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Homenaje a Óscar Colchado Óscar Colchado Lucio en la eternidad: voces y recuerdos

TESTIMONIOS. CUATRO ESCRITORES ANCASHINOS COMPARTEN SUS IMPRESIONES Y MOMENTOS CON EL CREADOR DE CHOLITO.

Tras su repentino fallecimiento, el gran Óscar Colchado Lucio ha dejado muchos amigos y un sinfín de lectores. Ya no está con nosotros, pero sus libros seguirán prolongando su existencia. Los escritores Roberto Rosario, Macedonio Villafán, Omar Robles y Alejandro Mautino lo recuerdan de esta manera.

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ROBERTO ROSARIO. Óscar Colchado Lucio, escritor comprometido con la realidad peruana, con todo lo que significa patria, con el hombre andino en su completa integridad, vivirá por siempre en el corazón de los niños que recorrieron el país con las aventuras de Cholito. En el alma del Perú, donde explaya la mirada desde la cordillera Negra hasta las arenas del mar donde los pescadores tienden a secar sus redes.

Hoy he revisado sus cartas, las fotografías que recuerdan nuestra prolongada amistad, rememorando su sonrisa franca, su alegría de vivir, sus “sueños imposibles” de aquel entonces, de vivir plenamente de la literatura, cuya factibilidad él nos demostró. Entre esos documentos he encontrado el recorte periodístico del año 1984, publicado en el diario El Comercio, donde se muestran los resultados del primer concurso por el Premio Nacional de Literatura Infantil, convocado por la Asociación Peruana de Escritores de Literatura Infantil (APLIJ), que entonces presidíamos. En el género cuento resultó ganador el escritor Óscar Colchado con Cholito en el mundo mágico de los Andes, libro que publicó un año después con el nombre de Cholito en los andes mágicos, obra clásica de la actual literatura infantil peruana. Conformaban el jurado del concurso en esta categoría, los escritores Washington Delgado y Fernando Lecaros. Entonces Óscar ya había publicado Tras las huellas de Lucero, en 1980. Luego aparecerían Cholito en la ciudad del Río hablador, Cholito en la maravillosa Amazonía, hasta Choli- to y el duende de la laguna, que continúan la saga de este maravilloso personaje que ya forma parte del imaginario nacional, que siguen difundiendo las hijas del escritor, en la editorial Pájaro de Fuego.

MACEDONIO VILLAFÁN. Óscar Colchado alcanzó un arte elaborado, altamente estético, con las armas de lo mágico andino o lo real maravilloso latinoamericano, a partir de los mitos y cosmovisiones de nuestro pueblo andino o de la costa peruana como base ideológica fundamental. Su obra es pródiga en cuento, novela y poesía.

Cordillera Negra, juntó tres libros: el libro del mismo nombre, Camino de Zorro y Hacia el hanaq pacha. Es mirada artística de los avatares del hombre andino desde los tiempos coloniales en espacios sociales, éticos y afectivos. Le dediqué “La trilogía andina de Óscar Colchado Lucio”, incluido como colofón en las primeras ediciones de la Editorial San Marcos.

Cholito es el personaje clásico de nuestra literatura que peregrina por el ande (Cholito en los Andes mágicos), la capital limeña (Cholito en la ciudad del Río Hablador), la selva amazónica (Cholito en la maravillosa Amazonía) y hasta en otras latitudes, como en los Alpes europeos (Cholito y el anillo del Nibelungo). Dediqué parte de mi tesis de maestría en San Marcos a la segunda, por el tema de la migración andina a Lima.

¡Viva Luis Pardo! es la voz de la memoria colectiva reconstruyendo las aventuras justicieras del bandolero, que comenté en La República. Rosa Cuchillo es la gran novela de la guerra interna enfocando las utopías y racionalidades en conflicto para dejar sentada la fortaleza de lo andino como vía futurista para el Perú.

Los espacios costeños y urbanos están primero en Del mar a la ciudad conectados a las canteras del imaginario porteño, con toques de visión realista, mágica y hasta fantástica. Arguedas había escrito El zorro de arriba y el zorro de abajo sobre Chimbo- te. Junto a esta novela del gran maestro, Colchado deja otro monumento literario sobre el mundo chimbotano: Hombres de mar, donde confluyen lucha social, poder, violencia, sentimiento amoroso, mito y magia.

Se le reconoce como uno de los más altos representantes de la narrativa andina que sigue la línea maestra de Arguedas. Su mirada neorrealista, mítica y mágica atraviesa toda su obra. En ella alienta el anhelo de justicia, de revisión crítica del pasado y presente oprobiosos para las grandes mayorías. Pero a la vez de sueños liberadores de toda forma de opresión.

Su obra ya se proyecta con ímpetu no solo en sus numerosos lectores de todas las edades, sino también a través del mundo académico tanto en el Perú como en el extranjero. Con seguridad lectores y estudiosos irán creciendo al paso de los años como ocurrió con Vallejo y Arguedas, los taytas con quienes estará dialogando ahora.

Querido Óscar, gracias por tu espíritu fraternal. Has partido para quedarte por siempre con nosotros y con nuestro pueblo. Aún resuenan en mí tus versos de Aurora Tenaz: “Un día, Irene, nuestra patria será distinta…”. Y verdad que sí, un día nuestra patria será distinta.

OMAR ROBLES. A Óscar Colchado lo conocí en el encuentro de escritores en la ciudad de Aija. Yo tenía 16 años, era un mozalbete a punto de dejar las aulas escolares. En ese encuentro nació nuestra amistad y fue ahí cuando le pedí por primera vez que me firmara un libro suyo, Arpa de Wamani. Me lo dedicó así: “Para Omar Robles, un abrazo grande deseándole mucha suerte en sus estudios y en la vida, Aija, agosto 1992”

Aquel autógrafo en Aija fue el primero de los 13 que llegarían después. El que mejor recuerdo fue cuando le mostré la primera edición de su novela La tarde de toros. Se alegró mucho y me dedicó: “Omar, este es un libro de aprendizaje, ahora que va a tus manos ojalá te guste su lectura. Un abrazo fraterno. Óscar. Lima, julio, 93”

Mi amistad con Óscar Colchado tuvo dos momentos. El primero y más importante fue entre los años 1993 y 1999, en Lima; y un segundo momento, desde mi estancia en Huaraz. Pero hubo un reecuentro cuando publicó Hombres de mar. La dedicatoria lo dice todo: “Para Omar con mucho cariño, en homenaje a nuestra amistad. Lima, julio, 2011”

La última dedicatoria que me escribió fue en la Feria Internacional del Libro, cuando presentó su novela El cerco de Lima. Es su dedicatoria más breve, pero quizá la que tiene más fuerza:

“Para Omar, mi buen amigo, un abrazo, 2019” Fueron escritas en nuestros 30 años de amistad, y cada una la guardo desde hoy en mi corazón. Gracias por todo, maestro.

ALEJANDRO MAUTINO. En los cuentos que conforman Del mar a la ciudad, el hombre es lanzado a la conquista del mundo exterior, pero esto solo será posible a través de la exploración del universo interior de los personajes; por ello, la culpa, el peregrinaje y la frustración, a través de complejos procesos sociohistóricos, develan el pasado, sus fisuras, a través de desarraigos y utopías. Los personajes de Colchado son sujetos periféricos, migrantes y caminan de la periferia de la montaña a la gran ciudad y luchan por situarse en los bordes de esta. Es decir, intentan oficializar su existencia como ser individual llevando elementos de su carácter colectivo. Sin embargo, el mar como metáfora de la modernidad costera absorbe no solo al espacio referencial (Chimbote), sino también al tiempo simbólico de la memoria cultural (los valores culturales cultivados en relación con el mundo andino ausente).

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