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La fiesta de la carne

Jersson Torres*

Ya llegaron tus ojos de fiesta a embriagarme la noche; a mí, que represento el papel de muerto en la comparsa sin llevar siquiera un disfraz.

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Ya llegó la caravana interminable de tus besos bailarines Y esa puerta al paraíso que me muestra en un descuido tu blusa de jazmines.

Ya comienza nuestro carnaval en las tinieblas Mis manos de acróbata lentamente te revelan. Esta noche, todos y cada cosa hacen el amor: el planeta con su órbita el viento que desnuda la flor.

En esta fiesta para dos apenas cabe el universo en una gota de sudor. Si el ancho río donde te navego me entrega sus derivaciones como un regalo que brota de piel a piel, yo sabría quedarme para siempre en mi canoa remando aunque no tenga brazos, andando aunque no tenga pies.

Fiestas de la carne y vapores ancestrales Siempre supe que en tus ojos estaría aquel abismo donde frágil me destruyo; donde está la cerradura que conserva el mapa exacto de mis cicatrices naturales Y es verdad que tú tampoco llevas máscaras, aunque a los dos nos quede un alfil en el tablero.

Después de todo tú ya no pareces tan viva y yo ya no estoy tan muerto.

* Psicólogo, Fundación universitaria Konrad Lorenz torresj.221b@gmail.com