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Los jardines vaticanos
LOS JARDINES DEL PAPA EXPLICADOS POR QUIEN LOS CUIDA
Naturaleza y palacios. Arriba y a la derecha, los jardines de la villa de Castel Gandolfo. A la izquierda y más a la derecha, la Torre de la Radio y la Fuente de la Concha.
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De padre a hija. La jardinera Tiziana Baiocco con Francisco; abajo, en el círculo, su padre Bruno, también él jardinero, con el papa Xojtyla.

Texto de Benedetta Capelli



Dos niñas juegan, se intercambian muñecas, suben a los coulumpios y hablan de sus familias. “Mi madre es dentista. ¿la tuya?”, dice una. “La mía hace el Vaticano”, dice la otra, la pequeña Eleonora. Eleonora tiene 5 años, y habla así del trabajo de su mamá, Tiziana Baiocco. Seguro que aún no ha entendido bien que significa “el Vaticano”, pero ha comprendido bien que es parte importante de su familia. Y así es. Su bisabuelo Paolo trabajó en los Jardines Vaticanos en los inicios del siglo XX. En 1954 fue el turno del abuelo Bruno, que con esfuerzo y amor por las flores consiguió el éxito de los Jardines. Finalmente, en 2010 llegó el momento de mamá Tiziana, que hoy es la única mujer que trabaja en el Vaticano como jardinera, primero para Benedicto XVI y después para el papa Francisco. “Es un gran privilegio, un honor”, dice Tiziana. “Tal vez he dado un toque femenino en este trabajo, pero para arrancar las hierbas visto el mismo mono verde y los mismos guantes que mis colegas varones. Y ellos están felices por acogerme”. Para Tiziana ha sido como entrar en una familia. A sus “colegas varones” los conocía bien, eran los amigos de su padre Bruno y muchos la recordaban cuando,
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Invernadero. Jardineros vaticano en un invernadero en los años 70. El primero por la izquierda es el padre de Tiziana.


El paseo del Papa bueno. Juan XXIII atraviesa los Jardines. A su lado, su secretario Loris Capovilla, creado cardenal por Francisco el 22 de febrero.

sigue de la pág. 47 siendo niña, acompañaba a su padre al trabajo. “En los días de vacaciones, iba con papá”, explica. “Me ponía a un lado y miraba cómo trabajaba. Era infatigable, estaba horas de un sitio para otro, arreglando cosas. Aprendí el oficio, antes que nada, con los ojos”: Para Tiziana, los Jardines Vaticanos son como su casa, y lo que sucede en ellos se entrelaza con lo que sucede en la familia. En 1996 su hermano Roberto –que ayudaba a su padre en el cuidado de las tumbas vaticanas en el cementerio de Verano- parte para unas vacaciones de ensueño y hace escala en la isla Margarita, en Venezuela. Es un chicarrón de 27 años, y no duda en lanzarse al agua para socorrer a algunas personas en dificultad. Las salva a todas, pero al final es él quien termina ahogado por una ola.
LLEVA FLORES A QUIEN NO LAS TIENE
Tiziana, entonces, se ofrece como sustituta y comienza a ayudar a su padre. Pero también él sufre una enfermedad. “Desde la cama del hospital me pidió que fuera al Vaticano a recoger los productos para no desatender el cuidado de las plantas. Yo fui y me dijeron que el contrato de mi padre había vencido y que debía esperar. Le conté al encargado en la situación en que me encontraba, le dije que le ayudaba porque mi padre ya no podía… Él y monseñor Carlo María Viganó me dieron una posibilidad. Estaba muy contenta; por primera vez en la vida me habían escuchado y, en lugar de cerrarse una puerta, se me había abierto”. El trabajo de jardinera “desplazada” (el cementerio de Verano está fuera del Vaticano) ocupa a Tiziana los martes y sábados de 8 a 14. “Empiezo la jornada llevando flores a las lápidas que no las tienen, y después limpio la capilla, los accesos y el jardín. Después me ocupo de las plantas, de que estén limpias y de regar-
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Oasis de reposo. Un paseo de Pío X (Giuseppe Sarto, 1903-1914) en carroza.
DONDE REZABA RATZINGER
Benedicto XVI iba todas las tardes; la gruta de Lourdes, en la parte alta de los Jardines Vaticanos. Es una copia exacta de la de Massablelle (al suroeste de Francia) donde María se apareció a Bernadette. Donada en 1902 por el obispo francés de Tarbes, en 1962 Juan XXIII la preparó como está en la actualidad. En mayo es el lugar en el que termina la procesión que clausura el mes mariano y en la que participa el Papa.
Lugar de reflexión. Pío XII (Eugenio Pacelli, pontífice de 1939 al 1958) pasea por los Jardines rezando el breviario.


Para visitar los Jardines Vaticanos
Lugar de meditación y reposo para los papas, hoy los Jardines Vaticanos son una visita muy querida por los turistas. Todo comenzó con Nicolás III cuando, en 1279, mandó crear un huerto, un prado y un jardín. Los Jardines están divididos en varias zonas: zona a la italiana (todo está distribuido de forma ordenada), zona a la inglesa (con un orden que parece “casual”), y dos huertos del Papa. Hacen falta dos horas para visitarlos, y acompaña siempre un guía autorizado por el Vaticano. Cierran los miércoles y el domingo. La entrada cuesta entre 24 y 32 euros y comprende la entrada a los Museos Vaticanos. Se puede reserva en www.museivaticani.va o en el teléfono 06 69883145 / 06 69884676. Desde el 1 de marzo se pueden visitar, también, los jardines de la residencia papal de Castel Gandolfo. La entrada cuesta 26 euros; la visita, con guía, dura una hora y media y están abiertos desde el lunes al sábado.
El escudo del pontífice actual. Se colocó en 2014.

FLORECE EL ESCUDO DEL PAPA FRANCISCO

A finales de 2014, los jardineros del Papa terminaron el cambio de flores en el parterre más famoso del Vaticano, frente al Palacio del Governatorato. Aquí se rinde homenaje al Pontífice dibujando con flores su escudo. Las llaves de Pedro y la tiara, hechas con arbustos, permanecen siempre, pero se cambia el interior. Un campo azul con la M dedicada a María, era el escudo de Juan Pablo II, mientras que Benedicto XVI había elegido una cabeza de moro (símbolo de la ciudad de Frisinga donde había sido arzobispo), el oso pardo (otro símbolo de la ciudad bávara) y una concha recordando a San Agustín. Los diversos elementos del escudo de Francisco, el sol, la estrella y la flor de nardo, han sido los elementos que han inspirado a los jardineros vaticanos. Necesitaron dos meses para proyectoar el nuevo escudo y realizarlo. Han utilizado 900 plantas de Euonymus Pulchellus, un arbusto de hojas pequeñas, begonias rosas y agérato, una planta que da muchas flores azules.
viene de la pág. 48 las. Es un trabajo que me hace sentir orgullosa porque así también ofrezco mi servicio al papa Francisco”. Tiziana después regresa a su casa en Acilia, cerca de Roma, donde la esperan el hermanito de Eleonora, Emanuele de 11 años, y su marido Massimiliano que, seguro que lo han adivinado, trabaja como guardia forestal. Plantas y Vaticano forman parte del destino de los Baiocco. Tiziana guarda un claro recuerdo de Juan Pablo II, que la confirmó en 1989. “Cuando me impuso las manos sobre la cabeza para impartir el sacramento, sentí su fuerza. Era un hombre dulce y, al mismo tiempo, determinado a seguir el camino de santidad que ha recorrido”. Con Francisco, el vínculo es todavía reciente, pero no menos firme. Se encontró con él hace un año, en Santa Marta, en la ya histórica misa de la mañana que dedicó a los jardineros y operarios de limpieza vaticanos. “Sí, fuimos los primeros invitados y yo estaba emocionadísima. Nos esperó fuera de la capilla, y la primera cosa que pensé para decirle fue que rezara por mi familia, por mi padre enfermo. El me pidió lo mismo, y desde entonces rezo por él”.
COMPARTIR LA MISIÓN DEL PAPA
¿Qué significa trabajar para los Papas? “Es algo extraordinario. Te sientes parte de su misión, sientes el deber de contar a los demás aquello que los caracteriza”: Tiziana siente el deber de prestar este “servicio” desde que era una niña; su padre lo hizo hasta poco antes de morir. “Siento mucho que no haya podido encontrarse con Francisco. Teníamos previsto un encuentro con el Papa, también iría mi madre, Fernanda, para celebrar las bodas de oro de matrimonio… pero la vida es así”, concluye Tiziana. Después, la única mujer jardinero en el Vaticano sonríe y regresa a su trabajo.
PARA CULTIVAR LAS FLORES DEL PAPA
A todos nos gustan las flores y plantas. Cuando llega la primavera, hay gran agitación entre los jardineros que se afanan por limpiar, remover, podar, plantar. Desde hace tiempo, en los Jardines Vaticanos se optó por utilizar plantas con flores más duraderas, como las rosas, también los geranios y las begonias. La llegada del papa Francisco ha traído alguna novedad. Últimamente se preparó un nuevo jardín en la base de la muralla Leonina. Las flores que lo componen, sobre todo rododendros y azaleas, son los que decoraron las ceremonias de Pascua en la plaza de San Pedro. Una manera de reciclar, un giño a este Papa que ha hablado tanto contra la cultura del descarte. No se tira nada; se colocan las plantas en las mejores condiciones para que puedan seguir floreciendo.

AZALEA
Florece en primavera. Es de origen asiático y teme el frio, por eso hay que colocarla en un lugar protegido y luminoso. Después de haberla comprado, déjala en la maceta, no hay que trasplantarla inmediatamente. Hay
que regalarla con regularidad, evitando la acumulación del agua bajo la planta.
Acordaos de suministrarte fertilizantes líquidos que permitan que la tierra suministre a la planta los elementos nutritivos necesarios. Después de la floración se puede trasplantar, tomando la tierra para la nueva maceta y dejando descubierto el tronco de la planta.

BEGONIA
Los bulbos más comunes, que se suelen comprar entre febrero y mayo, son de la familia de las begonias tuberosas.
Normalmente se
plantan al aire libre, en zona de semi-sombra, en terreno bien drenados y húmedos. Si preferís plantarla en un balcón, asegurad el drenaje del fondo de la maceta con una capa de 5 cm de bolitas de arcilla. La maceta se llena con un tercio de tierra vegetal cribada (sin piedras) y con un poco de turba. Los bulbos se entierran a poca profundidad, cubriéndolos con unos 2-3 cm de tierra. Mantened la tierra húmeda regándola regularmente.

GERANIO
Para plantar el geranio, una planta muy presente en el Vaticano, hay que comprarlo entre abril y mayo. Se coloca en un recipiente grande, de unos 30 cm de profundidad, con tierra abonada. Si no se dispone de abono, muchos prefieren abono sólido que se disuelve poco a poco al regar, se puede utilizar fertilizante líquido. Hay
que prestar atención para no regarlo en exceso pues se pueden pudrir las
raíces. Hay que regarlo frecuentemente, usando fertilizante cada dos semanas, y necesitan sol.

RODODENDRO
Los rododendros provienen del norte de Europa y algunos llegan a alcanzar los 4 metros de altura. Si
están en macetas, hay que recordar que cada dos años hay que cambiar el recipiente por uno
de mayor tamaño y la tierra enriquecida con turba o agujas de pino. Hay que colocarlos en una zona luminosa, pero que no reciba la luz de forma muy directa. Si los compráis para plantarlos, aseguraos que la flor no esté aún abierta pero coloreado. EL riego debe ser regular pero no excesivo y debe aumentar con la llegada del calor. Lo ideal sería usar agua de lluvia o descalcificada.