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La vida del espíritu – Hannah Arendt Pág

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Conclusiones Pág

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Cultura y fenómeno

Es muy fácil establecer un paralelismo entre Homo ludens y Realidad y juego. También en

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este último hay un convencimiento absoluto sobre la naturaleza lúdica del momento genético

de la cultura: “El jugar –dice Winicott (p. 142) – conduce en forma natural a la experiencia cultural y en verdad constituye su base”. “Hay –afirma en otro lugar (p. 76) – un desarrollo

que va de los fenómenos transicionales al juego, de éste al juego compartido, y de él a las

experiencias culturales”. Así, tanto en nuestros orígenes individuales como en el comienzo de

la especie, la cultura brota del juego, como juego, y se desarrolla en forma de juego.

Conocemos ya aquellas líneas en las cuales Huizinga postula una suerte de “ley” universal

para el desarrollo natural de las comunidades humanas: “A medida que una cultura se

desarrolla el elemento lúdico cristaliza en saber y en poesía, en religión y en política”. Para

Winicott (p. 32), “la zona intermedia de experiencia” en donde acontece la actividad

transicional se conserva y crece “a lo largo de la vida en las intensas experiencias que

corresponden a las artes y a la religión, a la vida imaginativa y a la labor científica creadora”.

Y en este caso, uno y otro, Huizinga y Winicott, encuentran en el natural desarrollo de los hombres, individual y colectivamente hablando, tanto una tendencia a la seriedad (gravedad) como un distanciamiento (des-ilusión) del saber original (Ilusión): crecer es madurar y

madurar significa jugar como hombres y no ya como niños, esto es, ir del juego creativo

original (cultual o transicional) al juego cultural (saber y poesía, religión y política). En otras

palabras, tanto Winicott como Huizinga comparten con Arendt aquella idea según la cual “el

trabajo del hombre qua hombre” es la cultura. Lo anterior, dicho sea de paso, contiene otro

significativo lugar común: crecer es partir. En efecto, de un lado, en el natural desarrollo de

los pueblos no sólo es cierto que del saber mítico se pasa a formas más concientes de saber,

como lo son la religión y la poesía, la ciencia y la filosofía, sino que éste termina por

cristalizar en, por ejemplo, la poesía de Homero o de Hesíodo y la filosofía de Heráclito o

Platón, de donde, al parecer, la tendencia natural no sólo sugiere la “concientización

creciente” sino además un proceso de “individuación a través de la palabra” y por lo tanto, de

separación de y de crítica a la tradición; de otro lado, para una persona vivir consiste en realizar un viaje desde la subjetividad pura (Ilusión) hasta la objetividad inalcanzable, y como este desarrollo acontece dentro de la actividad original (el fenómeno transicional en tanto

energeia fundacional), que es la energeia propia del hombre o el trabajo del hombre qua hombre, también aquí del “saber mítico”, en este caso la construcción del objeto o el

reconocimiento de la separación inicial, se pasa a formas más concientes de saber, digamos,

“el pensamiento preoperatorio” primero, el “concreto” después y, por último, el

“proposicional o formal”; y por lo tanto, también aquí resulta cierto que el proceso de

individuación es simbólicoy crítico. Podríamos mencionar aún una coincidencia adicional: ni

en Huizinga ni en Winicott existe una preocupación teórica de naturaleza genética, bien sea

de tipo evolutivo, causal o de otro orden.

Igualmente sencillo resulta encontrar las mismas ideas en la obra de Arendt. Lo hemos dicho,

pero quizá convenga insistir en ello. También para Arendt: primero, la cultura es juego

(εν-έργεια), nace del juego (aquel En el principio a partir del cual todo grupo primitivo se reconoció a sí mismo como un Nosotros y a partir del cual toda comunidad política presente o pasada constituye su mítica fundación) y se desarrolla en y como un juego (“el espacio potencial de aparición” en donde acontecen los asuntos humanos, esto es,

la real pero intangible “<<trama>> de las relaciones humanas”; o el mundo hecho de

pensamiento-lenguaje, al cual los hombres se insertan mediante la acción– actos y palabras–y transforman mediante la acción–la facultad humana de iniciaro de introducir la novedad–). Segundo, la esencia del hombre o lo propiamente humano es el pensamiento-lenguaje, es

decir, la cultura; de ahí que para ella, en primer lugar, la cultura humanice o los hombres se

hagan hombres a través de la praxis cultural (έργον του ανθρώπου), y en

segundo lugar, el hombre sólo se distinga o individualice en el ejercicio de la actividad cultural (“en el hombre –dice– el impulso de autoexhibición tomó la forma de la

autopresentación de palabra y obra” o “en la acción se devela el agente”. En palabras de

Bachelard: el sujeto que habla es todo el sujeto). Tercero, hay una suerte de “ley natural”

gobernando el desarrollo de toda cultura, por ello también en la obra de Arendt resulta cierto

que, de un lado, toda cultura nace destinada a marchitarse, y del otro, los destinos naturales del origen (αρχή) son el saber (poesía, filosofía y ciencia) y las instituciones jurídico-

políticas.

Una misma convicción –evidentemente– anima a nuestros autores: “en el hombre <<todo es

juego>>”. El hombre es el animal ludens. Una profunda convicción –creo– se oculta en todos

ellos tras la apariencia de la primera. En Winicott tres palabras la sugieren; éstas son: horror,

amor y símbolo. Un elemento de horror –dirá muchas veces – es inherente al fenómeno

lúdico. Sin amor –enseña– los fenómenos transicionales son imposibles. El objeto transicional –dice– simboliza a la madre. Quizá convenga recordar aquí que el símbolo (σύμβολον) es “el objeto por cuyo medio se da uno a conocer”3 y que al comenzar su “exposición teórica sobre el juego” (capítulo 3, p. 62), Winicott citó estas palabras de una

colega de su tiempo:

Los momentos en que el poeta primitivo que hay en cada uno de nosotros nos creó el mundo exterior, al encontrar lo familiar en lo desconocido, son quizás olvidados por la mayoría de las personas, o bien se los guarda en algún lugar secreto del recuerdo, porque se parecen demasiado a visitas de los dioses como para mezclarlos al pensamiento cotidiano. (Milner, 1957)

En Huizinga ésta trasluce en la tensión juego-seriedad. En su libro –dijimos– se deja oír una

resonancia. Tal vez el personaje del diálogo platónico, el extranjero, tenga razón: los seres

humanos son juguetes creados por la divinidad; y siendo ésta su naturaleza lo mejor

probablemente sea aceptar su misión y consagrar su vida a practicar los más bellos y nobles

juegos, esto es, los sacrificios, los cantos y las danzas, pues al hacerlo se participa de la

Verdad, aunque sea en pequeña parte, se gana la gracia de los dioses y se capacita para

combatir con éxito a los enemigos. Y acaso sea cierto también que la creación toda sea un

juego: el fulgurante y pasajero rayo en medio de la más densa de las noches. Recordemos:

“en un extremo, el principio (αρχή); en el otro, y correspondiendo con el primero, el fin (τέλος)”, es decir, la seriedad, o sea, el hombre (ζώον λόγον έχον).

En Arendt todo se resuelve en los misterios: los del principio (γένεσις) y del fin

(φθορά) del hombre como ser biológico o natural, por lo tanto, como ser venido desde

3 Al grupo etimológico βέλος, cuya idea fundamental es la de “lanzar” o “arrojar”, pertenece el verbo βάλλω (lanzar) y sus compuestos, como por ejemplo συμ-βάλλω (reunir, comparar). De allí, justamente, proviene la palabra σύμβολον (símbolo), que como se dice en el texto significa “objeto por cuyo medio se da uno a conocer”. En La llave del griego se nos recuerda la antigua costumbre griega de dividir en dos partes un objeto, como símbolo de un contrato de hospitalidad. Cada contrayente (parte) guardaba su trozo (parte) y lo transmitía de padres a hijos. Estas dos partes acomodadas una con otra servía para darse a conocer por huésped.

las entrañas de la madre, sin saber de dónde, y destinado a regresar a las oscuras

profundidades del misterio, sin saber a dónde. Pero también, los misterios del principio

(άρχειν) y del fin (πράττειν) del hombre como ser espiritual o no biológico,

esto es, como ser facultado para transfigurar la pena en lamento y el júbilo en alabanza o –

como dice Valéry– para “trocar sus afecciones, tristezas y desamparo en poemas y en

composiciones musicales”, para transformar “su asombro ingenuo en curiosidad, en pasión de

conocimiento” o para erigir “maravillosas súplicas de piedra”, es decir, para hacer del miedo

un templo; en fin, el hombre como ser dotado de una potencia de transformación en virtud

de la cual el hombre, y sólo él, puede violentar la naturaleza interrumpiendo el curso cíclico

de la “eterna quietud que descansa o gira dentro de sí misma”. Y ante todo, los misterios del

principio (amor) y del fin (libertad) como símbolos del hombre:

Para que hubiese un principio fue creado el hombre .

Activities

First. Who are: Johan Huizinga, D.W. Winicott, Rodolfo Llinás, Hans Jonas and Hannah

Arendt?

Second. consult about the following books: Homo Ludens: A Study of the Play-Element in Culture (Huizinga); Playing and Reality (Winicott); The Phenomenon of Life: Toward a Philosophical Biology(Jonas); I of the Vortex. From Neurons to Self(Llinás); The Life of the Mind(Arendt)

Third. consult on "space" and "time" in Kant's philosophy. What are "categories" according to Kant?

Fourth. What is the "I" for Llinás? Does it relate "I" (Llinás) and "mind" or "spirit" (Arendt)?

Fifth. Relate "game", "culture" and "politics" from the perspective of the book "Political Poetics"

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