Memoria de clase: Teoría e Historia del Libro

Teoría e historia editorial de libros Memoria de curso de Lorena Ortega Rodríguez Especialidad en Diseño Editorial | Universidad Gestalt de Diseño MDE. Alejandra Palmeros Montúfar | Septiembre 2020 - Febrero 2021

Diseño y textos: Lorena Ortega Rodríguez Asignatura: Teoría e Historia Editorial de Libros Especialidad en Diseño Editorial Diciembre 2020 Universidad Gestalt de Diseño

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Contenido

Introducción

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La estructura como elemento principal del libro | 5 ¿Para qué sirve un libro? | 6 Partes del libro | 7 Historia del libro | 8 El futuro del libro

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Introducción Está memoria es una recopilación de los proyectos realizados en el curso de Historia de Diseño, a través de esta serie de ejercicios se abordaron distintas perspectivas del libro, como un producto cultural complejo y diverso.

En el primer ensayo se cuestionó la definición convencional de libro y se abordaron nuevas formas para concebirlo. En el segundo ensayo se hacen una serie de reflexiones alrededor del papel del libro, ante una perspectiva de cambios tecnológicos y funcionales.

En otros ejercicios se describen y caracteriza al libro tradicional como objeto a través de sus partes. Y en uno más de los ejercicios se hace un recorrido histórico de la historia del libro tipográfico como característica que define al libro contemporáneo y de reproducción masiva.

En el tercer ensayo se emplean las reflexiones anteriores para vislumbrar un posible futuro del libro y sus posibilidades como objeto cultural complejo y cambiante.

Como reflexión personal agradezco la metodología abordada para impartirla materia, con una dinámica ágil, que incentiva el aprendizaje colectivo y es fuera de lo convencional, propuesta que me hizo cuestionarme de manera optimista mi metodología de enseñanza y mi quehacer como diseñadora editorial.

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La estructura como elemento principal del libro ensayo 1 Desde mi experiencia como diseñadora gráfica y conociendo el proceso de la formación editorial, me he percatado de que la definición de libro no es una sola e incluso en el imaginario colectivo no existe una idea clara, pero si una mayoritaria: la del libro como un objeto con hojas encuadernadas y pastas.

Otras personas, en su mayoría asiduos a la lectura, también identifican un libro por el tipo, índole y cantidad de información que contenga acerca de un tema determinado; pero el contenido por sí mismo sin una estructura concreta y reconocible del libro, podría concluir en otro tipo de productos editoriales o de diseño.

Un planteamiento tradicional para definir la estructura básica del libro como objeto físico es aquella que considera esencial que esté constituido por hojas de papel u otro material, que posea un número mínimo de páginas y que tenga una encuadernación y tapas; pero no toma en cuenta al contenido1, es decir: el texto o imágenes almacenados en él. Este planteamiento se recoge en la definición de libro planteada por la Unesco y se retoma incluso en el artículo de Wikipedia2.

Por otra parte, la acepción 2 del diccionario de la RAE3 determina qué es un libro por la extensión de su contenido y lo acotado del tema que desarrolla, sin tomar en cuenta al soporte o plataforma en el que se encuentre plasmado.

La discordancia en los dos planteamientos hace que la definición sea aún más ambigua, pues uno define al libro como objeto y el otro, como contenido; sin embargo ambas coinciden en un punto: que el libro debe ser extenso.

1

Se entiende como contenido a un conjunto de elementos primordialmente visuales, susceptibles de ser leídos a nivel textual o no textual.

2

Wikipedia. (s.f.). Libro. Wikipedia. Recuperado el 5 de noviembre de 2020, de https://es.wikipedia.org/wiki/Libro

3

Real Academia Española. (2019). Libro. Diccionario de la lengua española. Recuperado el 5 de noviembre de 2020, de https://dle.rae.es/libro

Personalmente creo que el canon del libro (ya sea impreso, digital o experimental) es algo más allá de lo medible, pues más allá de la extensión de sus contenidos, responde a una estructura mínima; es decir, una serie de elementos o componentes: portada o partes similares, contenido dispuesto en páginas y cierre, quedando este elemento como el más abierto dentro de esta disposición. Cabe mencionar que existen estructuras más completas y complejas dentro de este canon, si analizamos un libro impreso tendrá forros como invitación y despedida del contenido, portada y colofón en la mayoría de los casos. Un libro digital puede alejarse de la estructura del libro impreso y desprenderse de la definición que lo sujeta a componentes físicos como la encuadernación o el papel. Por ejemplo: puede prescindir de forros, las páginas pueden ser responsivas dependiendo del dispositivo en el que se muestren o puede contener un índice interactivo.

Gracias a los avances tecnológicos y planteamientos conceptuales que evolucionan con el paso del tiempo, la definición está en constante cambio y cada vez es más complejo catalogar qué es un libro. Incluso en los casos más propositivos y rupturistas, un libro, sea físico o virtual, se considera como tal gracias a la estructura canónica que está inmersa en nuestro cotidiano como lectores.

Así que tendrán que pasar muchos años y generaciones para que la concepción tradicional del libro desaparezca o evolucione a algo no reconocible para los lectores de hoy. d

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¿Para qué sirve un libro? ensayo 2 La mayoría de las personas consideran al libro como un elemento que «abre la puerta del conocimiento», lo catalogan como un objeto que sirve para la cultivación personal. De ahí tan famosas frases cómo «¿Cuáles son los tres libros que han marcado tu vida?» o «si no has leído un solo libro en tu vida, eres un ignorante».

La realidad es que el conocimiento se adquiere por distintas vías: podemos consumir contenido de manera empírica o disponiendo de medios tradicionales de comunicación como televisión, radio, cine e incluso charlas u otras comunicaciones personales. La adquisición de conocimientos o información por medio de la lectura también puede realizarse por medio de otros productos editoriales como revistas, periódicos, folletos, infografías, manuales, etc.

A partir del surgimiento del Internet y gracias a los avances tecnológicos, la búsqueda, la generación y la difusión de conocimientos y contenidos es más accesible y podría parecer casi infinita.

La adquisición de información, conocimientos o contenidos (en general) es una actividad implícita en el consumo y uso de los libros; pero, como se mencionó antes, no es la única vía posible para ello. Entonces, ¿para qué sirve un libro?

Un libro puede desempeñar distintas funciones: como resguardo de la memoria histórica y para que futuras generaciones descubran ese contenido; como objeto para compartir, almacenar y transportar contenido (independientemente de que existan libros poco manejables), como objeto de consulta, como objeto de entretenimiento; pero su función principal y la razón por la que se siguen consumiendo libros, a pesar de la infinita posibilidad de encontrar contenido variado en distintas plataformas físicas y digitales, es por la facilidad de acceder a un conocimiento acotado de manera seleccionada, editada y estructurada. Con un buen proceso editorial, la experiencia de lectura puede ser más digerible o amena para el lector.

Como ejemplo, las novelas y relatos de ficción de Sherlock Holmes son de los más populares. Incluso funcionan como memoria histórica, a partir de ellos se crearon series, películas, fandoms, etc.

Es muy sencillo encontrar los relatos de Sherlock como contenido. En Internet existen distintos compilados en sitios web donde se puede ir construyendo una

idea del personaje y la trama. En esa búsqueda existe el riesgo de comenzar a involucrarse de la manera menos adecuada, pueden existir malas transcripciones con errores ortográficos e incluso de redacción o soportes que resulten ser poco amables y cansados a la vista; incluso pueden comenzar con relatos en donde la trama tome referencias de relatos anteriores y volver la lectura poco clara si se desconoce el contexto. En un caso cómico y extremo incluso se podría confundir un fandom con un relato del autor original.

Al adquirir un libro (asumiendo que contó con un proceso editorial adecuado), el compilador habrá analizado a partir de su lectores meta cuáles relatos fueron pertinentes para ser incluidos y en qué orden se deberían presentar, el editor y los correctores habrán marcado el estilo adecuado para la lectura. Puede que involucre prólogos, comentarios, ilustraciones, glosarios, etc., elaborados por otros escritores, editores, ilustradores o diseñadores; por medio del diseño editorial el contenido estará dispuesto dentro de las páginas de una manera determinada con parámetros compositivos y tipográficos que faciliten la lectura y finalmente el proceso de impresión, otorgará un soporte material al producto con cierto tipo de papel, encuadernación y acabados o, en su caso, los programadores elegirán un formato y salida digital. Todo este proceso vuelve la lectura más completa y por ende crea una experiencia más satisfactoria que el consumo de un material sin edición.

En conclusión, un libro podría tener la misma función de un video, un sitio web, una charla y otros medios de comunicación que hemos comentado anteriormente, si se entiende solamente como un contenedor de información o contenidos; pero la dinámica que nos brinda la lectura de un libro bien estructurado no puede ser plenamente sustituida por esos otros medios. Esto podría ser comparable a por qué la gente ocasionalmente asiste a restaurantes en lugar de comer en casa o por qué asiste a un concierto en lugar de escuchar música en algún dispositivo. Las experiencias pesan más que lo pragmático. A pesar del cliché y que en definitiva hay vivencias más satisfactorias que depara el mundo, leer un buen libro es una experiencia incomparable. d

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Partes del libro cabezada

cantos

segunda de forros

solapa

cabeza

página de cortesía

tripa

cuarta de forros

primera de forros

lomo

tercera de forros

caja falda página legal

guarda

folio

portadilla

portada

índice

márgenes

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Historia del libro

1455

1757

Innovaciones en la imprenta (tinta, papel calandrado, tipos) de John Baskerville.

1914 - 1918 Primera guerra mundial

1925

Invención de la litografía por Alois Senefelder.

1932 Primer audiolibro publicado por la American Foundation for the Blind.

Invención de la impresora de matriz de puntos, por Rudolf Hell

1983

Introducción del primer sistema operativo con interfaz gráfica (Apple Lisa)

1814

1796

1824 Creación del sistema Braille.

Imprenta a vapor para el diario Times de Londres

1938

Prensa rotativa de Richard March Hoe

1939 - 1945 Segunda Guerra Mundial

Invención de la Xerografía

1984

Comercialización de la Macintosh, lanzamiento de PostScript

1993 Publicación de la primera página web e introducción de la World Wide Web

Introducción de la impresora LaserWriter y el software PageMaker

Introducción de la impresión por inyección de tinta (Inkjet)

Lanzamiento del formato PDF

Imprenta Aldina (Aldus Manutius). Venecia

Invención del grabado en aguafuerte

Primeros tipos de Garamond (punzones más antiguos conservados)

1875

1885

1886

Invención del mimeógrafo

1966

1950

1993

ca. 1515

Invención de la imprenta offset, por Robert Barclay

Comercialización de la Hansen Writing Ball, primera máquina de escribir comercial

1949

Primeras máquinas de fotocomposición

1985

1870

1843

ca. 1494

1492 Primera expedición de Colón

Sinodal de Aguilafuente.

Primer libro impreso en castellano. Segovia

Primeros tipos romanos en Italia

Publicación de la Biblia de 42 líneas Primer libro impreso en tipografía 1776 Comercialización de la máquina de vapor de Watt

1472

ca. 1465

Máquina Digiset. Inicio de la tipografía digital

1993

Zahur Klemath Zapata publica el primer libro digital.

1969

Introducción de la impresión láser

1999

Lanzamiento de Adobe InDesign

1517 Inicio de la Reforma de Lutero

1539

ca. 1530

Invención de la máquina de Linotipo, por Ottmar Mergenthaler. Baltimore

1971

Inicio del Proyecto Gutenberg, para la digitalización de libros

2009

Lanzamiento del primer dispositivo con tinta electrónica

Primera imprenta en América.

Ciudad de México

1887

Invención de las máquinasde Monotipo, por Tolbert Lanston

1978

Introducción de TeX y primeros ejemplos de composición tipográfica de escritorio

2010

Lanzamiento del iPad

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El futuro del libro ensayo 3 ¿Qué les depara a los libros? Seguir existiendo. Es casi imposible pensar en un futuro sin libros (a pesar de que el 2020 nos invita a no dar nada por sentado), pues desde tiempos remotos existe la necesidad de escribir, de publicar y de resguardar la memoria.

Si bien, como lo ha demostrado la historia; desde las tablillas, pasando por los manuscritos, el invento de Gutenberg y la producción de libros con tipos móviles, las producciones masivas en offset, evolucionando y permeando con los libros electrónicos, los audio libros y demás proyectos interdisciplinarios; conforme va pasando el tiempo, los libros van mutando.

Entonces, puede que en un futuro lejano el libro, tal como está en la memoria colectiva, no tenga nada que ver con el libro del futuro; pero lo màs seguro es que existirá una variedad de nuevas formas de libros conviviendo con las viejas formas, así como coexistieron los manuscritos con los incunables o como en la actualidad, que los libros se albergan en soportes impresos y digitales. ¿Cómo aportamos al futuro del libro? Los quehaceres son diversos; los escritores y recopiladores crean textos o proyectos, con la posibilidad de ser del interés público y aportar algo.

Las editoriales con sus equipos de trabajo producen y dan salida a estos proyectos en forma de libros, las librerías y los libreros crean espacios para que la gente pueda consumir y comprar libros.

Las bibliotecas ponen a disposición del público colecciones bibliográficas sin la necesidad de invertir en un libro o adquirirlo para su uso individual. Cercanos a estas están los promotores de la lectura, un oficio a veces poco remunerado. Ellos buscan acercar cierto tipos de libros al público que creen es el acertado o crean actividades recreativas alrededor del libro con el objetivo de fomentar la lectura.

Gracias a la diversidad de tareas, el libro sigue existiendo como un objeto vigente y cotidiano.

Cómo diseñadores editoriales, nuestra labor es darle forma al contenido que otro grupo de personas conceptualizó: a veces debemos hacerlo de manera discreta y pasando desapercibidos y otras veces tenemos la posibilidad de hacernos notar empleando recursos expresivos, materiales y técnicos.

Ojalá que conforme pase el tiempo y adquiramos más habilidades sobre el quehacer editorial, también diversifiquemos nuestro aporte al futuro del libro, pues a veces existe un temor a que la profesión sea sustituible por plataformas virtuales o procesos automatizados por software.Sin embargo, como diseñadores editoriales nos toca examinar minuciosamente los distintos medios para emprender el proyecto de hacer un libro y evaluar cuál es el óptimo.

Con la diversidad de soportes y salidas hay mayores oportunidades de crear libros híbridos que incluso pueden funcionar en más de un soporte, esto ocasiona que gran parte del valor del libro impreso sea la propuesta de diseño editorial. Ante esta condición el diseñador editorial más allá de ser imprescindible, se vuelve especialmente relevante para sacar provecho de las posibilidades que nos da el presente del libro y esperar con optimismo las que nos dará el futuro. d

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Teoría e historia editorial de libros, memoria de clase de Lorena Ortega, fue terminado un frío 3 de diciembre a las 22:30 pm de 2020, con angustia de entregarlo pronto, pero con mucho cariño y ganas. d Para su formación se utilizaron las tipografía Bely de Roxane Gataud y PMN Caecilia Sans para texto de Peter Matias Noozij. d Cuenta con un único ejemplar digital con la posibilidad de reproducirse cuantas veces sea necesario en cualquier parte del mundo.