10 minute read

Se anunció la Transformación y el Camino Sinodal de la UCA

en un evento realizado a fin de año, la universidad católica argentina anunció el inicio de su proceso de transformación y de su camino sinodal a partir de 2023. el acto tuvo lugar en el campus puerto madero y fue transmitido en vivo en las sedes en mendoza, paraná y rosario.

El Lic. Ignacio Tomé, director de Relaciones Institucionales de la UCA, animó el evento y estuvo a cargo de su apertura. El Pbro. Gustavo Boquin, vicerrector de Integración, fue el primer orador. En su presentación compartió cómo será el Camino Sinodal que seguirá la universidad. Luego, el director de Transformación, Cr. Bernardo Hopital, comentó los resultados de una encuesta hecha al personal administrativo y cuerpo docente, sobre la que se hizo un diagnóstico de la salud organizacional de la institución. También se analizaron datos y desafíos de cara al futuro, y se comunicó cómo serán los próximos pasos de cara a la Transformación de la UCA. Por último, el rector Dr. Miguel Ángel Schiavone compartió con los presentes la importancia de liderar el cambio abrazando el pasado y la historia de la UCA y de avanzar toda comunidad universitaria en conjunto en la modernización de la universidad. También reveló el logo y emblema de la Transformación: “Participando todos proyectamos el futuro de las raíces a los frutos”. Al finalizar el evento se invitó a las personas de la comunidad universitaria que participaron en la elaboración de iniciativas para el proceso de Transformación, un trabajo que inició este año de la mano de la consultora McKinsey.

Tiempos de reflexión, de cambio, de proyectar la UCA de los próximos 30 años

Todo proceso de transformación o reconversión necesita ser comprendido. Cuando comprendemos las cosas, las acciones y las actitudes, el temor al cambio o a la innovación desaparece. En la vida hay muchas cosas que sabemos, que conocemos y de las que nos sentimos seguros; el gran problema es que somos prisioneros de lo que sabemos. Nos mantenemos recluidos en aquello que sabemos, y no transgredimos las fronteras para poder explorar algo distinto. Mientras que algunos innovan, se animan a nuevos caminos, buscan alternativas, otros se mantienen aferrados a métodos y prácticas del pasado. Es necesario resaltar que la transformación se refiere exclusivamente a los medios, a los instrumentos, no a los fines. No se pretende modificar las metas, sino mejorar los medios para asegurar el cumplimiento de los objetivos y el logro de estos fines. Toda transformación necesita de información, consenso, un plan y capacidad para su implementación. Pero para que todo este proceso se ponga en marcha es fundamental tener conciencia de la necesidad y urgencia del cambio. Información y conocimiento no es lo mismo que conciencia. Se puede tener conocimiento, datos, información, pero no necesariamente conciencia de la situación que obliga a la transformación. No somos conscientes de las profundas modificaciones en el ámbito de la educación superior tanto en el mundo como en nuestro país, a saber: nuevas técnicas pedagógicas, desarrollo de la neuroeducación, incorporación de tecnología hard en el aula, neoalumnos que demandan neodocentes, internacionalización de la educación y fundamentalmente nuevos modelos de gestión en la universidad moderna. Los objetivos de una Universidad Católica y Pontificia como la nuestra están claramente expresados en Ex Corde Eccelessiae. Más allá de nuestra misión de evangelizar educando o educar evangelizando hay que tomar conciencia de que nuestra universidad es una gran institución que tiene rasgos empresariales (cuatro sedes, cuatro colegios, tres mil seiscientos docentes, novecientos administrativos), inmersa en un sistema educativo altamente competitivo. En el contexto, la supervivencia de las instituciones educativas requiere de eficiencia, calidad, accesibilidad, innovación, motivación, versatilidad, adaptación, liderazgo educativo, visión de futuro. Creo que tomamos innumerables decisiones sin ser conscientes de la gravedad de la situación de la educación universitaria en el sector privado. En 1958 cuando se funda la UCA, había en la ciudad de Buenos Aires dos universidades de gestión privada, la UCA y El Salvador. Hoy hay más de 60 instituciones educativas privadas, con distintas ofertas académicas, algunas que llamamos de élite, otras con aranceles ventajosos, aunque con una menor calidad educativa. Ambos estratos representan una competencia “nueva” para la UCA. Otras variables a considerar son: la barrera espacio-tiempo, que es la forma en que se miden las distancias para establecer restricciones geográficas para la accesibilidad a nuestros centros educativos; la secularización y el desprestigio con el que intencionalmente se golpea a la Iglesia como institución; la oferta de carreras virtuales que desde “el universo” llegan a cualquier destinatario; docentes “avatares” para alumnos “avatares”, etcétera. En un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, planificamos el futuro utilizando las mismas tecnologías del pasado o, en el mejor de los casos, del presente. Los cambios son imparables, no se detienen, las universidades ya no se valoran más por su historia, por su pasado, sino por su capacidad de aprender, de reinventarse, de reconvertirse, por la capacidad de sus docentes, por la incorporación de nuevos modelos pedagógicos educativos. La UCA tiene una infraestructura premium, pero el capital actual de las instituciones educativas ya no es su infraestructura, lo que se valora hoy son nuevas ideas, su creatividad, su vocación de innovación. Heráclito de Éfeso (540-480 a.C.) percibía al mundo en constante cambio: “Lo único constante es el cambio” o “Ningún hombre se sumerge dos veces en el mismo río”.

Desde fines del siglo pasado identificamos universidades que lideran el cambio, otras generan el cambio, pero también hay universidades que no cambian, que se siguen manejando con la misma tiza y pizarrón, y sus alumnos tomando apuntes. Mi pregunta fundamental es ¿dónde se ubica la UCA? ¿Lidera el cambio? ¿Genera el cambio? o ¿espera no cambiar? Todos amamos y esperamos un cambio, todos tenemos muchas y muy buenas ideas para proponer; el desafío es cómo nos comportamos cuando el cambio nos llega. Cuando el cambio te llega, ¿cómo lo aceptas?, ¿qué actitud imaginás tener?

Cuando hablamos de innovación en educación superior, pensamos en tres variables. Primero, imaginamos la incorporación de tecnología hard en el aula (HoloLens, realidad aumentada, simuladores) y también tecnología digital: nuevas plataformas educativas (EVA, Canvas, Brigthspace y otras). Pero con esto no alcanza, en segundo término, necesitamos capacitación del docente en el uso de estas “nuevas” tecnologías, así como también en nuevas técnicas pedagógicas, de liderazgo y motivación de los “neoalumnos”. En tercer lugar, la organización de la universidad requiere de innovación en la gestión, mayor eficiencia para destinar más recursos a becas y mejor retribución de sus docentes. Necesitamos aggiornarnos y adaptarnos a los cambios. Ninguno de estos cambios puede venir de un día para otro, nada se resuelve con una resolución rectoral. Los cambios necesitan tiempo, paciencia, consenso, momentos de maduración. La UCA tiene una trayectoria importante, un pasado de sólidas bases, prestigio, egresados reconocidos en Argentina y el mundo… Sobre este capital tenemos que construir “hacia arriba”, pensando la UCA de los próximos 30 años. El cambio le permitió a la mariposa salir del capullo y en su metamorfosis transformarse para poder volar; sin esa transformación nunca hubiera podido volar. Para volar hace falta algo que los humanos no llegamos a percibir. Para alcanzar las alturas hace falta despojarse de toda mochila; para subir a las alturas y trascender hay que despojarse de las cargas materiales, del peso del egoísmo. Por eso hay que preguntarse: ¿qué puedo aportar yo para la transformación? Y dejar de lado el ¿en qué me beneficia la transformación? No existen los éxitos individuales, siempre hay una familia, un equipo, una comunidad que sustenta el éxito. No existen éxitos personales, que nos abrimos a la acción del Espíritu el Señor “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21,5).

El Camino Sinodal hacia la Transformación de la UCA

Somos seres históricos: la vida de cada uno de nosotros está compuesta por muchos momentos que tienen relación entre sí, pertenecemos a un tiempo con sus oportunidades y límites. Somos el fruto de un amor que nos comunicó la existencia, y que nos acompañó para que pudiéramos desarrollar nuestra personalidad. Somos seres sociales porque necesitamos vínculos, ser con otros. De este modo no solo nos desarrollamos individualmente, sino también como familia, como pueblo. Somos peregrinos, caminamos en la geografía y en el tiempo porque queremos alcanzar una meta.

La universidad también tiene estas características. En nuestro caso, la UCA es una institución que está llamada a caminar, a recorrer el camino de la cultura de nuestro tiempo, y por ser confesional ha de hacerlo recorriendo el Camino que es Cristo, que nos permite conocer mejor quiénes somos y descubrir el Misterio de Dios, como también cuáles son los desafíos epocales que tenemos, y nos ayuda a abordarlos con creatividad y esperanza en el marco académico “El hombre es el camino de la Iglesia”, nos enseñó san Juan Pablo II. Y la Iglesia nos invita a hacer ese camino caminando juntos, como pueblo de Dios, sinodalmente. Lo vemos reflejado en el Nuevo Testamento, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 15: ante el desafío que afronta la comunidad eclesial los discípulos se ponen en camino para el encuentro, se reúnen, hablan, escuchan, dialogan, discuten, deliberan y, con la asistencia del Espíritu Santo, deciden. Esto lo hacen todos: la comunidad, los presbíteros y los Apóstoles. La UCA es una institución académica eclesial, consagrada a la docencia, la investigación y la extensión, fines de toda universidad, que se articulan con las virtudes teologales que guían e informan la peregrinación universitaria hacia la verdad y anticipan el gozo de realizarla en el amor. Para realizar mejor estos fines la UCA decidió dar inicio a un proceso inspirado en el camino sinodal, que tendrá una primera instancia de masiva participación, para que todos podamos conversar sobre el presente y el futuro de nuestra universidad. Será entonces el año 2023 un tiempo de diálogo, de deliberación para que “Participando todos, proyectemos el futuro. De las raíces a los frutos”. Este lema nos inspirará para mejorar nuestra misión como universidad, para que los diversos saberes, carismas y dones presentes en nuestra comunidad se integren más profundamente, en función de la tarea que nos convoca diariamente. El tiempo de hacer el camino juntos renueva y profundiza la conciencia de corresponsabilidad de todos los miembros de la universidad según su propia identidad y misión, formando un solo cuerpo, en comunión unos con otros. Por eso será un tiempo de conversación lo más amplio y profundo posible, en el proceso de preparación de una Asamblea de la UCA. De esta manera, Docentes, Alumnos, Colaboradores, Graduados y Directivos entraremos en una experiencia de diálogo signada por la escucha atenta y el respeto mutuo. Todos estamos llamados según la lógica sinodal, que es la de todos, algunos y uno.

El camino sinodal desembocará entonces en la Asamblea de la Universidad, momento en el que algunos –aquellos que representan a los diversos miembros de la comunidad universitaria– cooperarán activamente en el discernimiento para elaborar las decisiones oportunas, según lo que ha sido consensuado por todos. Finalmente, el Rector, en conjunto con el Consejo Superior y el Consejo de Administración, juzgarán la conveniencia, el momento y la posibilidad de implementar dichas decisiones. En este tiempo navideño pidamos al Niño Dios, cuyo nacimiento estamos celebrando, que derrame abundantemente su Espíritu sobre nuestra comunidad universitaria para que realicemos los designios de Dios para la UCA y así podamos comunicar más y mejor la vida en abundancia que nos trae Jesucristo, Hijo de Dios y de María, patrona de nuestra universidad.

pbro. gustavo boquin vicerrector de integración

Creación de la Oficina de Transformación

Estoy muy halagado de dirigir la nueva oficina de transformación con un gran equipo, conformado por Carlos Trapaglia, Mariana Rodríguez Denis, Fernando Gentico y Tomás Victory. Todos nos conocimos en la UCA en diferentes roles, y logramos una rápida y fuerte integración. Valoramos también los consejos y el apoyo del director de Relaciones Institucionales, Ignacio Tomé.

Los órganos directivos de la UCA –el Consejo Superior, Consejo de Administración y Equipo Rectoral– decidieron impulsar a mediados de 2022 la Transformación de la Universidad. En ese sentido, se convocó a concurso a dos consultoras expertas en temas de reorganizaciones empresarias e institucionales, que finalmente fue adjudicada a la consultora internacional McKinsey. Con la metodología necesaria y el conocimiento de la actividad universitaria en América Latina, Estados Unidos y Europa provistos por McKinsey, el equipo de Transformación transitó diferentes etapas, comenzando por el diagnóstico, luego la generación de ideas y finalmente un plan de ejecución.

> ¿Por qué es necesaria la transformación?

A lo largo del tiempo, todas las instituciones y empresas necesitan renovarse y adaptarse a los cambios. Las empresas nacen, crecen y mueren, es un ciclo de vida. Nosotros queremos que la UCA, que tiene más de 60 años, siga vital y vigente para cumplir con su misión en un contexto muy competitivo, y logre la sostenibilidad económica necesaria para asegurar la docencia, la investigación y la extensión.

> ¿Qué es la transformación?

El objetivo es poner al estudiante en el centro de todo lo que hacemos. Creemos que el éxito académico y profesional de nuestros estudiantes es lo más importante, y estamos comprometidos a brindarles una experiencia de aprendizaje de alta calidad, que se base en una formación humanista y cristiana. La transformación implica cuestionar, revisar, validar todas las practicas vinculadas a la calidad académica, la investigación, las actividades de extensión a la comunidad y, por supuesto, cómo se realizan, buscando una forma eficaz y eficiente para lograrlo.

> ¿Cómo lograremos la transformación?

Ya hemos comenzado con el trabajo, que llevará varios años y que esperamos que se convierta en una metodología constante de mejora generando un círculo virtuoso de mejora y calidad. Comenzamos con una serie de 37 iniciativas que apuntan a mejorar algunos ejes críticos del funcionamiento de la UCA. Las mismas fueron identificadas en la Encuesta de Salud Organizacional, de la que participó la comunidad universitaria. Habrá nuevos talleres de generación de ideas e instrumentos para que todos puedan participar. Sin duda, lo especial de la Transformación es su naturaleza sinodal, que la nutre y potencia con todos los aportes de cada miembro de la comunidad. El camino sinodal que iniciará la UCA en 2023 será dirigido por el Pbro. Gustavo Boquin, vicerrector de Integración, de manera que todos sean escuchados.

> ¿Cómo es la metodología?

Esta primera ola, de 37 iniciativas, fueron agrupadas en ocho frentes. La actividad de los frentes es seguida consistentemente por los “sponsors” que son miembros del equipo rectoral y el director de Planeamiento Estratégico.

Se ha designado un líder para cada uno de ellos, teniendo en cuenta el conocimiento y la experiencia de esas personas en la disciplina correspondiente. Estos líderes fueron seleccionados con prescindencia de su nivel jerárquico.

De la misma manera, cada iniciativa tiene un “dueño”, quien debe asegurar que la ejecución se complete en el tiempo y con los recursos previstos. Si observamos tanto a los dueños de iniciativas como a los líderes de frente, nos encontraremos con una diversidad de cargos y niveles jerárquicos tales como decanos, analistas o coordinadores. Esto demuestra que la transformación atraviesa la estructura orgánica de la universidad. Así son los procesos de transformación, demandan un cambio en las interrelaciones, horizontalizan la gestión y la toma de decisiones.

Para concluir, es importante destacar que estamos comprometidos a escuchar la opinión de cada integrante de la comunidad universitaria y a trabajar juntos para lograr una universidad aún más fuerte y exitosa.

Esperamos contar con su participación y apoyo en este emocionante proceso de Transformación de nuestra querida universidad.

cdor. bernardo hopital director de la oficina de transformación

This article is from: