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EFECTOS Y PRONÓSTICOS DE LAS EXIGENCIAS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA SOBRE LA ESTRUCTURA URBANA DE LA ANTIGUA GUATEMALA
from Revista ALTUM 7
by UNISgt
CULTURA EFECTOS Y PRONÓSTICOS DE LAS EXIGENCIAS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA SOBRE LA ESTRUCTURA URBANA DE La Antigua Guatemala
Doctor Marco Antonio To Quiñónez Visión General
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En el documento del Plan Patrimonial (inédito) elaborado por el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala (CNPG) en 1996 se establecen a grandes rasgos los períodos de desarrollo de la Arquitectura Doméstica de la Ciudad Colonial desde el siglo XIX y el XX pudiendo observarse que a partir del año 1970 se notan cambios drásticos no solamente en el aspecto de la morfología urbana sino, sobre todo, porque se vislumbra el inicio de un incipiente interés de habitantes extranjeros por adquirir y restaurar construcciones en ruinas. Se expresa también en el documento que comienza a incrementarse la hotelería y el comercio en función del turismo provocando una modificación abusiva de casas para adecuarlas como pequeños hoteles y hospedajes. A pesar de que ya se cuenta en ese año (1970) con una institución de control y vigilancia del comportamiento urbano de la ciudad, el CNPAG, se nota una construcción indiscriminada y sin control especialmente en los sectores de propiedades privadas, cuyos propietarios se abrogan el supuesto derecho de “hacer en sus propiedades lo que les venga en gana” (CNPAG: Plan Patrimonial 1996).
Las presiones derivadas por lograr un mejor aprovechamiento del suelo y de las edificaciones dentro de un ambiente y contexto de elevada carga histórica parecieran ser las razones desencadenadoras de las transformaciones en la estructura y morfología urbanas de la Ciudad Colonial. Por una parte, se aprecia el “encanto” de La Antigua Guatemala como una ciudad tranquila, enmarcada dentro de un contexto natural de gran belleza, perfectamente delineada, “guardada en el tiempo” o “en donde el tiempo parece haberse detenido”. Pero por la otra, y tratando de aprovechar al máximo tales condiciones de emplazamiento y contexto urbano y tradicional, el habitante, nacional o extranjero, llega al límite de la desesperación y del stress cuando quiere empalmar o entrecruzar el sentirse cuasicapitán general con la realidad de tener que obedecer reglas que no le permiten construir a su total antojo y libertinaje, sino dentro de normas fabricadas por quienes entendieron que por encima del interés y del enfoque personal debe prevalecer la idea de mantener la ciudad como un ejemplo o muestra de un período histórico, que tuvo mucho de alcurnia española pero más de explotación del aborigen y de la implantación de un sistema cruel y sanguinario, como lo expresa el eminente historiador Severo Martínez.
Parte de esta temática se estudió hace algunas décadas con el recordado artista, maestro y crítico Roberto Cabrera, recientemente fallecido, en donde se incursionó en el campo de la ideología y la semiótica tratando de buscar la razón del interés de “tener una casa en Antigua” y cuál podría ser la explicación de “comprar un pedazo de historia”, slogan que aparecía en diversas promociones de venta de bienes inmobiliarios en la Ciudad Colonial. Se llegó a la conclusión de que dichos “ganchos” en la promoción de venta de bienes inmobiliarios guardaban íntima relación con la explotación ideológica y sublimizada de un bien natural, que de por sí no tendría nada de histórico si no fuera porque está emplazado en un contexto elevado a la categoría de “bien patrimonial” por los ideólogos e historiadores tradicionales, alineados a la concepción del arte como sublimación y expresión del poder de sectores económicos de alto nivel.
Este mismo interés por la adquisición de propiedades en La Antigua Guatemala, como símbolo de exclusividad de élite, se ha mantenido durante la segunda mitad del siglo XX, considerándolo como un efecto de la época, y más aún se ha ido incrementando durante las primeras décadas del XXI en donde la readecuación de la estructura urbana colonial a la de actualización de nuevos usos de la sociedad contemporánea ha significado, por una parte, rebasar los límites de la primigenia mancha urbana de La Antigua Guatemala de los años setentas y, por la otra, la parcelación del suelo, que se inició como una práctica corriente en la ciudad por el crecimiento poblacional, ya que era necesario heredar propiedades de superficies mayores entre los miembros de las familias. Hoy en día tal proceso se plantea en otros términos, pues se desarrolla otra dinámica socio-económica y las parcelas subdivididas ya no poseen las dimensiones de épocas pasadas y, adicionalmente, están construidas prácticamente en la totalidad de su superficie.
Los efectos perversos de esta práctica se traducen en una multipartición de parcelas ya edificadas que alteran completamente la arquitectura de la Ciudad Colonial, como son: patios centrales divididos en dos o más terrenos, apertura de puertas, portones y ventanas, construcción en altura y otros impidiendo, en muchos de los casos, satisfacer las necesidades mínimas de espacio de una vivienda al contar con áreas que, en los casos extremos, poseen menos de 60 metros cuadrados de área construida.

En ese sentido, se observa que quedó muy lejos el promedio de tamaño de 550 metros cuadrados como eran las parcelas hace unos cincuenta años. Sin embargo, este dato no muestra la realidad, puesto que se ha constatado que hay parcelas que cuenta hasta con más de 2,000 metros cuadrados, así como también existen lotes que poseen no más de 70 metros cuadrados en forma de tubos o corredores alargados. ¿Cómo exigir en estos predios un diseño arquitectónico de la vivienda colonial y tradicional?
Derivado de lo anterior, se puede afirmar que otro efecto directo en la estructura urbana colonial de la ciudad es la alteración de la tipología y morfología arquitectónica causada por la parcelación. Sin embargo, es necesario aclarar que esto no sucede de la misma manera en toda la ciudad. Las parcelas que poseen superficies mayores en metros cuadrados son inmuebles mejor conservados y se ubican especialmente en el oriente de la ciudad. Las parcelas que, poseyendo un ancho de fachada de 10 m o menos, corresponden al área en donde se encuentra la mayor cantidad de alteraciones en la tipología arquitectónica y de su imagen urbana. La mayoría de estos casos se encuentran al poniente de la ciudad, en los barrios de La Merced, la Calle Ancha y San Sebastián.
La imagen urbana contemporánea de la Ciudad Colonial es el resultado de un proceso de modificaciones y alteraciones que se han ido desarrollando a lo largo de su existencia. Los diferentes ciclos de producción (cochinilla, café, actividad residencial, actividad turística) se han ido manifestando en expresiones arquitectónicas, artísticas o espaciales que, en el caso de esta ciudad, se han traducido en crear un estilo “sui generis”, que algunos denominan ecléctico, y que aglutina en una admirable composición, elementos relacionados con el arte colonial guatemalteco y otros abstraídos de estilos foráneos que, de acuerdo con el tercer considerando de la Ley Protectora de La Antigua Guatemala, “integran con ella una sola unidad de paisaje, cultura y expresión artística”. (Decreto Ley 60-69 del Congreso de la República de Guatemala, 1969).
Catedral
N
Real Palacio
Plaza Mayor
División hipotética de los predios del sector central en Santiago de Guatemala en el año de 1543.

La Ciudad Colonial vista desde el Cerro de la Cruz

Las construcciones de dos o más niveles que no respetan la alineación de techos de los inmuebles aledaños, la división de patios centrales y corredores, la utilización de láminas de zinc como acabado final de cubierta, la apertura indiscriminada de puertas y ventanas, resultado de la readecuación de la función doméstica a la terciaria, son evidencias de la paulatina pérdida de la fisonomía urbana colonial. Adicionalmente, el sobredimensionamiento de elementos propios de la arquitectura en nuevas edificaciones, como: portones, repisas de ventanas, marcos de puertas y portones, utilización de materiales de construcción que no se integran con los originales, fundiciones de concreto en muros de adobe o de calicanto, utilización de metal por madera, uso de colores diversos y otros, son precisamente alteraciones que no contribuyen a la integración de una sola unidad de paisaje.
Pronóstico de los efectos de transformación en la estructura urbana de La Antigua Guatemala.
La arquitectura antigüeña es un conjunto monumental que posee diferencias en relación con la antigüedad de los inmuebles, tecnología de construcción, tipología arquitectónica, etc., que ha ido evolucionando en diferentes épocas de acuerdo con las influencias de estilos, gustos, invención tecnológica, materiales y otros aspectos humanos. Un ejemplo es la evolución del alero denominado “colonial”, el cual cambia en un principio a alero bocateja y posteriormente a alero neoclásico.
La aparición de la contrarrepisa arriba del dintel de ventanas simultáneamente con la integración del alero bocateja y del alero neoclásico, las ventanas “ojo de buey”, el “adelgazamiento” y reducción de alturas y otros, han sido verdaderos aportes del tiempo y de la sociedad a la integración paisajística de la ciudad.
El turismo ha significado para la Ciudad Colonial una carga adicional porque la oferta de satisfactores para proporcionarles gozar de “un paraíso histórico”, ha provocado que los inmuebles sean alterados en su morfología urbana, ya que para instalar una venta de artículos típicos, (los cuales han invadido la ciudad), es necesario que las ventanas se conviertan en puertas, que se incremente la parcelación de terrenos y/o que se construyan dos o más pisos para uso,

Fuente: ebusness.travel.com

Arco de Santa Catalina.
generalmente comercial, mixto (vivienda y comercio) o de equipamiento como hostales, hoteles pequeños, posadas y otros tipos de alojamiento barato.
En ese sentido se observa que el número de comercios formales en 2008 se incrementó a 617, sin contar con la ubicación espontánea y desordenada del llamado comercio informal que ocupa buena parte de las calles y plazas de la Ciudad Colonial. (PMAG:2010:75).
Por otra parte, el número de restaurantes llegó en el año de la investigación (2008) a 140, un (1) bar y 25 cafeterías. Pero, a 6 años de diferencia 2014, se puede notar otro incremento en este tipo de comercios a tal punto que el número de bares es aproximadamente 20, los cuales han incidido en un incremento de la violencia, la basura y el consumo de estupefacientes, además de provocar otros disturbios y ruido ensordecedor por las discotecas o lugares de danza, de los cual existen varios reportajes publicados en los periódicos del país. La proliferación de este tipo de negocios no ha sido totalmente regulada por las autoridades locales y, en el lenguaje común de muchos jóvenes, la Antigua es un lugar de diversión y parranda sin control y, por lo tanto, sin reglas ni castigos porque existe un “ping pong” entre las autoridades que zafan bulto y responden que son atribuciones de la otra autoridad. En las últimas tres décadas del siglo XX y la primera del presente, la arquitectura doméstica antigüeña, como tradicionalmente se ha conceptualizado, ha sufrido cambios muy drásticos tanto en las Casas Patrimoniales, localizadas en las manzanas centrales de la ciudad, las cuales han sido modificadas cambiándolas al uso comercial y mixto, sino especialmente en los sectores ubicados en los alrededores de la ciudad que han incorporado un tipo de arquitectura doméstica diferente y contrastante, por no decir burda e inapropiada, que responde a la demanda comercial no a la integración al paisaje urbano del que habla la Ley Protectora.
La falta de planes y controles, además de instrumentos de aplicación de normas, han sido la excusa o la razón por la cual los desarrolladores de proyectos, comerciantes del diseño y de la construcción, han cambiado el uso del suelo y han implementado un nuevo tipo de arquitectura y urbanismo en donde han diseñado y construido verdaderos adefesios que nada tienen que ver con la arquitectura colonial, tradicionalmente conceptualizada.
El aparecimiento de los condominios en las afueras de la ciudad, las réplicas burdas de monumentos, la incorporación de ideas relacionadas con nuevas corrientes urbanísticas y la prepotencia de los propietarios y profesionales han desfigurado el paisaje urbano de todo el Valle de Panchoy en donde las corporaciones municipales han sido burladas, o ellas mismas han participado en negocios fraudulentos o en corrupción, con lo cual los esfuerzos de algunas organizaciones comunitarias y la escasa presión del ente protector han significado poco para la recuperación patrimonial.
El Plan Maestro para La Antigua Guatemala (PMAG 2010), aunque referenciado únicamente al Municipio de La Antigua Guatemala, constituyó uno de los tantos esfuerzos de planificación y ordenamiento territorial que, junto con otros como el Plan Maestro de 1973, el Plan Patrimonial y el Plan del Centro Histórico elaborado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), han pasado a engordar las bibliotecas sin ninguna posibilidad de aplicación. Cada uno de ellos ha tratado de “aterrizar” en una propuesta de modificación a la Ley Protectora vigente, comenzando por la desarrollada por el CNPAG en 1995, y que contaba con el apoyo del Diputado por Sacatepéquez de aquel momento, que podría haber viabilizado la discusión, aprobación por el Congreso de la República y posteriormente su puesta en marcha porque presentaba verdaderas innovaciones y actualizaciones no solamente en el cuerpo conceptual sino en los mecanismos de cumplimiento por los cuales se garantizaría y reforzaría a las instituciones encargadas y responsables directamente de la conservación de la Ciudad Patrimonial y su entorno.

Estimación de la ampliación de la mancha urbana en el Valle de Panchoy (1960-2010). Fuente: Google Earth y elaboración personal.
Lastimosamente no hubo el tiempo suficiente para discutirla y convencer a los representantes del pueblo sobre la importancia de dicha propuesta de ley. A la postre, dicha propuesta fue dejada en manos de representantes inescrupulosos quienes la modificaron completamente y produjeron un verdadero mamarracho que por fortuna, y por presión de los propios habitantes de La Antigua Guatemala, fue vetada por el Presidente de la República de ese entonces y hasta allí llegó el intento de presentar normas que fueran atendidas y cumplidas tanto por los habitantes residentes como por aquellos que han hecho del mercadeo inmobiliario de la Ciudad Colonial un verdadero negocio cuyas consecuencias, por ser desordenado, irracional y anárquico, terminará por acabar con las características patrimoniales que han hecho de La Antigua Guatemala un lugar especialmente bello y extraordinario que fueron las que valieron ante los investigadores y autoridades de la UNESCO para incorporarla al Listado de Ciudades Patrimonio de la Humanidad.
La oferta de proyectos de condominios que, por la presión de los precios, se ve reflejada en propuestas de viviendas con áreas compactas y los desarrollos urbanísticos se han diseñado en predios de 1600 m2. o un poco más, en donde originalmente eran viviendas unifamiliares, y ahora se diseña un desarrollo de varias viviendas con acceso vehicular (que sirve para acceso peatonal o de servicios) equipado de una garita de control y guardias armados que infunden pavor, y lotes pequeños a los lados en donde lo único que es posible ubicar son viviendas de dos niveles, cerradas y patios pequeños de iluminación y ventilación. Las calles anchas, los espacios recreativos, las áreas de juegos quedaron para la historia pasada.
Frente a esta situación es mucho pedir que las viviendas se desarrollen alrededor de un patio central con corredores de distribución hacia las áreas sociales, privadas o de servicio, como es el diseño tradicional en planta de la Casa Antigüeña. Por demás está afirmar que lo preceptuado en el Artículo 23 de la Ley Protectora de La Antigua Guatemala (Decreto Legislativo 60 -69) es muy difícil de cumplir porque el área disponible no es suficiente. La solución lógica es plantear un segundo piso o nivel con lo cual definitivamente es imposible cumplir con lo preceptuado en dicho artículo que dice “ … Queda prohibida la edificación de construcciones de dos o más pisos para conservar la fisonomía tradicional de la arquitectura del conjunto monumental”.
En relación con la morfología urbana o la forma de la arquitectura doméstica antigüeña actual, las respuestas arquitectónicas proponen diseños de muy mal gusto en donde se han dado pastiches que se tratan de comercializar como “diseños antigüeños”, en donde se hace una mezcla de elementos de la arquitectura doméstica tradicional con características de edificios monumentales u ornamentaciones aplicadas. Los casos de rebuscamiento, un criterio distorsionado de la arquitectura antigüeña y más un afán de lucro o avaricia comercial son probablemente los componentes justificativos de las viviendas localizadas en las zonas exteriores al polígono de conservación delimitado por el artículo 11 de la ley en vigencia.
Al no existir planes de ordenamiento territorial o planes maestros de desarrollo aprobados, los desarrolladores han repartido el territorio sin ningún criterio en donde la anarquía en el diseño arquitectónico y urbanístico ha incidido tanto en el diseño propiamente dicho como en los servicios de infraestructura urbana los cuales, en el caso del agua potable y alcantarillados, constituyen en la actualidad un verdadero problema para las corporaciones municipales y especialmente para los propietarios habida cuenta de que las entidades estatales o semi- estatales, exceptuando los servicios eléctricos y de telefonía, no se hacen cargo de los errores que se debieron haber previsto si se hubiera hecho y observado un diseño integrado, urbano, arquitectónico y sostenible de la unidad del Valle de Panchoy.
En la exposición de motivos de la Ley Protectora se dice que es importante: “comprender y ver a la Antigua Guatemala como una gran unidad histórica y artística en la que se conjuga su maravilloso paisaje natural – volcanes y montañas llenas de verdor que enmarcan la ciudad – con los pueblos aledaños que tienen clara estirpe artística antigüeña y la propia Antigua Guatemala con su ambiente cultural y su clima magnífico”.
En el segundo considerando de la Ley se lee que: ”Es imperativo dictar con urgencia las normas legales que regulen todo cuando sea atinente al cuidado, protección, restauración y conservación de los bienes situados en la Ciudad de La Antigua Guatemala y en las tareas circundantes que con ella integran una sola unidad de paisaje, cultura y expresión artística…” Lo anterior significaba que el organismo rector y encargado era el CNPAG el cual desarrolló el Plan Maestro de 1973 y otros documentos que nunca fueron aprobados debidamente. Por lo tanto, es necesario que se retome el camino y se consoliden las propuestas de conservación del Conjunto Monumental porque aún es tiempo de frenar la anarquía urbana y arquitectónica.
Conclusiones
• La voracidad del mercado inmobiliario ha incidido en la transformación y alteración del diseño arquitectónico y urbanístico del Valle de Panchoy, imponiendo nuevos paradigmas en las propuestas de la Arquitectura Doméstica, dando como consecuencia en la mayoría de los casos, una respuesta distorsionada y una concepción sui géneris de los elementos originales de la vivienda tradicional antigüeña. • Las instituciones responsables del cuidado y protección de La Antigua
Guatemala y sus áreas colindantes, debido a la falta de instrumentos legales y coercitivos eficaces, han sido incapaces, en primer lugar, de frenar la especulación desmedida del mercado inmobiliario y, en segundo, de proponer e imponer normas claras de fácil aplicación en los proyectos de nueva arquitectura tanto del área central como, sobre todo, de las áreas periféricas de la Ciudad
Colonial. • Uno de los problemas más agudos que afectan al Conjunto Monumental de La Antigua Guatemala y, por ende a la Arquitectura Doméstica, es la desintegración municipal y administrativa y la falta de planes comunes y de concepción global cuyo propósito principal debiera encaminarse a lograr la unidad de criterios generales que garanticen la protección y conservación del Patrimonio Cultural y
Natural del Valle de Panchoy.
Pregunta: ¿Será que, por la anarquía, el incumplimiento y falta de respeto de las leyes se llegará a transformar la fisonomía e imagen urbana de la Ciudad Colonial al punto que presente en unos años perspectivas como las que visualizaron estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Istmo?


Fuente: fotocomposición realizada por estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Istmo, Curso de Conservación y Restauración de Monumentos, 2014.
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