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D.O. UTIELREQUENA: ALMA DE BOBAL
Explorando la Denominación de Origen
En la meseta interior de Valencia, donde la viña desafía los extremos del clima y la historia se aferra a la tierra, la Denominación de Origen Utiel-Requena ha sabido escribir su relato con tinta de Bobal. No es una DO de grandes titulares ni de fuegos de artificio: es una tierra de fondo, de cepas viejas y manos curtidas, donde el vino aún huele a campo y a verdad.
Hoy, entre antiguos lagares de piedra y nuevas apuestas enológicas, Utiel-Requena se reivindica como una de las zonas más singulares del arco mediterráneo. Su altitud, su clima extremo y su tradición cooperativa la convierten en un lugar donde la viticultura no es moda: es resistencia
Historia en piedra caliza
La relación de esta comarca con la vid se remonta al siglo VII a.C., con los íberos ya cultivando la uva en el antiguo asentamiento de Kelin. Más tarde, los romanos consolidaron el cultivo en villas agrícolas que aprovecharon la estructura natural del territorio.
Pero fue en el siglo XIX cuando Utiel-Requena se convirtió en un actor clave del comercio vinícola: la filoxera devastaba Francia y la región valenciana aprovechó su momento. La Bobal, resistente, productiva y apta para largos transportes, se impuso como reina indiscutible. La llegada del tren en 1885 fue el catalizador final: miles de litros cruzaban Europa.
La DO se reconoce oficialmente en 1932, siendo una de las más antiguas de España. Durante décadas, el modelo cooperativo dominó, con vinos a granel como producto estrella. Pero a partir de los años 90, con la recuperación del viñedo viejo y una nueva generación de enólogos, Utiel-Requena entró en otra fase: la del orgullo por lo propio.
Altitud que cambia todo
A más de 700 metros sobre el nivel del mar, el viñedo de Utiel-Requena crece sobre una meseta que combina suelos pobres principalmente calizos, arcillosos y arenosos con un clima extremo
Aquí el verano es duro, el invierno lo es aún más, y las diferencias térmicas entre el día y la noche pueden superar los 20°C Esa amplitud térmica es clave para que la uva conserve frescura y concentración. El régimen de lluvias es bajo, y muchas cepas — especialmente las viejas de Bobal en vaso se cultivan en secano.
El resultado: racimos pequeños, piel gruesa, maduración lenta y una expresión que habla con sinceridad del suelo y del clima El paisaje no es amable, pero da carácter Y en ese carácter se construye el vino.

Bobal: uva de ley
La Bobal no es una moda Es una declaración Con más del 70% del viñedo, es la variedad identitaria de la zona. Durante años se destinó a graneles, pero hoy protagoniza vinos tintos de gran personalidad, con taninos firmes, notas de fruta negra, toques balsámicos y una frescura inesperada.
No es la única: la DO permite variedades tintas como Tempranillo, Garnacha, Cabernet Sauvignon o Syrah, y blancas como Macabeo, Tardana (autóctona y en recuperación), Chardonnay o Sauvignon Blanc.
Sin embargo, la Bobal sigue marcando el paso. Vinificada en tinto, rosado o incluso en espumoso (blanc de noirs), es capaz de mostrar distintas caras: rústica, afilada, elegante o jugosa. Todo depende del suelo, la altura y quien la trabaje.
Tradición y vanguardia
Utiel-Requena vive un renacimiento discreto pero firme. A la sombra de zonas más mediáticas, muchas bodegas han apostado por el viñedo viejo, la mínima intervención y la elaboración por parcelas.
El movimiento no es uniforme, pero sí constante: hay nuevas vinificaciones en tinaja, crianzas sin madera, proyectos biodinámicos, cultivos ecológicos y jóvenes que vuelven al campo con otra mirada. La Tardana comienza a recuperarse como variedad blanca de valor patrimonial. La Bobal, mientras tanto, se refina sin perder músculo.
A todo esto se suma un interés creciente por los espumosos. Requena forma parte del territorio Cava, y algunos elaboradores están posicionando sus vinos de altura como alternativas frescas, con personalidad propia

UTIEL-REQUENA, CARÁCTER EN CADA SORBO
No todos los vinos necesitan una etiqueta de moda para dejar huella. En Utiel-Requena, el vino no se disfraza ni busca parecerse a nadie: habla con su propio acento, el de una comarca sobria, resiliente y sincera. Bebe del pasado, crece entre piedras y se expresa sin florituras, con una identidad que no pide permiso ni necesita justificar su autenticidad
Cada botella nacida en esta meseta interior de Valencia es testimonio de esfuerzo, arraigo y dignidad vitícola. De viñas viejas que resisten el paso del tiempo. De viticultores que no han querido rendirse ni ceder al olvido. De una Bobal que, lejos de modas pasajeras, ha aprendido a mirar de frente En Utiel-Requena, el vino no se impone Se gana Y cada sorbo contiene un paisaje entero, sin atajos ni adornos. Solo verdad.