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EVANGELIO, IGLESIA Y SOCIEDAD Escuchar el clamor

Escuchar el clamor del migrante

«He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando los maltratan..., conozco sus sufrimientos... He bajado para librarlo... y hacerlo subir a un país grande y fértil... Ve, pues, yo te envío... para que saques de Egipto a mi pueblo» (Ex 3,7-10). Con estas palabras Dios dijo a Moisés que le dolía la situación de los migrantes en un país que sólo los explotaba, los maltrataba y los mataba. Y para sacarlos de esa condición inhumana pidió a Moisés su colaboración y le encargó la misión de liberarlos.

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1. Llevar las voces de los pobres y excluidos a foros internacionales

Los Misioneros Combonianos, junto a otras 12 congregaciones religiosas formamos parte de VIVAT-Internacional, organización no gubernamental (Ong) con estatus consultivo en la ONU. Nuestro servicio se enfoca a los más pobres y excluidos de las sociedades donde nos encontramos para llevar sus voces a los foros de Naciones Unidas en Nueva York y Ginebra, con el fin de ejercer presión a los diferentes Estados miembros de la ONU y así avanzar hacia un mundo más justo y pacífico, donde se respeten los derechos humanos.

La presencia de VIVAT en México comenzó el 8 de diciembre de 2017, con la primera reunión en las instalaciones del noviciado comboniano de Xochimilco, Ciudad de México. Una de las acciones de sus miembros es acompañar la situación de los migrantes en la frontera sur

migratorias durante largos periodos o que son expulsados sin derecho a impugnar dicha decisión. Ellos buscan reunifcarse con sus familias y mejorar su medio económico; huyen de la violencia, de las pandillas o de las crisis políticas y gubernamentales de sus países... Al llegar a México sufren diversas violencias, en particular de parte de la delincuencia y de la policía federal.

La mayoría de migrantes que llegan al territorio desconocen la ley, que otorga la estancia o regularización en México por razones humanitarias, para auxiliar o rescatar a las personas en situaciones de emergencia o desastre en sus respectivos países (Art 63,II); desconocen que por riesgo a la salud o vida propias, por su vulnerabilidad no pueden ser devueltos a su país de origen (Art

del país y en Ciudad de México. Además de atender a los migrantes, también toma nota del comportamiento del Estado Mexicano en materia de derechos humanos de quienes llegan a territorio nacional buscando mejores condiciones de vida.

En el camino hecho hasta ahora notamos algunos aspectos vinculados a los derechos de los migrantes que el Estado debe mejorar, como la regularización o estancia por razones humanitarias y la partida federal para apoyar centros para migrantes. Situación que viene de mucho tiempo atrás, pero que se ha agravado con el aumento de la migración mundial.

2. Informar al migrante sobre sus derechos

Una inquietud que la Ong visibiliza es la situación de muchos migrantes retenidos en estaciones 63,III). No saben que esta ley autoriza la estancia en México a quien ha sido «ofendido, víctima o testigo de algún delito cometido en territorio nacional» (Art 52, V) y que esta estancia se da también a los menores no acompañados y a quienes piden asilo.

El desconocimiento de la ley y la falta de información los hace víctimas de muchos abusos y no pueden acceder a los derechos consagrados en ella. Por tal razón, una de las misiones de la VIVAT es informar a los migrantes sobre la existencia de este recurso legal, cómo utilizarlo y a qué instancias acudir. Asimismo, tomar nota de los avances y retrocesos del Estado en su aplicación e informar a los foros de Naciones Unidas sobre la situación para que emita recomendaciones y se avance en el respeto de sus derechos humanos.

Otra realidad violatoria de sus derechos humanos es la discriminación y estigmatización que sufren muchos trabajadores migrantes en el país. En este sentido, la Ong da a conocer que México fue invitado a ratificar los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 1949 (n.97), 1975 (n.143), 1981 (n.156) y 2011 (n.189), en los que se convino la igualdad de oportunidades y de trato a trabajadoras y trabajadores migrantes. El objetivo es recordar que estos convenios también forman parte de la misión de VIVAT en México, sobre todo en la actualidad, en la que el aumento de la migración puede dar pie a muchos abusos de quienes llegan a nuestro país con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida o de seguir su camino hacia los Estados Unidos.

3. Hacer visible la situación del migrante en México

Otra realidad que VIVAT visibiliza es el tráfco ilícito de migrantes y la trata de personas, con el fn de señalar responsables y ver cómo asegurar la reparación de las víctimas. Su vulnerabilidad los hace objeto de acoso, abusos laborales y sexuales que no se atreven a denunciar por su condición migratoria. El miedo a ser deportados los hace soportar los abusos en silencio. Esta es una de las razones por las que la Ong lleva este grito silencioso a la ONU para que se emitan recomendaciones y se proteja a los migrantes de dichos abusos.

El secuestro, extorsión, tortura, desapariciones y asesinatos que sufren los migrantes en su travesía por el territorio debería ser preocupación y ocupación del Estado, cierto, pero también de todo cristiano, mexicano o no, para que se convierta en voz de quien no la tiene. Al caminar de cerca con las víctimas se descubre la participación de grupos de la delincuencia organizada y, a veces, la impunidad hace ver que algunas autoridades parecen consentir estas acciones y hacen sentir al migrante desprotegido, invisibilizado, silenciado...

Los casos de trato inhumano y degradante a los migrantes son un grito que se eleva a Dios, y Él no tiene otros oídos que los nuestros, los oídos de todos los cristianos. Por eso, VIVAT también se dirige a todos ellos a través de espacios de información, de conciencia y de participación social y eclesial con el fn de que todo cristiano asuma como misión el compromiso por la justicia, la paz y la integridad de la Creación (JPIC). En esta realidad mi- gratoria mundial que está tocando a las puertas de México, el cristiano se sienta hermano de todo ser humano que deja su país para buscar trabajo y mejorar sus condiciones de vida. No olvidemos que los discípulos de Jesús, como recuerda el papa Francisco en su mensaje para el Domund de este año, no pueden «dejar de hablar de lo que han visto y oído» (Hch 4,20). Por ello, si nos decimos cristianos, no cerremos los ojos ni hagamos oídos sordos a la situación de los hijos de Dios que llegan al país. Sólo bastaría «comenzar a hablar de lo visto y oído» para visibilizar su situación y se vuelva un clamor que llegue a las instancias correspondientes para solucionar la cuestión migratoria. Esta es la misión que Dios da a todo cristiano en el contexto sociopolítico y económico que vivimos en la actualidad.