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o Socuéllamos, atalaya de La Mancha


Socuéllamos, atalaya en La Mancha


El consistorio inaugura la ‘Torre del vino’, como espacio museo etnográfico y cultural para recrear de manera interactiva la tradición vitícola del municipio manchego


Sus 32 metros de altura permiten al visitante sumergirse en la propia idiosincrasia viticultora de Socuéllamos. Su diseño es moderno, e impacta, inevitablemente en la silueta de carácter esencialmente horizontal de la estructura urbana del municipio manchego; su ubicación, no puede ser más acertada en las cercanías de la antigua estación de ferrocarril, todo un hito del desarrollo económico e industrial a finales del

siglo XIX. Ese espacio hoy recuperado en rectilínea avenida ha servido para cristalizar uno de los proyectos más largamente ansiados desde la propia corporación municipal. Desde hacía años, su alcalde, Sebastián García había estado firmemente convencido en la necesidad de crear un museo que rindiera homenaje a los orígenes y evolución histórica de Socuéllamos; un punto de reclamo para el turismo enológico en la

zona que sirviera como referencia para reconocer y atisbar, con perspectiva, la importancia de la vid en La Mancha. En palabras del primer Edil esa retrospectiva de altas miras se ha conseguido con el Museo Torre del vino, en un espacio de gran calidad arquitectónica, por su diseño interior, que fue inaugurado por la propia Presidenta autonómica, María Dolores Cospedal, el pasado 10 de diciembre.





Desde el mirador de la torre, se puede observar el antiguo trazado del tren, que cortaba el plano de la ciudad en dos

La idea ha superado las expectativas y el resultado ha sido enriquecedor por la calidad pedagógica y docente de la atalaya. Desde la primeras estancias, se plantea la cultura del vino de manera lúdica y divertida, con juegos tan curiosos como la ‘pisada de uvas’, o interactivos paneles de información junto al incentivo sensorial que presenta la sala dedicada a las diferentes fases de la cata de vino. Salas de cata, fotografías en blanco y negro y hasta videos con refraneros populares sobre el vino completan la oferta de una visita distendida y amena que puede, fácilmente, agotar más


de horas de reloj. Unos minutos que desde luego se saborean más intensamente en el mirador de la torre. Allí, a vista de pájaro, la retina del visitante escruta en la pureza del horizonte manchego, de casi 20 kms a la redonda, la fisonomía rural del paisaje manchego a partir de un planímetro reconocimiento del término municipal de los tejados de Socúellamos.
Un proyecto que ha sido dirigido desde el propio ayuntamiento en colaboración con el Plan de Dinamización Turística “Rutas del Vino”, la Junta de Comunidades y también la Asociación para el Desarrollo y la


Promoción de La Mancha Norte de Ciudad Real (Promancha), que canaliza los fondos de la Unión Europea, valorado todo ello en unos 2,5 millones de euros.
Su diseño moderno además está perfectamente adaptado tanto a las visitas escolares (se acerca a la cultura del vino, no como un producto alcohólico, sino como un elemento cultural de la sociedad manchega) con fines didácticos, como a los propios tours turísticos de La Mancha. No en vano, el proyecto ya ha sido declarado de interés regional por el propio gobierno de Castilla La Mancha.


