Guatemala, lunes 1 de julio de 2013
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La entrevista
Aldo Castañeda, fundador de la Unidad Cardiovascular Pediátrica
“El mundo sabe que estamos aquí” De los 2 mil 500 niños que nacen con malformaciones cardiacas, con gran esfuerzo solo logramos abarcar el 18 por ciento de los infantes necesitados del país.
Ana lucía Ola • ana.ola@dca.gob.gt foto • Doriam Morales
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l doctor Aldo Castañeda, de 83 años, no descansa. Se le ve por los pasillos de la Unidad de Cirugía Cardiovascular (Unicar), que alberga la sección de atención a niños con enfermedades congénitas del corazón, que él fundó. Considerado uno de los pioneros de la cirugía cardiaca pediátrica, sus aportes en dicha especialidad han permitido operar, desde 1997, a 4 mil 500 niños guatemaltecos. Hoy la unidad que dirige es considerada centro de referencia para países de Centroamérica y El Caribe, y permite que Guatemala sea reconocida en este campo.
¿Qué representa para usted que un niño pueda seguir viviendo gracias a una operación quirúrgica?
Salvar a un bebé que tiene toda una vida por delante da satisfacción. Antes que comenzáramos con este esfuerzo los niños se morían. El primer infante lo operamos en enero de 1997, hoy tienen 16 años con una vida normal, es una recompensa.
¿Cómo está Guatemala en el ámbito latinoamericano en cuanto a la cirugía cardiovascular?
Vienen personas de República Dominicana, Haití, El Salvador, Honduras, Panamá, y muy ocasionalmente del sur de México. Estamos muy bien, tenemos especialistas en ecocardiografía, cateterismo de intervención, electrofisiología. Hay gente capacitada. Somos reconocidos, el mundo sabe que estamos aquí. En Latinoamérica no hay muchos centros buenos, estamos entre los mejores.
¿Con qué frecuencia nace un niño con cardiopatía congénita en Guatemala?
En países donde se ha hecho estudios la incidencia es de 7 niños por 1 mil que nacen con una cardiopatía congénita. Teniendo en cuenta la tasa de natalidad de Guatemala, deberían nacer aproximadamente 2,500 al año con esa condición. De las malformaciones congénitas, la del corazón es la más común.
¿Qué sucede cuando la labor humanitaria de salvar una vida por medio de una cirugía de corazón se ve obstaculizada por falta de fondos?
¿Qué avances hay en la ciencia para tratar este padecimiento?
Ha mejorado el diagnóstico, con la ecocardiografía fetal se evalúa el corazón del bebé desde las primeras semanas, y se puede saber que malformación tiene para ser operado, al nacer, lo antes posible. Por mucho tiempo se creyó que el neonato no resistiría una intervención quirúrgica, y fue en Estados Unidos que impulsamos la cirugía cardiaca pediátrica en recién nacidos. Operé al primer niño, uno de cuatro días, y probamos claramente cuán beneficioso es operar lo más pronto posible con un riesgo bajísimo. Hay avances en intervenciones que pueden realizarse por cateterismo (algún tipo de reparación con el uso de catéteres). Ahora de la cirugía de corazón abierto hay adelantos en desarrollo de equipo, los oxigenadores han cambiado.
Perfil Aldo Castañeda obtuvo el título de Médico y Cirujano en la Universidad de San Carlos de Guatemala, y un posgrado de Cirugía General y Cardiotorácica en la Universidad de Minessota, EE. UU., donde logró especializarse en el campo de la Cirugía Cardiaca Pediátrica. En 1997 fundó la Unidad de Cardiovascular Pediátrica en Guatemala, y un año después, la Fundación Aldo Castañeda. Recibió la Orden del Quetzal (1973) y Atanasio Tzul (1974).
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Sin la Fundación Aldo Castañeda no podemos funcionar, pero tampoco podríamos funcionar sin lo que da el Gobierno por medio del Ministerio de Salud Pública. Tendríamos que cerrar”.
¿Cuál es el costo de una operación de este tipo?
Una operación a corazón abierto compleja tiene un costo aproximado de US $ 9 mil (Q 70 mil 200), incluye diagnóstico, cirugía, intensivo, todo. Mientras que en Estados Unidos o Europa se gastarían US $ 90 mil (Q 702 mil). El costo acá es de un 10 por ciento de lo que cuesta en el extranjero.
¿Cuántas intervenciones realizan al año?
Desde que iniciamos hemos intervenido a 4 mil 500 niños. Al año se opera entre 400 a 450. Deberían ser más, pero hay limitaciones de espacio y carencias económicas.
Eso lo vivimos diariamente. Es duro, me frustro y siempre estoy viendo dónde conseguir dinero. Tengo una fundación en Boston, y antes de morirme quiero que haya suficientes fondos, para que los intereses vengan al país anualmente y beneficien lo más que se pueda. Sin la fundación esto se muere, pero es justo decir que sin lo que da el Estado también desaparecería.
¿Por qué capacita a médicos en esta área?
Me sentía obligado a crear una nueva generación de médicos que pudiera seguir con este trabajo, porque me puedo morir mañana y esto seguirá. Tengo 83 años, y puede pasar en cualquier momento. Lo importante era crear un núcleo de gente que continúe el trabajo.