Las TIC para el Crecimiento y la Igualdad

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Comisión Económica para América Latina y el Caribe

imponen regulaciones y normativas nacionales, y la ausencia de mecanismos institucionalizados de armonización regulatoria con participación de las instancias competentes de salud pública, a sola excepción del Mercosur con el SGT-11 (subgrupo de trabajo No. 11, Salud)”. También constata la escasa participación del sector de la salud en los equipos formados para el análisis de los efectos de las

inversiones en los aspectos sociales y ambientales y en las decisiones de recursos de infraestructura de salud. Esto contrasta con proyectos de inversión de gran envergadura, como la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y el Proyecto Mesoamérica, destinados a la integración física-territorial, el transporte, la energía y las comunicaciones.

D. Conclusiones Las TIC son una herramienta efectiva para reducir inequidades y acelerar el progreso hacia el logro de los objetivos de salud. Para esto, se requiere el decidido liderazgo de las principales autoridades de salud y la concurrencia de los distintos actores implicados en torno a una agenda común. Esa agenda debe estar sostenida por una política de Estado para avanzar en forma coherente y sistemática en el desarrollo de infraestructura y conectividad sobre la base de sistemas validados e interoperables para la educación sanitaria, la prevención de enfermedades, la asistencia médica y la gestión de los servicios. La alfabetización digital de la población es esencial para que las TIC aplicadas a la salud rindan todo su potencial. El papel de los pacientes y los ciudadanos es cada vez más relevante en las estrategias sanitarias y se acrecienta con la incorporación de TIC, en la medida en que tengan acceso a ellas y sepan utilizarlas. Los desafíos planteados para mejorar la atención de salud en la región son diversos. Si bien las TIC pueden aportar soluciones innovadoras y poderosas en materia de acceso, eficiencia y monitoreo, entre otros, deben implementarse en combinación con otras herramientas e iniciativas para construir capacidades y mejorar la calidad de la atención. Los principales desafíos que enfrenta el sector de la salud en la región se pueden plantear en tres ámbitos principales: • El limitado acceso a la salud de amplios segmentos de la población, en la medida en que existen enormes diferencias sobre la base de los ingresos, la educación, el lugar de residencia y el origen étnico. • Debido a la falta de una actuación oportuna sobre las inequidades y las transformaciones demográficas, la superposición de perfiles epidemiológicos que obligan a implementar de manera simultánea estrategias sanitarias para hacer frente a enfermedades transmisibles y no transmisibles (estas últimas se incrementan en forma sostenida con el envejecimiento de la población). • La insuficiencia de recursos humanos y presupuestarios para hacer frente a las necesidades de saneamiento básico aún insatisfechas y a las perspectivas de grandes demandas sobre el gasto público en salud.

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Pese a su carácter incipiente, los avances logrados en algunos países desarrollados permiten visualizar las potencialidades de las TIC para abordar estos desafíos. Hoy es imposible ofrecer soluciones de largo plazo en materia de salud en la región sin incluir estas tecnologías. Para ello es necesario partir de una evaluación de las demandas y restricciones del sector de la salud. El dilema entonces se desplaza hacia la búsqueda de las opciones más adecuadas para lograr una mejor atención de salud, la optimización de procesos y la reducción de costos mediante la integración de estas herramientas a las políticas y estrategias de sanidad pública. En cada uno de los países es preciso delinear una estrategia sectorial articulada con las agendas digitales de orden general. Esto supone que las autoridades de salud participen en las decisiones de políticas de TIC que se tomen en otras instancias del Estado y las impulsen en caso de no existir o de ser insuficientes. Por otra parte, no se procura generar una política pública de salud electrónica, sino especificar el uso de las tecnologías de la información en la política de salud y precisar cómo las TIC pueden contribuir a solucionar los problemas y desafíos que se presentan en los sistemas de salud. Como el empleo de estas tecnologías contribuye a aumentar la eficiencia y a mejorar la gestión, es necesaria una mirada sistémica para integrarlas a las políticas de gestión, especialmente en los ámbitos clave para el logro de objetivos y metas de salud pública. Es decir, es necesario un enfoque holístico que considere la necesidad de estrategias de salud integrales, donde las TIC aparecen como una plataforma complementaria de otras políticas que confluyen en el mismo objetivo. A continuación se presentan algunos lineamientos para adaptar las TIC a las particularidades de cada país en función de los desafíos asociados a las inequidades y las transiciones demográfica y epidemiológica, la disponibilidad de recursos y el grado de avance en la incorporación de TIC en el Estado y los distintos sectores de la economía:


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