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monografías ALTA CALIDAD EN INVESTIGACIÓN JURÍDICA

JUAN MANUEL GONZÁLEZ RAYA

ASPECTOS SOCIALES Y CRIMINOLÓGICOS EN LA NUEVA ESPAÑA

Derecho

ASPECTOS SOCIALES Y CRIMINOLÓGICOS EN LA NUEVA ESPAÑA

COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH María José Añón Roig

Catedrática de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia

Ana Cañizares Laso

Catedrática de Derecho Civil de la Universidad de Málaga

Jorge A. Cerdio Herrán

Catedrático de Teoría y Filosofía de Derecho. Instituto Tecnológico Autónomo de México

José Ramón Cossío Díaz

Ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y miembro de El Colegio Nacional

Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot

Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

Owen Fiss

Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Universidad de Yale (EEUU)

José Antonio García-Cruces González

Catedrático de Derecho Mercantil de la UNED

Luis López Guerra

Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid

Ángel M. López y López

Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla

Marta Lorente Sariñena

Catedrática de Historia del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid

Javier de Lucas Martín

Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de la Universidad de Valencia

Víctor Moreno Catena

Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Carlos III de Madrid

Francisco Muñoz Conde

Catedrático de Derecho Penal de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

Angelika Nussberger

Jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Catedrática de Derecho Internacional de la Universidad de Colonia (Alemania)

Héctor Olasolo Alonso

Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario (Colombia) y Presidente del Instituto Ibero-Americano de La Haya (Holanda)

Luciano Parejo Alfonso

Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid

Tomás Sala Franco

Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia

Ignacio Sancho Gargallo

Magistrado de la Sala Primera (Civil) del Tribunal Supremo de España

Tomás S. Vives Antón

Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valencia

Ruth Zimmerling

Catedrática de Ciencia Política de la Universidad de Mainz (Alemania)

Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales

ASPECTOS SOCIALES Y CRIMINOLÓGICOS EN LA NUEVA ESPAÑA

JUAN MANUEL GONZÁLEZ RAYA

tirant lo blanch Ciudad de México, 2020

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© Juan Manuel González Raya

© EDITA: TIRANT LO BLANCH DISTRIBUYE: TIRANT LO BLANCH MÉXICO Río Tiber 66, Piso 4 Colonia Cuauhtémoc Alcaldía Cuauhtémoc CP 06500 Ciudad de México Telf: +52 1 55 65502317 infomex@tirant.com www.tirant.com/mex/ www.tirant.es ISBN: 978-84-1313-653-0 MAQUETA: Tink Factoría de Color Queda prohibida la reproducción total o parcial. Directa o indirecta del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización expresa y por escrito de los editores, en términos de la ley federal del derecho de autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición, se hará acreedora de las sanciones legales correspondientes.

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Raúl Contreras Bustamante Facultad de Derecho

Pedro Salazar Ugarte

Instituto de Investigaciones Jurídicas

Héctor Alejandro Ramírez Medina Coordinador Editorial

Índice Presentación ............................................................................................. 11 Dr. Fernando Serrano Migallón

Introducción ............................................................................................. 17

Capítulo I

ESPAÑA VS EUROPA 1.1. PANORAMA HISTÓRICO DE EUROPA (1492-1700).................... 23 1.2. ESPAÑA FRENTE AL SIGLO XVIII................................................. 38 1.3. LA SED COLONIAL DE INGLATERRA Y FRANCIA EN AMÉRICA DEL NORTE.............................................................................. 49

Capítulo II

LA EXPANSIÓN NOVOHISPANA 2.1. DEL ESTALLIDO SOCIAL DE LAS TRECE COLONIAS A LA VECINDAD TERRITORIAL................................................................. 61 2.2. LA EXPANSIÓN TERRITORIAL DE NUEVA ESPAÑA COMO FACTOR DE DESEQUILIBRIO SOCIAL ........................................ 78 2.3. EL FRANCISCANÍSMO Y LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN LOS TERRITORIOS DEL MIEDO COLECTIVO ........................................ 99

Capítulo III

MARES NOVOHISPANOS “Una historia de comercio, política y corrupción” 3.1. COMERCIO Y PIRATERÍA EN LOS MARES DE NUEVA ESPAÑA.................................................................................................... 129 3.2. MISIONES Y FUERTES NOVOHISPANOS..................................... 187 3.3. LA RUTA TRANSPACÍFICO Y LA POLÍTICA NAVAL ESPAÑOLA..................................................................................................... 224 3.4. CORRUPCIÓN Y CRIMINALIDAD NOVOHISPANA ................... 266 Conclusiones ............................................................................................ 307 Bibliografía .............................................................................................. 315

PRESENTACIÓN

Aspectos sociales y criminológicos en la Nueva España La llegada de los españoles al continente que hoy conocemos como América representó, por muchas razones, uno de los fenómenos históricos y sociales más importantes en la historia de la humanidad.

El valor de la empresa por parte de quienes llegaron, la resistencia inaudita de quienes defendían su tierra ante los invasores y los resultados que produjo este encuentro se sintieron inmediatamente, desde el momento en que llegaron a territorio americano y sus consecuencias se irían acrecentando con el paso del tiempo hasta transformar profundamente la idiosincrasia, la manera de ser y la cosmovisión de quienes llegaron y quienes estaban en su casa.

Se llegó a una tierra de la cual no se tenía conocimiento y se encontraron con unas culturas completamente desconocidas y con una filosofía completamente distinta a la que tenían los que llegaron.

Un fenómeno tan complejo que tiene infinidad de facetas y de matices. Han sido estudiados, analizados y valorados en todos sus aspectos, desde el histórico, el científico, el antropológico y el literario hasta, por supuesto, el importantísimo y recíproco impacto cultural.

Todos estos estudios, por su naturaleza y por la idiosincrasia misma del fenómeno sobre el cual trata sólo pueden reflejar una parte de un fenómeno global. Curiosamente, uno de los aspectos menos tratados son los que se refieren a la naturaleza social, jurídica y criminológica del periodo que corre desde que la conquista se convirtió en virreinato, hasta el momento en que se independiza la entonces Nueva España.

El libro que nos presenta Juan Manuel González Raya sobre este tema es, por muchas razones, digno de elogio, los aspectos si no olvidados, por lo menos poco tratados, de la criminología en la Nueva España, hasta por la profundidad histórica de los fenómenos que se desarrollaron en ese periodo.

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El florecimiento, la riqueza, posteriormente el declive y por fin el ocaso de la Nueva España, son tratados con rigor académico y lo que es sobre todo de agradecer, con una amenidad literaria que hace que su lectura sea por demás agradable.

Los primeros años de esta confrontación es la etapa violenta de la conquista, etapa que se inicia en 1519, cuando los barcos de Hernán Cortés y sus acompañantes llegan a las costas de Veracruz, etapa cruenta, difícil y sangrienta que dura, con esas características de violencia y avasallamiento hasta 1521, año en que cae la Gran Tenochtitlán y con ella el Imperio Azteca.

A partir de ese momento empieza un segundo proceso que podríamos denominar un proceso de transición social y cultural hacia un sistema político y administrativo distinto.

A partir de 1551 y teniendo como fecha simbólica la creación de la Universidad de México, se inicia el periodo en que deja de ser conquista y se convierte en colonia y posteriormente en Virreinato.

Como decía Ortolán todo jurista debe ser historiador y todo historiador debe ser jurista, no se puede analizar la vida de las instituciones jurídicas y políticas sin tomar en cuenta los factores históricos que le dieron vida y analizan su desarrollo.

Las organizaciones sociales que había en América antes de la llegada de los españoles correspondían a una serie de valores, principios y reglas de comportamiento humano que funcionaban de forma adecuada y efectiva para quienes habitaban en estas tierras, sin embargo queda la duda de si a esa organización puede ser considerada como un esquema jurídico con las características que hoy le damos a las normas de Derecho.

Lo que no cabe duda es que con la llegada de los europeos el mundo americano se incorpora paulatina pero definitivamente al mundo occidental, con todos los valores, aspiraciones, creencias, virtudes y defectos que tenían las sociedades europeas en aquel momento; desde el punto de vista jurídico el Imperio español en la metrópoli, en las zonas ocupadas por ellos y a partir de ese momento en las colonias del nuevo continente dejaba mucho que desear a lo que hoy consideramos un estado de Derecho; una organización de garantías individuales, sociales y equilibrios para el ejercicio del poder.

Presentación

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Europa estaba en crisis, la llegada a América la salvó de la crisis económica y le dio una esperanza nueva a su desarrollo y sobre todo una esperanza a la formación de un mundo hispánico con riquezas desconocidas hasta ese momento pero sobre todo con la esperanza de formar con los valores y los principios que importaban, un nuevo mundo que de manera recíproca influyera entre América y Europa.

Esas crisis de la metrópoli y de las colonias se presentaba en todos los ámbitos, políticos, jurídicos, sociales y por supuesto en la alteración que hasta ese momento había tenido el tejido social y su funcionamiento, en particular, una corrupción política y administrativa que marcaría desde ese momento la vida de las sociedades en los nuevos territorios.

La similitud entre la metrópoli española y sus nuevas colonias así como la de Portugal con las suyas se enfocó fundamentalmente a un proceso de convencimiento intelectual, pero sobre todo religioso, teniendo como base la catequización de los nuevos súbditos. Buscar el crecimiento social de las colonias aunque para ello tuvieran que explotarlos físicamente, pero sin llegar, como hicieron los colonos ingleses u holandeses, al exterminio de los habitantes, por lo que las sociedades que se fueron creando a partir de ese momento eran nuevas racialmente, socialmente pero sobre todo culturalmente.

Desde el punto de vista jurídico se crearon dos mundos diferentes.

Si bien todas las normas eran europeas y dirigidas a todos los habitantes, la forma como eran trasplantadas a la ya Nueva España tenían características diferentes cuando eran aplicadas o ejercidas por los peninsulares o sus descendientes o, por el contrario, a los miembros de los grupos originarios.

Así, muchas normas en su definición pero sobre todo en su aplicación, eran muchas veces desconcertantes y absurdas para unos y para otros.

Frente a la obligación de consolidar esa empresa de conquistar nuevos territorios, de fortalecer la presencia en los ya ocupados y sobre todo establecer un régimen político, administrativo y jurídico que los hiciera gobernables fue uno de los retos a los que se enfrentaron los conquistadores.

La economía de la Nueva España crecía sin parar, sus recursos eran apetecibles para la metrópoli, la riqueza era el tinte que señalaba

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la vida de la colonia pero esa riqueza estaba cada vez peor distribuida y la desigualdad social entre quienes todo lo tenían y la pobreza de quienes producían esa riqueza hacían que el germen del descontento estuviera presente en la vida diaria.

Esta desigualdad ocasionó, entre otros efectos, una serie de actividades delictivas y criminológicas que se ocultaban tras esa magnífica riqueza que imperaba en el virreinato.

La estructura política y administrativa entraría en crisis. Varias causas ocasionarían ese desajuste social; las instituciones fuertes empezarían a dejar de serlo; surgirían sociedades cerradas enfocadas a producir beneficios a sus miembros al margen del marco jurídico formalmente imperante; los vicios se enseñorarían en la administración pública y surgiría un mundo mercantil político y religioso cerrado y sin comunicación con la gran masa de la población a la que marginaban ideológica, política y culturalmente.

Si el esquema establecido en la Nueva España se pudo mantener a pesar de estos vicios, fue gracias al dinamismo de la economía, a la riqueza natural del territorio y al incremento y fortalecimiento del tráfico comercial interoceánico.

Es muy importante señalar que la mayor parte de los estudios realizados hasta la fecha han estudiado a la colonia y al virreinato y su funcionamiento en tierra, pero su desarrollo en el mar ha sido muy poco tratado. Es por eso encomiable el trabajo de González Raya que pone énfasis en la importancia del intercambio comercial interoceánico, el fortalecimiento de las rutas marítimas, los problemas con las otras potencias europeas, que aunque tardíamente, empezaban a competir en el mar y que ocasionaron un sinnúmero de guerras, estallidos violentos y violencia de todo tipo.

Si los vicios de corrupción entre el área administrativa y las clases dominantes eran evidentes en tierra, cuando esto se producía en barcos, en el trayecto entre las colonias y la metrópoli, su aparición era mucho más intensa, la fortaleza de sus vicios mucho más fuerte, la facultad para detectarlos mucho más difícil y el caos administrativo y político generalizado. Podemos hablar así de que el sistema de corsarios, no sólo de piratas, sino de hurtos en los barcos y en la forma de conducir los comercios marítimos pueden considerarse como la primera organización delictiva internacional a gran escala, es decir, el

Presentación

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primer ejemplo de lo que luego se convertiría en un crimen internacional organizado.

En el siglo XVIII surge una modificación profunda del sistema político internacional. El Imperio español entra en crisis, la casa de Austria deja su lugar a la borbónica, la corrupción se enseñorea a todos los niveles de la administración española el tráfico de influencias se ve ya como un fenómeno natural y la vida criminal desbordaría el aparato gubernamental.

Al mismo tiempo en 1789 se inicia la revolución francesa, con una nueva visión del mundo, del valor del hombre y de los derechos de los ciudadanos. Las guerras napoleónicas trastocarían el mundo occidental, en particular, el europeo. España se vería fuertemente afectada por la invasión francesa, la expedición del Estatuto Provisional de Bayona y la promulgación de la Constitución de Cádiz que surgió con el ejemplo de los valores franceses y que mostró a los españoles una nueva forma de organización jurídica.

Sin Bayona no se hubiera podido pensar en Cádiz y Cádiz, a pesar de la felonía de Fernando VII, acabaría por imponer sus principios en todo el territorio español incluyendo, por supuesto, las colonias.

Al mismo tiempo en el continente americano se había producido la independencia de las 13 colonias en el norte del continente, cuya consecuencia más importante fue la creación y promulgación de la Constitución de los Estados Unidos de América en 1787, que presentaba un nuevo ambiente de liberalismo político y económico que se agregaba de forma decisiva al germen de independencia política de las colonias.

Si a estos aspectos históricos y políticos se agrega el despiadado aumento de impuestos de la monarquía borbónica, el ambiente de inconformidad, deseos de cambio y la búsqueda de un sistema nuevo, el detonante de la independencia de las colonias americanas estaba dado.

En España la metrópoli era rica, debido sobre todo a los recursos de las colonias; la riqueza se concentraba en pocas manos la injusticia social campeaba y la administración era cada vez más corrupta. El desastre de la metrópoli y la crisis gubernamental española tienen que afrontar, sin capacidad física, económica y de legitimidad, la llegada

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de Napoleón al poder, la invasión francesa y los desaciertos de una dinastía deplorable.

La descomposición total surgía en la metrópoli, se trasladaba a las metrópolis, el comercio clandestino iba en aumento y las posibilidades de control por parte de las autoridades peninsulares y coloniales era imposible.

Así termina el siglo XVIII en la Nueva España, con una crisis profunda, unas riquezas mal repartidas, un desánimo gubernamental y un deseo de cambio de la población. Esto produciría, unos pocos años después, el inicio de la guerra de independencia.

La crisis de la metrópoli, el desastre de las colonias, la injusticia impositiva y una organización criminal paralela al gobierno establecido hicieron inevitable la independencia de la Nueva España.

El libro de Juan Manuel González Raya analiza de manera precisa todos estos fenómenos; resalta lo que Europa le dio a América y al mismo tiempo lo que Europa le debe a América. Si bien con la llegada de los europeos llegó la lengua y la manera occidental de ver el mundo, los europeos deben estar profundamente agradecidos a que la idea de libertad, de república y de justicia social como valores profundamente americanos, se incorporaran al pensamiento y a la vida política y civil de Europa.

Dr. Fernando Serrano Migallón Ciudad Universitaria, CDMX, otoño 2019

INTRODUCCIÓN El estudio que nos ocupa, así como el tema novohispano en particular, contempla la primera parte de una investigación con un enfoque distinto en sus lineamientos de estudio, pero también, selectivo en su contenido, cada vez más abundante en sus enfoques criminológicos.

El título: “Aspectos Sociales y Criminológicos en la Nueva España”, entraña en sí mismo, “temas selectos”, que se vislumbraron idóneos dentro de una mirada a tres siglos de exuberante historia de dominación española en tres continentes, particularmente, en la Nueva España.

El tratamiento que nos ocupa, no intenta desdeñar otras vertientes de investigación muy importantes, sino que intenta acercar inteligiblemente al lector, a las estructuras de complejidad colosal novohispanas, que han sido ampliamente estudiadas por brillantes e insignes historiadores, pero carentes de un enfoque histórico-criminológico; lo que de suyo conlleva un ejercicio intelectual muy poco usual.

Como lo hemos apuntado con antelación, la complejidad y amplitud de la historia novohispana, nos obligó a proponer temas selectos, que a su vez, intentasen acompañar de forma sintética, los tres siglos de colonialismo novohispano, en una relación tiempo y espacio.

Es ineludible, asomarnos de inicio y aunque sea por un instante, ante la panorámica que envolvió a Europa durante los dos primeros siglos de colonialismo español.

Lo anterior, como corolario y antesala de un avasallador cuestionamiento: ¿Cómo enfrentó España el Siglo XVIII y su iluminismo?

Escenario por demás demoledor para la Corona de España, desgastada y empobrecida por las constantes guerras que enfrentó, abrumada ante el creciente colonialismo de Inglaterra, partícipe y pagana de las fatídicas alianzas con Francia, rezagada en su producción industrial y carcomida por la corrupción.

Al transitar de lo general a lo particular en el primer capítulo, y una vez escudriñado en la medida de lo posible el panorama histórico general de España frente a Europa, inmediatamente se hizo un esfuer-

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Juan Manuel González Raya

zo por sintetizar, los posibles aspectos y paradigmas emanados de la titánica expansión española en América y la ponderación de la gran Nueva España.

Comprendida dentro de un espacio de tres siglos, penetración y poblamiento constituyeron los mecanismos suficientemente sólidos como para sostener un imperio sin precedentes por espacio de tres siglos.

No obstante lo ya vertido, es indudable que la punta de lanza en tan colosal expansión y poblamiento, tuvo su sustento en las “misiones religiosas”, encabezadas principalmente por frailes franciscanos y jesuitas, los cuales concretizarían en su trato benigno y humilde con los indígenas, el más grande proyecto colonizador de que se tenga conocimiento en la historia de la humanidad, que de forma por demás audaz y eficaz casi siempre, abrieron los caminos más inexpugnables o se adentraron en travesías por los océanos en busca de la fe religiosa y la expansión territorial de España en América y Asia.

Es indiscutible, que a pesar de todos los errores y excesos atribuibles a la Corona española, la magnanimidad de su imperio, y particularmente, la excelsitud de la gran Nueva España, fue lo suficientemente positiva como para sostener un imperio repartido en tres continentes por espacio de tres siglos.

Sin embargo, ¿Qué elementos pudieron ser constitutivos de la consolidación de tal empresa imperial?

A nuestro parecer, la respuesta corrió sobre dos ejes sólidos e insustituibles, que pareciesen extraídos del plano cartesiano, aplicables a la empresa de colonización española desplegada, cuya verticalidad y horizontalidad le permitieron cruzar, descubrir, penetrar y colonizar gran parte del mundo:“La expansión en Tierra y el control del Mar”.

España, al haber hecho suyo en 1492 el Océano Atlántico y el Continente de América, como la mayor porción geográfica descubierta hasta ese momento y cuya inconmensurabilidad, quizás nunca acabó por comprender. Propició que de un solo golpe, tomara una ventaja tan contundente frente al resto de las potencias oponentes en Europa, que muchos historiadores se han atrevido a afirmar, que dicha hegemonía significó un siglo de ventaja y de relativa paz, pero sobre todo; de impulso primigenio para las políticas expansionistas

Aspectos sociales y criminológicos en la nueva España

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españolas frente a sus demás competidores, convirtiéndose así, de un salto cualitativo y cuantitativo, en la corona del mundo jamás superada.

Sin embargo, el viejo y nuevo mundo, así como la carrera colonizadora de España en Asia, se encontraban divididos por dos colosales océanos a vencer y descubrir a partir de las primeras travesías de Cristóbal Colón, empresas que darán testimonio fiel del mayúsculo tamaño de logro realizado por España, quien de forma inmediata, abrirá las primeras rutas interoceánicas y transitará los mares a efecto de mover la riqueza del nuevo mundo y controlar el comercio entre Europa, América y Asia, con poderosas flotas navieras, que al paso del tiempo; se convertirían en escala de medición del poder económico, político y militar en el plano internacional.

El poder y control del mundo durante los siglos XVI, XVII y XVIII, se disputó en los mares, provocando cruentas guerras por la conservación y supremacía, así como la posible incursión, despojo y negociación de posesiones, principalmente españolas en América.

Muy pronto la seguridad en las rutas comerciales interoceánicas y la defensa de los dominios pertenecientes a España, se convirtieron en botín y blanco predilecto de Inglaterra y Francia, quienes subsistieron de alguna forma, mediante la rapiña y el patrocinio de la piratería respecto de los tesoros novohispanos enviados a la metrópoli española, lo que irremediablemente desató una cruenta carrera bélica entre las armadas de las potencias europeas, que derivó en muchas ocasiones; en gastos excesivos de grandes magnitudes, orillando a la política española y de gobierno, a enfrentar endeudamientos y aplicación de impuestos excesivos de todo orden, a efecto de soportar las incesantes y agobiantes batallas navales suscitadas a lo largo de la historia imperial.

Es indudable que España, vivió un sueño y para un sueño en su lucha frenética por consolidar su política de expansión y poblamiento en América. Una empresa de imposible realización plena, bajo la mirada inflexible de Cronos, quien con la fuerza del tiempo conduciría a la Corona ante un enemigo invencible, el Siglo XVIII. Una vez más, y siguiendo los cambios de paradigmas propios de otros siglos, el mundo se redefinirá bajo el “Siglo de Las Luces”, desencadenándose una globalización sin precedentes, que terminó por

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resquebrajar en sus estructuras al mundo y particularmente, la concepción del arte de gobernar.

Por si fuera poco, la casa reinante en España intenta reinventarse ante la embestida del nuevo siglo, lo que corrobora que la historia de la humanidad obedece a ciclos y en muchos casos repetitivos, sólo que actualizados en una relación tiempo y espacio. Sin embargo, España implementaría unas efectivas pero tardías reformas Borbónicas, que ante el demoledor siglo XVIII, poco pudieron revertir.

Como se estableció, los elementos o factores “Tierra y Mar” conformaron un ente monolítico para el Imperio imposible de desvincular, cuyos aspectos económicos, sociales y políticos, irremediablemente impactaron el devenir histórico de Nueva España, reflejado en una especie de crisol criminológico que se oculta ante la magnificencia de la riqueza novohispana, sus posesiones y dominios en diferentes continentes, sus instituciones y sociedades férreas, tanto mercantiles, como políticas y religiosas. Sin embargo, la piedra clave para el sostenimiento del Imperio, siempre lo fue; su altísimo dinamismo y tráfico interoceánico.

Consuetudinariamente, el Imperio español se ha estudiado y evaluado a través de sus dominios en tierra, pero resulta innegable y no menos importante, el control de las rutas navales comerciales en los mares españoles, mediante travesías de miles de kilómetros, lo que comprueba en buena medida, que la vida y porvenir del imperio transcurría en los largos viajes trasatlánticos y transpacíficos, cuya historia de “comercio, política y corrupción”, se encuentra estrechamente vinculada, a la piratería y la política militar defensiva, que incluso hoy en día, se puede admirar en los fuertes y presidios novohispanos, así como en su arquitectura militar.

Sofisticadas y bien provistas armadas, se dieron a la tarea de proteger el comercio marítimo español, ante la convulsión que sufrían los mares novohispanos, debido al incesante asedio de piratas y corsarios en las rutas comerciales.

Sin embargo, muchos estudios historiográficos, han dado firme sustento para establecer: “Que las propias estructuras gubernamentales novohispanas y privadas, inmersas en las diversas vertientes del tráfico marítimo, así como en el control de los puertos de navegación y flotas mercantes, estaban inmersas en escandalosos actos de