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Nos gusta / No nos gusta

De algodón y verde oliva, Sombras de los dos abuelos Que nunca tuvo mi vida. Utrera de los Quintero, Mi madre, calle Finita. Niña de comba y de sueños Jugando a las cuatro esquinas. Virgen del barco velero. Colegio del Carmen… ¡Mira! Utrera: canción y espejo De una infancia que fue mía.

Y Rafael Belmonte, otro poeta grande e injustamente olvidado, que en el Programa de las Fiestas filosofaba sobre la “soleá de Utrera” y recordaba a dos de sus más preclaros hijos:

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“Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, recogen la copla, y con el fino y corto cáñamo de tres versos, hacen el prodigio de su MALVALOCA,

Merecía esta gitana Que la fundieran de nuevo Como funden las campanas”

Y seguía diciendo: Hay un dolor agudo de remordimiento en aquella otra…

No siento en el mundo más Que tenga tan mal sonío Siendo de tan buen metal…

Y Utrera, la dos veces blanca, por su cal y su algodón, se estremece jubilosa ante su Virgen Morena, con los versos quebrados de su soleá:

Mira que bonita era, Se parecía a la Virgen De Consolación de Utrera.

Año en que se celebró también el Primer Festival Quinteriano, que era el objeto de estas letras ya algo pasadas de páginas, así que de él hablaremos en el siguiente número.

Nos gusta la restauración de la balaustrada de Santiago No nos gusta el deterioro de las casas y calles de Utrera

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