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HISTORIAS DE LAS DOS COREAS
“Una casa orientada al sur, de nuevo”, una exposición de arte de una refugiada norcoreana y su mentora/terapeuta artística surcoreana, atrajo a muchos espectadores a finales de 2020. Destacó los esfuerzos por el entendimiento mutuo entre norcoreanos y surcoreanos, y sus deseos de reunificación.
Kim Hak-soon Periodista y profesor invitado, Escuela de Medios y Comunicación, Universidad de Corea Han Sang-mooh Fotógrafo
ARTE COMPARTIDO POR UNA SOLA COREA
“Mapa de la península de Corea abrazado por Sigma”. Shin Hyung-mee y Koi, 2020. Pintura acrílica sobre madera. 160 × 100 cm.
Colaboración de Koi, refugiada norcoreana, y Shin Hyung-mee, su mentora y terapeuta de arte surcoreana, en su exposición conjunta “Una casa orientada al sur, de nuevo” (Seúl, noviembre de 2020). Usan símbolos matemáticos para expresar la totalidad de las partes.
La refugiada norcoreana “Koi” se autobautizó así en honor a la colorida carpa para enmascarar su identidad y expresar su libertad recién adquirida. En una pecera, rara vez los koi superan los ocho centímetros, pero en un río pueden crecer hasta 15 veces más. La joven artista usó esa metáfora para definir su llegada al “ancho y libre río” de Corea del Sur.
En diciembre de 2008, Koi dejó su hogar en Chongjin, provincia de Hamgyong del Norte y se coló en China. Una amiga próxima y sus familiares se habían establecido en Corea del Sur, y no pudo ser disuadida por las advertencias de su propia familia sobre el castigo severo que recibiría de ser capturada.
Tras muchas idas y venidas por China y Tailandia, Koi llegó a Corea del Sur – “su tierra soñada”- en marzo de 2009, personificando el viejo adagio: “el ternero recién nacido no teme al tigre”. Hoy día, consciente de los riesgos que asumió con solo 18 años, recién graduada de secundaria, asegura que no intentaría ese viaje si aún estuviera en el Norte.
Al llegar, Koi quiso estudiar bellas artes en Seúl. Para preparar el examen de acceso a la universidad acudió a Heavenly Dream School, una escuela privada alternativa para norcoreanos desplazados, en Seongnam, provincia de Gyeonggi. En 2012, Koi fue admitida en el Departamento de Arte Textil y Diseño de Moda de la Universidad de Hongik, siendo la primera estudiante de Corea del Norte de ese departamento.
¿Casualidad o karma?
Mientras estaba en la universidad, Koi conoció a Shin Hyung-mee, terapeuta de arte, a través de la Asociación Cristiana de Jóvenes Desertores. “Cuando conocí a Koi en 2013, sentí que tenía una brillante y positiva visión de la vida”, recuerda Shin. “En aquel entonces, ofrecía asesoramiento grupal para jóvenes refugiados, con el apoyo de la sede de la Iglesia Metodista Coreana. Sabía que Koi deseaba tomar clases particulares y desde entonces me convertí en su mentor. Koi siempre está agradecida por todo y trabaja sin cesar para mejorar y desarrollarse”.
Ambas artistas crearon nueve obras para una exposición conjunta organizada en Seúl del 25 al 30 de noviembre de 2020 bajo el tema “La reunificación nacional”. Fue la segunda ronda de “Una casa orientada al sur”, una serie de exposiciones lanzada en 2008 por la Universidad de Mujeres de Seúl y la Oficina de Educación de Incheon Dongbu, como proyecto de terapia artística para jóvenes refugiadas. La serie muestra el talento artístico de los participantes a través de diversos géneros como pintura, arte textil o instalaciones. La edición de 2020 fue organizada por el Ministerio de Reunificación en Topohaus, una galería de Insa-dong, cónclave de artes y oficios en el centro de Seúl.
La exposición llevó a Koi, y su especial relación con Shin, a una escena artística más amplia. Colaboraron en tres de esas obras de arte y produjeron tres más por separado cada una.

“Unit Harmony” Koi. 2020. Tejido especial. 100 × 100 cm.
Esta pieza en solitario de Koi expresa que muchos deseos de unificación eventualmente forjarán una sola Corea. La artista se inspiró en los aviones de papel con notas del pozo de los deseos.

“Un mapa de la península de Corea abrazado por Sigma”, una de las piezas conjuntas, refleja la impresión sobre Corea de estas artistas con dicho símbolo matemático. En un proyecto previo llamado “Comunicar con colores”, unió a 30 refugiados y a 29 surcoreanos, y cada uno creó un color distinto de pintura basado en su propia visión de la reunificación nacional. Esos tonos se complementaron con un “color de emoción” creado por Shin y Koi. Así, exhibieron 101 colores que luego entregaron a instituciones que imparten educación para la reunificación nacional.
“Camino hacia una casa orientada al sur que recorro contigo”, una de las obras individuales de Koi, es una instalación. Evoca 50 pares de zapatillas que usó en el norte.
“Adjunté una carta a mano en cada par de zapatos para saludar a 50 de mis amigos en el Norte. Esas cartas reflejan la añoranza por mi familia y amigos, y mi deseo por la reunificación nacional”, explica. “Muchos visitantes se paraban frente a la obra y, tras leer cada carta atentamente, derramaron lágrimas. Otros dejaron notas para expresar su emoción. Para mí también fue la obra de arte destacada”.
“Unit Harmony”, otra pieza de Koi, nació de su inspiración por los aviones de papel hechos con notas de buenos deseos. Cada uno contiene un sueño diferente. Encarna la imagen de una Corea construida sobre muchos deseos de unificación, y de cómo todos esos pequeños sueños juntos conforman un sueño mayor.
“Camino hacia una casa orientada al sur que recorro contigo”, Koi. 2020. Tela, caligrafía, instalación de 50 pares de zapatillas.
Cada uno de los 50 pares de zapatillas, como las que usaba Koi en Corea del Norte, contiene un saludo manuscrito a sus amigos del Norte.
Consideración y paciencia
“Long-Distance Running Track”, una pieza individual de Shin, describe el largo y duro viaje de 46 personas, algunos de entre los muchos refugiados norcoreanos a quienes conoció como terapeuta de arte.
“Desde niña me resultaba difícil correr

largas distancias”, recuerda Shin. “Quería comparar las experiencias de los fugitivos norcoreanos, tanto los momentos peligrosos como de alivio pacífico, en su viaje hacia Corea del Sur, como si fueran corredores de larga distancia”.
En tanto “Seat”, otro trabajo en solitario de Shin, simboliza a esos refugiados cuyos recuerdos se han instalado en su corazón.
Pese a su especial relación como mentora y aprendiz, mientras trabajaban juntas Shin y Koi recordaban constantemente sus distintos valores, fruto de las diversas experiencias y entornos vividos. La comunicación, la consideración y la paciencia fueron esenciales, y tuvieron que pensar mucho en cómo integrar dos culturas diferentes.
Koi recuerda que la animó la gran cantidad de visitantes a la exposición. “Pensé que no habría muchos visitantes por el COVID19, pero me sorprendió que vinieran muchos más de lo esperado. Comprobé que mi talento podría ayudar a impulsar la reunificación nacional y, mejor aún, que dos artistas del Sur y del Norte pudieron participar en una actividad colaborativa en vez de hacer algo por separado. Sin duda es un buen comienzo hacia la reunificación nacional”.
La exposición fue concebida por Shin. “No lo planteamos como un único evento, sino como un programa de largo recorrido”, asegura. “Este impulso servirá de puente para un proyecto más grande y con más participantes, que permita abordar el tema de Corea del Norte de forma natural, con una visión positiva de la reunificación”.
De hecho, ya hay otra exposición programada para finales de año en una galería que gestiona el Consejo Asesor de Unificación Nacional.
Cuando la terapeuta de arte Shin Hyung-mee (izda.) y su aprendiz de Corea del Norte, Koi, trabajan juntas, a menudo afloran sus diferentes valores. Creen que la comunicación, la consideración y la paciencia son esenciales para colaborar.
Pasos hacia un sueño
Actualmente, Koi está estudiando una maestría en negocios de moda en la Universidad de Hongik y trabaja para una organización relacionada con la moda. En 2016, definió y participó en una exposición grupal de nueve jóvenes artistas sur y norcoreanos en Common Ground, el primer centro comercial de Corea del Sur hecho de contenedores, bajo el patrocinio de Kolon Group. Su sueño es convertirse en una influyente experta en el sector de la moda y el mundo artístico-cultural, para desempeñar un papel útil en la reunificación.
Shin ha tenido una estrecha relación con refugiados desde 2004. Todo comenzó al conocer a un niño norcoreano mientras trabajaba como voluntaria para Médicos sin Fronteras. Como terapeuta de arte, también ayudó a la recuperación psíquica de los desertores a través de Hanawon, una instalación gubernamental para reeducación. Tras estudiar bellas artes en la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, hizo un master en terapia artística en la Universidad de Mujeres de Seúl.
Ahora, Shin realiza un programa de doctorado sobre arte terapia clínica en la Universidad CHA, y prepara diversas actividades para crear conciencia sobre la tarea pública de ayudar a los norcoreanos desplazados a llevar una vida plena en el Sur.