
1 minute read
Conocer a una verdadera monja marcó el gran cambio
¿Tu mejor experiencia en el ministerio hasta ahora?
Una de mis experiencias favoritas ha sido en la alberca de terapia acuática en el Centro de San José en Scranton, Pennsylvania. La alberca se calienta a la temperatura del cuerpo, y muchos de los residentes con problemas físicos e intelectuales tienen la oportunidad de pasar un tiempo estirándose y moviéndose en el agua. Ayudo cada semana a un residente de San José en la alberca.
¿Quién es tu santo favorito?
Mi interés en San José ha aumentado en el último año. Actualmente, es mi santo favorito.
Cuéntanos algo divertido acerca de ti.
Casi nunca dejo pasar un yogurt congelado de chocolate y crema de cacahuate.
Cuéntanos acerca de una experiencia significativa que hayas tenido en el servicio.
Ayudé a nuestras hermanas de Perú durante un mes, dando actividades deportivas para los niños. Además de las obvias alegrías de estar rodeada de niños adorables cada semana, mi experiencia resuena mucho más profundo. Las hermanas son hermosas testigos de la vida en una comunidad de ayuda, vital, y amorosa.
¿Qué te da esperanza en la vida religiosa?
La vida religiosa evoluciona permanentemente y está plena de vida. Me emociona ser parte del presente y tengo esperanzas en el futuro.
HERMANA LIZ MCGILL, I.H.M.
Traducción de Mónica Krebs
A veces un encuentro casual crea una diferencia para toda la vida. Cuando era estudiante universitaria la Hermana Liz McGill, I.H.M. escuchó a una hermana que dio una conferencia. “Realmente, no podía creer que era una monja,” dijo a The Wood Word. La idea que tenía McGill de quiénes son las monjas voló por los aires en esa conferencia, llevándola a tomar más seriamente algunos llamados internos que ya había sentido. Hoy, después de haber logrado su doctorado y desempeñarse como profesora asistente de medicina familiar, McGill se ha apartado de la enseñanza y del entrenamiento en fútbol femenino para dedicarse completamente a ser una hermana I.H.M.
Read in English on page 109.