“Pegavit” , la fórmula secreta
A Ángel Aragonés.
ARSENIO GATERA era un pintor realmente bueno. Pintaba paisajes, retratos, bodegones y cualquier cosa que le pidieran: perritos, zapatos, muebles
de
oficina,
manzanas…
Cualquier cosa podía pintar. Lo malo es que apenas si tenía trabajo. Nadie le encargaba cuadros, o carteles, o retratos.
Y todo porque era bastante tímido. Tenía su taller de pintura en una calle muy estrecha, por donde apenas si pasaba nadie, y la placa que había en el portal anunciando su profesión era muy pequeñita. El caso es que un día de primavera, un sábado que hacía un espléndido sol, aburrido de esperar a que algún cliente