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Percepción Consciente Yoga

Se ha comprobado que al hacer ejercicio diariamente se libera el estrés, así como también las endorfinas que llenan de energía y vitalidad al cuerpo. En yoga, además de obtener estos beneficios, se logra un estado de bienestar y paz interior cuando llevamos a cabo una secuencia de asanas (posturas), ya que guiamos al cuerpo a través del movimiento y de la quietud hasta un nivel superior de contemplación y desarrollo espiritual; no obstante, alcanzar este nivel no es inmediato ni sencillo.
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Al ejecutar las asanas por primera vez, pensamos que la magia y las maravillas que tanto se mencionan del yoga, las experimentamos de inmediato. En realidad, nuestro trabajo al comienzo es periférico, únicamente físico. Entonces, ¿cómo o cuándo deja de ser externo y se convierte en un estado contemplativo y del desarrollo del ser mismo?
En primer lugar, debemos comprender que yoga en sánscrito significa unión, pero ¿qué une? La respuesta es el cuerpo, la mente y el alma; el cuerpo no puede estar separado de la mente, ni la mente separada del alma. Esto significa que, cuando se realiza una asana, debemos estar presentes, prestar atención, observar y escuchar para poder otorgar una intención y un propósito a la práctica. Por ejemplo, si estoy realizando una postura de estiramiento como paschimottanasana y solo me enfoco en estirar para lograr llevar las manos a los pies y pierdo la atención de las piernas, la espalda, la alineación de los hombros, cuelgo la cabeza y dejo suelto el abdomen, mi atención se volverá parcial, perdiendo así los beneficios de la postura por concentrar demasiada atención en que las manos lleguen a los pies; en cambio, si paschimottanasana la hago desde la consciencia de lo que significa, por qué y para qué de esta postura me permito entrar en un estado de comunicación con mi mente, esta entra en juego y es atraída por los órganos sensoriales de percepción hacia los de acción y lograré ver exactamente lo que está ocurriendo, el qué y el cómo me siento.
Discernamos con la mente, observando y analizando las sensaciones que nos disponen o predisponen a realizar cualquier asana, lo que nos permitirá tener una atención total de todo el cuerpo. Esta acción cognitiva, mental y reflexiva nos llevará a una percepción consciente, contemplativa, e integremos todo nuestro ser, es decir, cuerpo, mente y alma. Solo entonces la práctica dejará de ser física y se convertirá en yoga.

“Una percepción totalmente simple, en la que no hubiera consciencia de la distinción y relación de las partes, no sería una percepción de una forma; sería una sensación” — George Santayana.
Alejandra Rocha Rosales

FB: Alejandra Rocha / IG: @alej_rocha75
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