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Catherine de Médicis La Más Poderosa de Francia

*Lic. Araceli G. de Enríquez Burgos mujer en el mundo de los hombres de este mes, Catalina de Médici -“rebautizada” en Francia como Catherine de Médicis- protagónica para algunos de sus biógrafos y antagónica para la mayoría de ellos- se le consideró una fría y despiadada reina que marcó, para bien y para mal, los destinos de Francia durante más de treinta años. Al grado de que se le ha tenido que “rescatar” históricamente justificando su régimen dadas las graves circunstancias en que le tocó gobernar, entre ellas la Matanza de San Bartolomé, en 1592, de miles de protestantes religiosos perseguidos en toda Francia.

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Reina consorte de Enrique II y madre de cinco reyes y reinas, con ella y su descendencia directa se agotó la línea sucesoria de los Valois, dando paso a la hegemonía de los Borbones en el país galo.

Pero empecemos por el principio: nacida en Florencia el 13 de abril de 1519, hija del italiano Lorenzo II de Medici y la francesa Madeleine de la Tour d’Auvergne, quedó huérfana muy pequeña, pasando a la tutela del Papa León X logrando que diferentes parientes se hicieran cargo de su educación y la instruyeran como una refinada dama…apta para ser moneda de cambio en cualquier acuerdo matrimonial entre los países europeos que se acostumbraba en aquella época.

Catalina era una consumada lectora de su paisano Maquiavelo, y solía decir que no había que sonreír más que al enemigo, y bajo esa influencia tejió una asombrosa red de intereses que la catapultaría mas tarde hacia el poder.

La leyenda negra

La recreación romántica de su figura ha tejido cierta leyenda negra en torno a ella: su falta de escrúpulos, el carácter intrigante y una serie interminable de seducciones y asesinatos que ocurrieron durante su regencia. Sin embargo, y pese haberse probado numerosos hechos que abonarían a esta imagen, los historiadores han tendido a recuperar su figura, enmarcada en las circunstancias de su tiempo, para destacar el papel crucial que desempeñó en el mantenimiento del equilibrio y la unidad en el país, gravemente dividido por las diferencias religiosas, mostrando una inusual tolerancia -que posteriormente hubo de revertir con baños de sangre- en este campo, ajeno en esa época dominada en gran medida por el fanatismo religioso.

El arte, el lujo, la grandiosidad

Catalina era una verdadera Médici, con gran gusto por las artes y amor por el lujo y la grandiosidad; sus banquetes en el Palacio Real de Fontainebleau se hicieron famosos por su suntuosidad. Era, asimismo, versada en arquitectura y Philibert de L’Orme narra que debatía con él acerca de los planos y la decoración de su residencia en Paris, para el cual dispuso la construcción del grandioso Jardín de las Tullerías, y que es la única parte del palacio que ha sobrevivido hasta nuestros días.

Catalina importó, además, el ballet a Francia -en una época en que era considerado una especie de deporte masculino, acostumbrando los miembros de la familia real interpretar danzas en público.

Calificada de reina despiadada, Catalina de Médici, gobernó Francia en una época sumamente conflictiva, sobre todo en materia religiosa, al mismo tiempo que introdujo y heredó a Europa el gusto por el refinamiento y la sofisticación de la realeza, tanto en la mesa, en el baile, y en el vestuario en palacio. Vea Usted.

Por otro lado, Catalina, que era tan inteligente como también supersticiosa, se rodeaba de una nube de adivinos, nigromantes y astrólogos, encontrando en Nostradamus -el famoso autor de las Profecías- el sosiego que necesitaba.

Se le atribuye además, el refinamiento y el ceremonial en la mesa de la Corte y la inclusión de nuevos productos, recetas, modales y utensilios, poniendo la primera piedra de la gran cocina -cuisine- francesa. Por ejemplo, trajo la pasta y las alcachofas, las espinacas, las alubias, el azafrán, los dulces de sabores, aromas y colores variados, los helados, el uso de aguardientes, de licores y del aceite; siendo una de sus aportaciones más celebradas la introducción del tenedor de tres puntas, traído a Venecia desde la Constantinopla.

Espíritu innovador

Su espíritu innovador no se limitaba a la mesa, ya que se le atribuye la introducción del tabaco como remedio contra la migraña, el uso generalizado del perfume, que era aplicado en pañuelos y guantes, la cintura de “avispa” en la moda, que se les exigía a todas sus damas de honor, del ballet moderno, de los jardines y alamedas, etcétera.

Catalina de Médici murió el cinco de enero de 1589 a los 69 años, dejando tras de sí una estela gloriosa de exquisitez que se reivindicó en siglos posteriores. Hoy en día todos los historiadores europeos coinciden en afirmar que fue una reina moderna, y una hábil estratega política.

En resumen, una de las reinas más notables en el devenir de Francia.

Correo: araccelli222@yahoo.com.mx