Uva de cuelga en Los Palacios y Villafranca

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Uva de cuelga en Los Palacios y Villafranca. Historia y formas de conservación. Uva de cuelga en Los Palacios y Villafranca. Historia y formas de conservación. Los agricultores del pueblo, desde tiempo inmemorial y hasta no hace muchos años, acostumbraban a plantar junto a las cepas destinadas a la vendimia para plaza o lagar, algunas cepas de variedades más tardías, con fuerte y duro pellejo en sus frutos, ideales para su posterior transformación en pasas o ser colgadas y conservadas el mayor tiempo posible. Durante los primeros días de noviembre, por “Tosantos”, se procedía a cortar los racimos de uvas, aquellos que con mimo habían sido celosamente cuidados y seleccionados. Para subsanar la caída natural de las hojas y proteger a la uva de los rayos del sol, la lluvia, etc., se cubrían y tapaban las cepas con matojos y pasto, sustituyendo así el lugar despoblado que las hojas iban dejando con su caída natural. No hace muchos años, fuera de la temporada natural de la vendimia o recolección, resultaba complicado y difícil obtener fruta fresca en Los Palacios y Villafranca o en cualquier otra localidad, debido a la situación económica de la mayoría de familias y las escasas infraestructuras existentes, que dificultaban el transporte y la posibilidad de acceso a muchos productos. Uva de cuelga. Foto: J. Manuel Bernal Moguer

La variedad de uva denominada “Mantúa Pilas” se urtilizó en Los Palacios y Villafranca, desde antiguo, como uva “de cuelga” para conservarla. Se ataban por el cabo del racimo y se colgaban a las vigas de madera de la techumbre de los soberaos, procurando mantener dichos lugares secos, ventilados y con poca luz. Nuestros vecinos se aseguraban, con dicha práctica, disfrutar de uva en los meses de invierno. La mayoría de los soberaos eran auténticas despensas, donde se depositaban además de los racimos de uvas, ristras de ajos trenzados, tomates de cuelga, etc. Nuestro amigo José Manuel Bernal Moguer, romántico donde los haya, ha comenzado a poner en práctica la tradición de nuestros antepasados, intentando conservar de forma artesanal algunos racimos de uva de cuelga “Mantúa Pilas”.

Foto: J. M. Bernal Moguer

En la actualidad, en algunos lugares de la península aún se continúa en otoño la costumbre, por tradición, de realizar la labor de conservar uvas de cuelga, para poder saborearlas en invierno como postre, dado su apreciado sabor y porte… y no por falta o escasez de otras frutas de temporada o fuera de ella. En estos lugares, como en el pueblo de Cadalso (Madrid), usan la variedad Chelva para la conservación en Uva Chelva. Foto: Zorrocorredero M. Sánchez Martín- Asociación Cultural Searus, noviembre-2014

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