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Volatilidad electoral
1998 2003 2008 2013 2018
Alto Paraná ANR PLRA ANR ANR ANR
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Central
PLRA PLRA PLRA PLRA ANR
Ñeembucú ANR ANR ANR PLRA ANR
Amambay PLRA PLRA PLRA PLRA PLRA
Canindeyú ANR ANR ANR ANR ANR
Pdte. Hayes ANR ANR ANR APC ANR
Alto Py
ANR ANR ANR ANR ANR
Boquerón PLRA-PEN ANR ADB ANR ANR
Elaboración propia con base en los datos sistematizados por Cerna y Solís (2017: 166-173) y Solís y Cerna (2019).
Volatilidad electoral
Con este indicador se busca capturar el cambio neto en las preferencias electorales de los votantes de una elección a otra (Alcántara, Buquet y Tagina, 2018: 9), o bien, el grado de lealtad de los electores hacia los partidos políticos que conforman un sistema (Ruiz Rodríguez y Otero Felipe, 2013: 143). De acuerdo con estas últimas autoras, la observación empírica primigenia que dio pie a la construcción de este indicador se le atribuye a Lipset y Rokkan (1967), quienes lograron identificar la alta estabilidad en los apoyos electorales que recibían varios partidos políticos europeos objeto de sus investigaciones.
Más adelante Pedersen (1979) sería quien propusiera el cálculo matemático de este fenómeno y lo bautizó como Índice de Volatilidad Agregada porque analiza la magnitud de los cambios a nivel del sistema mismo y no de los partidos en lo individual (Ruiz Rodríguez y Otero Felipe, 2013: 143). Bajo esta lógica, Pedersen bus-
caba identificar el porcentaje mínimo de votantes que cambiaron sus preferencias de una elección t a otra t+1.
Fuente: Ruiz Rodríguez y Otero Felipe (2013: 148).
El índice se construye en una escala de 0 a 100 en la que un valor de cero, según Ruiz Rodríguez y Otero Felipe (2013: 146-147), indicaría una hipotética invariabilidad en la captación de apoyos a los partidos por parte de los electores, los cuales votarían exactamente igual en dos elecciones sucesivas; y, por el contrario, un valor de 100 reflejaría que se ha presentado un cambio profundo oradical, a tal punto que todos los votantes habrían cambiado sus votos de una elección a otra.
En resumen, valores altos de volatilidad agregada, amén de reflejar un trasvase significativo de votos entre dos procesos electorales, hablaría también de una baja estabilidad del sistema de partidos en general, en la medida en que los partidos en su conjunto, no serían capaces de retener apoyos electorales consistentes en el tiempo. De acuerdo con Ruiz Rodríguez y Otero Felipe (2013: 144), allí donde hubiese alta volatilidad muy probablemente estaríamos hablando de sistemas que experimentan realineamientos o cambios de ciclo. Por el contrario, valores bajos en el indicador reflejarían una alta identificación partidista por parte de los votantes, quienes difícilmente cambiarían sus preferencias, y por ende aportan una gran estabilidad al sistema de partidos.
Entrando en materia en cuanto al comportamiento de este indicador en Paraguay podemos detectar que por lo que se refiere a los comicios de la arena nacional desde 1993 (presidente, diputados y senadores), estos han mostrado oscilaciones heterogéneas, aunque con mayor profundización en las elecciones de 2003 cuando el índice superó los 35 puntos porcentuales netos. Una actualización de los cálculos que hemos publicado desde 2013 ubicaría el promedio de volatilidad agregada para estos tres cargos en 23.49
puntos porcentuales. Este resultado no cambia lo que sostenemos en otro trabajo (Cerna y Solís, 2018: 366), en el que caracterizamos la volatilidad del sistema de partidos paraguayo de moderada a alta siguiendo las consideraciones teóricas y empíricas de Mainwaring y Zoco (2007:153-154).
Sin embargo, es preciso reconocer que al analizar el más reciente proceso electoral (2018) desde la dimensión de este indicador es interesante observar un achicamiento en los valores del mismo, y que de hecho estos guarismos sean los más bajos en toda la serie temporal desde 1993, lo que podría estar mostrando indicios de un realineamiento de los electores a raíz del desdibujamiento de fuerzas políticas como UNACE y PPQ que estuvieron detrás del cambio que se produjo en las elecciones de 2003 como se muestra en la Tabla 8.
No obstante, al mirar la serie temporal en su conjunto podemos concluir que el sistema de partidos paraguayo muestra ciertos rasgos de inestabilidad derivado de la aparición y desaparición frecuente de partidos que han buscado ocupar el tercer espacio político (como UNACE y PPQ) y que, aunque existen dos partidos que han concentrado al gran grueso del electorado, y que incluso han realineado a los electores en torno a sí, los apoyos que reciben por parte de los votantes en general no son tan estables como se pudiera llegar a pensar, es decir, que pudiera estar en entredicho la lealtad oidentificación partidista de los electores respecto de los partidos tradicionales que dominan la arena electoral paraguaya.
Tabla 8. Volatilidad agregada en elecciones para cargos nacionales (1993-2018)
1993 1998 2003 2008 2013 2018
Presidente 32.95 23.75 35.05 25.35 25.40 9.55
Diputados 33.33 17.75 35.95 15.85 19.45 17.54
Senadores
17.10 35.95 13.85 29.65 12.60
Elaboración propia con base en cálculos publicados en 2013, 2018, 2019.
Gráfico 8. Comportamiento de la volatilidad agregada para cargos nacionales (1993-2018)

Elaboración propia con base en los datos recopilados y actualizados por Solís y Cerna (2019) y Cerna y Solís (2018). En el ámbito departamental, el comportamiento de la volatilidad presenta la misma irregularidad que se observa en la arena nacional, es decir, oscilaciones que van desde resultados que hablarían de adhesión o lealtad de los votantes al no cambiar significativamente las preferencias netas entre dos procesos electorales, en especial en las elecciones de 2018, hasta trasvases muy elevados que en algunos casos superan los 30 puntos porcentuales como mínimo; en este escenario destacan departamentos como Caazapá, Presidente Hayes oBoquerón. Sin embargo, en términos generales el promedio de la volatilidad agregada en las elecciones para gobernador es ligeramente menor que aquella observada a nivel nacional para los cargos de presidente, diputados y senadores al ubicarse en 19.87, por lo que se podría decir, en principio, que muestra rasgos propios de lo que se considera como volatilidad moderada1. El Gráfico 9 muestra los promedios de la volatilidad departamental durante los veinte años en los que se han celebrado elecciones para gobernador en el país.
1. Es importante precisar que el cálculo de la volatilidad promedio a nivel sub-nacional omite el caso de Alto Paraguay por no contar con datos precisos o consistentes, razón por la cual prescindimos del mismo para no distorsionar los resultados.