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La expansión ultramarina de los europeos
from Evolución
En el marco de las transformaciones del siglo XV y los cambios en la manera de pensar el mundo y la sociedad, varios reinos europeos se lanzaron a una nueva aventura: los viajes de exploración marítima. Este proceso histórico que abarco los siglos XV y XVI permitió el encuentro de dos mundos, hasta el momento desconocido, distante y disímil: Europa y América. Así con estas exploraciones se conocieron nuevas rutas comerciales, nuevos productos y nuevas personas, pero, sobre todo, se descubrió un nuevo continente: América.
Tomo el nombre de expansión ultramarina porque fue el momento de mayor avance europeo sobre los mares y océanos del planeta con objetivos económicos y militares.
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La expansión ultramarina surgió como consecuencia de la caída de la ciudad de Constantinopla (actualmente Estambul), año 1453, en manos del imperio turco u otomano, cuando esto ocurrió, las rutas marítimas utilizadas por los europeos para comerciar con Asia se clausuraron, lo que exigió buscar nuevas rutas para llegar a las riquezas orientales y a los productos de lujo que se traían de Asia y Oriente para desarrollar el comercio exterior en los puertos del mar mediterráneo. Este bloqueo significó para los europeos la pérdida del contacto con todos los mercados orientales, tanto los de medio como lejano Oriente. De tal modo, la capacidad europea y el deseo por seguir creciendo económicamente fue lo que llevó, primero a los portugueses y luego a los españoles, a aventurarse en los océanos en busca de una nueva ruta de llegada a esas tierras lejanas. Sin embargo, en el camino, terminaron conociendo los continentes de África (del cual sólo conocían el norte) y América. A partir del momento en que finalmente se llegó a América (en el año 1492 a manos de Cristóbal Colón, quien representaba a la Corona Española), la expansión ultramarina de Europa se aceleró de manera increíble.
LOS MEDIOS TECNICOS.
Las nuevas ideas surgidas con el Humanismo habían colocado al hombre en el centro de las preocupaciones y la renovación científica y cultural de los siglos XV y XVI permitió la aparición de medios técnicos que posibilitaron los viajes de exploración.. La brújula, cuya aguja señala el Norte, permite ubicar los puntos cardinales para orientarse.
Imagen: Brújula
Inventada por los chinos en el siglo IX antes de Cristo, en el siglo XIV se perfecciona para la navegación en Italia y luego Europa, Lord Kevin la hace estable para navegar en el siglo XIX. La brújula es un instrumento de orientación que utiliza una aguja imantada para señalar el norte magnético terrestre. Desde mediados del siglo XX, la brújula magnética empezó a ser reemplazada por sistemas de navegación más avanzados y completos, como la brújula giroscópica —que se calibra con haces de láser— y los sistemas de posicionamiento global.

Imagen: Brújula magnética
El astrolabio: Era un instrumento para medir la posición de los astros (el Sol y, de noche las estrellas). Conociendo el movimiento aparente de las constelaciones a lo largo del año en un lugar determinado (que se registraba en anotaciones o cartas estelares), era posible calcular cuán lejos se estaba de ese lugar, y así se tenía una idea aproximada de la ubicación en un sitio desconocido. Esto permitía elaborar con alguna precisión mapas y cartas geográficas, que servían de guía para nuevas navegaciones.

Imagen: Astrolabio
Los portulanos, mapas que hicieron posible el uso de la brújula, fueron inventados en el siglo XIII por científicos italianos y posteriormente perfeccionados por españoles e ingleses. Permite el trazo de costase hitos geográficos (ríos y bahías), se realizan en base a la experiencia marítima y fue de gran ayuda para la ubicación detallada de lugares, como ser puertos.

Imagen: Portulano
Sextante:. El sextante permite medir la elevación angular del sol y lo astros para determinar la latitud y longitud, facilitando la construcción de mapas más precisos debido a la introducción de las coordenadas geográficas. LOS NUEVOS NAVÍOS.

Imagen:Navio
Además de la tecnología marítima, los navíos debieron adaptarse a los largos viajes de exploración.
En la Europa cristiana de los siglos XIV y XV existían dos tipos de barcos. Los navíos del mediterráneo que eran livianos, planos, anchos y con velas triangulares para darles dirección, aunque eran impulsados por remos. Estas embarcaciones (la galera era la más importante) resultaban apropiadas para la navegación sólo en mares relativamente tranquilos. Los navíos del norte de Europa, en cambio, eran más pesados, profundos y con un casco curvo, impulsados por velas rectangulares, más apropiados para la navegación en aguas profundas y tormentosas. Los nuevos navíos de exploración fueron una mezcla entre ambos tipos de barcos, que dieron como resultado la nao de las expediciones portuguesas y la carabela de las exploraciones españolas. El casco de las nuevas embarcaciones era curvo pero liviano y levantado en la popa (parte de atrás), a la vez que combinaba ambas velas, las rectangulares para aprovechar el viento y las triangulares para obtener dirección. Hacia comienzos del siglo XV Europa estuvo preparada para emprender la exploración a tierras lejanas Para obtener esos productos se utilizaban hasta ese momento, las rutas terrestres, pero eran muy lentas, y los turcos, que se habían apoderado de Constantinopla, ciudad que unía comercialmente a Occidente con Oriente, comenzaron a revender los productos, que antes los occidentales compraban directamente, impidiéndoles seguir avanzando, para ganar con lo producido de la reventa, ya que se los revendían mucho más caros. Los primeros estados en iniciar los viajes de exploración fueron España y Portugal, ya que contaban con una amplia tradición marítima, por su posición privilegiada, con salida al Océano Atlántico y estaban políticamente más estables al haber culminado la reconquista de sus territorios, que habían estado en manos de los árabes.
Imagen: mapa antiguo

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