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MADE IN THAILAND
Por: Axel Varela

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La Fórmula 1 contemporánea merece la consideración de competición automovilística de gestión de neumático, sobre todo en aquellos circuitos con posibilidades de adelantar ínfimas, donde, en consecuencia, la estrategia se encarna como el elemento esencial en la búsqueda de un decente botín de puntos. Esta hipótesis es extrapolable a Albert Park, alrededor del cual, independientemente de la aplicación de notables reformas en su trazado, no se fomenta un elevado número de adelantamientos.
En la presente edición, 2022, la solución frente a la incapacidad de sobrepasar monoplazas en el virgen asfalto australiano la dictó Alex Albon, en base a la “sencillez” de ampliar su stint de neumático duro hasta los 57 giros, realizando su obligada parada en boxes en la última vuelta dominical —hito que le permitió obtener el primer punto de la temporada para Williams—. El logro se engrandece al constatarse la escasez de rendimiento de la ingeniería del condado de Oxfordshire en este inicio de campaña, y, percatarse que el piloto anglo-tailandés comenzaba la carrera en la última posición, previa descalificación en clasificación —al objeto de no presentar el litro mínimo de combustible requerido—, junto a una sanción de tres posiciones tras su accidente con Lance Stroll en el Gran Premio de Arabia Saudita.
La estrategia planteada por el equipo británico antes del inicio de la sesión obligaba a extender el cambio de neumáticos hasta ingresados en el último tercio de carrera; con mayor necesidad, cuando era observable la incapacidad de prácticamente el resto de los competidores de conseguir tiempos regulares a partir de aproximadamente la decimosexta vuelta en competición con neumático medio, sin contabilizar las cuatro vueltas bajo Safety Car (SC) causado por la salida de pista de Carlos Sainz —el segundo integrante de Williams, Nicholas Latifi, bajo un planteamiento de carrera opuesto, ejecutó su parada en la vuelta 14 ante problemas de degradación con el neumático medio, condicionante del desarrollo estratégico de su compañero Alex Albon— . Una estrategia similar a la adoptada por otros equipos: Alpine y Haas decidieron utilizar de inicio el neumático de franja blanca en Fernando Alonso y Kevin Magnussen, quienes en la vuelta 39, en el transcurso del Virtual Safety Car (VSC) —provocado por el abandono de Max Verstappen— , anhelando reducir la pérdida de tiempo en el carril de boxes, se les ordenó desde el pit wall efectuar sus respectivos cambios de compuesto. Una decisión que se podría tildar de errónea partiendo de las tempranas paradas de sus compañeros, justificadas en la alta degradación: Esteban Ocon paró en la vuelta 17, mientras que Mick Schumacher en la decimocuarta.
La anticipada parada del piloto español determinó el declive de sus neumáticos en la vuelta 52, debido a la presencia de graining en el neumático delantero izquierdo, perdiendo su posición con facilidad frente a Guanyu Zhou, Mick Schumacher y, el propio, Kevin Magnussen —cuyos tiempos no se vieron tan damnificados por la estrategia seleccionada, finalizando alrededor de siete segundos y medio del décimo clasificado—.
Tras la contextualización de la problemática con la degradación de diversos pilotos, otro de los aspectos fundamentales de la hazaña fue la creación de un gap cercano a la veintena de segundos

—tiempo estimado de perdida durante el pit stop— versus a su competencia directa por la décima posición: Guanyu Zhou — con una misma composición de neumático, sin embargo, siendo veintiuna vueltas más jóvenes—. Recurriendo a la telemetría, desde el VSC de la vuelta 39 y según se acercaba el momento de la ineludible parada, es notorio el ritmo proporcional a vueltas de clasificación implementado por Alex Albon, superando al novato de Alfa Romeo, y, al mismo tiempo, siendo parejos al chasis anfitrión de Daniel Ricciardo que le precedía —monoplaza presumiblemente superior al Williams, y para más inri, con neumáticos tan jóvenes como los del piloto chino—.
La estadística sentencia su excelente conducción y gestión de neumático en tierras de canguros y koalas, bajo etiqueta comercial made in Thailand, cuya magnitud ha emulado a la fraguada por Michael Schumacher en la edición de 1998 del Gran Premio de Gran Bretaña: obtuvo la victoria, bajo el asombro del graderío británico, al cruzar la bandera a cuadros por el carril de boxes.
Una heroicidad ajustada a las deidades griegas que antesala la utópica posibilidad de que Williams abandone el Tártaro —descrito en la mitología helena como el más profundo de los abismos, incluso inferior al inframundo—.

Comparativa de vueltas entre Ricciardo y Albon (superior) y Zhou y Albon (inferior) Fuente: elaboración propia (Axel Varela)
