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Aurora 7 P.M., L.E. Sequeyro
En la mañana al despertar, sentí una brisa sobre mi rostro; acercándose, húmeda. Un hilo de maguey sacado por mis manos, de ese lugar vacío entre mis huesos, que llama por algo desconocido. Concha que sopla hacia dentro en dos idiomas O suspiro perdido entre los ojos de la lluvia. Porque al nal, todos los caminos del aire y sal se tientan Y pude leerte, —por n— en versos, de aloe y salitre.
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