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Danza de Tijeras
El baile de la Acrobacia,

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Lupis magniendae Los danzantes de tijeras descienden de los “tusuq laykas” que eran sacerdotes, adivinos, brujos y curanderos prehispánicos, quienes durante la época colonial fueron perseguidos; es ahí donde comienzan a hacerse conocidos como “su paypa wawan” (hijo del diablo en quechua) y se refu gian en las zonas más altas. Con el paso del tiempo, los colonizadores aceptaron que volvieran, pero condicionándolos a danzar a los santos y al Dios católico. Así, se iniciaría, supuesta mente, la tradición de ejecutar la danza de las tijeras en las fiestas patronales. Durante la colonia la danza está influenciada por los movimientos de la jota, contradanza y minués españoles, además de ser influida por los trajes de luces españoles. Existen evidencias documentales de que en el año 1600 la danza de las tijeras ya era practicada extensamente. Actualmente los distintos pueblos y etnias del Perú se encuentran fuertemente cristianizados (por católicos o protestantes). Si bien es posible apreciar en la danza de las tijeras rezagos de un ritual mágico-religioso, hoy por hoy resultan muy escasas (por no decir inexistentes) las manifestaciones de la danza fuera del sincretismo con las creencias religiosas cristianas.

El escritor peruano José María Arguedas
(1911-1969) inmortalizó al danzante de tijeras en varias novelas; incluso en el cuento La agonía de Rasu Ñiti de 1962 aparece como el protagonista principal.
La danza de tijeras puede ser de distintos tipos, por ejemplo, la danza mayor o de competencia, la danza menor o «Qolla alva» que se baila por las noches; y zapateos, ejecutados en las festividades navideñas. En la danza de competencia, dos bailarines (tam- bién llamados «danzaq») danzan por turnos retándose el uno al otro a su- pe - rar el riesgo de los pasos que realizan. A esta competen- cia se conoce como «ati- panakuy», «hapinakuy», «tu- panakuy», entre otros.