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N cturno urbano

CUANDO avanza la noche por su túnel de niebla, las calles dialogan en el silencio gris de su firme desierto. Estrechos callejones le cuentan su leyenda a calles sin historia y a anchas avenidas que son recién llegadas a la ciudad que duerme. Cuando avanza la noche, las calles se despiertan, con nostalgia de pasos y olvido de las ruedas. Del día hacen memoria, recuentan la jornada con sus ojos atónitos, y con su lengua muda. “Hoy pasó por aquí…”

“He visto a dos besarse…”

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“Un anciano cayó…”

“Qué molestia, las obras…” “Me abrieron nueva tienda…”

Cuando avanza la noche las calles dialogan y miran de reojo al noctámbulo insólito que camina perdido por su dédalo oscuro. Los hombres del camión de la limpieza frotan sus lomos de adoquines, su lámina de asfalto.

Una ambulancia avanza, un momento inquietando sus duros pavimentos, y cortando su diálogo a las nocturnas calles. Pero pasa veloz por el filo del alba camino a los quirófanos.

Ya se callan las calles. Ya presienten el día. Ya la luz las sorprende, limpias y silenciosas, como la alfombra mágica de la ciudad despierta, que en ellas deposita su simiente de sueños.

P ano de ciudad

VIVO en una ciudad que desconozco. Nunca logré memorizar sus calles. Sólo el salón, los cuartos de mi casa, puedo saber adónde me conducen. Y para andar por la ciudad que habito siempre llevo mi plano con las marcas de donde quiero ir y nunca llego.