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Policías con “Nivel Universitario” en Seguridad Pública en Sonora

*Mujer y Poder

Dejada atrás la promesa -incumplida- de la Secretaria de Seguridad Pública de Sonora, la Mtra. María Dolores del Río, cuando tomó posesión del cargo, en septiembre del 2021, en el sentido de que “en un año y tres meses” (sic) pacificaría el estado, en un plazo ya sobradamente cumplido sin que se vean esos resultados, ahora -ya pospuesta tamaña pretensión- se elevará el nivel educativo de los policías y del personal de seguridad pública del Estado para ver si así las cosas en esa importante tarea mejoran -o que al menos no terminen por empeorar.

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En efecto, el pasado día 16 de marzo, a iniciativa del gobernador Alfonso Durazo Montaño, lo que hasta hoy ha sido el Instituto Superior de Seguridad Pública (el ISSPE) -del que egresan cadetes que se incorporan a las policías municipales y estales en activo en Sonora- pasará a llamarse la Universidad de Seguridad Pública del Estado de Sonora mediante decreto del Congreso, con el objetivo de “elevar la profesionalización de los elementos de seguridad mediante el mejoramiento de las instituciones de instrucción, formación, actualización y preparación a su servicio”.

Pero resulta que, desde su creación, el ISSPE igual expide grados académicos de licenciatura, de especialidades, diplomados e inclusive de posgrados (por ejemplo en Administración de Instituciones de Seguridad Pública; en Prevención del Delito y Seguridad Ciudadana; en Ciencias Forenses; en Justicia para Adolescentes, etcétera), así que no queda del todo claro, salvo el cambio de nombre -de Instituto Superior a Universidad- de cuál sea el propósito de la reforma.

La educación superior no es más grande o más importante por el nombre formal que tenga; por ejemplo, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, el famoso Tec de Monterrey, de carácter privado; o el Instituto Politécnico Nacional, de carácter público, al igual que tantos más, no requieren el nombre formal de Universidades para elevar el nivel material de su oferta educativa ni la calidad de los títulos que expiden -como eufemísticamente lo supone el decreto al decir que se trata “de que lo que hoy se conoce como ISSPE se convierta en una verdadera herramienta en materia de educación superior para sus elementos, y que el Estado pueda poner a sus egresados al nivel de otras universidades”, según expresó la diputada Paloma María Terán Villalobos, al darle lectura al dictamen correspondiente.

La iniciativa del gobernador señala que “uno de los principales objetivos de la propuesta es incrementar los niveles de seguridad en la entidad”, sin precisar -como tampoco se establecen en la exposición de motivos del cambio de nombre de Instituto Superior a Universidad- de cuál sería la diferencia.

Al igual que hoy lo es el ISSPE, la “nueva” Universidad será -se lee en el decreto- un organismo descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio, sectorizado a la Secretaría de Seguridad Pública, con sede en la capital del Estado y con las academias estatales que determine su Consejo Directivo” -exactamente como hoy ocurre con el Instituto.

“Tendrá como objeto -se lee en la minuta- integrar recursos humanos altamente capacitados que permitan contribuir al mejoramiento de la operación y coordinación de los diversos ámbitos de la seguridad pública en el Estado -exactamente las finalidades a la que se refiere el ISSPE en su página web, y en la ley del 2011 que lo creó.

El Decreto también establece que la Universidad “se constituirá en la instancia estatal adecuada y responsable para la formación, actualización especializada, y capacitación científica y profesional de los aspirantes y elementos integrantes de las instituciones policiales estatales y municipales, dedicadas al cumplimiento de las funciones de seguridad pública y tránsito, así como la actualización y capacitación de maestros e investigadores en estas materias -íbid, el último renglón del párrafo anterior. Entonces, ni la iniciativa del gobernador, ni la minuta de la Comisión Legislativa fueron muy lejos por esos conceptos: simplemente los tomaron de la Ley Estatal de Seguridad Pública vigente desde el 2011, y solo se “reformaron” los artículos correspondientes al cambio de nombre.

Lo que sí hace falta -que en nuevo decreto no contempla- son más asignaturas respecto a la ética y honestidad que la sociedad requiere de los agentes y demás personal de seguridad, y que, salvo la relativa a los derechos humanos, lucen por su ausencia tanto en el actual Instituto como en la “nueva” oferta educativa “de nivel universitario”.

En mayo de 1963 se formó en Sonora la primera Escuela de Policía, en Cajeme; en 1984 se transformó en Instituto de Policía, trasladándose a Hermosillo; el 2011 se formó el ya mencionado ISSPE; y ahora, este 2023 la Universidad. Pero resulta que, pese a esos avances -los cuales, por cierto han ido “aparejados” con las “escuelas” del crimen en las cárceles donde también hay graduados de nivel “universitario”- en el entonces de 1963, cuando las familias podían dormir en catres en las banquetas de sus casas, lo que hoy, con todo y la elevación a Universidad de la Seguridad Pública no es posible, ni mucho menos.