Nº 20 The Way Out Magazine

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NúMERO 20 - septiembre 2014 - WWW.THEWAYOUTMAGAZINE.COM

the way out mag

MCKENZIE ES EL NUEVO VECINO DE GOTHAM_CON THE GASLIGHT ANTHEM LLEGA EL SUSPENSE_SAAVEDRA ESCRIBE CON SUS DISEÑOS_MURDOCH DESPLIEGA SU ÁLTER EGO_ UTOPIA SE PONE VERDE_GARCÍA DE MARINA TRAE SU HORA


NúMERO 20_SEPTIEMBRE 2014

murdoch se refleja en la pantalla

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el chico de california se muda a gotham

la hora de garcía de marina

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ISSN 2341-2682 calle del Gobernador nº6, 28014, Madrid contacto@thewayoutmagazine.com


sumario

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utopía se saca los colores

saavedra cuida lo que aún tiene

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fallon se aleja de sí mismo

Edición gráfica y diseño_ Fernando Santise i Edición y comunicación_ Alejandra Garcés i diseño web y redacción_ juan pablo merchán | Redacción_ Montserrat de la Iglesia y Alberto López i Colaboraciones_ García de Marina y Gonzalo Saavedra i foto de portada_ benjamin-mckenzie.org


sala cinco

EL Á L TER EG O DE M U RDOC H POR FERNANDO SANTISE ---- | IMÁGENES CEDIDAS POR AVALON

Después de la aparición del disco God help the girl en 2009, el líder de Belle and Sebastian Stuart Murdoch filma un musical homónimo. Su protagonista resulta ser el álter ego del director, que destaca por imprimir una estética twee a la cinta.

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Los tres pilares de la película lo han sido también en mi vida: la música, la enfermedad y la espiritualidad.” Con esta rotunda afirmación a Los Angeles Times, Stuart Murdoch, líder del grupo indie Belle and Sebastian, califica su primera película God help the girl y facilita así el análisis a la crítica. El escocés deja de lado el estilo de una de sus referencias, The Smiths, y endulza -aún más- el sonido de su banda con melodías sencillas, voces femeninas y letras juveniles.

entre otras preocupaciones poco existencialistas, cómo debe llevar el pelo. La estética, el ambiente y el vestuario acercan a God help the girl a los años ochenta, década en la que Murdoch formó sus gustos musicales y creativos.

Es “el poeta más grande de Escocia” según la web de Belle and Sebastian. Se estrena en el mundo del cine luego de pasar parte de su carrera con ello en mente. Sin duda, su experiencia en la música ha deparado en un personaje extraño con raras costumbres y dilemas mayúsculos. De peGod help the girl es un filme queño, dio clases de piano y que tiene a la vida de Mur- ya en la secundaria formó una doch como base, a su música banda de música. Más mayor, como referencia, a su grupo tras una enfermedad crónica, como esencia y a sus letras vivió en el tejado de una iglecomo guión. A pesar de que sia en la que muchos dominel proyecto musical homóni- gos todavía se deja oír como mo no es íntegramente de Be- miembro del coro. Entrevislle and Sebastian porque se tado en salas de té, católico introducen voces femeninas empedernido y paseador de como novedad, el escocés libros bajo el brazo por Glasse acerca bastante a su línea gow, su vida explica bastantes ya que la propio banda es la escenas y la línea general de base rítmica. En la película, la película que firma. lejos de ser autobiográfica, el director, chico bueno que roza Lejos de maravillar, el filme la pureza, exagera y cambia sorprende a la primera de la historia para que no parez- cambio por la ternura y la fraca basada en él. No logra que gilidad de su protagonista Eve su vida no sea un punto de -encarnada por una excelente partida, pero casi sin querer- Emily Browning-, que, sin emlo, sí logra convertir esta cin- bargo, es capaz de afrontar el ta en un homenaje al twee, la liderato del grupo que conforantítesis del hipsterismo, tal y mará junto a James y a Cascomo canta en Perfection as sie -Olly Alexander y Hannah a hipster, donde se pregunta, Murray respectivamente-. Los

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God help the girl es una película en la que no abunda la técnica cinematográfica; se limita a cerrar el proyecto de Murdoch

tres adolescentes inexpertos se alejan de los clichés establecidos, dejan de lado sus problemas y cumplen un sueño. Su banda destaca por sus melódicas canciones, sus suaves tonos, su actitud angelical y sus letras simples. Lejos del punk del primer amante cantante de Eve, como si Murdoch se quisiera alejar de ese estilo musical, el filme evidencia la influencia de la nouvelle vague en su director, como en la escena donde Eve –un álter ego juvenil de Anna Karenina- y sus dos amigos bailan en un bar rememorando la famosa escena de Godard en Bande á part. También bebe de la obra cinematográfica de John Hughes, experto en cine adolescente, o de la literatura rusa, como en la escena donde Eve, siempre en busca de la inspiración para componer canciones, lee en su cuarto, sola una ma-

ñana de domingo, el libro de Leon Tolstoi Anna Karenina. Sueños, amores, estados de ánimo, juventud, religión, estudios y amigos son las temáticas de las letras de las más de 20 canciones del poeta escocés que dan sentido a una película en la que no abunda la técnica cinematográfica; más bien se limita a cerrar el círculo emocional y profesional del proyecto. Ni siquiera destaca la fotografía, aburrida; el montaje, plano; los actores, correctos. Llena de música y con la enfermedad como punto de partida, God help the girl transmite ternura, inocencia y un alto grado de cursilería: parece ser que Murdoch, contrariamente a su frase, olvidó mostrar la espiritualidad en el filme y la dejó para sus intensos paseos por Glasgow. Se nota, de largo, que el escocés es músico y no director de cine.||

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perfil de frente

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MCKENZIE: MAS QUE UN FENOMENO FAN POR MONTSERRAT DE LA IGLESIA

Superado el pasado de estrella juvenil, Ben McKenzie regresa a la pequeña pantalla como James Gordon, el detective más querido de Gotham City. Una trayectoria profesional llena de altibajos y pequeñas perlas marcan la filmografía de este actor norteamericano que se niega a ser encasillado.

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as carpetas de las adolescentes son un buen calibrador de las modas y de los personajes en pleno auge mediático. Sobre todo los del sector masculino. Allá por el 2003, un rubiales de ojos azules apareció en muchas de ellas gracias a su papel de chico malo en la producción norteamericana The O.C. Junto al resto de sus compañeros, Benjamin McKenzie Schenkkan (Austin, Texas, 1978), pasó de ser un desconocido para el gran público a convertirse en una cara popular en night shows, tabloides y otros formatos que, a menudo, daban más importancia a supuestos romances con su compañera de reparto, Mischa Barton, que a su trayectoria profesional. La etiqueta de “chico sexy” y los premios relacionados con su impacto entre las jóvenes fueron llamativos durante aquellos años. InStyle le nombró uno de los “10 solteros más calientes de verano” y la revista Teen People,

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una de las “25 estrellas más sexys menores de 25 años”. Pese a la atención que pudiera suscitar, Benjamin McKenzie ha sabido mantenerse alejado de los focos. No es un habitual de los medios y suele restringir sus apariciones a la promoción de alguno de sus trabajos. Durante las entrevistas, sin embargo, se muestra distendido, cercano, cómodo y relajado. Una mirada de no haber roto un plato y un gran parecido con el actor australiano Russell Crowe son las armas de este joven que supera ya la treintena y cuya voz grave parece ser el único testigo del paso del tiempo.

Y llego la vocacion Pese a haber estudiado Relaciones Exteriores y de Economía en la Universidad de Virginia, McKenzie decidió probar suerte en el mundo de la interpretación durante su estancia en Nueva York. Aunque poco se conoce de sus inicios, la influencia de algunos de sus familiares


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podría haber jugado un papel decisivo en su cambio de rumbo. ¿Especulaciones? Lo cierto es que el actor es sobrino del dramaturgo ganador del premio Pulitzer Robert Schenkkan e hijo de Mary Frances Victory, una premiada poeta estadounidense. Suposiciones aparte, en 2001 se trasladó a Los Ángeles en busca de papeles, pero no logró nada significativo hasta un año después, cuando apareció en un capítulo de la serie de televisión The Distrit. Pero sin duda alguna el punto de inflexión en su carrera fue The O.C. Producida por la Fox, la historia arrancó en 2003 con una buena aceptación del público y con la emisión en diferentes países, entre ellos, España. El actor encarnó a Ryan Atwood, un joven problemático que es acogido por los Cohen, la familia protagonista. El principal reclamo del personaje se encontraba en la contraposición del prototipo de chico malo (con problemas, pero al que el público femenino sentía ganas de achuchar y cuidar) con los niños adinera-

dos que residían en Orange County, ubicación de la que se toman las iniciales de la serie. The O.C. consiguió buenas críticas y diversos premios. Uno de sus protagonistas más aclamados, McKenzie, se alzó con varios de ellos. Pero la audiencia y los buenos comentarios comenzaron a desinflarse y bajar en una caída sin frenos que comenzó en la tercera temporada, tras la muerte de Marissa Cooper (personaje interpretado por Mischa Barton), y que finalizó con la cancelación de la serie en la cuarta. Pese al triste punto y aparte de la serie, consiguió ser referente de una generación tanto por sus personajes como por su banda sonora.

Ademas de The O.C. Son numerosas las entrevistas en las que se le pregunta a Ben Mckenzie por su trabajo en The O.C. Lejos de alterarse o molestarse, el actor acepta las preguntas y responde tranquilo admitiendo que fue un gran éxito que le brindó nuevas oportunidades. Así, durante el rodaje de la serie traba-

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po r q u e r e s u l t a i d o n e o p a r a encarnar el papel de Gordon ?

jó en otras como JAG. Alerta roja (2003) y pudo comenzar a participar en largometrajes reconocidos.

convirtió en el oficial de policía Ben Sherman, de la serie Southland. Entre tanto, continuó con la realización de un corto gamberro para la plataforma El primero de ellos fue June- Funny or Die y la participación bug (2005), ópera prima inde- en otras tv series, tv movies y pendiente dirigida por Phil Mo- largometrajes como How to rrison con una banda sonora Make Love Like an Englishcapitaneada por los indies Yo man, que está teniendo algula tengo. Aclamada por la críti- nos problemas para enconca, la cinta clausuró la Sema- trar distribución en las salas na Internacional de la Crítica españolas. de Cannes y cosechó numerosos premios entre los que des- A veces el destino resulta irótacaron un Premio Especial del nico y, como si de una historia Jurado en Sundance y el Pre- de ficción se tratase, el de Mcmio de la Asociación de Críti- kenzie parecía trazado desde cos de EE.UU. hacía tiempo. Vuelve a estar en la picota gracias a una proDos años después, con 88 Mi- ducción de Fox Broadcasting nutos, compartió rodaje con el Company en la que, además, gran Al Pacino y coqueteó con se enfunda de nuevo el atuenun título más taquillero que do policial. Esta vez como el también le brindó premios (Sa- joven detective James Gordon rasota Film Festival), para re- que comienza su andadura en gresar nuevamente al género el departamento de policía de independiente en 2008. John- la ciudad más representativa ny Got His Gun contó nueva- de DC Comics. Curiosamente, mente con el aplauso de la crí- en 2011 el actor prestó su voz tica, pero parece que no logró a Bruce Wayne en Batman: que la carrera del actor despe- año cero así que ¿por qué regara de forma contundente. sulta idóneo para encarnar el papel de Gordon? La respuesEl regreso a la pequeña pan- ta, tal vez, se encuentre en talla durante cuatro años le Gotham.||

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reflex_on kuchi.fm

GARCiA DE MARINA facebook

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miedomedia

EL COLOR DE LA

UTOPÍA POR JUAN PABLO MERCHÁN

Hay algo más allá de la conspiración de The Network y Janus que atrae y cautiva al seguidor de Utopía, la última gran producción británica para televisión. En el color está la clave para comprender cómo se desarrolla el relato de Dennis Kelly.

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inalizada su segunda temporada, Utopía se ha confirmado como la última serie de culto producida en el Reino Unido por su adictiva y morbosa trama, su planteamiento ético y por algo no tan habitual cuando de televisión se trata: el original y cuidado aspecto visual. Desde el primer episodio y su brillante escena de apertura el espectador se da cuenta de que está ante una serie distinta. El tratamiento de la violencia, la banda sonora, los planos, los tonos verdes de un cuádruple asesinato -niño incluido- diferencian a la producción. Quién diría que el verde sería un color violento y dramático. Un atropello, una masacre en un colegio y una tortura en un búnker repiten el mismo patrón verdoso. Es un ejemplo del trabajo visual y el tratamiento del color llevado a cabo por el director Marc Munden. “El guión era tan visionario que sentía que debía tener un equivalente visual”, comentaba el director a la audiencia invita-

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da a una proyección especial de la segunda temporada, tal y como recoge la web Den of Geek. Por la naturaleza de la trama, muchas escenas transcurren al aire libre, fuera de los núcleos urbanos y en campo abierto. Los paisajes son por tanto una parte fundamental de la escenografía: “Uno de los motivos por los que quería hacer la serie tan colorida era porque intentaba aumentar la relevancia del paisaje. Cuando lo leí por primera vez, tenía la idea de que obviamente se desarrollaba en el mundo real, pero detrás de la escena. Era un intento de ver el mundo real de una forma muy diferente.” Para ello, Munden inunda la pantalla de colores vibrantes y saturados, siempre en armonía con el paisaje y los escenarios interiores formando paletas casi monocromáticas. “Normalmente una pieza cinematográfica la construyes con verdes, azules y rojos. El proceso Technicolor de tres tiras que nosotros usamos está compuesto por los colores opuestos: amarillo, cian y magenta”, algo que se sale de la norma para televisión y se asemeja más a las


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UTOPÍA ES UNA PRODUCCIÓN QUE FASCINA POR EL ENVOLTORIO, CAPAZ DE TRANSPORTAR HACIA UN LUGAR ÚNICO 30 | THE WAY OUT MAGAZINE


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MUNDEN INUNDA LA PANTALLA DE COLORES VIBRANTES Y SATURADOS, SIEMPRE EN ARMONÍA CON EL PAISAJE

técnicas utilizadas en el cine a color de Hollywood entre las décadas de los treinta y los cincuenta.

que ha enganchado al espectador y convertido en icónicos a la bolsa de Lee y Pietre, los trajes del propio Lee, la celda de Jessica Hyde, los ojos de Para aumentar aún más la Becky o los paisajes campessaturación de los colores, es tres que contextualizan el ininecesario un pesado trabajo cio de casi todos los episodios de postproducción con un sof- de ambas temporadas. tware que permite corregir el color de cada toma, detalla el Toda obra tiene una influenpropio Marc Munden en Wired cia detrás, y la de Munden y Uk. “Elegimos ciertos colores la productora Kudos Film & TV como el amarillo o el turquesa no es una excepción. Obviay los pintamos en las tomas mente, dada la trama, puntos en postproducción. Los cielos comunes de la estética de las que filmamos no son siempre novelas gráficas dominan la azules, suelen ser grises cie- fotografía y el montaje de Utolos británicos. Lo mismo para pía. Munden cita también en hacer la hierba más verde, los Den of Geek a William Egglesojos más brillantes o convertir tone y John Hinde, dos figuras una furgoneta azul en amari- desconocidas para quien sea lla”. Es un tratamiento del color ajeno a la historia de la foto-

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ES NECESARIO UN PESADO TRABAJO DE POSTPRODUCCIÓN QUE PERMITE CORREGIR EL COLOR DE CADA TOMA

grafía del siglo XX. El primero, camarógrafo norteamericano que contribuyó al reconocimiento de la fotografía a color como expresión artística. El segundo, fotógrafo inglés que elevó el arte de la instantánea para postal con imágenes de brillante color y tomas meticulosamente preparadas.

el uso de encuadres con un único punto de fuga. La Naranja Mecánica, Dr. Strangelove y El Resplandor son películas que acuden a la mente de la audiencia que se pone delante de Utopía.

Técnicas tradicionales y digitales para una serie que tiene otras dos temporadas en Mucho más conocido es Stan- proyecto, al menos para su ley Kubrick, ya en el terreno creador, Dennis Kelly. Utopía del cine, también mencionado es una producción que fascipor Munden como referencia, na por el envoltorio, capaz de aunque tampoco era necesario transportar de una realidad no que diese muchas pistas so- tan lejana hacia un lugar únibre ello. En Utopía se reúnen co. Puede que el futuro con una de las características más el que sueñan The Network aplaudidas del realizador neo- y Philip Carvel no sea muy yorquino, su cuidada fotogra- agradable, pero al menos será fía; y una de las técnicas más hermoso si es Marc Munden repetidas durante su carrera: quien lo describe.||

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gonzalo saavedra web

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cocheras

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el duelo de fallon

POR ALBERTO LÓPEZ

En la poco personal actualidad musical existen grupos que han sabido encontrar un sonido propio. The Gaslight Anthem han ido puliendo su esencia a base del rejuvenecimiento de clichés. Get Hurt (2014), su debut para Island Records, significa un nuevo intento de sorprender al rock ‘n’ roll sin olvidar sus raíces punk rock.

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nte la inminente salida de Get Hurt el carismático líder de TGA, Brian Fallon, hizo saber que el disco era un giro hacia terrenos que podrían no gustar a la crítica. “Apostaría dinero a que de cada cinco críticas, a uno le gustará y dos los odiarán vehementemente”, admitía el cantante de New Jersey a NME.com. Y es que la necesidad de crear expectación se ve en estos tiempos más exagerada que nunca; la vuelta de tuerca debe comprender la sinergia entre personalidad propia, el gusto de la base acérrima de fans y el punto justo de novedad sonora. Pero lo cierto es que el nuevo elepé no se aleja tanto como sus palabras prometían. El No Code de Pearl Jam es la mayor influencia citada a la hora de componer y es palpable en el endurecimiento de algunos riffs como Stay Vicious, el corte que abre el disco y que pasado ese momento grunge, torna en dulce melodía marca de la casa. Esa supuesta vuelta de tuerca tiene otro ejemplo en el single Rollin’ and tumblin’, pero atiende de la misma manera a una estructura de estrofa ruda y estribillo nostálgico.

Y hasta ahí ese nuevo rumbo. Cierto es que se aprecian menos solos, ambientes más trabajados y arreglos marcados por el nuevo productor de la banda, el británico Mike Crossey, quien ha tenido en sus manos a gente como The Arctic Monkeys o Jake Bugg. Sin


embargo, la ultrapegadiza Helter Skeleton –en la que el “Oh Madame Misery, come and visit me, Oh won’t you crawl to me, a little closer to me” se funde a la perfección con la hipnótica línea de Alex Rosamilla– y la bailable Red Violins son esos padres que recuerdan a sus hijos de dónde vienen por mucho que quieran cambiar; así como el cierre del disco, Dark Places, épico himno que recuerda demasiado a The Backseat.

EL POETA MADURA Si en The 59’ Sound (2008) y American Slang (2010) las letras giraban en torno a cantar con los héroes propios a 33 revoluciones por minuto con corazones salvajes, el paso de los años ha hecho mella en Fallon y su poesía no se centra en beatnicks desconocidos, sino que la composición se ha convertido en una terapia catártica con la que superar dramas personales.

Lo que el resultado ha perdido en iconicidad (pues ya no hay tantas referencias a la cultura americana) ha ganado en lírica y afectación personal. El corte que cede su nombre al álbum da fe de los sentimientos presentes en el momento de la escritura: “I came here to get hurt, might as well do your worst to me”, canta una estrella herida, golpeada en la boca del estómago por una ruptura matrimonial que ha necesitado de la música para recuperar el aliento. Esa misma línea sigue la fallida Underneath the ground, una balada con cierto aire al himno de la banda Blue Jeans And White T-Shirts pero que al no contar con una guitarra definitoria y abusar de teclado pierde la pericia compositiva de la que ésta hace gala.

DESHACER COMPARACIONES Desde el principio, bien por las obvias semejanzas como por las reverencias públicas, se les ha comparado con el Boss. Nunca han renegado de estas alabanzas, aunque el miedo a la consideración de imitador revolotea peligrosamente. Por suerte para el frontman, su talento como músico bebe


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EL PASO DE LOS AÑN- OS HA HECHO MELLA EN FALLON: LA COMPOSICIOÓN SE HA CONVERTIDO EN UNA TERAPIA CATAÁRTICA con la que superar dramas personales

de diversas fuentes llenas de furia y garra que al señor Springsteen ya no se le atisban. En 1000 years la facilidad para dar con un estribillo coreable no impide entender dónde se sitúan los inicios de la banda. Y aunque la rabia juvenil de aquel maravilloso Sink Or Swim (2007) no está ya presente, Selected Poems, a todas luces el corte más representativo de la banda en todo el disco, deja claro que todavía no se han ablandado del todo. En su totalidad, el álbum enmarca la fuerte personalidad del grupo sin entregar grandes aciertos.

Con una portada que marca las intenciones pero resulta horrenda, Get Hurt no es el mejor disco de The Gaslight Anthem. A pesar de las buenas intenciones de la banda norteamericana, tampoco reinventa, ni mucho menos, la rueda. Ni siquiera puede situarse en el podio de una discografía con cinco referencias. Y sin embargo, es imposible no empatizar con el duelo emocional y artístico de Brian Fallon, nadie como él para romper al oyente dando una nueva vida a algo tan viejo e imperecedero como el rock‘n’roll.||



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