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Gabriela Mistral

Genial

Alcayaga para darse a conocer y destacar desde sus primeras obras.

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Hija del matrimonio Godoy Alcayaga, escribió poesía de primerísimo nivel, y fue diplomática feminista y pedagoga, considerada una de las principales figuras de la literatura en su patria y en latinoamericana, haciéndose acreedora al Premio Nobel de Literatura en 1946.

Gabriela vivió en Montegrande, en su natal Chile, de los tres a los nueve años, donde -tras una increíble existencia- antes de morir pidió ser sepultada. Su padre, Juan Gerónimo Godoy un poeta de alma incorregible y maestro rural, que abandonó a su esposa, quedando Lucila -nuestra Gabriela- al cuidado de su madre, Petronila y de su “ media” hermana Emelina Molina, 15 años mayor que ella -lo cual fue para ambas la mayor de las fortunas.

La infancia de la pequeña fue difícil y modesta, pero se destacó siempre por su facilidad con las letras y por su agilidad mental, y siempre condescendiente con su padre a quien defendía “pese a todo”.

Gabriela contó que “revolviendo papeles”, encontró unos versos de su padre que despertaron en ella una pasión poética que la cautivaría -y con ella a sus millones de lectores- de por vida.

No fue fácil

Gabriela supo encontrar desde muy temprano en la poesía la forma de modificar cualquier sufrimiento y dolor que la perturbase. Por ejemplo, apenas de 11 años de edad fue acusada -injustamente- de haber robado un material didáctico que le habían encargado, lo que le valió ser apedreada por sus compañeras de la escuela de niñas de Vicuña (su pueblo natal y de su primera infancia ).

De ahí en adelante -en una especie de necesidad imparabley siempre apoyada por su hermana Emelina, nuestra heroína catapultó su talento, siendo nombrada, en 1904, profesora adjunta de la Escuela de La compañía Baja, desde donde empieza a enviar sus textos -y con ellos su alma literaria- al diario El Coquimbo de La Serena, así como en La voz de Elqui, de Vicuña, logrando, de inmediato, una pléyade de lectores. Siempre adelante.

Tras el éxito mediático de su inspiración -sobradamente merecido-, a partir de 1908 es nombrada maestra en la localidad de La Cantera y, enseguida en Los Cerillos, tiempo que aprovecha para, en 1910 validar sus estudios en la Escuela Normal Número Uno de Santiago, obteniendo el título oficial de Profesora de Estado.

En 1906, durante su desempeño como profesora, conoció a Romelio Ureta, un trabajador ferroviario con quien sostuvo una apreciada amistad pero en 1909, él se suicida para evitar ir a prisión por un fraude que comete. Esa tragedia, ligada al amor, se convirtió así en un tema muy sugerente en sus obras posteriores.

El éxito merecido

El 12 de diciembre de 1914 fue galardonada con el primer premio en el concurso nacional de literatura Juegos Florales en Santiago, por sus maravillosos Sonetos de la Muerte. Y, de ahí en adelante, utilizó el seudónimo literario de Gabriela Mistral en casi todos sus escritos, en homenaje a dos de sus poetas favoritos clásicos, Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral.

El 10 de diciembre de 1945 recibió el Premio Nobel de Literatura de manos del Rey Gustavo I de Suecia; y con este galardón se convirtió en la primera autora latinoamericana, y en la primera mujer en ser premiada con el Nobel.

Y después, en 1947 recibió el doctorado Honoris Causa del Mills of College Oakland, en California, USA, y en 1951 la gloria en su país con el Premio Nacional de Literatura.

En la ONU

Para 1953 se le nombró Cónsul de Chile en Nueva York, con una destacadísima participación en las asambleas de la ONU impulsando la mejora de los sistemas educativos en América -particularmente de México y Chile.

Metida de lleno en su labor diplomática, activó los comités culturales de la Sociedad de Naciones; pasando enseguida a Middlebury cónsul de Chile en Nápoles, Madrid y Lisboa.

Su obra literaria y de labor social le mereció títulos honorarios de las Universidades de Florencia y de Guatemala, y fue un miembro de varias sociedades culturales en Chile, así como en los Estados Unidos, España y Cuba.

Sus últimas aportaciones –todas trascendentes Enseñó literatura española de grado en la Universidad de Columbia, en el Middlebury College, y en el prestigiado Vassar College, en los USA, y en la Universidad de Puerto Rico.

Después de ser una víctima del cáncer, abandonó este mundo el 10 de enero de 1957 a la edad de 67 años, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York, lo que le mereció un duelo nacional en Chile de tres días en su honor. Qué maravilla de poetisa.

Correo: araccelli222@yahoo.com.mx