
5 minute read
El Reencuentro- Paola Orellana
from El Reencuentro

Advertisement
EL REENCUENTRO
Por: Paola Orellana Ciudad de Guatemala, diciembre de 2021
Hay un camino tumultoso, sin final aparente. Avanzo sin prisas, no me quiero lastimar. En el camino voy dejando maletas, voy quitando piedras. Sonrío. Llegué a mi destino.
Gentileza, amor propio, disfrute, liberación, gozo, placer, dejar ir, valentía, miedo, incertidumbre, posibilidad, autenticidad. Palabras que vienen a mí, al pensar en procesos de sanación luego de haber atravesado la Terapia del Reencuentro de Q´anil. Yo era una antes y soy otra después de haber atravesado este proceso. Decisiones importantes llegaron a mi vida, entendimientos profundos y cambios radicales en las percepciones de mí y de la vida.
Aprender a acompañarme a mí misma
Hay un horizonte frente a mí que está llamando, hay una puerta esperando ser abierta. Y yo solo veo, solo suspiro mientras veo a la nada y tengo miedo.
Nadie podrá acompañarme mejor que yo misma. Cuando empecé a acompañarme, dejé de estar sola. Cuando empecé a estar conmigo, pasé de ser mi enemiga a mi mejor amiga. Ser gentil en todas mis fases, ser paciente. Transitar la sanación con templanza. Sin expectativas. Sin exigencias. Con amor.
La rigidez ha sido una parte tan fundamental de mi estructura, que sanar y “encontrarse” puede volverse una serie de mandatos o cánones de lo que implica “ser una persona que ya sanó”. En especial para alguien como yo, que aprendí a “ser buena por naturaleza”. Permitirme el error ha sido de los actos más gentiles que he tenido hacia mí misma, desarticular la perfección que por mucho tiempo perseguí por querer recibir afecto.
Y es esto: estar para mí cuando me equivoco, cuando estoy triste, cuando me duele, cuando repito el hábito viejo. Reírme de mis sombras, abrazarme cuando tengo miedo. Ser incondicional para mí. Y aunque sea un acto muy gentil es difícil llegar ahí. De los ejercicios claves para esto, fue el aprender a respirar. La respiración es la que nos acompaña a todas partes, pero muchas veces olvidamos que está allí. Respirar nos sitúa en el presente, y nos da la oportunidad de conectar con la esencia, la que no necesita demostrar para ser, porque sólo es. Esté agitada o en calma, sólo es.

Ser para mí misma
Llevo guardado en mi bolsillo un espejo que a veces olvido que está ahí. Toco mi corazón y recuerdo que está ahí.
Ser en esencia y ser sin demostrarle a nadie que soy digna de su afecto porque, siendo como soy, lo soy, para quienes deba serlo. El afecto que quiero recibir es un afecto libre de condiciones y expectativas. Este fue otro de los aprendizajes durante la Terapia y puedo decir que el más importante. Recuerdo muy bien el termino “guiones de vida”. Fue tan impactante darme cuenta que los tenía y que por años habían determinado mi vida. Había pasado 25 años de mi vida creyendo que vivía desde mí, y no. Elegí una carrera que nunca fue mi deseo y dije no a tantas cosas a las que quería decir que sí. Fue un “darme cuenta” doloroso, pero transitarlo me dio la posibilidad de decidir soltar y vivir desde y para mí. Decidí soltar definitivamente una carrera universitaria que no quería en mi vida y decidí dedicarme de lleno y con fe a lo que amo realmente: el arte.
Fui más feliz desde ese día, o empecé a serlo desde ese entonces, y lo sigo siendo. No todos los días son fáciles, pero me recuerdo que, sea lo que sea, quiero atravesarlo con amor y gozo. Y el placer está ahí, esperando a que, simplemente, le dejemos ser.
Vivir la vida desde el placer Esferas de colores recorren mi cuerpo. Son burbujas de colores que me hacen flotar. Me siento en un sueño. Desaprender el sufrimiento como única forma de vivir. Por precioso que fuera el momento que estuviera viviendo, yo sufría. Descubrí que es cierto que la felicidad reside en vivir el momento presente y mucho de ello tiene que ver con vivir la experiencia sensorial. Vamos por la vida a tal grado de desconexión, que dejamos de sentir el cuerpo. En el proceso de la terapia, muchos de los ejercicios fueron sensoriales: caricias, masajes, aceites. Recobrar esa capacidad de sentir es recuperar la capacidad de sentir placer. Mi piel se despertó a la vida y me crecieron alas. Para mi ahora, la libertad es ser yo misma viviendo el momento presente, sin expectativas, solo siendo. Y repito, es algo que no es para nada fácil. Hay días que vuelven a ser difíciles, llenos de miles de expectativas que no cumplo, pero tengo las herramientas mentales y corporales para hacerlo. Y sigo buscando maneras para estar en paz en conmigo, que para mí en eso se resumiría el reencuentro: la paz con todo lo hallado y la paz de saber que falta mucho por encontrar.