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Una campaña millonaria

LOS ARTIFICIOS SOCIALES Y ELECTORALES DE UNA CAMPAÑA MILLONARIA

Jair Zevallos

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Los seguidores de Fuerza Popular han pasado libremente de inculpaciones comunistas a una campaña del terruqueo, el choleo y el fraude. De acuerdo con el politólogo Anthony Medina, el pedido de nulidad de actas de Fuerza Popular es una manera de darle forma a la narrativa del fraude para unificar a sus seguidores en una campaña que considera clasista y racista. El pasado miércoles 9 de junio, el partido político Fuerza Popular anunció de la propia voz de su candidata Keiko Sofía Fujimori Higuchi que presentaría 802 recursos de nulidad ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), luego de que el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, remontara en los resultados oficiales de la ONPE y se aproximara al vaticinio del conteo rápido anunciado por Ipsos Perú/América TV. “Fuerza Popular está presentando el día de hoy acciones de nulidad en 802 mesas a nivel nacional, acciones que se están presentando al Jurado Nacional de Elecciones. Estas representan aproximadamente 200.000 votos deben ser retiradas del recuento final”, indicó a la prensa. Según las tasas que maneja el JNE, el costo del pedido de nulidad de una mesa equivale al 25% de una UIT; es decir, 1.100 soles por cada uno de los recursos presentados, lo cual daría como resultado final un monto de 882.200 soles que tendría que desembolsar el partido fujimorista. En caso de que hubiese una apelación en la nulidad de mesa, se tendría que adicionar por pedido el 15% de una UIT, monto que asciende a 660 soles por cada uno de ellos. Hasta el momento hay registrados 1.094 recursos de nulidad, la mayor parte presentados por el fujimorismo y fuera del plazo legal, que venció el miércoles 9 de junio a las 8.00 p. m. Keiko Fujimori se pronunció ante la prensa, pero no permitió contestar preguntas. De acuerdo con el analista y exjefe de Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) Fernando Tuesta, a pesar de la millonaria campaña fujimorista que se ha empeñado en patear el tablero con el rótulo de la democracia, Fuerza Popular no alcanzaría revertir la situación y ya podríamos hablar de Pedro Castillo como virtual presidente electo. “Si nos atenemos a las actas observadas, que contienen los votos impugnados en mesa, así como algunas actas referidas a error material y otras causales, la diferencia entre los candidatos se ha reducido de tal manera que ya no hay posible alteración en la tendencia del resultado”, explicó. “Han realizado una campaña de miedo” Además de unos paneles publicitarios aparecidos en Lima que pertenecen a la empresa Punto Visual, la misma que en 2016 fue contratada por Fuerza Popular por un total de 142.747 soles, y de una página web creada por el fundador del Grupo Verona en la que se podía calcular el monto correspondiente a los ciudadanos en una eventual repartición del canon minero, la campaña fujimorista para este 2021 podría ser considerada una de las campañas más racistas de nuestra historia. Mediante el uso extraviado y abusivo de la libertad y la democracia, los seguidores de Fuerza Popular han pasado libremente de inculpaciones comunistas a un “terruqueo” y “choleo” despiadado, avalado por su lideresa quien, si bien no lo mencionó directamente, apeló al miedo para desprestigiar la figura de su contendor e inflamar la vena más grosera, obtusa e iracunda de la pluricultural sociedad peruana. De acuerdo con el director de la Escuela de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa, Anthony Medina Rivas Plata, la campaña fujimorista ha basado su discurso en el miedo y el odio, dejando entrever un marcado clasismo y racismo que han sabido solaparse bajo una supuesta racionalidad imperante exclusiva de una élite. “Keiko Fujimori ha basado su campaña en el miedo y en el odio. Ellos apelaban a un voto sin odio, pero parece que está más de un lado que del otro. En esta campaña ha quedado expuesto el más bajo clasismo y racismo. Por dentro la gente tiene mucho miedo y de eso se han aprovechado. Han realizado una campaña de miedo, de terror, anti todo lo que representa Castillo. No es en contra del terrorismo o el comunismo o el populismo, porque después del ofrecimiento de bonos, tampoco podríamos decir que Fujimori es la candidata de la responsabilidad fiscal”, comentó el politólogo para La República. Medina consideró, además, que el propósito de alargar el proceso es una estrategia para que la narrativa del fraude electoral gane consistencia entre los seguidores de Fuerza Popular. “El tema no han sido las actas observadas ni las impugnaciones, sino restarle votos a las actas de los electores de Castillo. Yo en principio quisiera que pasáramos la página y que nos reconciliemos como sociedad. Pero va a ser más difícil con toda la campaña clasista y con esta narrativa del fraude del Jurado Nacional de Elecciones, la cual consiste en alargar el proceso, a pesar de que ya se puede dar como ganador a Castillo, para darle valor a su narrativa y unificar a sus seguidores”, agregó. El sueño del pongo Tener a Pedro Castillo como virtual presidente electo podría confundirse con la victoria de una clase descastada, con la victoria del pobre en un país rico. Sin embargo, sería más prudente entenderla como la voz de las entrañas de una nación que se come las rodillas para entretener las fauces. Para entenderlo mejor, el politólogo Anthony Medina recordó la campaña en contra de Ollanta Humala y advirtió las similitudes con la actitud de los detractores de Castillo, quienes han manifestado sin tapujos una realidad racista y clasista, en donde el valor de un ciudadano particular se reduce, en algunos casos, a una secreta superstición. “El mensaje de odio se manifiesta cada vez que a ciertas personas les das carta libre en redes. No hay nada distinto con la campaña de Ollanta. Incluso durante esa campaña se habló de que uno de sus propósitos era quitarle los niños a sus padres y dárselos al Estado. Cambia Ollanta por Castillo, incluso por Toledo, y es lo mismo, sino que ahora ha sido más extendido. Las redes sociales han permitido que una idea que anteriormente quedaba reservada al comedor se ponga de manifiesto”, argumentó. La cuenta de Twitter Derechistas Que Le Hacen Campaña A Pedro Castillo ha recopilado decenas de publicaciones de carácter racista y clasista contra los votantes de Pedro Castillo. La campaña más racista de nuestra historia El politólogo manifestó también la diferencia entre el valor de las opiniones que parten de uno y otro grupo, evidenciando la idea de supremacía intelectual que convierte a la democracia en una paradoja sesgada y unilateral.

“Es la idea de que si en Miami votaron por Keiko es algo que se puede entender perfectamente porque son ´racionales, profesionales, con mayores ingresos económicos´. En cambio, lo que hace el campesino de Puno, Huancavelica es sospechoso y se cree que son fáciles de ser manipulados. Esto no tiene nada que ver con la democracia. Es un discurso que tiene un claro mensaje discriminador”, sentenció.

Fuente https://larepublica.pe/elecciones/2021/06/13/elecciones-2021-keikofujimori-los-artificios-sociales-y-electorales-de-una-campana-millonariapltc/

LA ANCHOVETA

Entorno socio-económico 1950-1973

La industria pesquera en el Perú, ha tenido un desarrollo en el pasado dos etapas mas o menos marcadas. Una primera que parte de 1940 y se prolonga hasta 1957 en la que esta industria se desarrolla primordialmente para servir a la producción de pescado conservado, sea en la forma de congelado y salazones, sea en la forma de conservas en aceite, y otra que parte de 1957 en que la industria se desarrolla primordialmente sobre la base de la fabricación de harina de pescado. Según Dancourt, Mendoza y Vilcapoma, el crecimiento económico del Perú que comprende el cuarto de siglo que transcurre entre 1950 y 1975, es una fase de rápido crecimiento, interrumpido por algunas recesiones breves (1958-59; 1967-69), donde el producto per cápita crece a una tasa promedio del 2.6% anual. La inflación promedio es del 10% anual mientras que la devaluación promedio es sólo del 5% anual; durante esta etapa, el crecimiento del Perú es similar al promedio de la región. Un primer punto a destacar en este período es que la estrategia de crecimiento o modelo de desarrollo se modifica, así el modelo primario exportador, con un estado pequeño y librecambista, rige hasta bien entrados los años 60. Este modelo es contrario a lo que imperaba en la región, es decir un modelo de modelo sustitución de importaciones y los mercados internos protegidos, inflaciones relativamente altas, y el sector exportador era uno de los menos dinámicos de la economía. La industria de la harina de pescado, toma auge en 1955, exige relativamente pocos capitales y los problemas tecnológicos que plantean encuentran fáciles soluciones. De acuerdo con H. Favre (1971), los individuos, a veces de condición modesta, movilizan sus efectivos y sobre todo piden prestado a un interés muy elevado -20% anual- para armar flotillas de bolicheras y construir las fábricas industrias mecánicas y químicas. En otros términos, este boom acelera la formación de capitales privados. A partir de 1960, Bourricaud (1971) establece que en parte como consecuencia del boom de la harina de elementales que transformarán las anchovetas en harina de pescado, se observa un rápido crecimiento en las manos de recién llegados atraídos por las brillantes perspectivas de la industria de la pesca y por el volumen relativamente débil de la inversión inicial, recién llegados cuyo comportamiento es diferente del de los oligarcas tradicionales. En el primer gobierno de Belaunde (1963-1968), se modifica parcialmente este modelo primario exportador, al poner en marcha una industrialización vía sustitución de importaciones, de carácter moderado, que atrae una cierta inversión extranjera. Existe un primer ciclo de inversión durante 1950-60. "El capital extranjero, influido favorablemente por la política liberal del gobierno de Odría, desarrollo nuevos yacimientos mineros (cobre y hierro). El sector privado nacional, por otra parte, invirtió en la agricultura de exportación [azúcar y algodón]. A finales de la década, el inicio del boom pesquero dio un nuevo impulso a la tasa de acumulación”. En efecto, el boom de la harina de pescado generó una fuerza laboral grande y bien pagada, conformada mayormente por emigrantes no calificados de la sierra a la costa. Con su centro en la costa norte en Chimbote, que creció explosivamente en las décadas de 1950 y 1960, la industria desvió la población emigrante de la superpoblada Lima. El segundo ciclo de inversión determinado por Dancourt, abarca desde 1960 hasta principios de la década del 70, “está caracterizado por un descenso claro de la tasa de acumulación de capital. Hay que subrayar que esta "huelga de inversiones" se inicia mucho antes de que el régimen de Velasco cuestionara, con sus reformas estructurales, los derechos de propiedad y el estado de confianza, determinantes básicos del nivel de inversión. Los motivos de este descenso son discutibles. Thorp (1995) sostiene que la caída de la inversión privada y el consecuente estancamiento de las exportaciones primarias es por problemas de oferta (agotamiento de recursos naturales, tierra en el agro de exportación, limites biológicos al desarrollo de la pesca, entre otros)”.

La pesca de anchoveta, 1950 -1972

Los albores de la captura de la anchoveta para su transformación en harina de pescado, se remontan a 1947, en que al aprovechamiento de los residuos de la industria conservera se añade la utilización de pescado entero. En 1947 y 1948 se establecieron algunas fábricas de conservas y; en 1950, existían 49 empresas, de las que 15 podían ser consideradas grandes. No más de dos o tres de estas empresas estaban controladas por empresarios locales ya conocidos, como: Juan Gildemeister y su Compañía Marítima Pesquera de Chancay; y, sólo una, aunque ésta era una de las principales, contaba con un fuerte capital extranjero: Empresa Pesquera Ilo, iniciada en 1946 por la Compañía Wilbur Ellis y socios peruanos. Las restantes, que eran la mayoría, estaban fundadas por empresarios locales de medianos ingresos o por inmigrantes. En la década de 1940, la industria pesquera era relativamente pequeña, por ejemplo, Thorp y Bertram (1985) reportan que los productos pesqueros llegaban apenas al 1 % de las exportaciones en 1945. Los empresarios nacionales, en el caso de una industria notablemente especulativa, deja beneficios a los innovadores, es decir, en la industria de la harina de pescado la inversión inicial no es muy importante, hay que poder pagar algunos salarios, comprar algunos barcos, equipar la fábrica que reducirá la anchoveta en harina, para lo que basta un equipo relativamente simple. Tal como se aprecia en el Cuadro, el número de fábricas de harina de pescado pasa de unas diecisiete en 1954 a cien en 1972. Con el desarrollo de la harina de pescado, la industria

pesquera a mediados de la década de 1960 se convierte en el principal rubro de exportación, ya que llegó a generar entre el veinticinco y treinta por ciento de los ingresos de exportación para el país. La extracción de la anchoveta pasó de unas 100 mil toneladas en 1950 a más de 12,5 millones de toneladas en 1970, equivalentes al 32% de las exportaciones totales y al 2.2% del PNB, la extracción disminuye a unas 10 millones de toneladas en 1971 y luego se desploma a 4 millones en 1972 y 1.3 millones en 197319. En 1955, el volumen de captura de anchoveta representaba cerca del 4% de las exportaciones es decir el 0.2% del PNB, con un costo de producción de 55 dólares americanos por tonelada. Este increíblemente bajo costo atrajo el interés de muchos inversionistas que contribuyeron al continuo crecimiento de la industria. Para 1956, un año después, la producción se duplicó (32,000 toneladas), tendencia que persistió en la década siguiente. Entre 1960 y 1965, la producción de harina de pescado representa aproximadamente el 12% de las exportaciones peruanas. El crecimiento regular en la pesca de anchoveta lleva a pensar que la población de anchovetas fue abundante durante la década de los 60. A fines de esta década se observa pequeñas quiebres en la captura. El gráfico muestra que la población de anchoveta tomó más de 20 años para recuperarse y prácticamente en los inicios de los 80 alcanza su punto mas bajo. En el largo plazo hacia 1998, la captura nuevamente cae dramáticamente, parece recuperarse a inicios de los 2000, pero nuevamente cae en picada. La industria del aceite y de la harina de anchoveta se consideró como uno de los "milagros de la economía peruana". El Perú llegó a ser el primer país pesquero del mundo y más de 30000 familias llegaron a depender de la industria pesquera. Sin embargo, debe ser anotado que de acuerdo con FAO la pesca máxima sustentable para la anchoveta no debería pasar de las 9.5 millones de toneladas en 1970. Esta situación combinada con el fenómeno El Niño, llevó a un colapso de la pesquería en el Perú. La flota pesquera compuesta por unas 1700 embarcaciones pescaba unas 10500 toneladas métricas de pescado en aguas peruanas en 1968, monto tan grande como el que se pesca en USA para todas las especies. Sin embargo, en 1968, unas 150 firmas pesqueras daban trabajo a unas 25000 personas con la mayoría de las exportaciones para

Sin embargo, en 1968, unas 150 firmas pesqueras daban trabajo a unas 25000 personas con la mayoría de las exportaciones para USA. (Peruvian Anchovy Case). En el panel de expertos conformado por IMARPE, se calculó que los stocks de anchoveta pueden proporcionar capturas anuales de 9.5 millones de toneladas., que a los precios de 1970 valdrían alrededor US$300 millones. El costo de producción y procesamiento de la captura podría ser considerablemente menor de los US$200 millones. Los costos son altos por ineficiencia en la industria y por exceso de capacidad en las embarcaciones y las plantas.

Los albores de la regulación en la pesquería peruana

Hasta antes de 1960, la pesca en el Perú no era regulada. Después de la segunda guerra mundial, empieza la explotación de la anchoveta a escala rentable. Los pescadores explotaron este recurso con fines de exportación. Solo cuando las crisis aparecen, los peruanos se han preocupado acerca de las implicaciones de tratar a la pesquería como un recurso limitado. En efecto, cuando en 1965 la oferta de anchoveta comienza a disminuir y los estudios científicos muestran que la explotación del recurso debe tener un límite, los responsables del sector establecen la veda. Hacia fines de 1960 es claro que hay muchas embarcaciones compitiendo entre si por un recursos limitado. Para esta época la captura máxima sostenible se calcula que era de unas 9.5 millones de toneladas métricas cifra que incluía unas 2 millones de toneladas para el consumo de los aves guaneras cada año. Probablemente, el alto crecimiento en la industria a inicios de los 60, la presión competitiva y el aumento en los costos de producción hacen que la industria se consolide a mediados de los 60, de manera que en la segunda parte de esta década hay una disminución gradual de la actividad (Deligiannis, 2000).El Panel de 1970, en una de sus recomendaciones discute la introducción de las cuotas individuales transferibles en la pesca peruana como una alternativa de solución a la sobrepesca, sin embargo esta solución no fue tomada en cuenta. La discusión del panel de IMARPE para el uso de las cuotas individuales transferibles en el manejo de la industria pesquera en el Perú y del problema de la sobrepesca era la de manejar al recurso con límites biológicos directos (instrumento de comando y control). El Panel recomendó con el objeto de alcanzar una reducción en la capacidad tanto de las embarcaciones como de las plantas, se de atención a conseguir financiamiento para compensar a los propietarios del exceso de capacidad a eliminarse mediante un gravamen a la industria. En una industria con cuotas, a cada pescador se le asigna una parte de la pesca máxima sostenible, IMARPE supuso que se reduciría la presión para un uso mas eficiente del recurso pero también se reduciría la competitividad de la industria, pero estas ventajas se superarían siempre que las cuotas fuesen transferibles, con lo cual existen incentivos para comprarlas y venderlas en un mercado de cuotas. En mayo de 1973, el gobierno peruano nacionalizó a la industria pesquera - flota y capacidad de planta –tratando de establecer un cierto grado de racionalidad económica en la industria y preservar a la anchoveta. Como resultado, la productividad de la pesca en el país disminuyó, siendo la pesca ahora menos importante a escala global de lo que fue hace algunas décadas. En el 2007, el estado peruano obtiene un ingreso de US$1.15 por tonelada de anchoveta desembarcada. Para producir una tonelada de harina de pescado se necesitan unas 4.4 toneladas de anchoveta, por lo tanto cada tonelada de harina de pescado devenga US$ 5 al Estado. Debe ser anotado, durante el gobierno de la Junta Militar encabezada por Juan Velazco, promulga en Marzo de 1971, la Ley de Pesquería, en la que, (i) se establece un control estatal

sobre la comercialización de las exportaciones pesquera, (ii) se dispone la de las exportaciones pesquera, (ii) se dispone la x de los trabajadores. Luego del colapso de la industria de la harina de pescado en 1972, el sector pasó en 1973 a manos del Estado. El debate en el Perú a fines del 2007 se da en torno a las cuotas individuales transferibles. Los argumentos a favor o en contra son numerosos, sin embargo, creemos que en el diseño de este mecanismo se debería considerar en primer lugar que la transferibilidad de una cuota de un propietario a otro debe ser a un costo mínimo y los derechos deberían tener tres componentes básicos, a saber, un derecho permanente, una asignación de pesca anual y una licencia para pescar. En segundo lugar, las cuotas individuales transferibles pueden reducir los costos de transacción para que los propios actores se puedan autogobernar y esto requiere el especificar una regla de voto no unánime así como delinear estándares claros para devolver la responsabilidad al gobierno.

Conclusiones

El colapso de la actividad pesquera en la década de 1970 se debe en parte a los estragos causados por el fenómeno de El Niño, así como a la nula o escasa regulación de la actividad pesquera que permitiese la captura de anchoveta equivalente al máximo rendimiento sostenible calculado en 9.5 millones de toneladas de anchoveta anuales. La política económica en el período bajo estudio no solo reforzó al sector de exportaciones no tradicionales sino que permitió una participación privada en la captura e industrialización de la pesca. La producción y la exportación de harina de pescado fue facilitada por la ausencia de una regulación efectiva y la creencia que el stock de peces era inagotable, lo cual alentó a que se tuviese una actividad pesquera prácticamente de acceso abierto, lo que llevó a sobrecapitalización y sobrepesca peligrosa. La falta de control en el crecimiento de la industria en los años del boom generó una gran capacidad de procesamiento no utilizada, ésta obviamente excedía los niveles razonables de captura generando incremento en los costos. Fuente Los tiburones de arriba y las anchovetas de abajo, la sobreexplotación de un recurso renovable Álvaro Ortiz S. Anales científicos UNALM, Vol. 70 N° 3, 2009 Recibido: 03/11/2008 ISSN 0255-0407

ORÍGENES DE LA INDUSTRIA

PESQUERA PERUANA

María Elizabeth Puertas Porras Héctor Maldonado Félix

Industria pesquera Perú-EE. UU . Siglo XX La revolución industrial que se inició en el siglo XVIII produjo un gran crecimiento demográfico que presionó los sectores productores de alimentos. Esta presión llevó a que el sector pesquero emplee la red de enmalle pelágica desde la segunda mitad del siglo XIX, la cual permitió incrementar la extracción de pescado. La demanda urbana impulsará la explotación del atún en el siglo XX. El atún, familia Scombridae y género Thunnus, se diferencia en 8 especies, destacando por su consumo el Thunus albacares (Yellowfin), T. alalunga (Albacore), T. orientalis (Bluefin) y Katsuwuono pelamis (Skipjack).

Estas especies miden de entre 1 a 2 metros de largo y llegan a pesar entre 33 a 175 kg. El atún vive en aguas desde 18° C a 10° C y es un pez migrante, pelágico y se desplaza en cardúmenes de 3000 miembros. Para capturarlo se emplea como carnada a la anchoveta. Industria pesquera de EE. UU . La conservación de alimentos se inició en Francia en el siglo XIX. Hacia 1822 ya se comercializaban conservas en Inglaterra, Francia y EE. UU. En el siglo XIX surgen las primeras conserveras en EE. UU. como en Eastport, Maine (1875). A fines del siglo XIX la industria pesquera inicia la explotación de la costa Oeste orientándose primero al salmón en las costas del estado de Washington y, posteriormente, al atún en las costas del estado de California. En principios del siglo XX —1903— se inició la industria conservera de atún en aceite. El impacto de la pesquería sobre el recurso marino llevó a EE. UU. a crear en 1871 la U.S. Commission of Fish and Fisheries y en 1903 la U.S. Bureau of Fisheries, que convirtieron a la naciente oceanografía en una herramienta de la diplomacia de EE.UU en el siglo XX (cf. Finley 2009). En el siglo XX, el estado de California tenía una envidiable posición económica, una creciente población migrante con gran experiencia laboral, acceso a energía barata como la hidroeléctrica y la petrolera.

Las ciudades de San Francisco, Los Angeles y San Diego se destacarán en este sector industrial. Las principales compañías fueron la California Fish Company (1893), Bumble Bee (1899), Van Camp Sea Food Company (1914) y la French Sardine Company más tarde llamada Star Kist (1917). En California se extrajo 16 300 Tm de atún y 69 400 Tm de sardina en 1919, y 24 305 Tm de atún y 143 316 Tm de sardina en 1925. El número de barcos pasó de 73 en 1915 a 362 en 1925 que comienzan a emplear gasolina desde 1910 y el número de trabajadores pasó de 2100 en 1918 a 4518 en 1925 (Macevoy 1983: 499). La industria pesquera que se inició en Europa se extendió a EE. UU. y Japón. En este último país, a diferencia de EE.UU., el mercado se caracterizó por el consumo de conservas mientras en Japón se orientó al consumo de pescado fresco (Finley: 2007: 170). En la década de 1910, la industria pesquera se diversificó al comenzar a instalarse fábricas de harina de pescado junto a la fábrica de conservas. La producción de harina de pescado, empleada como abono y comida de aves, pasó de 482 Tm en 1916 a 9000 Tm en 1919. En la década de 1920, la empresa dominante era la WilburEllis, de gran importancia en el Perú, fundada en San Francisco (Macevoy 1983: 504). A pesar de una serie de leyes que promulgó el Estado de California (1919 y 1921) y de las agencias federales encargadas de los recursos marinos, se continuó con la sobreexplotación de los recursos marinos obligando a reemplazar desde 1919 al Thunus alalunga por el yellowfin y el skipjack (barrilete) y desde la década de 1920 pescar en aguas mexicanas (Macevoy 1983: 507). La primera crisis que vivió esta industria norteamericana se produjo después de la Primera Guerra Mundial pues de 57 fabricas en 1919 sólo quedaron 34 en 1923, cayendo también el empleo un 55% y la flota pesquera quedó bajo dominio de las empresas de conservas (Macevoy 1983: 510). La industria era dominada por las fábricas de conservas que daban créditos a los propietarios de los barcos de pesca hacia 1920-1930. En la década de 1920 la industria conservera se concentra en dos especies yellowfin y skipjack que eran capturados desde México hasta el Perú. En las primeras décadas del siglo XX, Japón aparece como un duro competidor de la industria norteamericana. Japón tenía una cultura orientada hacia la pesca desde hace milenios, tradición que las reformas de la era Meiji no cambiaron. En 1899, el estado promovió el desarrollo de una pesca del salmón en alta mar. En las primeras tres décadas del siglo XX, el Japón consolidó su dominio marítimo gracias a su victoria sobre China y especialmente Rusia (1904-1905). La derrota en la Segunda Guerra Mundial afectó seriamente el dominio marítimo japonés. En 1924, Japón comenzó a exportar el atún albacore congelado al desaparecer éste de las costas de EE.UU., y en 1931 comenzó a exportar conservas de atún. Ante las importaciones japonesas, la caja de conservas del Japón costaba $ 3.55 mientras la de EE.UU. valía $ 5.08. EE. UU. Estableció en 1930 una tarifa de 30% a las conservas que en 1934 fue elevada a 45 % reduciendo así la importación a la mitad. Durante la Segunda Guerra Mundial, EE. UU., ante la demanda creada, alentó la importación (Petit 1966: 283 y Finley: 2007:142). La industria pesquera de EE. UU. agotó la sardina en California y, tras una captura de 800 000 Tm entre 1936 y 1937, la industria colapsó en 1947, por lo cual se vendieron las fábricas de harina de pescado a Perú. (Macevoy 1990: 199) Después de la Segunda Guerra Mundial se registró un aumento del mercado mundial y EE. UU. aumentó sus importaciones que pasaron del 7,5 % en 1947 al 34%. Las principales importaciones lo constituyen el pescado congelado que pasó de 4500 Tm en 1947 a 70 000 Tm en 1957, provenientes principalmente de Japón y compradas por las empresas conserveras de California. La importación de conservas creció de 7000 Tm en 1951 a 20 000 Tm en 1957, que debido a la política comercial de EE. UU. pasó de conservas en aceite a conservas en salmuera que pagaban menos derecho. La importación norteamericana estaba controlada por las conserveras French Sardine Co., Van Camp Sea Food Co. y Bumble Bee que controlaban más de la mitad de la producción de EE.UU (Petit 1966: 276). Ante la escasez del recurso marino las empresas se extendieron hacia Puerto Rico, Samoa Americana (Océano Pacífico) y Perú. Desde 1950, 37 de los 210 barcos que contaba la flota de pesca industrial se trasladaron a Puerto Rico y Perú (Petit 1966: 284). Después de la Segunda Guerra Mundial se expandió el mercado de productos marinos en EE.UU., que ante sus recursos marinos debilitados por la sobre explotación progresivamente se abastecerán de países extranjeros pero lograran explotar recursos marinos a miles de millas de sus bases en California aprovechando la prácticamente inexistente flota pesquera latinoamericana, en el Pacífico salvo Japón o Canadá no tenían competidores. Así desde la década de 1950 la experiencia y maquinaria de la industria pesquera de California será transmitida a distantes lugares como Puerto Rico, Perú y la Samoa Americana. Empresas pesqueras peruanas En la década de 1920 se planteó un sindicato peruanonorteamericano para establecer una fábrica de conservas en Ilo (Thorp y Bertram 1988: 271). En 1934 se estableció la primera fábrica de conservas. A fines de la década de 1930 había 3 a 4 empresas (Thorp y Bertram 1988: 271). El Estado peruano entre las décadas de 1940 y 1950 presentaba dentro del predominio de una oligarquía agroexportadora una política comercial que pasó de ejercer controles a la exportación a una ortodoxia liberal. En el primer gobierno de Prado, en 1941, se gravó con un impuesto la exportación del atún, bonito y shipjack congelados (Ley 9506). Esta situación se renovó en 1946 (Ley 10545). Los derechos que gravaban a los productos pesqueros eran los siguientes: a) Atún congelado: 10% sobre la diferencia entre el costo en puerto peruano fijado en 50 dólares y el precio en EE.UU.

(costa del Océano Pacífico) menos el importe del flete y del seguro. b) Bonito y Shipjack pagarán el 10% sobre la diferencia entre el costo en puerto peruano fijado en 40 dólares y el precio en EE.UU. (Costa del Pacífico) menos el importe del flete y del seguro. c) Hígado de pescado: 10 dólares por tonelada métrica En 1943 se creó el Ministerio de Agricultura que tomaría a su cargo las actividades pesqueras. En estos años la Compañía Administradora del Guano buscaba limitar el impacto de la pesca en la vida de las aves guaneras y prohibir la explotación de la anchoveta. La expansión de la pesca industrial hizo necesario el abastecimiento de hojalata comprada en EE.UU. acciones que la embajada peruana en Washington facilitará. El Perú tenía consulados en New York, Seattle, New Orleáns, San Francisco y Los Ángeles ciudades de destino de las exportaciones pesqueras Iniciando la década de 1940, el gobierno de Prado, a partir de un informe técnico americano, promulgó un Decreto para destinar recursos a la adquisición de planta de harina de pescado que se compró en EE.UU., estando bajo control de la Compañía Administradora del Guano (cf. Memoria 1950: 4). La industria pesquera, a consecuencia del mercado norteamericano, se orientó a la exportación de pescado enlatado y aceite de hígado de pescado que fueron demandados debido al esfuerzo bélico de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. El pescado que se exportaría sería el bonito (Roemer 1970: 82). En esta temprana etapa tenemos en el Perú desde 1944 a la empresa norteamericana Wilbur-Ellis de San Francisco que se dedicaba al área de aceite y harina de pescado. (Thorp y Bertram 1988: 272 y Contreras y Cueto 2007: 266). Entre las peruanas destacó la Industrial Pesquera S.A. (1942), fundada en el Callao, que tuvo el financiamiento del Banco Popular (Thorp y Bertram 1988: 272). La producción de pescado enlatado alcanzaba las 6000 Tm entre 1945-1949 (Klaren 2004: 369). En el Anuario de Comercio Exterior de 1944 que informa sobre 1943 y 1944 se consignan las siguientes empresas dedicadas a la pesca industrial.

De esta lista destaca Van Camp Sea Food Co y Wilbur–Ellis que dominaba el mercado mundial. En el caso de las empresas peruanas destaca la empresa Carrillo que tenía agencias en Carquín, Huarmey, Samanco y Chimbote. La materia prima era nacional pero se importaba la hojalata de EE.UU., para lo cual fue de gran utilidad la embajada peruana en Washington que era requerida por las empresas.2 En 1945 funcionaban 23 fábricas, 6 con gran tamaño, y entre 1945 y 1948 se abren empresas en Ilo (Wilbur-Ellis) y en Chancay (Gildemeister). En medio de este crecimiento, la industria sufrió su primera crisis en 1948 al aparecer en el mercado de EE. UU. La producción japonesa, al afectar EE. UU. las importaciones de pescado y al rebajar el gobierno norteamericano la clasificación del producto peruano de «atún» a «bonito» (cf. Thorp y Bertram 1988: 371). En 1949 el precio de los productos de pescado era el siguiente: 1 Tm de conserva de pescado (6945 soles), 1 Tm pescado congelado (1119 soles) y de 1 Tm de harina de pescado (814,5

soles) siendo el cambio de 1 dólar por 6,5 soles.3 En 1950, el número de empresas pesqueras llegó a 49, de las cuales 15 eran consideradas grandes (cf.Thorp y Bertram 1988: 372). En esta década la producción pesquera peruana tuvo dificultades en el mercado de EE.UU. reorientándose las exportaciones en los años 1952–1954 hacia el mercado de Europa Occidental. Así, en 1956, mientras EE. UU. seguía comprando más de 7000 Tm de pescado congelado, el Reino Unido compró más de 7400 Tm de pescado en conservas Ante las dificultades que se presentaron en el mercado de EE.UU. se produjo una reorientación hacia Europa destacando Reino Unido, Holanda y Alemania en la década de 1950. En la década de 1950, la industria conservera peruana tuvo un gran desarrollo: llegó a producir 21 000 Tm de conservas entre 1955-1959 (cf. Klaren 2004: 369), debido al crecimiento de la demanda de EE. UU., país embarcado en la Guerra Fría. No obstante, en 1958 la política arancelaria de EE. UU. cerró este mercado a la producción nacional, el sector de 69 fábricas pasó a sólo 10 a inicios de la década de 1960. El auge desde mediados de la década de 1950 se debió al crecimiento de la demanda mundial por alimentos para animales y la producción aumentó decididamente gracias a la adquisición de redes de nylon (cf. Thorp y Bertram 1988: 372-373). En 1950 la primera fábrica dedicada a la reducción de anchoveta fue construida en Chimbote usando equipo de California «Pesquera Chimu» que fue una operación conjunta de la empresa Wilbur - Ellis y de Manuel Elguera empresario pesquero (cf. Roemer 1970: 83). En la década de 1950 empresas peruanas, como la Compañía Peruana de Productos del Mar, solicitaban al Ministerio de Hacienda que por tener en Paita una planta congeladora y almacenes para pescado pueda recibir la captura de compañías extranjeras sin pagar derechos. Estas cifras demuestran una disminución con el número de empresas de 1950, aunque el número de trabajadores aumentó destacándose el elevado porcentaje de la mujer trabajadora en este sector. La industria de la harina de pescado nació en el Perú en 1955 (cf. Zapata 2002: 356). El monto de la exportación de harina de pescado salto de 6600 Tm a 18 700 Tm superando por primera vez a las exportaciones en conservadas y pescado congelado. Según el Boletín Estadística Industrial en 1956 existían las siguientes empresas

De estas empresas la Compañía Puerto Cosichco era subsidiaria de la Star Kist de Los Angeles (EE. UU.). De las empresas peruanas destacaba Compañía Puerto La Florida, fundada en 1955, de propiedad de Banchero Rossi. En Perú existían 50 empresas con 4447 trabajadores. En Lima y Callao se localizan 18 empresas, y en provincias 22, en Lima-Callao destaca que de los 1876 trabajadores más del 25 % se ubicaban en Chancay, Supe y Huacho, y en Provincias de los 2571 trabajadores la ciudad de Chimbote contaba con el 23,9 % convirtiéndose en la capital de la industria pesquera peruana. En 1955, el Perú producía poco menos de 16 000 toneladas de harina de pescado al año, con un costo de producción de 55 dólares americanos por tonelada. En 1956, la producción se duplicó (32 000 toneladas), tendencia que continuó en la siguiente década. El Perú, a diferencia de EE.UU. y del Japón, no desarrolló una industria para el consumo humano directo, sino se orientó al consumo animal aprovechando las características de la fauna pelágica donde predomina la anchoveta. Agroexportación y pesquería El guano que marcó la historia del siglo XIX no se consumió con la Guerra contra Chile (1879-1883), su explotación pasará a manos del estado peruano en el siglo XX que lo explota a favor del sector agroexportador, que tiene un gran desarrollo desde la Reconstrucción Nacional. En el siglo XX, en 1909, durante la República Aristocrática se creó la Compañía Administradora del Guano debido al agotamiento del guano fósil de las islas. La C. A. G. tenía el cuidado de las aves guaneras y la recolección del guano para ser empleado por la agricultura. Las aves guaneras se alimentaban de anchoveta y sardina. La C. A. G. contrató especialistas de EE. UU. durante el Oncenio para un mejor cuidado de las aves guaneras. Como resultado la población creció a 28 millones y se recolectó 300 000 Tm de guano. Los agroexportadores obtenían así un abono, el guano, que permitiría el incremento de su producción. Esta situación, en la que se protegía y estudiaba a las aves guaneras, se deteriora desde la década de 1950 cuando por impacto de la industrialización, la gran demanda de fertilizante hace que el abono industrial desplace al guano y el alimento de las aves guaneras, anchoveta y sardina, sea más valioso que el guano. En la década de 1950, la Compañía Administradora del Guano elabora una serie de informes que denuncian la actividad pesquera que afecta a las aves guaneras pero sin éxito. Las fábricas conserveras nunca se consolidaron como una gran industria, pero permitieron crear los lazos que vincularon al Perú con EE. UU. para acceder así a una maquinaria como la fábrica de harina de gran utilidad en el Perú. Es paradójico cómo originalmente el gobierno pensó en la harina de pescado como fertilizante encomendando su producción a la Compañía Administradora del Guano que defendía el cuidado de las aves guaneras alimentadas por anchoveta y sardina, que pasarían a ser alimento de aves y mamíferos del mundo occidental (Abramovich: 1973). Conclusiones La industria pesquera de EE. UU. explotó intensamente sus recursos marinos durante 20 años después de la Primera Guerra Mundial y los agotó hacia fines de la década de 1940. La industria pesquera de EE.UU. extendió sus operaciones hacia el sur del Océano Pacífico, desde México hasta Chile, desde la década de 1930 y especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. Los altos costos de producción en EE.UU. llevaron a vender fábricas de harina de pescado a otros países como Perú. Fuente ORÍGENES DE LA INDUSTRIA PESQUERA PERUANA María Elizabeth Puertas Porras Héctor Maldonado Félix

PERÚ: UN HOMBRE NO HACE UN GOBIERNO

Según el escrutinio oficial el maestro rural Pedro Castillo, identificado con el socialismo marxista no ortodoxo, ganó las elecciones en Perú. Los análisis sobre este sorpresivo resultado son encasillados por lo general en el marco de la bipolaridad ideológico izquierda vs. derecha o el llamado “populismo”, considerado equivocadamente, por muchos, como una anomalía político cultural propia del Latinoamérica: Corta mirada, que sesga la comprensión de una realidad compleja. Creo que hay que buscar respuestas en la relación entre realidad socioeconómica, composición étnica cultural regional, tradición intelectual, presión de potencias y corporaciones globales en complicidad con las elites nacionales, para la sobre explotación de recursos naturales y la obtención de ganancias desmedidas. Perú tiene superávit de ingresos provenientes sobre todo de la pesca y la minería, sin embargo, el desempleo ha crecido al 9.6 %. La elite peruana aspira a controlar los centros de producción estratégicos bajo el modelo de libre empresa. El sector popular espera un Estado que administre las ganancias y las reparta. Lo segundo suena más lógico y prudente. El problema es que una persona no hace un gobierno. Un régimen con fines sociales debe contar con una sociedad organizada, comprometida y consciente. Eso no existe. Tan pronto un grupo con base popular llega a controlar un gobierno, los histéricos por el capital de cualquier estrato, entran por la venta y corroen casi todo, porque aquí, allá o acullá la enfermedad del casino se ha apoderado de la mayor parte de los cuerpos humanos. La verdadera sorpresa no estaría, pues, en el triunfo de Castillo, sino en la posibilidad de que Perú desarrolle un gobierno que cultive la conciencia social, la crítica libre, promueva el trabajo digno y la distribución justa de los beneficios. Para ello se necesitan funcionarios desprovistos de interés y una sociedad que cure a los codiciosos. Un día de 1822 el Libertador José de San Martín dejó al Perú después de consagrar la primera etapa de su Independencia. Se fue porque no pudo con la “anarquía” peruana donde pugnaban una elite teñida que se creía blanca y aristocrática, y un grupo mayoritario fraccionado en decenas de cacicazgos étnicos, legado colonial. Al partir dijo: -Mis promesas están cumplidas, “les di la independencia y les dejé la elección de su gobierno”. Fuente

https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/peru-un-hombre-no-hace-un-gobierno

Se ha atribuido siempre a los recursos marinos, no solo el carácter de renovable, sino, además, la cualidad de inagotable. El recurso pesquero no aumenta en función de la demanda. Sucede que la biomasa de las diversas especies objetivo sigue el camino inverso, éstas se reducen y por tanto son insuficientes para satisfacer las expectativas y necesidades de todos los partícipes de la pesquería. Se ha elegido aceptar el mito, en obstinada ignorancia de los hechos, creyendo que los recursos pesqueros son infinitos e inagotables y forzando la extracción hacia límites impredecibles en sus consecuencias.

“LO QUE HIZO LA REPÚBLICA FUE EXPULSAR DE LA CONDICIÓN CIUDADANA A LA POBLACIÓN INDÍGENA”

Pedro Escribano

Reconocido arqueólogo, antropólogo y profesor universitario da una mirada de cómo entiende a nuestro país en la historia y la coyuntura reciente, a poco de cumplirse el Bicentenario. Asegura que siempre quiso estudiar historia y que por eso se orientó hacia la arqueología social. No le interesaban los hombres muertos, sino los seres vivos. En la siguiente entrevista, hecha una mirada de cómo entiende a nuestro país en la historia y la coyuntura de nuestros días, en el marco del Bicentenario. ¿La pandemia nos enrostró el país que somos? Yo creo que la pandemia nos ha desnudado, pero además ha llegado en un momento en el que nosotros estamos cumpliendo doscientos años de una experiencia social y política muy especial, que llamamos la república. Con la instalación de la república, se ha dado nuestro sometimiento a los poderes transnacionales. Se hizo mucho más difícil de manejar porque nos convertimos estrictamente en productores de los insumos que necesita el poder y nosotros no estuvimos en capacidad de provocar una forma de vida que corresponda a nuestros intereses. Lo que hicimos en la república fue expulsar de la condición ciudadana a la población indígena. Éramos ciudadanos peruanos solo aquellos que hablábamos castellano y teníamos la religión católica. Y quienes no hablan el castellano bien, inmediatamente son excluidos. Es lo que está ocurriendo ahora con el señor Pedro Castillo. Castillo representante esa clase postergada. Es parte de un conjunto de clases sociales que están allí, dentro de dos sectores. Dentro del sector, digamos, criollo, que somos nosotros, los que mandamos en este país, los que tenemos las leyes escritas en nuestra lengua, los que tenemos los hospitales, todo en función de nosotros, y están los otros, los que no tienen nada de eso. El Perú somos dos sectores, donde hay obreros, campesinos, algunos que son propietarios, en ambos sectores. Esas condiciones limitantes son de base cultural, sin duda, pero además están aplicadas socialmente muy violentas, tan violentas como lo que está ocurriendo ahora, cuando hay la posibilidad de que uno de ellos sea presidente del Perú, se alza mucha gente. No aceptan esa posibilidad. Estoy escuchando las cosas que dice esa señora que siempre pierde, Lourdes Flores Nano. Eso es un espejo de lo que ocurre en general. Es ese sector que nos gobierna con sus leyes, sus médicos, sus congresos, sus abogados. Las elecciones han expuesto el racismo, clasismo. Nos han construido un país en el cual nosotros no queremos ser de aquí, nos gustaría ser de Nueva York, de cualquier parte, menos de aquí. Una de las cosas que considero que vale tener en cuenta, es que el país, después de la experiencia con Sendero Luminoso, no ha cambiado. Las condiciones que permitieron la insurgencia de un movimiento bélico tan violento no han cambiado. Las condiciones siguen siendo las mismas. Podría resurgir Sendero u otro movimiento similar... No es que pueda surgir, ya existe. Existe porque está en la sociedad. El error básico de nuestro Estado republicano es asumir que la confrontación con Sendero solo era un hecho militar y se resolvió militarmente. Se ha matado muchísima gente, de un lado y del otro, hay mucha gente que está en prisión todavía, etc. Pues bien, eso es una mirada estrictamente militar. Pero lo militar es una fase. Liquidaron lo que era Sendero y ahora tratan de resucitarlo para poder seguir con su guerra.

¿No se liquidan las causas sociales? No las han tocado. Piensan que se resolvió el asunto tomando presos y matando a los dirigentes. Con eso se resuelve una parte del conflicto bélico, pero no se resuelve el problema social que permite que esas cosas existan. Ahora está Movadef, y lo que hacen es perseguirlo solo militarmente. No hay nada, nada, en la acción social, como lo pudo haber. No se ha aprendido de la postura que tuvo Velasco Alvarado, que atacó los temas nucleares como la reforma de la educación, reforma agraria, reforma de empresa, etc. Esas cosas no se han profundizado. Lamentablemente, Velasco fue reemplazado por un monigote y allí quedo todo. Los que vinieron después reprodujeron el sistema republicano. Y lo estamos viendo. Por lo que usted dice, la queja y protesta de Guamán Poma bien puede escribirse desde estos días. Exactamente. Pablo Macera intentó una puesta en este tiempo más bien desde las imágenes de la manera cómo trataba el tema Guamán Poma, pero si usted pone tal cual se dan las cosas, la manera cómo se castiga, el enfoque que hay sobre la sociedad peruana, las ciudades, los pueblos, los caminos, y pone el año 2021, es exactamente lo mismo. Las variantes son mínimas. En vez de ahorcar, ahora los matan a balazos. ¿Los líderes políticos, intelectuales, ayudan poco a mirar el país? Mire, hay de todo. Hay quienes han seguido lineamientos como los que tuvieron González Prada, Mariátegui y otros pensadores, pero paralelamente hay gente totalmente nauseabunda. Yo he estado escuchando y leyendo algunas declaraciones de los excomandantes militares que son realmente increíbles. Escuchaba a Lourdes Flores Nano y, francamente decía, cómo puede haber gente todavía que no esté en capacidad de entender lo que pasa realmente en nuestro país. Está pensando en un país total y absolutamente falso, y las medidas que dan desde luego van en esa dirección. El incanato cayó en Cajamarca; 500 años después, desde Cajamarca, en el Bicentenario, Castillo surge como para recuperar el poder desde ese lado. Esas coincidencias históricas me parecen geniales. En Cajamarca se produjo el encuentro entre dos mundos, Pizarro frente a Atahualpa. Esa situación se está reproduciendo ahora más con efectos, que yo espero, sea al revés, aunque tengo mucho temor. Cuando veo todo lo que está pasando, recuerdo esa canción de mi amigo Ricardo Dolorier, “Flor de retama”. Tiene mucho de profética, como si estuviera contando lo que está ocurriendo o podría ocurrir. Sí, pues, los soldados que están ingresando armados a la plaza. El Congreso ha aprobado un proyecto de ley que castigará a los museos que tergiversen la memoria colectiva. Eso es una barbaridad. En una etapa en que se considera que la libertad del pensamiento es sustantiva, aquí estamos dando una ley en la que se prohíbe exponer las cosas tal como ellas son o como uno las piensa, porque hay distintas maneras de pensar. Una torpeza. Tiene optimismo de un gobierno que viene de las regiones. No lo sé. La cosa está muy difícil, pero sí, lo que espero es que todos los que queremos que el Perú cambie en una dirección diferente, le demos todo el apoyo a Castillo. Conozco a muchísima gente que estaría dispuesta a apoyar. Ojalá eso se produzca, pero yo temo mucho los poderes fácticos que hay en el Perú. Son muy poderosos.

Fuente

https://larepublica.pe/politica/2021/06/20/luis-guillermo-lumbreras-lo-que-hizo-la-republica-fue-expulsar-de-la-condicion-ciudadana-a-la-poblacionindigena/%20/? utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=politica&utm_source=emBlue&utm_medium=email&utm_campaign=Newlestter% 20La%20Republica&utm_content=Pol%C3%ADtica%20LR%2020-06-2021--Vladimir%20Cerr%C3%B3n%20present%C3%B3%20declaraciones% 20juradas%20con%20informaci%C3%B3n%20incompleta&utm_term=Newsletter%20LR%20Pol%C3%ADtica--7--none--60-70--ENVIO%20SIMPLE

ESCENARIOS DE GUERRA ELECTORAL Y POST ELECTORAL

Por Jorge Chávez Álvarez. Presidente Ejecutivo de MAXIMIXE

La incertidumbre ya ha devenido en zozobra y el clima de crispación y división entre peruanos ya cruzó el límite a partir del cual el conflicto electoral entre dos bandos puede transformarse en una guerra civil de esas que pueden llegar a durar un siglo. Sólo falta el chispazo que encienda la pradera, como sucedió en Colombia con el asesinato del popular candidato liberal Jorge Gaitán en 1948, que desató una serie enfrentamientos urbanos que devinieron en una guerra de guerrillas rurales, que dejó más de 200 mil muertos. La confrontación violenta entre conservadores y liberales colombianos hizo que parte de éstos – los grupos de autodefensa campesina – arriaran sus banderas liberales para adoptar la hoz y el martillo del comunismo. Los que aquí y ahora en el Perú repletan la mesa de partes del JNE y la ONPE con pedidos extemporáneos de auditoría de sistemas, o de anulación de cerca de mil actas en 17 regiones en las que Castillo ganó por amplio margen, o revelan ignorancia supina en materia de derecho electoral o en su defecto incurren en una maniobra dilatoria a sabiendas de que – más allá de puntuales irregularidades comunes a toda elección – el proceso electoral nuestro ha sido impecable, según lo atestiguan los expertos en derecho electoral y los observadores internacionales, incluyendo a la misión electoral de la OEA.

Keiko ha dicho que toda esta tramoya obedece a la necesidad de defender la voluntad popular. Sin embargo, es tan grotesca que, si el JNE le diera la razón en todos sus extremos, la voluntad popular de 200 mil peruanos que votaron por Castillo sería pulverizada. ¿Y con qué argumentos? Por presunta falsificación de firmas, por la participación de familiares en mesa y otras presuntas irregularidades. Desde ya quienes fueron miembros de mesa el 6 de junio ya desmintieron la imputación, mientras que la mayoría de las demás irregularidades sólo son observables durante el escrutinio. Un Informe Especial elaborado por la encuestadora Ipsos corrobora que ni siquiera existen indicios de fraude en la segunda vuelta. Y demuestra estadísticamente al 100% de las actas que los casos de mesas con votaciones atípicas son pocos y benefician de manera similar a ambos candidatos, por lo que si se anulara las actas respectivas no alteraría el resultado. También afirma que no se presentaron casos atípicos concentrados en algunas regiones en particular, y que en las regiones con más casos atípicos, éstos se distribuyen igual para ambos candidatos. Por tanto concluye que, si se eliminaran todos los casos atípicos de la contabilidad de votos, el resultado final no se alteraría. Este análisis insospechado de ser pro comunista, es consistente con el informe evacuado por la OEA, que es muy detallista en la evaluación de todo el proceso y termina felicitando al Perú por haber llevado un proceso electoral impecable. Entonces el problema no está en que exista fraude o no, sino en la no aceptación del resultado electoral por parte de quienes han venido jugando al “terruqueo” del oponente, a tratar a los ronderos campesinos que han venido a Lima como “comunistas violentistas”, revelando su incapacidad para atreverse a mirar la realidad social y política del país, con objetividad y sin anteojeras. Para ellos la cosa es muy simple. “Los de la sierra”, los “otros”, los distintos a “nosotros”, todos ellos son comunistas. Y Castillo para ellos es tan comunista como Cerrón y ambos son igual de pro senderistas, terroristas y corruptos. Ni qué se diga de los ronderos, que también lo son. El factótum de quienes siguen esta visión maniquea de la política y la sociedad peruanas es el almirante Jorge Montoya; experto en buques de guerra y en cuadricular la realidad del Perú en dos colores: blanco y negro. O mejor dicho, blanco y cholo (pronunciado despectivamente). Si eres blanco todo bien, salvo que seas de aquellos que osan analizar las cosas con todos sus matices, en cuyo caso eres un “caviar”. Sambenito crucial para descalificar al blanco o criollo pensante y así hacer prevalecer su visión dogmática y caricaturesca de la realidad del Perú. Su apuesta hoy es que la retahíla de exigencias extemporáneas que Keiko ha presentado ante el JNE y la ONPE, les permita dilatar tanto el proceso como para evitar que antes del 28 de julio pueda instalarse el nuevo gobierno y así el almirante pueda fungir de presidente del Congreso con banda presidencial del Perú, encargado de anular las elecciones y convocar otras. De hecho, Montoya fue el primero en exigir que se anulen las elecciones, presionando a Keiko para que más allá de su frase “vamos a respetar el veredicto del JNE” se anime a demandar la anulación del proceso electoral ante un juez, con el pretexto de haberse percatado de que el pleno del JNE tiene que estar compuesto por 5 magistrados y no por 4. En buena cuenta, los escenarios en juego son cuatro, Un primer escenario en el que Keiko y sus halcones logran doblegar al JNE permitiendo que Castillo pierda 200 mil votos, lo que conllevaría a la proclamación de Keiko como presidenta. En ese contexto cualquier chispa encendería la pradera al estilo colombiano. Los ronderos se radicalizarían y junto a los reservistas de Antauro, organizarían una rebelión abierta contra el Estado, con atentados orientados a la conformación de zonas liberadas. Los proyectos mineros serían saboteados. Pudiera ser incluso que los más radicales seguidores de Cerrón opten por asesinar a Castillo para hacerse de un mártir aglutinante, de paso que se deshacen de un estorbo. La inversión huiría del país por muchos años mientras no amaine el clima de gue-

rra civil. A diferencia de Sendero Luminoso, cuya actuación violentista merecía el rechazo de la inmensa mayoría de la población, incluidos los ronderos, ahora tendríamos una guerrilla con la cual simpatizaría la mitad de la población que se sintió burlada por el sistema electoral y por una derecha cavernaria que por años no ha mirado más allá de sus narices, en colusión con políticos corruptos. Sin embargo, de mantenerse la institucionalidad, pronto el JNE debe estar proclamando presidente al candidato Pedro Castillo. Entonces habría dos escenarios posibles. Un escenario polarizador en el que Castillo gobierne bajo el libreto de Cerrón, con un gabinete ideologizado en el que sólo habría cabida para las huestes de Perú Libre y Juntos por el Perú, y con una invasión clientelista del aparato del Estado por partidarios sin mayor idoneidad para ejercer la función pública. Su gobierno entraría desde el saque en abierta confrontación con el Congreso. La extrema derecha se aglutinaría en torno a las Fuerzas Armadas y la posibilidad de un golpe militar o una vacancia presidencial estaría a la vuelta de la esquina. Lo cual a unos podría parecerles bueno, pero el desgaste del sistema democrático y la conflictividad social y política que implicarían sería un costo enorme, muy nocivo para la marcha de la economía del país. El segundo escenario sería no polarizador, con un gobierno liderado por Castillo invocando a la integración nacional, secundado por un equipo técnico político capaz de emprender la reforma social y del Estado que se necesita para generar igualdad de oportunidades y justicia social con estabilidad económica. Sin embargo, no será fácil para Castillo navegar desde el inicio por aguas tan distantes de Cerrón, a pesar de haber dado muestras reiteradas de su voluntad de distanciamiento de él, porque éste aún mantiene una alta capacidad de presión política. No obstante, Castillo ya proclamado presidente (dentro del marco de un régimen democrático presidencialista) puede ganar grados de libertad para ir construyendo su propia base de poder político. Indudablemente que este escenario sería más factible si los empresarios con mayor visión lo internalizan empezando por reescribir su propia historia y su rol social. Fuente https://alertaeconomica.com/escenarios-de-guerra-electoral-ypost-electoral/

LAS FALACIAS DE LOS MILLONARIOS Y DEFENSORES

El chorreo.- El “trickle down” o chorreo que dice que la bonanza económica chorrea de los de arriba (millonarios que reciben ventajas del Estado en recortes de impuestos y más) a los de abajo es una falacia que solo beneficia a un puñado de millonarios. Lo dice un capitalista, presidente del club de millonarios de EEUU Patriotic Millionaires, Morris Pearl. “No hay trickle down. Se ve en los hechos desde que se empezó a aplicar esta lógica en los 80. Lo que sucedió fue exactamente lo contrario. Una desigualdad cada vez mayor y una economía que no se beneficia en su conjunto de este tipo de políticas. Lo que existe en economía es el efecto inverso, es decir, un “trickle up”. Lo venimos viviendo en el Perú que pese al crecimiento económico (2005-2012) vive hoy una desaceleración drástica de la reducción de desigualdades (Oxfam https://bit.ly/2xYtERk). Meritocracia.- Dice que los millonarios merecen su fortuna porque trabajaron mucho por ella. Pero nunca te dicen que tuvieron una ventaja de nacimiento que la mayoría, que también trabaja duro, no tiene. “Hay ricos que trabajan mucho, pero si uno revisa la lista de millonarios en Estados Unidos se verá que la mayoría proviene de familias que eran muy ricas. Bill Gates o Mark Zuckerberg son dos casos típicos. Tuvieron una familia detrás que los sostuvo hasta que sus proyectos se concretaron. Existen excepciones que han logrado hacerse millonarios sin tener ese origen privilegiado. Pero son excepciones. (Morris Pearl). Ver informe Oxfam: La riqueza extrema no es por mérito https://bit.ly/2VBc92j. Generación de empleos.- Cada vez que un defensor de millonarios tira cifras de cómo sus fortunas ayudan a crear más empleos, pregúntate qué empleos. Porque como respondió Winnie Byanyima (Oxfam) a un exdirectivo de Yahoo en Davos-2019, “estás contando mal, no están contando la dignidad de la gente sino gente explotada”. En el Perú los constantes intentos e implementación de paquetazos laborales son muestra de esa ‘flexibilización laboral’ que es en realidad una precarización del trabajo y de los derechos de los trabajadores. Pago de impuestos.- Cuando escuches a millonarios o sus defensores decir que ellos tienen derechos porque pagan sus impuestos, pregúntate si esas grandes fortunas pagan impuestos por toda la riqueza que generan en el país de donde sacan el recurso material y/o humano para generarla. Las 7 empresas de más alta facturación en Perú (grupos: Romero, Glencore, Intercorp, Ferreycorp, Scotiabank y Trafigura) “tienen subsidiarias o son filiales directas de empresas registradas en paraísos fiscales”, como ha demostrado en enero la investigación de Ojo Público https://bit.ly/2Y4fPLR. ¿Y qué son los paraísos fiscales? Lugares donde los millonarios trasladan y depositan sus dineros para eludir impuestos donde generaron la riqueza. Por eso por años el empresariado peruano ha hecho lobby para que no se aplique la Norma XVI que persigue la elusión fiscal https://bit.ly/353BHs6. Este capitalismo descarnado que degrada la calidad de las cosas y servicios, y los derechos de los trabajadores, para tener mayor margen de ganancias es el neoliberalismo salvaje que iniciaron Reagan y Tatcher en el mundo y que Fujimori y demás presidentes siguieron en el Perú. Y la globalización lo ha exacerbado. Cada vez más las democracias se ven amenazadas por plutocracias que están ahorcando a las mayorías al punto de la rebelión. Lo ven con claridad los más ortodoxos capitalistas, como la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, que en enero https://bit.ly/2Y4PMUB sugirió un impuesto a los ricos para reducir desigualdades. Por eso, a los ricos del Perú, ya ni se les pide que se mojen con un impuesto a sus fortunas por empatía o deber cívico o moral que no les alcanza https://bit.ly/3eQElG7, háganlo al menos porque les conviene.

Fuente https://larepublica.pe/opinion/2020/04/26/claudia-cisneroslas-falacias-de-los-millonarios-y-defensores/

“LA REACCIÓN HISTÉRICA DEL CONSERVADURISMO DE LA ÉLITE

ESTÁ EMPUJANDO A UNA RADICALIZACIÓN”

Enrique Patriau

Entrevista. Historiadora y profesora de la Universidad de California sostiene que Pedro Castillo representa muchas cosas juntas y por ello podría dirigir al país, pues experimentó lo mismo que millones de personas.

¿Qué piensa de estas tres semanas transcurridas desde la elección? Que estamos cambiando el estado de ánimo, a cada instante. ¿Cómo se responde algo así si ayer evaluamos algo y hoy tenemos que evaluar otra cosa? Es tan difícil. Todo depende de las noticias que van saliendo de un momento a otro. Pero si quiero ir más allá, y tomo aire y respiro profundamente, mi evaluación de los acontecimientos es que yo siento que estamos en un momento histórico muy relevante, donde se abren las puertas por primera vez para darle la oportunidad al país para generar un cambio con la legitimidad que te ofrece la democracia a través del sufragio.

¿Qué clase de cambio?

Por el sector que representa Castillo, se siente una voz muy potente de sectores rurales, marginados y ninguneados históricamente. No se trata de alguien externo a ese grupo. No es un Velasco, con su discurso de que hay que salvar al campesino y darle la tierra, tampoco un Leguía, con su programa de hay que redimir al indio y la patria nueva. Esos eran discursos desde arriba, desde una élite ilustrada o militar…

Pero élite, al fin y al cabo.

Ha habido discursos de reforma que amenazaron a las élites. Pero la diferencia con lo de ahora es que si le da la oportunidad a Castillo de hacer los cambios que se necesite, sería la primera vez que se hacen en democracia, con el voto. Desde que se otorgó el derecho al sufragio a los analfabetos con la Constitución de 1979, el padrón debe haber incluido a muchos más peruanos que en ningún momento de la historia. Dicho sea de paso, por eso es que esto de que las firmas no son iguales es una reverenda cojudez. Yo he sostenido en trabajos anteriores -uno de ellos, Las Paradojas del Autoritarismo- que los cambios más drásticos que han implicado la inclusión de sectores rurales se han dado en dictaduras, civiles como la de Leguía o militares como la de Velasco.

Y ahora podría ser diferente.

Sería la primera vez que sería con un gobierno democrático, no militar, sin raíz autoritaria, que no se origina en un golpe, sino que se origina en un proceso de consulta. Si esto se corta, si se interrumpe, si no se permite que este cambio suceda en democracia, vamos a tener el peor escenario posible. David Rivera (periodista) decía en una videocolumna que el ataque a Castillo ha sido tan feroz que no le va a quedar otro remedio, de repente, que apoyarse en Cerrón. La reacción histérica del conservadurismo de la élite está peligrosamente empujando a una radicalización, cuando Castillo está tratando de armar alianzas con sectores que no tienen que ver con la izquierda, ahí están los alcaldes, o las conversaciones con gente del Partido Morado.

Aunque le critican que dé esos pasos porque no ha sido proclamado.

Claro, ¿pero ¿quién está demorando esas credenciales de presidente electo? ¿En qué momento va a hacer la transición? Cada vez que quiere afirmar su autoridad le dicen “¿qué te has creído?”.

Es un ninguneo feroz, es verdad.

Pero, ¡qué horror! La gente que reacciona así son los verdaderos perros del hortelano: ni trabajan ni dejan trabajar.

Sobre la posibilidad de hacer cambios profundos esta vez en democracia, no es casualidad que se quiere evitar eso tratando de anular los votos de la gente más pobre.

Sí. Y es exactamente la estrategia del Partido Republicano. Desde que salió electo Obama hubo una reacción hacia la radicalización, porque decían que cómo un negro podía ser presidente. En realidad, es la lógica de la historia: cada vez que hay un avance de la democratización de la sociedad, hay una respuesta proporcional de rechazo. Yo pensaba, ¿tú sabes cómo son esos sectores que organizan el movimiento detrás de Castillo? ¿Los conocemos? ¿Alguien ha sido educado para este momento? ¿Alguien ha estudiado cómo funciona la estructura del magisterio, de las rondas campesinas, de Perú Libre? No sabemos nada.

En realidad, no sabemos. Hay indicios, sin embargo, lo que no existe es un conocimiento a profundidad.

Esa es una historia política. Y agradezco que me des la oportunidad de decir esto: he escuchado de sectores liberables y hasta progresistas este tema de que (Castillo) es el menos preparado de los candidatos. Ese es un discurso que hace mucho daño. ¿Qué tan preparados estaban los que fueron a Stanford? Se desconoce y ningunea a la política que no es de tu círculo, que no es limeña. Se le califica como terrorismo, comunismo, porque les da miedo aceptar que todos tienen derecho a hacer política.

Y la política no es solo partidaria, además.

A eso voy. La representatividad de Castillo viene de

fuerzas que no han sido reconocidas como políticas: las rondas campesinas, el sindicato magisterial. ¿Y qué hace la prensa limeña? Terruquea. Entonces, si vas a terruquear a toda expresión política que no conoces, y encima quieres seguir gobernando a un país que no conoces, solo queda que tú y el país se caigan juntos

por el barranco. Por eso es tan importante que se respete la decisión de estas elecciones. ¿Qué derecho tienes a gobernar un país que no conoces ni te interesa y que solo desprecias si no es parte de tu círculo? Por eso veo una oportunidad histórica. En 200 años no he visto nada así. No puedo compararlo con nada. Solo puedo decirte que sería como una segunda república plebeya. No sé si conoces mi libro…

¿La República Plebeya? Sí, claro.

Incluso Basadre decía que la república trajo horror a los sectores aristócratas. Lo cito (la entrevista lee parte de su libro): “Hubo notorio disgusto y repudio de los antiguos aristócratas ante el rumbo que tomaron las cosas con el experimento republicano”. Lo que dice Basadre es que la República, con las guerras que continuaron después de la independencia, permitió el ascenso social de muchos sectores que no habían tenido nunca cargos públicos en la colonia por el color de su piel, porque no eran de la aristocracia. Por eso es que el militarismo de alguna manera ocasionó esta democratización social, es una idea antigua que él la dice en 1929, en su “Iniciación de la República”. Esos miedos, esos temores, esos desprecios aristocráticos se renuevan constantemente en la historia, cada ¿Es lo que vemos ahora, entonces?

Es lo que estamos viviendo otra vez ahora, pero con una furia que expresa la importancia del triunfo de Castillo y el respaldo de los sectores más marginados que tiene. Hay algo que me parece interesante de rescatar luego de escucharla. El pasado de Castillo no es el de un convencido militante izquierdista. Estuvo en Perú Posible, por ejemplo, y eso de izquierda no tiene nada. El miedo que genera quizás tiene que ver más con lo que representa que con su pasado político.

Más bien, hay miedo al pasado político de Keiko, sí (risas).

Exacto.

Hay que hacer una competencia de pasados políticos, a ver quién da más miedo.

La impresión que tengo a veces es que no es tanto miedo a él, si no a lo que representa.

Exacto, es el cambio. Castillo representa muchas cosas

juntas: campesino, sindical, maestro rural y rondero. ¿Cuándo en la historia hemos tenido la convergencia de todas estas identidades en una sola persona? Quizás por eso pueda dirigir al Perú, porque ha experimentado lo que millones de personas. Nuestro país ha despreciado a los que nos dan de comer, a los que producen la comida, a los que la sirven. Solo se ha aplaudido a los cocineros llamados chefs.

También es verdad que Perú Libre incluye a personajes con posiciones extremas y vinculaciones muy complicadas. Es innegable. Dicho esto, ¿coincide con la idea de que los medios de comunicación han sido clave en promover esta sensación de miedo tan potente?

Sin que los medios hayan trabajado tan arduamente en presentar una versión aterradora de un futuro con Castillo, no tendríamos lo de ahora. Es lamentable. Keiko está haciendo algo muy parecido a lo que hizo Trump: desconocer resultados y empapelar con juicios y reclamos legales a las instituciones electorales. Pero la diferencia es que en Estados Unidos los medios que propalaban las noticias falsas eran minoría. Y en el Perú es al revés. Prácticamente no tenemos medios liberales donde uno pueda tener una perspectiva balanceada. Y esa tendencia de los medios de apoyar a una sola candidata se exacerbó con los casos de las salidas de los periodistas del Canal 4. El especialista en comunicación, Eduardo Villanueva, le dijo a Claudia Cisneros (periodista) que el comportamiento de América Televisión se parece al de los países comunistas. ¡Y ellos son los que proclaman libertad! Es interesante que en nuestro país la censura venga de la empresa privada. Es curio-

so que se venda la idea del comunismo que te va a quitar la libertad, cuando son los medios privados los que te la quitan. No necesitamos al comunismo, ya tenemos a la empresa privada que te arranca el derecho a una información plural. No necesitamos al comunismo para la censura, ya la tenemos con la prensa corporativa y los monopolios mediáticos. Es importante que la gente se movilice en los noventas para una prensa realmente libre.

¿Qué le genera preocupación de Castillo? Muchas cosas me generan dudas e incertidumbres. No sabemos mucho de cuáles tendencias contenidas en él van a predominar. Lo que sí he notado es que como buen político va a tener que optar por hacer alianzas de ancha base. Quiero darle el beneficio de la duda. No va a poder gobernar solamente con Perú Libre y con Juntos Por el Perú. No va a poder hacer un gobierno solo de izquierdas debido a la correlación de fuerzas en el Parlamento. Eso de alguna manera es bueno, sin embargo, está claro que le van a exigir a él lo que no le exigen a nadie.

Desde el inicio, además.

Los pronósticos económicos son buenos, ¿no? Al menos eso dicen los especialistas, que el Perú se va a recuperar. Por lo tanto, tiene una oportunidad única. Sí dudo de su lado conservador, que él hizo tan…

Patente.

Tan clara, en efecto. En todo caso, hay que poner el hombro y

toda la gente democrática -independientemente de si es de izquierda o derecha, porque quiero creer que hay sectores democráticos de derecha- deben apoyarlo. Si no se le ofrece ese apoyo para que haga un gobierno democrático, puede ser capturado por sectores más radicales o por actores turbios. Si solo nos dedicamos a decir “radicales” o “terrucos”… hay un tarea importante ahí en no hacer una guerra.

Desde Sendero Luminoso estamos en un estado de guerra permanente. Carlos Iván Degregori hablaba de la anti política de los noventas. Decía que las ejecuciones ya no eran con juicios populares si no mediáticas. Se anulaba al oponente, se le destruía, se le insultaba.

Si vamos a cambiar al país, hay que cambiar esa mentalidad de guerra y regresar a la política. Se necesita una campaña educativa en la que los medios sean recuperados para la sociedad. No pueden ser de una tribu, de un barrio, de una élite que desprecia al país. Ya es hora de demostrar que el Perú es mucho más diver-

so y creativo y talentoso. Más que generarme preocupaciones Castillo, me preocupa la oposición que pueda tener. Eso sí. Porque esa oposición puede venir con un veneno mortal que puede terminar matando a la democracia. No entiendo por ejemplo por qué tanta oposición a un cambio de Constitución, ¿por qué siempre una persona de cierta élite tiene que decidir? ¿Acaso no todos somos peruanos? Yo estoy abierta a escuchar lo que quieran decirme.

Fuente https://larepublica.pe/elecciones/2021/06/27/elecciones-2021cecilia-mendez-la-reaccion-histerica-del-conservadurismo-de-la -elite-esta-empujando-a-una-radicalizacion-pltc/

CARACTERES ORIGINALES DE LA OLIGARQUÍA PERUANA

Con base en el “dualismo” social desarrollado por Parsons, FB describe a la sociedad peruana bajo análisis como un conjunto social polarizado entre dos facciones bien definidas como “dominadores y dominados”. Remarca que el origen de los dominadores es la guerra de conquista, la ocupación y la colonización, razón del “sometimiento perdurable” de los vencidos. No obstante, afirma que tal imagen no es completa y no incluye “condiciones actuales” y derroteros previsibles de su evolución. Apuntando a una definición de oligarquía en el Perú en el periodo bajo examen, el autor señala que el vocablo designa a todas las clases dirigentes e incluye el concepto de “poder absoluto” y su ejercicio por un pequeño grupo de personas, integrantes de una familia, de un clan o de una tribu. En el estudio de la situación de la Costa, FB encontró una economía agraria moderna en auge gracias a la explotación a escala del algodón y de la caña de azúcar, orientada a la exportación y, por tanto, vinculada con el mundo más avanzado. Esta actividad que representaba el 30% de las exportaciones de entonces (15% del PBI) y la minería que constituía el 37% de las exportaciones y aportaba entre el 10 y 15% del PBI, son el origen de la mayor parte de la riqueza nacional que se concentraba en pocas familias nacionales, en inversionistas estadounidenses (Cerro de Pasco Cooper- Cobre- plomo, estaño, hierro; Marcona Mining - cobre – hierro; y la Southern Perú Cooper Co – cobre y estaño) y, por tanto, son la fuente del poder oligárquico peruano. Aquí, el papel principal corresponde a terratenientes en proceso de modernización, relacionados con mercados extranjeros y algunos cuyas plantaciones albergan a sindicatos de jornaleros

Respecto a la Sierra y sobre la base de sus lecturas de novelas indigenistas, Bourricaud, determina que en la cúspide de la estructura de poder económico andino destacaban las figuras del PATRON, del GAMONAL y del CACIQUE, terratenientes latifundistas codiciosos, abusivos y despiadados de origen reciente, pero con antecedentes en las odiadas figuras de los corregidores e intendentes de la época de la ocupación colonial hispana. Construyeron su poder sobre la base del uso de su influencia en el aparato local estatal y religioso para provecho propio y el empleo directo de la fuerza por mano propia contra sus rivales para el despojo, especialmente de tierras y ganado, en perjuicio de otros propietarios, pero preferentemente de pueblos originarios, a cuyos miembros sometían a trabajo semiesclavo o vasallaje. El CACIQUE era una variante cuya base era la confiscación o el arrebato de bienes para enriquecimiento propio, con el apoyo de un entorno sobre el cual el explotador ejercía el puesto de jefe. Así, aunque no lo dice, Bourricaud describe un régimen casi feudal en los Andes Peruanos, caracterizado por estar constituido por extensos dominios territoriales (latifundios de más de 20 mil hectáreas) dramáticamente improductivos, reducidos a una economía de subsistencia, desvinculados del mercado nacional e internacional y aportantes de fibra y carne, por un valor aproximado al 5% de las exportaciones d aquél tiempo. No obstante, anota que este panorama andino empezaba a modificarse con la presencia de los enclaves mineros estadounidenses, particularmente con el de la Cerro de Pasco Cooper Co. y la diversificación de sus inversiones en ganadería alto andina de alto valor genético. Bourricaud determina entonces que las principales características de la oligarquía peruana cincuenta-sesentera son: 1. No es una clase dirigente genuina; es más bien una clase dominante, sobre la base del dinero y de un acendrado egoísmo clasista de la cual, a su vez, deviene su incapacidad política de legitimarse, sin habilidad de adaptación y sin el menor propósito de convocar a los demás hacia la búsqueda de fines nacionales o socialmente más amplios. 2. Es fundamentalmente costeña, agrícola (los barones del algodón y del azúcar) y minera, con más vocación financiera que industrial frente a nuevas actividades. 3. Su ascenso económico, político y social, data de finales del Siglo XIX, por lo que No es cierto que estaba compuesta por herederos de las grandes familias de finales de la ocupación española. Además de sus miembros de origen peruano, tenía también integrantes extranjeros solo como “ricos”, más no como componentes de la llamada “alta sociedad”, o sea del Club Nacional. 4. La oligarquía absorbía la mayor parte de la riqueza, era consumista y aunque no intervenía directamente en la producción, la orientaba y la dirigía con firmeza. 5. Desarrollaba un proceso de copamiento gradual de nuevas actividades: finanzas (bancos) y Seguros, inmobiliaria, comercio de importación de bienes duraderos, producción industrial, minería y cualquier área que suponga ganancia de dinero, como, por ejemplo, el control del poder político y del estado. 6. Para eso y, fundamentalmente, por seguridad al fracasar en su intento de crear una “Republica Aristocrática”, aceptó dejar el ejercicio del poder en manos de los caudillos sucesivos, de origen popular, resentidos contra los ricos. No obstante, conservó suficiente capacidad de maniobra para orientar la política hacia sus fines. 7. Su organización social, se asemejaba al de una antigua “gens”, pero de estructura patriarcal y no matriarcal como ocurría en esta antigua forma familiar de la sociedad primitiva. Su núcleo no era el hogar, sino la extensión de la actividad económica, una red de familias con clientelas. 8. Consolidó su poder o lo expandía mediante alianzas tanto económicas, comerciales y políticas como de parentesco acordado (matrimonios concertados), aunque hay excepciones como el caso de uno de los clanes azucareros la costa, de estructura cerrada. 9. En algunos casos, abarcaba diversos y numerosos tipos de negocios hasta de dimensiones pequeñas que daban la impresión de constituir pequeños “imperios que, en realidad, eran conglomerados formados según el criterio oportunista de “una buena colocación” mal dirigidos y cuyo éxito podía deberse al apoyo central generalmente de un banco. 10. Sin capacidad para encarar el desarrollo de proyectos industriales, tuvo disposición para delegar la administración y la gestión técnica a profesionales, conservando el manejo de la política de las inversiones. Sobre esta visión, Bourricaud acertó al advertir que la oligarquía peruana marchaba hacia una encrucijada decisiva a causa de la entrada a la vida política del país de organizaciones de masas importantes como el Partido Aprista Peruano, representante de la clase media del Norte, de los movimientos sindicales de obreros de inspiración comunista (la CGTP), de Acción Popular, también abanderada de la clase media alta venida a menos del Sur, así como por el surgimiento incipiente de movimientos políticos campesinos de orientación marxista que planteaban la necesidad perentoria de la Reforma Agraria (Cusco, Puno y Junín), así como por la segunda ola migratoria de la Sierra hacia la Costa.

Esta confluencia, advirtió a Bourricaud que la vetusta estructura de la escasa clase política nacional conformada por los amigos del líder o presidente, por su patrones aliados del interior del país, por sus clientes eventuales de cada campaña electoral y por un reducido grupo de políticos de prestigio nacional con figura y rol independientes, iba camino a desaparecer.

Fuente SOBRE LA OLIGARQUÍA PERUANA Por: ELMER OLORTEGUI RAMIREZ

BREVE HISTORIA DEL DESASTRE

CÉSAR HILDEBRANDT

Nací el año que, en el Perú, un cachaco embarró derrocando a Bustamante y Rivero y remedando el viejo estilo del populismo autoritario. El Club Nacional se llenó de celebraciones y burbujas. Fue el año en que mataron a Gandhi y a Gaitán, se creó el estado de Israel y empezó el bloqueo de Berlín. Neruda lo llamó “año de perros” por la persecución que padecieron los comunistas chilenos de parte del gobierno de Gabriel González Videla, a quien habían ayudado a llegar a la presidencia. Cuando tenía ocho y jugaba a la pega y a las escondidas, vi a mi madre salir a votar por primera vez. Ganó un tal Prado, que yo no sabía entonces que era hijo de un traidor y fugitivo. Tampoco supe que esa iba a ser su segunda presidencia. Prado fue el presidente que se dedicó vigorosamente a no hacer nada, a dejar que las cosas transcurrieran por los cauces benditos del orden y la paz. Prado adoraba la voluntad de la inercia y los mandatos de la tradición: usaba calesa, tenía un pecho metálico por las condecoraciones. Yo era un lector que trabajaba en su miopía cuando llegó al poder, después de un año de confusión surgida de un supuesto fraude electoral, el señor Belaunde Terry, a quien una de mis hermanas adoraba porque hablaba como los ángeles y tenía pinta de tardío embajador español. Para ese entonces, estaba interno en el colegio militar Leoncio Prado. Ignoraba en ese momento que Leoncio había sido hijo extramatrimonial del hombre que había fugado en plena guerra siendo presidente y comandante en jefe de nuestros ejércitos derrotados. Don Fernando Belaunde sí que hizo cosas, pero la derecha, con el Apra a la cabeza, le hizo la ida imposible. El Apra se había convertido en arpía y el partido del general Odría tenía en su sangre el bacilo que muchos años después, mutado, daría paso a la variante fujimorista. Ambos se encargaron de hacer ingobernable el país y la debilidad de Belaunde precipitó la ruina de la devaluación, el escándalo de una página perdida en los contratos con una petrolera filial de la Standard Oil y el golpe de estado de los militares. Asustados por el peligro comunista que irradiaba la Cuba de Castro, los uniformados peruanos aceptaron que debían cambiar las cosas. No fue Velasco Alvarado, como sostiene la narrativa oficial de la derecha: fue el gobierno institucional de las fuerzas armadas. Cuando entrevisté a Velasco Alvarado en su casa, carente de una pierna y esperanza, encontré a alguien que admitía haber fracasado. Quiso crear un país distinto y la misma gente que intentó favorecer pareció desentenderse. Lo que pasó con las cooperativas azucareras, por ejemplo, fue clamoroso. Lo que sucedió con los pequeños agricultores, que desdeñaban la ayuda financiera dada en el marco de la reforma agraria, no tiene fácil explicación. Velasco no se sintió traicionado por Morales Bermúdez, el felón, ni por la derecha siempre hostil: la puñalada que le hería la espalda y la memoria se la habían dado los de abajo. Después llegó el segundo Belaunde y con él, con escalofriante simultaneidad, el senderismo. Belaunde II creyó siempre que el Perú era una doctrina –lo decía en serio– y quien sostiene eso debe exponerse a las consecuencias. Su segundo debut fue un desastre que desde 1982 tuvo un giro cívico-militar. Belaunde murmuraba políticas desde Lima, generales como Clemente Noel Moral libraban a su modo la guerra contra las pandillas de Guzmán. Un presidente sin norte y una tribu sanguinaria salida mentalmente de los arrozales de Camboya fueron demasiado aun para los estándares exagerados del Perú. De esa combinación salió el cuento analgésico que los peruanos solemos creer: la promesa del joven que nos refundará. Entonces llegó Alan García y su combo. Fue un orador de inspiración castelariana que encendía los ánimos y un presidente que prometió el programa más ambicioso que el Apra pudo suscribir. La derecha, asustada, le temió, primero, y lo usó después. Cuando ordenó estatizar la banca, ya había perdido el juego de la opinión pública. El gobierno apestaba a corrupción. No fue el izquierdismo errático el que mató a ese régimen: fue la mordida, el diez por ciento, el dólar MUC agujereado, los signos de riqueza de un joven galán que se presentó como un Emiliano Zapata que iba a la librería “El Virrey” y terminó como cualquier Díaz Ordaz con su Tlatelolco encima. Era mucho desastre mientras las hordas de Guzmán volaban torres, mataban alcaldes, incineraban centros de investigación agraria. Llegó 1990 y el salvador –siempre un salvador– aterrizó esta vez vestido de inmigrante nipón, ingeniero próximo a los evangélicos, marginal marcado por el destino. Dos años después, aquel elegido se hizo dictador y obtuvo el respaldo de las multitudes. La democracia, esa incomodidad, entraba en receso. La libertad, esa futilidad, se restringía. La mano dura, la de Dios, entraría en acción. Tras el arreglo de la economía y la derrota de Sendero, dos logros que lo hubieran colocado en la historia, Fujimori se dedicó a construir la más corrupta de las mafias que nos han gobernado. El fujimorismo fue un cáncer generalizado que lo cubrió todo. Un país enfermo de un mal autoinmune lo toleró hasta donde

pudo. Nadie había llegado en nuestra historia de borrascas y apetitos a los niveles de malignidad que Fujimori les impuso a los peruanos. Siempre he creído que en ese hombre sombrío latía un deseo de revancha por lo que los peruanos les hicieron a sus padres y connacionales de ancestro. De otro modo no me explico la sangre fría con que impuso su mugre y la de sus secuaces. Paniagua fue la brisa breve y Toledo más de lo mismo, en todo el sentido de la frase. Y el segundo alanismo, la gran oportunidad desperdiciada. Tuvimos precios de maravilla para nuestras materias primas pero la derecha avara volvió a dosificar el chorreo. Humala fue un aplazamiento, la gota que cavaba el hoyo, el asistencialismo como doctrina. No hay nada que decir del último quinquenio sino que fue un error de fantasmas sucesivos.

Cinco años tirados a la basura. Y ahora Alfredo Barnechea exige un gobierno de milicos que impida que el presidente electo sea proclamado. El señorito que tuvo el único programa de la tele permitido durante el régimen de Morales Bermúdez ha sufrido un ataque de nostalgia. Mientras, Canal 4 hiede, la prensa concentrada termina de enseñar sus miriñaques, Martha Chávez regresa a la madriguera de donde nunca salió y el Jurado Nacional de Elecciones decide que el país vale un cuerno y sigue mirando, como si de un juego de ajedrez en un asilo se tratara, las trampas de bufete que el fujimorismo le tendió. Ahora comprendo. Keiko Fujimori ha perdido por tercera vez, pero el veneno que el fujimorismo esparció sigue vigente. Nos complace roer instituciones, nos excita la anarquía, no nos avergüenza la corrupción. Estamos enamorados del peligro. Si el JNE proclama este jueves 15 a Pedro Castillo, habrá menos de dos semanas para la transición. Un congreso fiero espera a un gobierno legítimo y frágil a la vez. Y es nuestro bicentenario republicano. Estamos enamorados de la muerte.■ Fuente Hildebrandt en sus trece, edición del 9 de julio