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la vida en lo rural en el norte de España
Bueno, ortigas, llantén, menta y farmacias en los caminos son cosas que aunque me flipan, no quiero subrayar. Me gustaría enfocarlo desde la perspectiva del concepto NewAge que es la sanación, porque el horno que es el mundo, parece hoy en día estar solo para esos bollos. Y bueno, todo es sanación, pero con las infusiones, el arte y el deporte, parece que ya no alcanza, así que nos vemos importando todo tipos de kunfus orientales, yogas, pranayamas, círculos de palabra, tantras y acupunturas, para que el covid, los extremismos políticos en auge, y la hipertecnologización no acaben con nuestros bolsillos, nuestros sistemas inmunes, y nuestra fingida cordura.
Para mí, sanación, significa encontrar cordura en aceptar, integrar y aprender a gestionar la locura. Reconocer a los demonios propios y no dejarles que tiren del carro, metiéndoles en el carruaje para que en lugar de ellos llevarnos al precipicio, les llevemos nosotros a ellos por caminos de menta borriquera.
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¿Qué ocurre en el Norte?
Me he topado con muchos núcleos rurales en los que se estimulan ese tipo de actividades y talleres que ayudan a conocerse a uno mismo, y a sentir las cuentas pendientes. Nada que no se haya hecho antes, pero las formas están cambiando drásticamente, y quien no se adapta, acaba cayendo en la tendencia a quedar aislado en su propio núcleo, y en su propia persona.
Por el momento, yo soy de los que va y viene, gracias a estas bases rurales que parece que serán los hospitales del futuro. Mi vaivén me impide vivirlo desde esas circunstancias sedentarias, pero puedo ver cómo cada vez más cuesta ir a casa del vecino.
Luego, como ya no están de moda los bares, en los que uno podía ir, bajar un poco su vibración con una o dos birras para relacionarse con comodidad, y así medio satisfacer las necesidades sociales, pues el factor social hace aguas. No me parece mal, solo es una crisis que requiere cambios en las formas, pero lo que tardamos en adaptarnos, duele. El cambio de paradigma que vivimos parece no detenerse y arrullar enfrentándonos con la soledad, ansiedad, depresión, dificultades comunicativas y en definitiva, miedos.
No tengo una propuesta en sí, solo darnos cuenta me parece lo más efectivo, para que luego seamos más capaces de fluir con este cambio, y nos sepamos mostrar vulnerables, aprendiendo cuando escuchar y cuando hablar de corazón, y las risas vendrán solas.
En mi forma de verlo, las formas antiguas decían que si buscabas las risas y la comodidad en las relaciones, con una cervecita las encontrabas fácilmente. Pero las nuevas formas parecen invitarnos a resolver primero la incomodidad, lo que nos separa, lo que hace que nos veamos un rato corto y luego nos marchemos a casa suspirando. Buscar la confesión, el llanto y el abrazo, y las risas y el baile vendrán solos.
El sistema inmune está en jaque, y se gestiona mediante la glándula hormonal Timo, que se encuentra justo en el chacra/órgano, corazón. Compartir de corazón es más necesario que nunca para no quedar aislados junto a la chimenea y un perro en nuestros núcleos de piedra, y la alternativa de los talleres, me parece una estupenda solución.
Haz tu flyer, ¡todo vale!

