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La zona arqueológica más grande del mundo está en México

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Las zonas arqueológicas nos relatan, a través de sus construcciones, como se vivía en épocas pasadas, por este motivo y por sus magníficas edificaciones que impactan a todo aquel que las conozca, se les reconoce como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Una zona arqueológica es un lugar en el cual se ha preservado evidencia de actividades que han sucedido en el pasado, ya sean prehistóricas, históricas, contemporáneas, etcétera; sitios investigados gracias a la arqueología.

México es un país con asombrosa historia arqueológica. En cada uno de los estados de nuestra nación se pueden encontrar sitios que dan fé de su pasado y proceso de fusión, se trata de iglesias, construcciones civiles, arte sacro, esculturas, pinturas, música y costumbres que hablan de la mutua influencia española e indígena que da por resultado creaciones únicas en el mundo.

De norte a sur, de este a oeste, en el territorio mexicano se asentaron pueblos milenarios cuyas creencias religiosas tenían profunda relación con el cosmos y la vida terrenal, relación que construyó sistemas completos de vida; se trata de épocas que los pueblos vivieron antes de la incursión española.

Muchas de las zonas arqueológicas, siguieron un camino distinto, evidentemente con ayuda del ser humano, algunas fueron destruidas en su totalidad para que en su lugar, se construyeran nuevos espacios, como edificios públicos o religiosos, desde la Nueva España.

Estos sitios son evidencia de las distintas épocas por las que pasó el territotorio, no sólo mexicano, sino del mundo entero, pues existen zonas arqueológicas por todo lo largo y lo ancho del globo terráqueo.

México cuenta con más de 2 mil sitios arqueológicos que preservan viejos testimonios de grandes pueblos entre los que se encuentra la zona arqueológica más grande del mundo, Sac Actún.

Sac Actún

Sac Actún, es la zona arqueológica más grande de todo el mundo y se encuentra en las aguas mexicanas de Tulum, Quintana Roo. Se trata de una cueva inundada donde se encontraron restos de humanos y animales, lo que es evidencia de que ahí hubo gran historia. En el 2018 se descubrió un pasadizo que lograba conectar dos cuevas en las profundidades de Tulum, Sac Actún y Dos Ojos.

De acuerdo con expertos en la materia, los investigadores encontraron que Sac Actún estaba unida a otra cueva subacuática, que llevaba el nombre de Dos Ojos. Por sí solas la primera tiene una extensión de 263 kilómetros, mientras que la segunda cuenta con tan sólo 84 kilómetros, que al unirse conforman la cueva subacuática más grande de la que se tenga registro.

Formando ahora una sola cueva, la más grande del planeta, este laberinto mide 347 kilómetros, para dimensionar su tamaño, es casi el equivalente a la distancia que hay entre Chetumal y Cancún por tierra, lo que la convierte en la zona arqueológica más grande descubierta hasta nuestros días.

Según las normas de la espeleología, la ciencia que estudia el origen y formación de las cuevas), cuando dos cuevas se conectan, la grande absorbe a la pequeña por lo que las dos toman el nombre de la de mayor extención; por ese motivo desaparece Dos Ojos, adoptando el nombre de la cueva con mayor tamaño: Sac Actún. Ahí, a cientos de metros bajo el agua se encontraron restos de evidencia de los primeros pobladores de América, de animales y elementos de la cultura maya.

Las labores de la investigación aún continúan, pues se cree en la posibilidad de que exista conexión con otros tres cenotes muy cercanos, pudiera tratarse de alrededor de mil 400 kilómetros de agua dulce tan sólo en la península de Yucatán. Por ahora, México puede presumir de tener esta caverna en su territorio, después de 14 años que pasó el buzo jefe Robert Schmittner recorriendo el agua en busca de esta conexión.

El gobierno mexicano asegura que se trata de un conjunto de cavidades interconectadas que de ser descubierta y comprobada la conexión con otros sistemas más, como se piensa, podría ser un monstruo que aloja en sus entrañas restos humanos y faunísticos de distintas épocas, que hablan de la historia milenaria de nuestro país.

Sol, selva, desierto, tradiciones, rocas y mucho más, cuentan viejas historias que forman parte del legado de México. Desde los áridos horizontes de las montañas del norte, donde los laberintos de Paquimé y la cerámica antigua recuerdan tiempos difíciles en un clima inhóspito, a las fértiles tierras que cobijan los templos de Palenque y los tesoros sumergidos en los cenotes yucatecos,

Este sitio te hace viajar miles de años atrás, era conocido por nuestros ancestros como el inframundo, el lugar donde habitaban las deidades, y hoy, después de cientos de años, el hombre ha llegado a ellas.

Lo que han encontrado ahí va más allá de la imaginación, los investigadores y responsables como Guillermo De Anda, especialista del INAH refieren que bajo el agua existen contextos arqueológicos de 12 mil años de antigüedad. Esqueletos de animales extintos, como el perezoso gigante, además de elefantes, caballos antiguos, osos, y tigres, también vasijas de cerámica maya y hasta objetos de la Colonia son algunos de los hallazgos bajo el agua.

Es imposible recorrer todos los rincones de Sac Actún, pues algunos tramos de este laberinto tienen hasta 120 metros de profundidad, lo que si es posible, es nadar en un pequeño tramo de lo que antes era el cenote de Dos Ojos, acompañado de expertos en la zona que relatarán todos los secretos de este mítico lugar.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene bajo su resguardo un total de 187 zonas arqueológicas abiertas al público en todo el país, los 365 días del año. Échate un clavado en el pasado, la historia y el legado cultural que estos sitios resguardan para ser conservadas y seguir sorprendiendo a las próximas generaciones.

Finalmente, nuestra sociedad no es más que el resultado del cúmulo de experiencias y viviencias que la historia nos ha dado. Somos el resultado de millones de años de cambios.

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