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TODO AL ROJO

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THÉO POURCHAIRE

THÉO POURCHAIRE

La escudería de Maranello vivió en el Gran Premio de Mónaco un fin de semana agridulce. Por un lado obtuvo, de la mano de Carlos Sainz, su primer podio de la temporada. La parte desagradable es que pudieron haber obtenido un resultado mucho mejor con Charles Leclerc, a quien le tocó vivir la cruz de la moneda.

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Por: Mario Arroyo y Albert David

Ferrari llegó a Mónaco con buenas sensaciones tras la cuarta plaza de Leclerc en Barcelona en la que ha sido la mejor actuación del monegasco en lo que llevamos de campaña 2021. Carlos Sainz, por su parte, continuaba con su adaptación al coche y ya ha dejado entrever varias veces que no le va a costar mucho más tiempo hacerse completamente al bólido que ha heredado de Sebastian Vettel. El piloto madrileño ya ha logrado batir a su vecino de garaje en algunas sesiones de clasificación, donde ha mostrado una gran mejoría.

Los entrenamientos libres se desarrollaron con normalidad y todo apuntaba a que podría ser un fin de semana en el que Red Bull ganase de forma relativamente sencilla. El monoplaza de los de Milton Keynes, con menos distancia entre ejes que sus competidores, era más ágil que la competencia. Un factor a su favor que cobra una importancia capital en el circuito de Mónaco: el más estrecho y ratonero de todo el año y en el que menos importa la velocidad punta.

Amaneció el sábado y, con la pista más engomada, Ferrari sacó sus armas. Un chasis equilibrado, la desaparición de la resistencia aerodinámica al avance –debido a que en el circuito del Principado no se alcanzan en ningún momento los 300 Km/h-, un motor con potencia suficiente –aunque un poco menos que las unidades de Mercedes y Honda, en palabras de Marc Gené- y el as de debajo de la manga: una facilidad pasmosa para calentar las gomas en un asfalto tan poco abrasivo como el de la pista monegasca, que está abierta al tráfico durante todo el año, y con un clima más bien fresco. Una baza con la que ninguna de las escuadras rivales podía contar.

No es de extrañar que, antes de terminar el último intento de clasificación, Leclerc estuviera

ubicado en la pole provisional, aunque Max Verstappen venía muy rápido por detrás. De hecho, el neerlandés de Red Bull había batido el tiempo del piloto de Ferrari en el primer sector. Se dirigía hacia el túnel aplastando el acelerador contra el suelo del monoplaza cuando lo sorprendieron unas señales de bandera amarilla que lo obligaron a aminorar la marcha por seguridad. Había perdido la primera posición en la parrilla y se enfadó aún más cuando se enteró de que el que la había provocado era el piloto al que venía batiendo. Charles Leclerc había destrozado el coche contra el guardarraíl en la chicane que viene después de la piscina.

El piloto local paralizó los últimos intentos de la sesión en una maniobra que muchos comparan con la que Michael Schumacher hizo en 2006 para conseguir lo mismo: retener la pole

Charles saluda al público en Monte-Carlo © Ferrari

Izquierda: Leclerc negocia una de las curvas del circuito monegasco durante su etapa en F2 Superior: Instantánea del momento del accidente que le costó el abandono en 2018 Derecha: El SF21 de Leclerc, recogido por la grúa el pasado sábado en Monte-Carlo

La maldición de Leclerc en Mónaco

2017: el monegasco logró la pole en el principado y lideró cómodamente la carrera principal de la Fórmula 2 hasta la parada obligatoria. Un Safety Car tardío le relegó hasta la cuarta posición. En la relanzada, Charles abandonó por un problema mecánico en la rueda delantera izquierda. A la mañana siguiente, en la carrera al sprint, unos problemas eléctricos le hicieron abandonar de nuevo.

2018: ya en Fórmula 1, los frenos delanteros de Leclerc colapsaron a falta de siete vueltas para la conclusión del Gran Premio y embistió al Toro Rosso de Brendon Hartley. Charles aparcó su Alfa Romeo - Sauber en Nouvelle Chicane y se retiró de la prueba.

2019: un error de cálculo por parte del muro de Ferrari dejó a Charles sin tiempo para mejorar su vuelta en la Q1 y cayó eliminado (16º). El domingo intentó remontar a la heroica, pero el riesgo fue mayor que la posible recompensa. Leclerc tocó el muro interior en la Rascasse al intentar adelantar a Nico Hülkenberg, pinchó su neumático delantero trasero y provocó daños irreversibles en el fondo plano. Abandonó oficialmente en la vuelta 18.

2021: Leclerc se asegura la pole position en Montecarlo, pero estrella su monoplaza en la chicane de la piscina a falta de 25 segundos para finalizar la Q3. El domingo, Ferrari comunica que Charles no puede tomar la salida del Gran Premio de Mónaco debido a una avería en el palier izquierdo del SF21 a falta de 20 minutos para el comienzo de la carrera.

Sainz celebra el podio con un grupo de sus mecánicos

© Ferrari

El piloto local paralizó los últimos intentos de la sesión en una maniobra que muchos comparan con la que Michael Schumacher hizo en 2006 para conseguir lo mismo: retener la pole ante un Fernando Alonso que venía volando por detrás. La del káiser, por el contrario, había sido premeditada y su bólido no sufrió ningún daño: simplemente se pasó de frenada en la Rascasse y quedó atravesado en mitad de la trazada en un punto estratégico en el que no se podía apartar ni tampoco había grúas pluma para retirar su Ferrari.

Lo más probable es que lo que ocurrió este 2021 no fuese a propósito, ni mucho menos. Pero si lo fue, supuso el principio del fin para Charles Leclerc. Su monoplaza sufrió daños en la caja de cambios y en el equipo decidieron no cambiarla de cara a la carrera para no recibir la penalización de cinco posiciones en parrilla que acarrea hacer esto. Sabían que iban a sufrir y que los Red Bull serían superiores el domingo. Pero, al mismo tiempo, confiaban en las manos de su estrella y en lo que implica correr en Mónaco: una dificultad extrema para adelantar y una gestión del tráfico no menos complicada, capaz de arruinar estrategias. Esto les sería crucial para aguantar a los de las bebidas energéticas aunque sobre el papel fuesen más rápidos.

Llegó el gran día y Charles Leclerc estaba radiante a la par que preocupado. Salía primero en su Gran Premio de casa. Una carrera que hasta ahora se le había estado resistiendo puesto que en ninguna de las dos participaciones que acumulaba había podido terminar la carrera. Podía ser su jornada de gloria, pero antes tendría que

aguantar a Verstappen, Hamilton y Sainz durante 78 giros si su caja de cambios se lo permitía.

El monegasco se enfundó el mono y el casco, se subió al monoplaza y se preparó para iniciar la vuelta de instalación hacia la parrilla de salida. Fue unos pocos kilómetros después cuando se dio cuenta de que algo no iba bien: la caja de cambios estaba peor de lo que en Ferrari habían estimado. En un principio se rumoreó que partiría del pit lane, pero el desenlace fue más desafortunado todavía. Charles no llegó a iniciar la carrera.

La presión recaía sobre los hombros de Sainz, que partía desde la cuarta plaza. Tras hacer una gran carrera, siempre sabiendo que el Red Bull de Verstappen era inalcanzable, aprovechó la desdicha

de Bottas, que abandonó después de que la tuerca de su rueda delantera derecha se atascase y los mecánicos de Mercedes no fueran capaces de sacarla, y aguantó a un feroz Norris en la tercera posición que tenía ganas de pelear. Fue el madrileño el que logró el primer podio de Ferrari en la campaña 2021 y el que, de paso, se encargó de salvar los muebles del cavallino rampante. El resultado no fue para nada malo, pero con Leclerc en pista puede que el gallo de la victoria hubiese cantado.

Una jornada dura para Ferrari, equipo en el que son conocedores de que es muy probable que no vayan a volver a tener la oportunidad que se les presentó el pasado fin de semana. Solo les queda agachar la cabeza, aprender de los errores y confiar en que haya alguna carrera loca en la que rivales directos queden fuera de combate.

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