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CON HISTORIA Ignacio Berenguel Escobar

Porsus venas corre sangre de tendero, empresario, político, voluntario… Natural de Las Norias de Daza, donde ha tenido y “tiene todo lo que quiere y lo que necesita” ha mostrado a lo largo de su vida una clara vocación de servicio por ayudar a los demás. Durante su etapa en política vivió momentos agridulces, aunque prefiere “tener una memoria frágil de esos tiempos”, recordar todo lo bueno que vivió y que incluso le llevó durante unos meses a ser alcalde en funciones del municipio de El Ejido.

l sector comercial de alimentación en nuestra provincia ha sufrido una importante transformación desde sus inicios hasta ahora. Nuestro personaje, junto con otros emprendedores de la comarca, ha sido artífice de esos cambios y es que desde bien chico heredó de su padre la capacidad de ser un tendero honesto y humilde con espíritu de servicio a los demás.

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El 17 de febrero de 1954 vino al mundo Ignacio Berenguel junto a su hermano mellizo, Juan Gabriel, en el hospital provincial; unos años más tarde, en 1960 nacería su hermana Paquita que vino a completar la familia creada por Juan Berenguel Amat y Rosa Escobar Reyes. Cuando Ignacio y sus hermanos eran pequeños, sus padres decidieron abrir una pequeña tienda y un bar en Las Norias, donde residían, para dar servicio a todos los vecinos de Las Norias, su entorno y a las personas que iban con sus carros e isocarros a comercializar los productos de sus cosechas a las alhóndigas de El Ejido. Sin apenas recuerdo de lo que era divertirse de pequeño ya que “eran tiempos difíciles”, Ignacio rememora que su día a día era terminar las clases que recibían gracias al maestro republicano Daniel Rovira quien les preparó para aprobar el ingreso para el Bachiller. Su única afición pasaba por echar algún partido de fútbol de vez en cuando, aunque no disfrutar más de su niñez no es algo que haya echado en falta ni que le haya ocasionado un trauma. Junto con su hermano, tuvo la suerte de ser la primera promoción del instituto de Santo Domingo a finales de los 60 donde cursaron bachiller técnico elemental en el que además de estudiar el contenido técnico obligatorio del bachiller aprendieron la iniciación en temas de agronomía, agricultura y pequeños oficios que a lo largo de la vida le han sido de gran ayuda como algo de carpintería y electricidad.

Ignacio guarda grandes recuerdos de quienes fueron sus profesores en aquella etapa como Pedro Ponce, Juan Manuel Llerena o Lola Callejón. Además, allí hizo grandes amigos que conserva a día de hoy como Pepe Góngora, Pepe el Negro, Salvador Ruiz, El Mancha, Los Mellis de Dalías, Domingo Cara o Pepe Ruiz.

De su época en la mili en el año 74 no tiene un mal recuerdo, ya que no se tuvo que ir fuera de Almería y pasó el servicio en la oficina de reclutamiento de la calle Soldado Español, donde elaboraba expedientes y todo el tema administrativo. Hizo grandes amigos aunque a algunos ya los conocía, como Pepe Daza, Pepe Lucas, Salvador, Serafín Valero, Salvador Alférez o Antonio Maldonado. De forma anecdótica menciona que durante su servicio militar murió Franco y les tuvieron “3 días de retén por si había algunos disturbios”.

Familia

El 11 de febrero de 1979 se casó con Francisca María Fernández Aguilera, nativa de Pampanico, en la iglesia San Isidro Labrador de El Ejido, oficiada por el párroco D. Domingo. Paquita, como cariñosamente se refiere a su mujer, proviene de la familia apodada los Siseñores, muy conocidos en El Ejido. Cuando la conoció, no sabía que curiosamente su futura mujer era hermana de la novia de su primo Gabriel, de Frutas Escobi. Todo quedó en familia, primos y cuñados a la par. Cuando Paquita e Ignacio se casaron, tuvieron que hacer frente a dificultades propias de la época y es que no tenían agua corriente en la casa porque aún no había llegado a Las Norias. Cuando nació su hijo mayor, no tenían lavadora y los pañales tal y como los conocemos llegaron más tarde.

Junto a Paquita ha formado una bonita familia con 3 hijos (Ignacio, Francisco Javier y Álvaro), que les han hecho abuelos de Sofía, Adriana, Nazaret, Alba e Ignacio, quienes ocupan una parte de su tiempo libre desde que se ha jubilado.

Siguiendo con la tradición de sus padres, su hijo Ignacio decidió hacerse cargo de la tienda que tenían en Las Norias después de licenciarse por la universidad de Navarra en LADE (Administración y Dirección de Empresas), Francisco Javier completó su formación en la Universidad de Almería dedicándose después a lo que le gusta y le apasiona, la agricultura, y por último, su hijo Álvaro se formó en la Universidad de León donde se licenció en veterinario, profesión que ejerce actualmente en Bilbao.

Cudal Y Panecu

Entre reformas y ampliaciones de sus tiendas, nuestro personaje tuvo tiempo para impulsar, junto con otros fundadores el 1 de junio de 1983, la cooperativa Cudal (Comerciales Unidos de Detallistas de Alimentación) para solventar el problema que tenían con la distribución y mejorar las condiciones de compra para poder ser más competitivos y ofrecer mejores precios. “Empezamos unos pocos tenderos con inquietudes como Bernardo Rubio que ya falleció, El Chispa, Jorge Crespo, José Góngora, José Martín y Luis Martín, que fue el primer presidente de Cudal, entre otros, en un almacén de Juan Cantón en Pampanico. El segundo presidente fue José Góngora Lirola”, comenta Ignacio, actual presidente de Cudal desde el 2000, año en el que Cudal se convirtió en una SL, concretamente el 5 de noviembre del 2000, con la finalidad de absorber una empresa de Almería con la que consiguieron posicionar a Cudal en Almería.

Lo que empezó como la unión de un grupo de tenderos dispuestos a mejorar sus propias condiciones de venta se ha extendido hasta la actualidad, donde Cudal cuenta con más de 70 tiendas franquiciadas en toda Almería, así como parte de Granada y Murcia. Además, cuenta con almacenes de logística en La Mojonera, Almería y Antas. Casi en paralelo al nacimiento de Cudal, surgió otro problema con las panaderías y sin pensarlo demasiado, los mismos 20 socios de Cudal decidieron poner en marcha Panecu el 29 de septiembre de 1994 en el Polígono de la Redonda para “garantizarnos a todas nuestras tiendas un pan de calidad, fresco y natural al mejor precio junto con productos de pastelería”, señala nuestro personaje quien reseña que Jorge Crespo es el presidente de Panecu desde el año 2013.

Cuando Ignacio habla de sus orígenes y se dirige a su gremio, al de los tenderos, lo hace con una admiración y respeto propio de aquél que ama su profesión. Si hay algo que siempre ha tenido claro, es que al frente de un negocio hay que tener carisma y empatía natural, una sonrisa y una palabra amable, ya que cada día supone una nueva oportunidad para “ganarte y seducir a tus clientes”. Esa es una de las claves para que las tiendas de Cudal tengan éxito, a pesar de competir con la gran distribución.

Pol Tica

Entre proyecto y proyecto empresarial, y sin descuidar a su familia para la que siempre tenía “una semanica de vacaciones con mesura al año”, nuestro personaje sacaba tiempo para involucrarse en las actividades que se promovían en su núcleo hasta que en 1995, de la mano de Antonio Góngora, como presidente del PP, entró en la Junta Local de Las Norias con el Partido Popular. Fue en 1999, con el exalcalde ejidense Juan Enciso, cuando se hizo cargo de la Concejalía de Obras Públicas, donde pudo trabajar al servicio de los ejidenses que era lo que realmente le movía a estar en política. Ignacio está agradecido por esta etapa tanto “al pueblo de El Ejido como a mis compañeros”.

Nunca entendió la política como una profesión y en ningún momento se planteó en abandonar el barco cuando el Caso Poniente hizo tambalear los cimientos de la gestión que durante años habían desarrollado y que de forma ‘accidental’ le llevó a ser alcalde en funciones de El Ejido. Una responsabilidad que asumió con el máximo respeto a Juan mientras estuvo “fuera” y es que en esos meses, todos los que pisamos aquel despacho pudimos ver que Ignacio nunca ocupó la mesa y el sillón del alcalde, si no que en un es - pacio de la sala de visitas anexa a Alcaldía estableció su ‘despacho’ y desde ahí dirigió con templanza al equipo de concejales con quienes mantuvo el compromiso de seguir trabajando por los ejidenses.

Durante su etapa como concejal de Obras Públicas, El Ejido vivió el mayor revulsivo en cuanto a obras y dotación de infraestructuras. Se construyó el desdoblamiento de la carretera de Almerimar que supuso un antes y un después para el municipio, se construyeron centros de usos múltiples en todos los núcleos, el Ayuntamiento asumió los servicios de todos los espacios verdes de Almerimar y se anuló la entidad de conservación, se construyó el campo de fútbol de Santo Domingo, el Auditorio… y un sinfín más de proyectos que se mantienen y han mejorado la calidad de vida de los ejidenses. Con la tranquilidad del trabajo bien hecho en su parcela política, retornó de nuevo a su faceta empresarial.

Su Lado M S Solidario

Aunque es socialmente muy activo, no le gusta alardear de lo que hace por los demás, aquello que sale del corazón. En 2013, Ignacio junto con un grupo de voluntarios entre los que estaban un Agustino Recoleto llamado Santi de Navarra y el sacerdote que ahora está en El Ejido, Mariano Carlos Delgado, fundaron Cáritas parroquial San José de Las Norias que durante 10 años de actividad (ahora están parados porque el Ayuntamiento está adecentando las instalaciones) ha ayudado a muchísimas familias, a quienes es más difícil que lleguen los recursos municipales. Personas que encuentran en Cáritas o el Banco de Alimentos el último recurso a su desesperada situación y es que no solo han repartido alimentos, si no que han ayudado a gestionar pagos de luz, ayudas de alquiler e incluso han mediado en desahucios.

“Por mucho que demos, siempre recibimos mucho más de ellos”, asegura Ignacio, quien a lo largo de su vida se ha caracterizado por escuchar e intentar ayudar, tratar a las personas de la forma más humana posible. Pero ahí no queda la cosa, ya que con Cruz Roja también mantiene una relación tanto a nivel personal de colaboración como a nivel empresarial (sin ánimo de lucro) con los supermercados Supremo y Cudal.

Vida Social Activa

Nuestro personaje no es un jubilado al uso. Su vitalidad hace que no se haya jubilado del todo y continúe teniendo relaciones mercantiles con sus empresas, las cuales ahora dirige su hijo Ignacio, el economista, mientras que Francisco Javier, habiendo terminado sus estudios en la Universidad de Almería, escogió ser empresario agrícola, y Álvaro, licenciado en la Universidad de León, es veterinario en Bilbao. Solo con nombrarlos, nos queda claro que no hay mayor alegría y satisfacción para un padre orgulloso como Ignacio, el ver cómo cada uno de sus hijos ha labrado su propio camino en la vida.

Dejando a un lado las empresas, Ignacio ahora cuenta con un día a día más tranquilo que le permite cuidar su vida social con un par de comidas al mes con sus amigos. “Tengo dos peñas que son un lujo de gente. Cuando nos juntamos hablamos de nuestras pequeñas guerras. Son la Peña Gastronómica Lotera y la del Surtidor de Góngora, donde principalmente estamos amigos de toda la vida”.

No se considera “un tío interesante”, pero sí podemos confirmar que, cuanto menos, Ignacio Berenguel ha sido toda su vida un currante, un hombre leal y un voluntario de corazón.

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