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Aldana Roda
La gerente comercial de Acquavit se ha inspirado en el ejemplo de su padre para emprender una competitiva fábrica de porcelana sanitaria
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Emprender en un país como Bolivia no es fácil, pero la persistencia, la paciencia y el positivismo son las tres cualidades más importantes según Aldana Roda, gerente comercial de Acquavit, de la mano de una pasión inmensurable que tanto caracteriza a los emprendedores. Ella y su hermano Walter Roda, gerente general de Acquavit, han impulsado el crecimiento de su negocio.

¿Cómo nace el sueño de Acquavit?
Acquavit nace a raíz de un sueño que tenía mi papá—quien lleva más de 30 años en la industria cerámica— acerca de una fábrica de porcelana sanitaria que pueda competir con productos a nivel internacional, tanto en calidad como diseño. Él pensó en nosotros, sus tres hijos, que estábamos por culminar nuestras carreras universitarias y compartíamos su pasión por el rubro, ya que a lo largo de nuestras vidas tuvimos el privilegio de estar a su lado, crecer en su trabajo y adquirir ese amor por la labor industrial.
Acquavit surge con la idea de surtir al mercado boliviano y exportar a otros países desde una fábrica orgullosamente nacional. Para esto contamos con maquinaria italiana de primera línea, diseños de vanguardia y altos estándares de gestión y producción. Invitamos a los constructores, arquitectos, diseñadores, ingenieros y decoradores a conocer el producto y comprobar su calidad y variados diseños.

¿Cómo ha sido acompañar a tu papá al trabajo?
Ha sido fascinante, desde pequeños él nos decía que teníamos que levantarnos temprano; para él 9 de la mañana ya era tarde, es un hombre que se levanta 5 de la mañana y a las 7 ya está de ida al trabajo. Crecimos con este ejemplo y con este mentor, de quien logramos aprender muchísimo y apasionarnos por la materia.
Al venir de una familia de emprendedores, ¿cuál ha sido la mejor enseñanza para empezar un negocio?
La mejor enseñanza que nuestra familia nos ha dado es la inquebrantable fe en Dios, ya que sin él nada es posible, que nos genera satisfacción de dar empleos dignos y saber que eso se transmite en progreso y seguridad, no solo para el mismo trabajador sino para toda una familia. Acquavit genera 50 empleos directos y 350 empleos indirectos. Creemos firmemente en que las responsabilidades adquiridas son instrumentos para ayudar a nuestro prójimo y así contribuir al mejoramiento de nuestro país.

¿Cómo ves el mercado boliviano? ¿Crees que la gente es reacia a comprar lo nacional?
Lastimosamente nos hemos encontrado con la idiosincrasia de que al ser producto nacional debe tener mala calidad y han denigrado el precio. Eso es algo con lo que luchamos todos los días para ponerlo al nivel del producto importado. Es una lucha constante, pero al final vale la pena cuando finalmente se es reconocido, lo que nos llena de orgullo y nos ayuda a seguir adelante.
Otro tema preocupante que abarca a toda la industria nacional es el contrabando, con el cual hay que luchar día a día y en todo sector. Esta competencia desleal disminuye el incentivo del boliviano a invertir y merma de recursos nuestro país por la evasión de los impuestos.

¿Qué se necesita para emprender?
Es necesario tener pasión, conocer el negocio a fondo y después hacer números para saber si es factible, una vez hecho esto, es cuestión de no rendirse sino pujar hasta que despegue el emprendimiento.

Nuestra madre nos introdujo al mundo del arte, ella es una apasionada por la arquitectura, decoración, diseño y arte en general. Durante muchos años trabajó junto a mi padre en el rubro de la cerámica, hacían un gran equipo. Adquirimos de ella la fuerza para siempre seguir adelante a pesar de los obstáculos de la vida y eso lo aplicamos constantemente en todo lo que hacemos.