplementación estratégica con maíz y/o sorgo puede generar un impacto muy positivo a nivel sistema.

Otro ejemplo es el caso de recrías de hembras a pasto en las que se espera que los animales ganen 500-600 gramos por día para llegar al servicio de 15 meses. Cuando la cantidad y/o calidad del pasto no es adecuada, estas ganancias suelen ser difíciles de alcanzar. Suplementar con estos granos, puede ayudar a alcanzar los pesos objetivos para dar servicio a los 15 meses y no tener animales ociosos en el campo.

El uso estratégico de maíz y sorgo puede ser particularmente beneficioso durante los períodos de escasez de pasturas de calidad, como en invierno o durante las sequías. Adicionalmente, la suplementación puede ser utilizada para maximizar la ganancia de peso en el caso de los animales destinados a engorde.

La incorporación de estos granos en la dieta debe ser gradual para evitar trastornos digestivos, como la acidosis ruminal. En este sentido, la molienda puede aumentar la digestibilidad del grano, pero se debe hacer con cuidado para evitar una molienda excesiva, lo que podría elevar el riesgo de acidosis. En el caso específico del sorgo, es fundamental romper el grano para aprovechar el almidón y evitar desperdicios excesivos.

Hacia una mayor sostenibilidad

La suplementación con maíz y sorgo puede contribuir a mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de los sistemas pastoriles. Al proporcionar una fuente alternativa de nutrientes, permite una utilización más eficiente de las pasturas, reduce la dependencia de las condiciones climáticas y contribuye a una mayor productividad del rodeo. Adicionalmente, al permitir una mayor regularidad en la producción, ayuda a estabilizar los ingresos de los productores y aporta a la resiliencia del sistema agropecuario.

Consideraciones económicas

Es esencial tener en cuenta la viabilidad económica de la suplementación. Los costos de adquisición y transporte del maíz y el sorgo, así como cualquier procesamiento adicional que se requiera, deben equilibrarse con los beneficios esperados. En términos generales, la suplementación tiende a ser rentable, especialmente en períodos críticos cuando la alimentación basada en pasturas es insuficiente. Sin embargo, cada caso es único y se deberá analizar de manera individualizada. En años particularmente secos como el actual, y ante escenarios inflacionarios, es importante tener presente que tanto el maíz como el sorgo no suelen copiar el precio internacional como la soja, por ejemplo. De hecho, si analizamos la inflación de los últimos 12 meses (+100%), el precio del maíz aumentó un 50% en pesos. Esto puede hacer que la ecuación sea favorable para usar granos en algunos planteos productivos.

Conclusiones y perspectivas futuras

La suplementación con maíz y sorgo en sistemas pastoriles representa una estrategia conveniente para aumentar la productividad ganadera. La implementación efectiva de esta estrategia requiere de un entendimiento detallado de las condiciones de pastoreo y una gestión cuidadosa de la dieta del ganado. Es importante tener en cuenta que el suplemento tiene que ser siempre una vía para consumir más pasto por hectárea, nunca menos.

La suplementación con maíz y sorgo puede aportar beneficios significativos, pero no hay que verla como una solución aislada, sino como parte de un enfoque integral y sostenible de la producción ganadera. Esta mirada debe incluir la gestión adecuada de las pasturas, una buena salud animal y la adaptación a las condiciones climáticas cambiantes.

En resumen, con una correcta planificación y administración, el maíz y el sorgo pueden jugar un papel fundamental en el fortalecimiento de la productividad y la sostenibilidad de los sistemas pastoriles argentinos, contribuyendo a una ganadería más próspera y resiliente.

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