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3.4. Gobierno de Rafael Carrera
GOBIERNO DE RAFAEL CARRERA
Rafael Carrera fue el último gobernador del Estado de Guatemala. Asumió el poder en 1844, nombrado por el clero y el partido conservador dirigido por el Clan Aycinena. El 21 de marzo de 1847 firmó un decreto proclamando a Guatemala como República soberana e independiente. Con esto la separó definitivamente de la patria federada centroamericana. Por esta razón se hizo llamar Fundador de la Nueva República.
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Pero a pesar de los esfuerzos de Carrera, para agosto de 1848 la situación de Guatemala era caótica. Serapio Cruz asaltaba Quiché promoviendo revueltas en contra del gobierno. También había revueltas en el oriente del país, los liberales y conservadores se mantenían en constante pugna. El presidente Carrera se dio cuenta que su prestigio se esfumaba y que era conveniente renunciar. Se escogió al señor Juan Antonio Martínez para reemplazarlo.
Carrera partió a México en 1848. En su ausencia, la Asamblea Legislativa, ahora en poder de los liberales, dictó una disposición por la que se le declaraba fuera de la ley que debía aplicársele la pena de muerte si osaba regresar al país.
Fue el mayor representante del siglo XIX de la tendencia conservadora en Centroamérica y de la alianza del Estado con la Iglesia, siendo muestra de ello haber tomado la Salve Regina como Himno Nacional y la proclamación del 8 de diciembre como feriado en todo el país por ser la «Patrona Principal de la República» la Inmaculada del Templo de San Francisco de la Ciudad de Guatemala, iglesia que se estrenó durante su mandato.
Fue el máximo dirigente que luchó contra el Presidente Liberal de la Federación Centroamericana, Francisco Morazán y se le considera el principal causante de la disolución de dicha Federación al impedir que los liberales despojaran a los conservadores de los privilegios que hasta entonces disfrutaban, aunque logró equilibrarlo con concesiones a los indígenas guatemaltecos —con quienes fue sumamente benévolo y respetuoso— y con el apoyo de Inglaterra, lo que llevó a la población guatemalteca a disfrutar de cierta prosperidad durante su gobierno.2
Desde su ascenso al poder, permaneció gobernando directa o indirectamente, mediante presidentes propicios para esto, con apoyo de religiosos y conservadores. Se constituyó como presidente vitalicio y, a pesar de la oposición liberal, se mantuvo en el cargo hasta su muerte.
Varios sucesos internacionales condicionaron el gobierno del general Carrera. La Guerra de Secesión de los Estados Unidos y la expansión de Inglaterra particularmente en Belice, Roatán, en Honduras y el Reino de Mosquitia en Nicaragua. Asimismo, la ocupación militar de México por los Estados Unidos que dio como resultado la incorporación a Estados Unidos de cerca de 900,000 km² mexicanos y la Guerra de Castas en Yucatán, que se inició en 1847, que enfrentó a las etnias mayas de la localidad contra los criollos y mestizos y se prolongó hasta 1901.
Posteriormente, ya cuando Estados Unidos eran dueños de California, la «fiebre de oro» en ese estado norteamericano y la declaración de Nicaragua como un Estado más de los Estados Unidos —esclavista y hablando inglés—, gobernado por William Walker, y que desencadenó la Guerra contra los Filibusteros.
Localmente, el principal obstáculo que enfrentó el general Carrera fue el deseo del general Francisco Morazán de someter a los conservadores de Guatemala e imponer una Unión Centroamericana dirigida por liberales.