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Inercial Caída de AMLO en las Encuestas

Aunque todavía no se miden en los sondeos de opinión las consecuencias -positivas o negativas- que la especie de soponcio -medio desmayo o indisposición pasajeraque le dio al presidente López Obrador durante su gira por Yucatán a finales del apenas pasado mes de abril, la tendencia a la baja de la popularidad (la que mide la mera simpatía) del mandatario en los últimos meses ha continuado, rompiéndose por primera vez en el sexenio la barrera del 60%; y, peor aún, la brecha entre la evaluación positiva y negativa del desempeño de su gobierno ya está, prácticamente, al 50%, nunca antes vista.

La desinformación oficial inicial de lo sucedido en Yucatán despertó todo género de especulaciones que el presidente despejó desmintiendo a su vocero, al secretario de Gobernación y a su esposa Beatriz Gutiérrez quienes sostuvieron que no se había desmayado en ningún momento, cuando sí ocurrió, y agregando que fue trasladado a la CDMX en una ambulancia aérea, pero más allá de todo el enredo lo que quedó claro es que AMLO es un hombre con salud delicada -el mismo dijo el año pasado que sería irresponsable no prever su muerte antes de terminar el sexenio dadas todas sus dolencias, y por lo cual dejó un testamento para qué hacer si fallecía. Lo cual se traduce en las encuestas en quienes consideran que priorice su salud y se atienda en reposo y deje la presidencia.

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Según todas las encuestas, la brecha de calificación positiva y negativa del gobierno del presidente López Obrador se ha ido estrechando en los últimos años, en una tendencia que resulta ya imparable rumbo al 2024, previéndose, por el contrario que se invierta, dada la crisis de fin de sexenio en salud, seguridad, pobreza, etcétera.

Según todos los analistas de encuestas ese porcentaje abajo del 60% -aunque todavía favorecedor- será ya imposible de trasmontar. Primero, porque después del cuarto año de gobierno el desgaste político es natural y ningún mandatario lo ha logrado; pero, además, porque las consecuencias de las malas decisiones a lo largo del sexenio ya están pasando una costosa factura: el caso más patético es la cancelación de INSABI luego de haber consumido 300 mil millones de dólares sin dar resultados, la mayoría de los cuales no se sabe dónde quedaron –ni se sabrá en este gobierno por la cobertura de protección a los corruptos de hoy.

El haber extinguido el Seguro Popular, que ya había probado su eficacia atendiendo a más de 30 millones de mexicanos que no contaban con seguridad médica, sin saber si el nuevo sistema de salud, el INSABI, daría el ancho -como no lo dio- fue un error imperdonable que dejó sin oncológicos ni atención hospitalaria a tres mil niños enfermos de cáncer que murieron, así como causó el deceso de buena parte de los 500 mil fallecidos por el Covid-19 -por no repetir los datos negativos en pobreza, en inseguridad, en decrecimiento económico, etcétera, etcétera, etcétera ¡etcétera!.