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Contra el patriarcado
from UN070623
Luis Felipe Pellicer
Existen procesos histórico-estructurales en la consecución y el ejercicio del poder-dominación a partir de la discriminación por género, raza y clase. Siendo la de género las más antigua y el patriarcado la más arcaica de las formas de dominación ejercida sobre la mujer, la infancia y otros hombres, desde la masculinidad hegemónica. El patriarcado y sus expresiones de violencia constituyen unas mentalidades y comportamientos que asimilamos desde la infancia. Liberarse de esa prisión, implica un trabajo permanente colectivo e individual que libere nuestra mentalidad de la biologización del cuerpo humano, convirtiéndolo en géneros o razas, a las que se les adscriben características psicológicas, intelectuales, espirituales o culturales que hacen de las diferencias: desigualdades. No es una novedad afirmar que los hombres signados por la masculinidad hegemónica son violentos. Tenemos milenios ejerciendo el monopolio de la violencia para defender o para atacar. Los hombres son las primeras víctimas del patriarcado y del mandato de masculinidad, desde los ejércitos hasta las pandillas. Los hombres debemos ser los primeros interesados en que exista “una vida libre de violencia” y debemos ser los más activos militantes en la lucha contra la violencia hacia la mujer y contra la masculinidad hegemónica. Una lucha en la que las mujeres han tenido y tienen la vanguardia no sólo en el activismo, sino en la teorización y, por tanto, en el horizonte político de la construcción de una sociedad libre de toda forma de opresión. Hay logros, instituciones y leyes. Pero es más importante crear con- ciencia de que esa violencia contra la mujer es política, una forma de mantener el régimen global de desigualdad y opresión patriarcal.
El enemigo de los feminismos no son los hombres, son todas las personas que sostienen el sistema patriarcal- colonial-moderno-capitalista. El “feminismo blanco” es un botón de la muestra.
Tampoco es prudente, creo, solidaridades de género o raciales automáticas. Hay mujeres que se masculinizan para alcanzar el poder y muchos afros se blanquean: Condoleezza Rice, Margaret Thatcher y Barack Obama otros botones.
María Corina Machado le dijo ladrón al presidente Chávez y, de alguna manera, él le dijo mosca. Pero esa no fue una discusión entre un hombre y una mujer, sino entre dos posiciones políticas contrarias y entre dos clases sociales desiguales.