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VIAJES

El salvaje oeste Australiano

Texto: Jorge Herranz y Eva Aguado.

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Después de 10 meses recorriendo y disfrutando en el continente asiático, damos el salto a Oceanía, decidimos volar a la West Coast australiana, en concreto a Perth. Los vuelos a Perth son mucho más baratos desde Tailandia (algo a tener en cuenta después de tantos meses viajando) y además es la zona más aislada y salvaje de Australia.

Nada más aterrizar somos conscientes de la vulnerabilidad del ecosistema australiano. Los controles sanitarios en búsqueda de elementos biológicos en el aeropuerto son súper exhaustivos. Más tarde descubriremos que esta fragilidad no se limita únicamente al ecosistema, sino que se extiende a la genética aborigen. En tan solo una o dos generaciones el genotipo aborigen desaparece prácticamente en su totalidad. La ciudad de Perth nos regala unos de los atardeceres más impresionantes de nuestra vida, mercadillos de productos orgánicos, los suntuosos vinos de Margaret River y un clima mediterráneo. ¿Se puede pedir más?

En Perth, en concreto en los campos de Armadale practicamos el WWOOFING (World Wide Opportunities on Organic Farms) que consiste en intercambio de trabajo en una granja orgánica por alojamiento y comida. Experiencia súper interesante.

Pasamos un mes en una pequeña granja situada a las puertas de Bungendore Park, lugar por el que corríamos en las mañana acompañados por los canguros. Durante ese mes Eva cuidaba de los animales (vacas, gansos, patos y gallinas) y Jorge realizaba trabajos de reparación o de construcción de las vallas. Los fines de semana participábamos en ferias de alimentación orgánica, exponiendo nuestros productos. Nos hicimos muy famosos entre los granjeros de los alrededores, les parecíamos muy exóticos, y a menudo venían a visitarnos o íbamos nosotros hasta sus granjas. En cierto modo toda esa gente acabó convirtiéndose en nuestra familia por una temporada.

Tras un mes como granjeros decidimos que era momento de moverse, así pues alquilamos una campervan y nos lanzamos a surfear por las carreteras del Oeste australiano. Desde Perth nos dirigimos a Albany, lugar que presume del nacimiento de la banda de rock ACDC y recorremos la costa oes-

Durante esos días de carretera no salimos de nuestro asombro con la cantidad de kilómetros que podíamos recorrer sin encontrar ningún otro vehículo. Había que llevar siempre bidones extra tanto de gasolina como de agua. La sensación de aislamiento es total. Simplemente comprendes que no estás solo en el mundo cuando encuentras por el camino algún roadtrain, es decir los enormes camiones que transportan mercancía en este enorme territorio.

En las noches de acampada en zonas de descanso apartadas conocimos a algunos tramp, vagabundos por decisión pro-

pia que viven en sus coches recorriendo todo el país y disfrutando de la libertad que la falta de ataduras de cualquier tipo les proporciona.

A solo 2 horas de Perth, llegamos a una localidad muy curiosa, Cervantes. Se llama así por haber naufragado en su costa un ballenero español con el nombre del ilustre escritor de Alcalá de Henares. De hecho todas las calles se llaman como ciudades españolas. Curioso, ¿Verdad? A las afueras de Cervantes puedes encontrar un increíble paisaje de pequeños monolitos en el desierto como si hubieran sido plantados por algún extraterrestre caprichoso. Sin duda el tiempo y el viento tuvieron algo que ver.

Durante el camino hacia el norte hacemos varias paradas por la costa; visitando zonas como Shark bay o Coral bay.

Shark bay es una de las mejores zonas para bucear con tiburones tigre, aunque son considerados muy peligrosos, y a parte no estuvimos en la mejor época para verlos. En cambio es relativamente sencillo observar numerosos delfines nadando en las orillas de la playa. Prácticamente entre tus pies.

En la zona más al norte que exploramos, nos encontramos con el Karijini National Park. Es un impresionante cañón subterráneo que se origina como una grieta profunda en la superficie y donde de forma mágica existe una variada fauna y flora en su interior, mientras que el exterior permanece árido y desértico. Gracias a una legislación moderna, son los propios aborígenes los que gestionan el Parque, dado que es también una zona sagrada para ellos.

Ya de vuelta al sur, hacia Perth, nos encontramos con Newman, como ejemplo de una ciudad-empresa construida en torno a una mina de extracción de hierro a cielo abierto. Las altas temperaturas estivales y las duras condiciones de vida hacen de esta ciudad un lugar desapacible e inhóspito.

Las carreteras que nos quedan por delante, son largas, rectas y aisladas. Solo algún camión puedes encontrarte a parte de canguros, emus y casuarios. Es fácil de hecho encontrar restos de estos animales en las cunetas atropellados por los roadtrains que difícilmente pueden frenar a tiempo de salvarlos. Incluso hay una organización que busca en las bolsas de los canguros atropellados posibles crías vivas.

El aislamiento que produce esta zona desértica hace que esta tierra sea de una gran belleza y un lugar fantástico para observar las estrellas. Esta soledad, de vez en cuando se ve interrumpida por la posibilidad de ver algún gran lagarto o un dingo visitando tu campamento en busca de alimento fácil.

Tras la vuelta a Perth y despedirnos de nuestra gran familia australiana, nos dirigimos de vuelta a Madrid pasando por Rajastán en la India, aunque eso será el contenido de otro capítulo, completando así lo que quizá fue el año de nuestra vida.