Historia de centro laser final

PREVENCIÓN DE CEGUERA EN AMÉRICA LATINA: CREACIÓN DE UN CENTRO OFTALMOLÓGICO CENTRO LÁSER SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA

Por el Dr. Juan F. Batlle P.

Sobre Centro Láser

Relato en este artículo la creación y establecimiento de un centro oftalmológico que reúne múltiples especialidades y que ha sido una institución dedicada, primordialmente, al cuidado de los pacientes, a la docencia, y a la investigación clínica. Este relato es apenas una muestra de lo que ha sido un gran esfuerzo para mejorar las atenciones oftalmológicas en una isla caribeña.

Clínica oftalmológica especializada, líder en el cuidado de la salud visual con la más alta tecnología para diagnósticos y cirugías.

EL CENTRO LÁSER

(809) 563-1324

El Centro Láser en Santo Domingo ha jugado un rol importantísimo como centro de excelencia y liderazgo en la lucha para erradicar la ceguera curable. Este centro oftalmológico brinda todos los servicios de salud visual, tales como: la clínica de baja visión, lentes de contacto, prótesis ocular y óptica.

Además, ofrece un abordaje integral a los problemas de la vista de los pacientes que asisten a esta institución.

info@centrolaser.net

Calle Fantino Falco #3, Naco, Santo Domingo, República Dominicana.

Av. Sabana Larga #91, Ensanche Ozama, Santo Domingo Este.

www.centrolaser.com.do

Es una institución que cuenta con la más avanzada tecnología de láseres de femtosegundo para cirugía de cataratas, de miopía y astigmatismo. Su departamento de imágenes diagnósticas parece un laboratorio de ciencia ficción, sus quirófanos han sido espacios para desarrollar avanzadas tecnologías de lentes fáquicos para curar errores refractivos moderados y severos, nueve dispositivos valvulares para el tratamiento del glaucoma, un Banco de Córneas que distribuye 400 tejidos al año, y donde se han desarrollado más de 15 diseños diferentes de lentes intraoculares para la cirugía de catarata. La historia de cómo surgió este centro de servicio y del desarrollo de este modelo de excelencia en oftalmología amerita revisión y estudio.

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LATINOÁMERICA La región latinoamericana ha demostrado un crecimiento extraordinario en sus programas de prevención de ceguera superando las expectativas de los expertos en sus pronósticos de hace 20 años. La República Dominicana es un ejemplo de este crecimiento en sus programas de cirugía de catarata pasando de una tasa de 750 procedimientos por millón de habitantes por año, a una tasa de 2200. Para lograr esto, han sido muchos los individuos, las instituciones académicas, las sociedades, las organizaciones profesionales, y las fundaciones caritativas privadas y gubernamentales de toda la región que han luchado contra adversidades sociales, económicas, climáticas, políticas, y culturales, para llevar el estandarte de la Prevención de la Ceguera, a su actual posición de relevancia.

EL SUEÑO Y LA REALIDAD DOMINICANA

El Centro Láser nace de un sueño que compartí hace años con los doctores Edward W.D. Norton, Donald Gass, John Flynn, y J. Lawton Smith en el Bascom Palmer Eye Institute donde apenas empezaba mi formación como oftalmólogo. El sueño se convirtió en un legado y en el camino he aprendido y sigo aprendiendo muchas cosas acerca de la creación y dirección de instituciones como el Centro Láser, que en gran parte son el modelo de lo que aprendí como joven oftalmólogo en el Bascom Palmer.

El Dr. Norton solía llevarme en su embarcación a Los Cayos de Biscayne Bay, y sus consejos han sido siempre un tesoro para mí, ya que fueron proféticos y acertados en lo que me tocó vivir al regresar a Santo Domingo. Los conceptos de esta creación los voy a resumir para este artículo, ya que pudiera llenar un libro con todas mis vivencias, retos, y logros. Estos son: 1. El sueño y la bendición (uno se convierte en lo que piensa).

2. El plan (si no planeas, planea fracasar).

3. La siembra: (si tienes hambre, siembra arroz, si te falta techo, siembra árboles, y si quieres que la sociedad progrese, siembra gente).

4. Los cimientos:  Salud visual para todos.  Investigación epidemiológica y clínica.  Educación de los demás.  Diseño y construcción (debes ser dueño de la tierra).

6. Financiamiento (asegura primero el dinero, pero el dinero no es todo).

7. Gerencia (contabilidad, ingresos y gastos, arroparse hasta donde alcanza la sábana).

8. Equipamiento óptimo (las cosas nuevas y buenas duran más).

9. Tecnología apropiada (todo cambia y se debe aprender a cambiar).

10. Medicina basada en la evidencia (no bastan las buenas intenciones, hay que saberlo hacer).

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11. Los más altos principios éticos y morales (con Dios se puede todo, sin Él…).

12. Trabaja, trabaja y trabaja (el trabajo no le hace daño a nadie).

33 años más tarde se me hace difícil pensar que al llegar a Santo Domingo encontré una situación muy primitiva, con una economía devastada por la revolución civil. 32 años de dictadura, pobreza extrema, una clase media prácticamente inexistente, y muy poca responsabilidad social, particularmente, en lo que concierne a los servicios oftalmológicos. Sin embargo, veo hoy día en los países como Haití, Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, situaciones muy parecidas a las que encontré hace tres décadas en mi país. Dominicana contaba con apenas 92 oftalmólogos para 7.5 millones de habitantes de los cuales apenas 12 realizaban cirugías oftalmológicas.

Los centros asistenciales para los pobres estaban concentrados en las dos principales ciudades, Santo Domingo y Santiago, y se operaban apenas unas 4500 personas de catarata todos los años. En todo el país, en el año 1985 había apenas tres microscopios quirúrgicos, no se conocía el lente intraocular, había una retinóloga, un aparato de láser de Argón, no existía la ecografía ocular, la única gota para el glaucoma era la pilocarpina y la presión se tomaba con el tonómetro de Schiotz. Las suturas eran solamente de 6-0 y 8-0 Mersilene, Nylon, Seda y de Tripa. Nadie usaba el 10-0 Nylon, ya que se operaba con lupas y para usar las 10-0 es necesario usar el microscopio. Eran frecuentes las visitas de misioneros norteamericanos y canadienses que operaban a los más pobres en el interior de la isla y los de la Sociedad Dominicana veían esto con malos ojos, ya que pensaban que se les iban a terminar las pocas cataratas que existían. Muchos de los oftalmólogos también ejercían la otorrinolaringología y solamente existía una sub-especialista en retina. Los trasplantes de córnea eran esporádicos y los tejidos eran siempre importados.

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EL RETO Y EL HOSPITAL DR. ELÍAS SANTANA Esa era mi realidad, y lo que pareciera ser una misión imposible para cualquiera se convirtió en un reto para mi joven espíritu, así que puse las manos a la obra.

Mi padre, el Dr. Oscar Batlle, ejercía desde hacía más de 37 años y tenía una visión pre clara de lo que era nuestra realidad. Nunca me faltaron pacientes para consultar y al regresar a Santo Domingo, mi padre decidió que había llegado el momento para retirarse quirúrgicamente y me refería todos sus casos.

Esto me llenaba de felicidad ya que siempre me ha gustado la cirugía ocular y a diferencia de muchos, el acto quirúrgico me da paz, me llena de gozo y satisfacción. Esto quizás porque veo los resultados de manera inmediata y siento que he sido muy afortunado en la vida al tener una profesión que me permite devolver la vista a los que no ven con mis propios conocimientos y mis propias manos. Ahora me toca transmitirle este gozo a mi propio hijo.

Juan Batlle (Padre e Hijo) realizan procedimiento SMILE para la miopía con el VisuMax de Zeiss

Desde que pisé tierra dominicana, me trasladé al remoto pueblo de Barahona, cerca de la frontera con Haití, como voluntario de una misión oftalmológica que organizaba la Sociedad Médica Cristiana. Recuerdo que llegamos un domingo 7 de julio y al otro día llegamos un grupo de seis oftalmólogos a un liceo de secundaria que se había transformado en hospital de ojos. Grande fue mi asombro al ver una fila de 1500 personas ya organizadas desde las 6:00 de la madrugada. Nos dividimos en dos grupos de tres y mientras un trío operaba en el Hospital Regional, el otro trío consultaba y al día siguiente se invertían los roles. En dos semanas operamos a casi 200 pacientes y consultamos a más de 15 mil. En ese mismo proyecto conocí al Dr. Carlos Gómez, quien se convirtió en mi primer discípulo en la residencia del recién inaugurado Hospital Dr. Elías Santana.

En los primeros años iba diariamente al Hospital Dr. Elías Santana por las mañanas y en las tardes hacía la consulta privada. Operaba todas las mañanas en el hospital y en privado lo hacía martes y miércoles. Eran tantos los pacientes que necesitaban cirugía que llegué a tener una lista de espera para cataratas de más de 800 pacientes y de trasplantes eran 600. El programa docente creció de forma exponencial y cuando en el 1984 veíamos 25 pacientes al día, hoy consultamos unos 400-600 diariamente.

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EL PROGRAMA DE RESIDENCIA Mi programa de residencia adquirió el aval universitario primero en la UNPHU y luego en INTEC y se certificaron nuestros programas de residencia de tres años de formación y los programas de subespecialidad o “fellowship” de uno o dos años adicionales. Fui creando las subespecialidades con el tiempo, empezando por estrabología, retina, oculoplastia, glaucoma, y luego cataratas. Identificaba a mis alumnos más talentosos y los encaminaba hacia una sub- especialidad, generalmente en otro país. En pocos años tenía una facultad de 32 profesores y la residencia creció de manera que hoy aceptamos y graduamos a ocho nuevos oftalmólogos por año.

Para el año 1996, el programa de residencia y los servicios de atención al pobre se desarrollaron de manera integral y hoy este modesto hospital de atención visual labora con la eficiencia de un centro oftalmológico moderno, con gerencia extraordinaria y una administración de los recursos que serían dignos de replicar en todos los países del tercer mundo. La fórmula que se desarrolló y la que todavía implementamos es una en la cual la mayoría de los jóvenes profesionales son egresados del propio centro docente. Cada miembro de mi facultad dona por lo menos un día a la semana como una ofrenda al Hospital Dr. Elías Santana y consulta ese día dentro del departamento de su especialidad. El efecto es maravilloso ya que siempre disponemos de especialistas casi todos los días.

CREACIÓN DEL CENTRO LÁSER En el año 2001, hice una recaudación para construir un Centro Privado llamado Centro Láser, en el distrito de Santo Domingo llamado Naco.

El propósito de este nuevo proyecto era múltiple. Necesitaba un lugar donde mi facultad pudiese ejercer la medicina privada con el equipamiento y ventaja 5

que ofrecía el Hospital de caridad. No quería que se confundiese el ejercicio privado de la medicina con la labor filantrópica y de beneficencia que hacemos en el Hospital Dr. Elías Santana. Así, el Centro Láser surge como la fuente de ingreso para los que le donan su tiempo generosamente a la institución caritativa. También, se necesitaba un quirófano debidamente equipado y manejado por un personal bien especializado con los equipos de cirugía de cataratas, retina y refractiva más modernos.

El crecimiento del Centro Láser como institución ha sido también exponencial. Hoy, se plantea la necesidad de crear satélites con la misma mística del Centro Láser en Naco, en otras partes de la ciudad de Santo Domingo y en el futuro, en otras regiones del país. El primer satélite está en la Zona Oriental de la ciudad en un distrito llamado el Ensanche Ozama.

VISIÓN ACTUAL Y A FUTURO La creación de estos centros oftalmológicos ha elevado el nivel académico y científico de la oftalmología dominicana. Hoy, tenemos 450 oftalmólogos y agregamos 32 nuevos profesionales todos los años. El nuevo sistema de salud, que recibe el apoyo del gobierno central, ha revolucionado la manera en que se administra la salud en Dominicana. Todos los ciudadanos tienen derecho a un plan de seguro de salud. Todo ciudadano que trabaja recibe cobertura como empleado, y esto ha aumentado la demanda de servicios oftalmológicos en todos los centros y clínicas del país.

El futuro para el Centro Láser es brillante. Siguen las investigaciones clínicas para lentes intraoculares, las válvulas, los láseres, y los equipos diagnósticos más modernos del mundo. Esto ha sido una revolución tecnológica en la oftalmología y me siento orgulloso de lo que se ha logrado gracias al espíritu de sacrificio y dedicación que es la esencia de lo que hoy es el Centro Láser de Santo Domingo.

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Dr. Juan Francisco Batlle El Dr. Juan Francisco Batlle asistió a la escuela de medicina en la Universidad de Duke en Carolina del Norte, Estados Unidos de Norte América. Se graduó con honores Summa Cum Laude.

Fue aceptado por el Dr. Edward W.D. Norton en la residencia de oftalmología en el Bascom Palmer Eye Institute de la Universidad de Miami, Florida. Durante sus años de formación se destacó como un dedicado investigador de oftalmología, y en el año 1984 se convirtió en el Jefe de Residentes de dicha institución.

Dentro del Bascom Palmer, obtuvo tres sub-especialidades: retina y vítreo, oftalmología pediátrica y neuroftalmología. Regresó a Santo Domingo para fundar y desarrollar un centro de asistencia social para los pobres, el Hospital Elías Santana Center. En esta clínica, el Dr. Batlle también creó un programa de capacitación en residencia en oftalmología, que ya ha graduado a 120 residentes y más de 200 técnicos oftálmicos. También fundó el Centro Láser, donde creó una práctica de especialidades múltiples con énfasis especial en cirugía de catarata y refracción, y cirugía vitreorretiniana.

Es un reconocido oftalmólogo que pertenece a diversas sociedades y organizaciones oftálmicas, tanto nacionales como internacionales, como el Cornea Bank de la República Dominicana, el Comité Nacional para la Prevención de la Ceguera y Visión 20/20, donde se ha comprometido en proyectos de prevención para evitar la ceguera curable en América Latina.

Actualmente, es profesor de oftalmología en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, y ha sido el jefe del servicio de oftalmología durante 25 años, en el Hospital Elías Santana.

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