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La escuela, de Eduardo Soler Fierres
from LENGUA Y LITERATURA
by Yalen Garcia
Cuando cuentes cuentos, cuenta cuantos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuantos cuentos cuentas nunca sabrás cuantos cuentos cuentas. 5.LA PÍCARA PÁJARA PICA
La pícara pájara pica, en la típica jícara. En la típica jícara pica, la pájara pícara. 6. EL LUNES LE DIJO AL MARTES
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El Lunes le dijo al Martes, que fuera a casa del Miércoles, para que le pregunte al Jueves, si era verdad que Viernes, le dijo al Sábado, que el Domingo era fiesta. 7. PICA PIEDRA COMO PEDRO PICA PIEDRA
Nadie pica piedra como Pedro Pica Piedra. Porque si alguien pica piedra como Pedro pica Piedra, es porque Pedro Pica Piedra, le enseñó a picar piedra. 8. EL GATO ARAÑA
El gato araña a la araña y la araña araña al gato pobre gato lo araña la araña pobre araña que lo araña el gato. 9. EL SEÑOR PIPE BUSCA UNA PIPA
El señor Pipe busca una pipa, pero Pipe no se pispa de que esa pipa es de papá, la pipa que pispa el señor Pipe deja sin pipa a Pipe papá, ahora Pipe usa la pipa con la que pipeaba Pipe papá. 10. EL QUE NO SABBE
El que no sabe, y no sabe que no sabe es tonto, huye de él. El que no sabe y sabe que no sabe es humilde, instrúyele. El que sabe y no sabe que sabe está dormido, despiértale. El que sabe y sabe que sabe es un maestro, síguele.
El pato tiene dos patas. Dos patas tiene la pata. Un pico tiene el patito, y se pica las dos patas. ¡Qué metedura de pata! 12. LADO, LEDO, LIDO, LODO, LUDO
Lado, ledo, lido, lodo, ludo, decirlo al revés lo dudo. Ludo, lodo, lido, ledo, lado, ¡Qué trabajo me ha costado! 13 MARIANA MAGA
Mariana Magaña desenmarañará mañana la maraña que enmaraña Mariana Magaña. 14. CUBRE LA CEBRA
Cubre la cebra su cuerpo, saca su lengua la cobra, come la hierba la cabra; aunque la cabra cubre a la cobra y la cebra cubre a la cabra, cobra, cabra y cebra comen en la sombra. 15. HAY UNA PLAZA
Hay una plaza, en la plaza hay una esquina, en la esquina hay una casa, en la casa hay una pieza, en la pieza hay una cama, en la cama hay una estera, en la estera hay una vara, en la vara hay una lora, en la lora hay una vara,la vara en la estera, la estera en la cama, en la cama hay una pieza, en la pieza hay una casa, en la casa hay una esquina, y en la esquina hay una cama 15 ADIVINANZAS
1. Tengo agujas pero no sé coser, tengo números pero no sé leer, las horas te doy, ¿Sabes quién soy?
Respuesta:El reloj 2. Blanca por dentro, verde por fuera. Si no sabes, espera. ¿Qué es?
Respuesta: La pera 3. ¿Qué cosa es? ¿Qué cosa es? Que corre mucho y no tiene pies.
Respuesta: El viento. 4. Todos me quieren para descansar. ¡Si ya te lo he dicho! No lo pienses más.
Respuesta: La silla. 5. Todos pasan por mí, pero yo nunca paso por nadie. Todos preguntan por mí, pero yo nunca pregunto por nadie. ¿Qué es?
Respuesta: La calle. 6. Soy ave y soy llana, pero no tengo pico ni alas. ¿Sabes quién soy?
Respuesta: La avellana. 7. Me llegan las cartas y no sé leer y, aunque me las trago, no mancho el papel. ¿Qué es?
Respuesta: El buzón. 8. En tus manos limpio, en tus ventanas sucio. Si sucio, me ponen limpio, y si limpio, me ponen sucio. ¿Qué es?
Respuesta: El pañuelo. 9. Sal al campo por las noches si me quieres conocer, soy señor de grandes ojos, cara seria y gran saber. ¿Quién soy?
Respuesta: El búho. 10. Es pequeña como una pera, pero alumbra la casa entera. ¿Qué es?
Respuesta: La bombilla. 11. Antes huevecito, después capullito y más tarde volaré como un pajarito. ¿Sabes quién soy?
Respuesta: La mariposa. 12. Soy bonito por delante y algo feo por detrás, me transformo a cada instante ya que imito a los demás. ¿Sabes quién soy?
Respuesta: El espejo. 13. Cabeza de hierro, cuerpo de madera, si te piso un dedo, ¡menudo grito pegas! ¿Qué es?
Respuesta: El martillo 14. Todos me quieren para descansar. ¡Si ya te lo he dicho! No lo pienses más. Respuesta: La silla.
15. Vuelo de noche, duermo de día y nunca verás plumas en el ala mía. Respuesta: el murciélago
15 RETAHILAS
1. Chincha, rabiña
Chincha, rabiña,
tengo una piña
con muchos piñones
y tú no los comes.
2 Éste…
Éste fue a por leña,
éste le ayudó,
éste encontró un huevo,
éste lo frió,
y este gordito,
se lo comió.
3. Pito, pito
Pito pito, colorito,
¿Dónde vas tu tan bonito?
A la era verdadera,
pin, pan, fuera.
4. Santa Rita, Rita
Santa Rita, Rita
Lo que se da no se quita,
Con papel y agua bendita
En el cielo ya está escrita.
5. En la casa de Renato
En la casa de Renato
todos cuentan hasta cuatro:
uno, dos, tres y cuatro.
Todos cuentan hasta cinco
en la casa de Francisco:
uno, dos, tres, cuatro y cinco.
6. 7A la rueda, rueda
A la rueda, rueda de pan y canela.
Dame un sapito y vete a la escuela.
Si no quieres ir, échate a dormir.
7. El elefante
Paso pausado
siempre pesado
ahí viene el elefante.
Pesa la trompa
pesa la panza
y la colita no pesa nada.
Abran el paso
si no, no pasa.
8. La luz
En la sombra oscura
se hizo la luz
abrió sus ojitos
el Niño Jesús.
Cunita de paja
trapitos de lino,
es pobre el pesebre
en donde ha nacido.
9. ¿qué pasa?
—¿Qué pasa?
el tren por la vía
y el brazo por la manga.
—¿Qué pasa?
—Un burro por tu casa.
—¿Qué pasa?
—La bandera por tu casa.
—Por la mía ya pasó.
—Y en la mía se quedó.
10. Pon, pon
Pon pon.
¿Quién es?
El cartero.
¿Qué desea?
Una carta.
¿Para quién?
Para usted.
11. El que come y no convida
El que come y no convida
tiene un sapo en la barriga.
Yo comí y le convidé
y el sapito lo tiene usted.
12. Una leona en pijama
En el zoológico vimos
volando de rama en rama,
cantando "la cucaracha"
13. Cinco pollitos
Cinco pollitos
tiene mi tía,
uno le salta,
otro le pía
y otro le canta
la sinfonía
14. Tenía una paloma
Tenía una paloma,
punto y coma,
pero ya se ha ido,
punto y seguido.
Se fue a Marte,
punto y aparte.
Era un animal
muy sensacional.
Punto y final.
15.En el Arca de Noé
En el Arca de Noé
caben todos, caben todos.
En el Arca de Noé
caben todos, menos usted.
El lobo con piel de oveja
El lobo con el pie de oveja es una Fábula corta de Esopo que tiene como moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño. Enseña a los niños que todo lo que hagamos debe ser bueno porque lo que damos es lo que recibimos
La cigarra y la hormiga
El Cigarra y la hormiga es una fábula clásica de La Fontaine, que habla del Valor del esfuerzo y el trabajo. Un cuento para enseñar a los niños que no todo se consigue estando de brazos cruzados. Que hay que luchar para conseguir sus propósitos.
Cuentos
La ratita Blanca
El hada soberana de las cumbres invitó un día a todas las hadas de las nieves a una fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus carrozas de escarcha. Sin embargo, una de ellas, Alba, al oír llorar a unos niños que vivían en una solitaria cabaña, se detuvo en el camino. El hada entró en la pobre casa y encendió la chimenea. Los niños, calentándose junto a las llamas, le contaron que sus padres hablan ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto, se morían de frío y miedo.
– “Me quedaré con vosotros hasta que vuestros padres regresen”, prometió.
Y así lo hizo, pero a la hora de marcharse, nerviosa por el castigo que podía imponerle su soberana por la tardanza, olvidó la varita mágica en el interior de la cabaña.
El hada de las cumbres miró con enojo a Alba.
– “¿No solo te presentas tarde, sino que además lo haces sin tu varita? ¡Mereces un buen castigo!”.
Las demás hadas defendieron a su compañera en desgracia.
Así que si veis por casualidad a una ratita muy linda y de blancura deslumbrante, sabed que es Alba, nuestra hadita, que todavía no ha cumplido su castigo.
HANSEL Y GRETEL
En una cabaña cerca del bosque vivía un leñador con sus dos hijos, que se llamaban Hansel y Gretel. El hombre se había casado por segunda vez con una mujer que no quería a los niños. Siempre se quejaba de que comían demasiado y qué por su culpa, el dinero no les llegaba para nada.
– Ya no nos quedan monedas para comprar ni leche ni carne – dijo un día la madrastra – A este paso, moriremos todos de hambre.
– Mujer… Los niños están creciendo y lo poco que tenemos es para comprar comida para ellos – contestó compungido el padre.
– ¡No! ¡Hay otra solución! Tus hijos son lo bastante espabilados como para buscarse la vida ellos solos, así que mañana iremos al bosque y les abandonaremos allí. Seguro que con su ingenio conseguirán sobrevivir sin problemas y encontrarán un nuevo lugar para vivir – ordenó la madrastra envuelta en ira.
– ¿Cómo voy a abandonar a mis hijos a su suerte? ¡Son sólo unos niños!
– ¡No hay más que hablar! – siguió gritando – Nosotros viviremos más desahogados y ellos, que son jóvenes, encontrarán la manera de salir adelante por sí mismos.
El buen hombre, a pesar de la angustia que sentía en el pecho, aceptó pensando que quizá su mujer tuviera razón y que dejarles libres sería lo mejor.
Mientras el matrimonio hablaba sobre este tema, Hansel estaba en la habitación contigua escuchándolo todo. Horrorizado, se lo contó al oído a su hermana Gretel. La pobre niña comenzó a llorar amargamente.
– ¿Qué haremos, hermano, tú y yo solitos en el bosque? Moriremos de hambre y frío.
– No te preocupes, Gretel, confía en mí ¡Ya se me ocurrirá algo! – dijo Hansel con ternura, dándole un beso en la mejilla.
Al día siguiente, antes del amanecer, la madrastra les despertó dando voces.
Asustados y sin decir nada, los niños se vistieron y se dispusieron a acompañar a sus padres al bosque para recoger leña. La madrastra les esperaba en la puerta con un panecillo para cada uno.
– Aquí tenéis un mendrugo de pan. No os lo comáis ahora, reservadlo para la hora del almuerzo, que queda mucho día por delante.
Los cuatro iniciaron un largo recorrido por el sendero que se adentraba en el bosque. Era un día de otoño desapacible y frío. Miles de hojas secas de color tostado crujían bajo sus pies.
A Hansel le atemorizaba que su madrastra cumpliera sus amenazas. Por si eso sucedía, fue dejando miguitas de pan a su paso para señalar el camino de vuelta a casa.
Al llegar a su destino, ayudaron en la dura tarea de recoger troncos y ramas. Tanto trabajaron que el sueño les venció y se quedaron dormidos al calor de una fogata. Cuando se despertaron, sus padres ya no estaban.
– ¡Hansel, Hansel! – sollozó Gretel – ¡Se han ido y nos han dejado solos! ¿Cómo vamos a salir de aquí? El bosque está oscuro y es muy peligroso.
– Tranquila hermanita, he dejado un rastro de migas de pan para poder regresar – dijo Hansel confiado.
Pero por más que buscó las miguitas de pan, no encontró ni una ¡Los pájaros se las habían comido!
Desesperados, comenzaron a vagar entre los árboles durante horas. Tiritaban de frío y tenían tanta hambre que casi no les quedaban fuerzas para seguir avanzando. Cuando ya lo daban todo por perdido, en un claro del bosque vieron una hermosa casita de chocolate. El tejado estaba decorado con caramelos de colores y las puertas y ventanas eran de bizcocho. Tenía un jardín pequeño cubierto de flores de azúcar y de la fuente brotaba sirope de fresa.
Maravillados, los chiquillos se acercaron y comenzaron a comer todo lo que se les puso por delante ¡Qué rico estaba todo!
Al rato, salió de la casa una mujer vieja y arrugada que les recibió con amabilidad.
– ¡Veo que os habéis perdido y estáis muertos de hambre, pequeños! ¡Pasad, no os quedéis ahí! En mi casa encontraréis cobijo y todos los dulces que queráis.
Los niños, felices y confiados, entraron en la casa sin sospechar que se trataba de una malvada bruja que había construido una casa de chocolate y caramelos para atraer a los niños y después comérselos. Una vez dentro, cerró la puerta con llave, cogió a Hansel y lo encerró en una celda de la que era imposible salir. Gretel, asustadísima, comenzó a llorar.
– ¡Tú, niñata, deja de lloriquear! A partir de ahora serás mi criada y te encargarás de cocinar para tu hermano. Quiero que engorde mucho y dentro de unas semanas me lo comeré. Como no obedezcas, tú correrás la misma suerte.
La pobre niña tuvo que hacer lo que la bruja cruel le obligaba. Cada día, con el corazón en un puño, le llevaba ricos manjares a su hermano Hansel. La bruja, por las noches, se acercaba a la celda a ver al niño para comprobar si había ganado peso.
El avispado Hansel sacaba un hueso de pollo en vez de su brazo a través de los barrotes. La bruja, que era corta de vista y con la oscuridad no distinguía nada, tocaba el hueso y se quejaba de que seguía siendo un niño flaco y sin carnes. Durante semanas consiguió engañarla, pero un día la vieja se hartó.
– ¡Tu hermano no engorda y ya me he cansado de esperar! – le dijo a Gretel – Prepara el horno, que hoy me lo voy a comer.
La niña, muerta de miedo, le dijo que no sabía cómo se encendían las brasas. La bruja se acercó al horno con una enorme antorcha.
– ¡Serás inútil! – se quejó la malvada mujer mientras se agachaba frente al horno – ¡Tendré que hacerlo yo!
La vieja metió la antorcha dentro del horno y cuando comenzó a crepitar el fuego, Gretel se armó de valor y de una patada la empujó dentro y cerró la puerta. Los gritos de espanto no conmovieron a la chiquilla; cogió las llaves de la celda y liberó a su hermano.
Fuera de peligro, los dos recorrieron la casa y encontraron un cajón donde había valiosas joyas y piedras preciosas. Se llenaron los bolsillos y huyeron de allí. Se adentraron en el bosque de nuevo y la suerte quiso que encontraran fácilmente el camino que llevaba a su casa, guiándose por el brillante sol que lucía esa mañana.
A lo lejos distinguieron a su padre sentado en el jardín, con la mirada perdida por la tristeza de no tener a sus hijos. Cuando les vio aparecer, fue corriendo a abrazarles. Les contó que cada día sin ellos se había sido un infierno y que su madrastra ya no vivía allí. Estaba muy arrepentido. Hansel y Gretel supieron perdonarle y le dieron las valiosas joyas que habían encontrado en la casita de chocolate.
¡Jamás volvieron a ser pobres y los tres vivieron muy felices y unidos para siempre!
Título: UNA ZORRA MUY TAMPROSA
Autora: Clara Pérez
3 Personajes:
1. Zorra: Se cree más astuta que todos y se pasa la vida engañando a la gente. 2. El oso Juan: Es el tendero, un hombre muy inteligente que se fija en los detalles y da una lección a la zorra. 3. La osa Emma: Esposa del tendero.
Ambientación: Una tienda de pueblo.
Introducción: Juan se encuentra acomodando los productos de su tienda cuando entra la zorra muy parlanchina.
Zorra: ¡Hola, hola! ¿Cómo está señor Juan? ¿Cómo lo trata la vida? Tiempo sin pasar por su tienda.
Juan: (algo sorprendido) Muy bien Sra. Zorra y usted ¿Cómo le va?
Zorra: perfecto, pero cuántos productos tiene en esta tienda, se ve que se preocupa por dar lo mejor a sus clientes. Esta es mi tienda favorita. Me puede mostrar por favor esa lata de guisantes.
Juan da la espalda a la zorra para buscar la lata de guisantes que tiene más cerca, la zorra aprovecha para estirar su pata y tratar de arrimar una fruta que está en el mostrador. Pero Juan voltea y la zorra tiene que retirar la pata disimuladamente.
Juan: (Estirando la lata hasta la zorra) Tome.
Zorra: (negando con la cabeza y señalando una lata que está más lejos) No, no hablaba de este señor Juan, sino de aquella de arriba, son los mejores guisantes.
Juan: (Con gesto de fastidio) Espere, ya se la bajo.
Juan se sube a un taburete pequeño para poder alcanzar la lata y la zorra aprovecha el momento para tomar la fruta y esconderla.
Juan: (bajando del taburete y acercando la lata) Es esta ¿la va a llevar?
Zorra: (fingiendo estar apenada) ¡oh no! Sr. Juan acabo de recordar que debo comprar otras cosas y no me alcanza el dinero. Vendré mañana a buscarla, Gracias, es usted muy amable.
La zorra sale de la tienda y Juan comienza a limpiar el mostrador dándose cuenta que falta una fruta y hace una negación con la cabeza. En ese momento entra Emma.
Emma: ¿Qué te pasa Juan?
Juan: (Muy molesto) Esa zorra tramposa, me pidió que le mostrara los guisantes que estaban más lejos para llevarse una fruta sin pagar. Pero ella ya verá, me las va a pagar.
Emma: (Tratando de calmarlo) Es solo una fruta, no vas a hacerte de un enemigo por una fruta. A lo mejor tenía hambre y no tenía con que pagar.
Juan: (Sin dejar de estar molesto) Si tenía hambre y no podía pagar, me pide lo que quiere y yo le diré si puedo regalárselo, pero robarme ¡no!
Emma: Mejor cierra la tienda y vamos para que te tomes un té, estás muy enojado Juan.
Salen de la tienda ambos.
Ambientación: La misma tienda.
Introducción: Juan está arreglando algunos recipientes sobre el mostrador y ve venir de lejos a la zorra.
Juan: (Riendo irónico) Allá vienes zorra tramposa, hoy me la vas a pagar, como que soy el oso Juan.
Zorra: (Entrando de nuevo muy parlanchina) Buenos días por la mañana ¿Cómo me le va Sr. Juan? ¿Mucho trabajo?
Juan: (tratando de fingir normalidad, pero con ganas de ahorcar a la zorra) ¿Cómo esta Zorra? Buenos días ¿en qué le puedo servir?
Zorra: Ay estimado amigo ¿Recuerda que ayer no pude llevarme los guisantes? Hoy vine por ellos, pero quiero los de la lata que me mostró, son los que me gustan.
Juan: (Con una sonrisa de malicia en su cara) Con gusto, me subiré a buscar esa lata. TÍTULO EL SOL Y LA LUNA
Autor: Clara Pérez
6 Personajes:
1. Sol: muy seguro de sí mismo, capaz de lograr todo lo que se propone. 2. Luna: Muy insegura de si, se deja convencer por el sol para ayudarlo en su propósito. 3. Habitante 1: Sufre las consecuencias del acuerdo entre el sol y la luna. 4. Habitante 2: Decide hablar con el sol y revertir el daño. 5. Habitante 3: Miedoso y pesimista, no tiene confianza en el grupo. 6. Habitante 4: Acompaña al grupo a convencer al sol. Acto 1
Ambientación: El cielo en pleno atardecer.
Introducción: El sol y la luna se encuentran en pleno atardecer, ese momento en que el sol debe esconderse para que la luna comience a salir.
Sol: Hola luna, que flojera da esto, todas las tardes hacer lo mismo. Yo me oculto y tú sales.
Luna: Así debe ser sol, la gente espera que se haga de noche para descansar.