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VERA FAUNA LOSAÑOSMEJORES

Teníamos un porrón de ganas de escuchar lo nuevo de Vera Fauna, pero es que además hemos podido charlar un poquito con los sevillanos de las sensaciones, las motivaciones y los retos a partir de este trabajo imprescindible.

Cómo veis la acogida de vuestro público (y el nuevo) a “Los Años Mejores”.

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La verdad es que a las mil maravillas. Estamos muy agradecidos por la acogida porque somos conscientes de que nos hemos hecho de rogar No nos gustan las prisas, y poder conectar con la gente en estos tiempos de vértigo constante es un pedazo de privilegio. Hay gente que está descubriendo al grupo con el disco y lo que más nos sorprende es la disparidad de edades de ese nuevo público: hay gente más joven y mayor que nosotros. Lo interpretamos como una buena señal.

Se os ve con más ganas que nunca de mostrar con claridad los problemas irresolubles de toda una generación. La verdad es que es parte del proceso. Antes estábamos muy ensimismados, perdidos en el necesario egocentrismo del que bucea en su sonido para identificarse. Ello te lleva a perder un poco la perspectiva de que tienes un oyente esperándote y hace un poco más críptica la poética que vas haciendo. Ahora que sentimos que tenemos una pequeña guía de estructura sonora y podemos volar más libres, hemos dejado a un lado las metáforas y nos hemos puesto a hablar de nuestras vidas sin filtro. Ha sido un gustazo.

¿Son las nuevas letras más crudas, realistas e irónicas de lo habitual, o es solo cosa nuestra?

No es cosa vuestra. Hemos afrontado mil mierdas todos durante estos años y las enunciamos tal cual han sido. La ironía y la crudeza pueden ser dos caras de la misma moneda. También hay mucha vulnerabilidad y delicadeza sosteniendo el día a día.

Leemos en vuestra newsletter las palabras "Pura madurez emocional"

¿podríais desarrollar esto?

Es una cosa de la promo. La verdad es que no sabemos muy bien a qué se refiere porque son tres palabras que difícilmente definen a cualquier ser humano...

Habladnos del gran Raúl Pérez y de lo que significa para Vera Fauna. Raúl es un chamán y un arquitecto. Es el responsable de que las cosas suenen como suenan. Es analítico, pero al mismo tiempo tiene una gran sensibilidad. Desde el momento en el que empezamos a trabajar con él nos dimos cuenta de que, aparte de divertirnos muchísimo, íbamos consiguiendo cosas que estaban en nuestra cabeza y que antes no sabíamos cómo hacer. Un ángel bajado del cielo, vaya.

Aunque se mantiene vuestro sonido característico, se ven cositas de bandas como Pony Bravo, una banda muy Ernie por cierto. ¿Qué más guiños podemos encontrar en el disco?

Hay cosas de Nick Hakim en “Peso pluma”, de Pata Negra en “Mira lo que tengo”, de Estopa, Manolo García y Dreamer Isioma en lo vocal de "Casa carreras", de Crumb en algunas teclas, de Boogarins en “Espuma”, de los Clash en "Tres Primaveras"... Nuestro sonido se basa en un 99% en fliparlo con otra gente.

¿Está volviendo al fin la estrategia del disco de toda la vida? Casi parecía una locura hasta hace poco, lanzar pocos sencillos antes de publicar el disco. Han sido cuatro y nos parecían demasiados. A saber lo que quiere la gente dentro de cinco años. La verdad es que nuestro proyecto ha ido tan lento porque el ritmo de la industria y el nuestro propio han ido siempre a descompás. Hubo un tiempo en que estuvimos muy fascinados por el formato EP, lo puntillosamente conciso e incluso lo breve. Ahora no estamos ahí. Quizá volvamos, pero no tiene pinta.

¿Cómo se fragua la colaboración de un clásico como Kiko Veneno, o de una gran promesa como Carmen Xía?

Pues Kiko es una leyenda y nos lo ha ido demostrando cada vez que hemos tenido contacto con él. Es un tío que sigue experimentando y dándole vueltas a lo que hace con una espontaneidad y una frescura que tira de espaldas. Fue cosa de Ernie Records, de Josiño, quien poco después de empezar a trabajar con él nos llamó y nos planteó la idea de hacer un tema con Kiko. Nosotros accedimos con mucha ilusión. Lo de Carmen fue más espontáneo, más fraguado entre un botellón y otro con un vaso de plástico entre las manos, por Sevilla o la Alameda Apodaca de Cádiz. Estamos muy contentos de cómo han salido ambos temas, los dos tienen muchas cosas de las personas con quienes colaboramos.

“Voy Temblando” es nuestra favorita, habladnos de su letra, de cómo surgió.

Pues fue una canción de amor que se escribió antes de dejar una relación. Ese último aliento de amor que te lleva a los recuerdos de los inicios antes de tomar la determinación de abandonar el barco, de dejarlo. No fue fácil escribirla y hubo que hacer un poco de engarce comunitario de versos entre los cuatro, pero nosotros también estamos muy contentos de cómo quedó.

¿Cómo veis el panorama underground, independiente, ahora que están surgiendo tantas nuevas bandas tan buenas y con tanto qué decir?

Lo vemos guay. La verdad es que están las cosas mucho más fáciles para hacer una música en la que se ponga atención a la personalidad musical sin tener que cantar en inglés porque sí. Empezamos cuando todo el mundo montaba bandas el inglés y el hecho de cantar en español parecía una suerte de concesión estética extraña. Ahora vemos bandas con un sello característico brutal y de las que encima te puedes cantar las letras a pecho lleno. Eso está genial. Y una cosa que está feo que digamos pero que decimos es que el modelo de sello discográfico de Ernie Records es sin duda el modelo a seguir.

Recomendadnos un disco reciente para escuchar con un vinito, y una banda puntera a la que ver en vivo cuanto antes.

El último de Lil Yachty, y si os pudierais teletransportar al bolo de Kievra en el Monkey Week... ¡deberíais hacerlo!

A las puertas del Fotomatón Bar, que es algo así como su segunda casa (con permiso de la Moby), Luis Brea recibe a Sold Out rodeado de globos y con un aura de liberación total tras publicar su nuevo disco, el cuarto. Corazón Azul son diez canciones a ritmo literal de corazón con el que el artista madrileño comienza una nueva e interesante etapa, más reflexiva y madura, pero sin dejar de lado el perfil canalla que tanto nos mola.

Tras las buenas sensaciones de los sencillos previos, al fin el disco enterito. Son muy buenas sensaciones, es un disco totalmente a la contra: el planteamiento con Luca, el productor, fue una voz y una guitarra. Ellas iban a ser las protagonistas de toda esta historia, de hecho está grabado en directo, voz y guitarra a la vez, sin ningún tipo de referencia temporal, ni metrónomos ni nada, un poco old school, en plan Bob Dylan. Hicimos la grabación de todas y luego sobre ellas hemos metido los instrumentos. He tocado todo menos la batería, la mitad de las canciones las ha hecho Lázaro Fernández (Despistaos), y la otra mitad Gonzalo Maestre. Han tenido que enfrentarse a unas canciones grabadas al ritmo de mi respiración, que era lo que nos apetecía hacer. Dediqué tanto tiempo a las canciones, las toqué tanto y les di tantas vueltas que a la hora de sacar las claquetas notaba que en ciertas partes de las canciones había ritmos diferentes. Las había acoplado tanto a mi respiración, que me costaba mucho plantearlo de otra forma. Entonces, a la hora de plantearlo en estudio… los dos primeros días de estudio los dedicamos a hablar, a planificar. Como se había acabado el ciclo anterior y entraba a grabar solo, sí me apetecía hablar un plan sobre todo de lo que no íbamos a hacer. Llevaba tiempo incluso en pandemia girando solo yo con la guitarra, y funcionaba, entonces creo que tenía sentido plantear una grabación con voz y guitarra en primer plano y que luego vinieran los demás personajes. Tuve que aprender a tocar el bajo de hecho, fue una grabación larga, empezó en marzo de 2021 y acabó en mayo de 2022. Han sido pequeñas pildoritas, ahora vivo en Benicassim, entonces en cuanto tenía algo de pasta venía a Madrid e iba aportando cada vez más cosas. Nunca había convivido con las canciones tanto tiempo, y al final ha tenido sentido el resultado. Ha sido reto divertido le

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