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Entre piedras preciosas y familia
Como buena historia, su “nudo” tuvo como escenario Brasil, un país donde se producen más esmeraldas que en Colombia, hablan portugués y tienen los aranceles más altos que pueda tener una esmeralda en el mundo. Fue ahí donde la mamá de Catalina llegó para encontrar a quien la engañó y la llevó a la bancarrota.
Sin éxito en su búsqueda, Catalina nos cuenta que su madre “decidió olvidar, perdonar y seguir adelante por lo que firmó un documento para ella misma en la que dicha persona quedaba a paz y salvo”. El negocio debía continuar, María Consuelo fue de nuevo abriendo camino, trabajando en lo que ella tanto amaba, vendiendo esmeraldas, destacándose como una colombiana conocedora de sus piedras y del negocio. Trece años después, su empresa ya era reconocida en Brasil.
