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CRADLE TO CRADLE : EL DISEÑO PROTECTOR DEL MEDIOAMBIENTE
from Capitel. Pasión
por Mauricio Peralta
Investigadores, activistas y personas de a pie alrededor del mundo buscamos la manera de reemplazar el plástico para cuidar al planeta. Esta iniciativa en un supermercado tailandés es una buena idea para reproducir en nuestro país.
¿Qué?
Las hormigas sirven de ejemplo de población cuya densidad y productividad no representan un problema para el resto del mundo, porque todo lo que hacen y usan regresa a sus ciclos naturales. Esto lo argumentan el científico Michael Braungart y el arquitecto William McDonough, quienes acuñaron el término cradle to cradle, concepto de diseño inspirado en los sistemas que soportan la vida.
La producción industrial opera de manera lineal, con un enfoque centrado en llevar productos a los consumidores de forma rápida y económica. Este proceso utiliza una gran cantidad de recursos, trabajo y capital. No obstante, casi toda la producción humana se diseña a partir de la obsolescencia programada; los productos tienden a ser usados por un tiempo muy corto comparado con su vida en los basureros, rellenos sanitarios u océanos.
Los plásticos sintéticos no fueron diseñados generalmente para ser reciclados de forma segura, por esto, científicos y diseñadores están concentrados en investigar maneras para reemplazarlos con el uso de materiales biodegradables o bioplásticos.1
En

¿Dónde?
Mientras tanto en Chiang Mai, Tailandia, una filial del supermercado Rimping utiliza la hoja de plátano y el bambú flexible como sustituto simple y elegante del plástico de embalaje de sus productos. Esto podría reducir un tercio del impacto ambiental en nuestros productos desechables y plásticos de una sola utilización, casi 33.3 millones de toneladas de las 100 que terminan en el mar cada año.
Este tipo de empaque se usa tradicionalmente en los países tropicales con una alta producción de plátano, ya que ofrece una gran cantidad de beneficios en comparación con el plástico. Para empezar, los consumidores pueden usar las hojas biodegradables como composta rica en nutrientes. Dado que las hojas abundan en los trópicos, están disponibles de forma gratuita, o al menos mucho más baratas que el plástico. Además, son naturalmente resistentes a la humedad y no tienen aditivos tóxicos.
¿Cómo?
Sabemos que el problema de la gestión de desechos sólidos es uno de los grandes desafíos de nuestra época. Tan sólo en la Ciudad de México cada día se generan 12.816 toneladas de residuos sólidos, de las que 123 son de plásticos, según cifras oficiales.
En México la producción de plátano ha crecido de manera importante, 7% entre 2015 y 2016 (SAGARPA) y 13% entre 2013 y 2017 (SIAP). Si los supermercados del país utilizaran la idea del embalaje en hoja de plátano, el beneficio económico sería aún más importante y la reducción en la utilización del plástico crearía un impacto positivo que podría acercarse a un sistema o ciclo natural cada vez más sustentable. Imaginemos tan sólo que en la Ciudad de México podríamos prescindir de 41 toneladas diarias en desechos de este material, lo que equivaldría a evitar 94 toneladas de CO2 en el ambiente, 25 toneladas de petróleo bruto, 8.2 toneladas de gas natural y 450 MWh de energía economizados.
por la UNAM. Especialista en bioconcepci ón, energ í a, materiales y sustentabilidad urbano-arquitectónica por la École d’architecture de la ville et des territoires à Marne-la-Vallée. Es un activista apasionado del veloc ípedo.