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Entrevista a Eduardo Smalinsky

Entrevista a Eduardo Smalinsky

Desde el Centro entrevistó al Lic. Eduardo Smalinsky por la publicación de su libro Devenir jugando. Dispositivos transicionales, experiencias y micropsicoanálisis, producto de sus años 37 años de practica en nuestro hospital, así como de sus experiencias y encuentros en ámbitos por fuera del Ameghino.

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Desde el Centro: Para empezar, queríamos preguntarte ¿cuál es el origen de este libro? Eduardo Smalisnky: Tuvo algunas características peculiares este libro. Yo básicamente no escribí un libro, más bien estuve escribiendo distinto tipos de reflexiones muy breves y acotadas sobre distintas temáticas que después las circunscribí sobre esa idea de-venir jugando. Algunas tienen que ver con la práctica y con las experiencias que fui haciendo en el hospital, otras con la práctica privada y muchas tienen que ver también con ciertos aspectos ligados al hospital, como experiencias institucionales o con un grupo de gente del hospital. Nosotros trabajamos con grupos, con instituciones de salud mental y también con instituciones del ámbito de la educación. Es el producto de las reflexiones que se me fueron armando en los últimos 5 años. Antes de que empiece la pandemia, se me ocurrió que estas reflexiones podían hacerse libro. Para ello hablé con un ex concurrente, Manuel Murillo, quien había empezado con un proyecto editorial, con una editorial con la cual hizo algunas publicaciones. Le envié todo el material que tenía y le pregunté qué le parecía, y lo armamos con un formato un poco especial, como si fuera un diario clínico. A partir de eso estuvimos todo el 2019 trabajando. Yo seguí escribiendo y fuimos armando el libro, que son todos artículos cortitos, más o menos cerca de 150 artículos breves que hablan de distintos tipos de experiencias. En mayor parte tiene que ver más con reflexiones o experiencias sobre lo clínico y sobre ciertas cuestiones que a mi me interesan; así como ligadas a los espacios intermedios como discusiones teóricas de obras de algún psicoanalista.

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Desde el Centro: Mencionabas espacios del hospital, ¿cuáles son esos espacios que transitaste para poder producir esto? Eduardo Smalinsky: Empecé a trabajar en 1984 en el equipo de infantojuvenil, tanto en el turno tarde como en el turno de la mañana y después de algunos años pasé a adultos mañana. Hasta ahí tenía, te diría, una formación más o menos clásica, estaba incluso en la facultad, en la UBA y en la universidad de La Plata, en cátedras lacanianas. Hasta ese momento tenía una formación clásica freudiana-lacaniana. Y después de algunos años de trabajar en adultos empecé a orientarme un poco más hacia psicoanalistas de la escuela inglesa y a pensar un poco más en espacios intermedios. Entonces, en cierto momento en el hospital, empecé a trabajar con un grupo de colegas y armamos una cosa que se llamaba “Taller de problemas transferenciales”. A partir de ese taller comencé a meterme un poquito más en toda la idea de pensar lo que podrían o cómo tienen que ser los “espacios de uso”. En ese taller de problemas transferenciales, empecé a percibir de a poco, que en el hospital hay muchos espacios que pueden ser de trabajo: puede haber reuniones de equipos, ateneo, supervisiones, pero que también uno ve que hay muchos de esos espacios que se transforman en espacios excesivamente formales, donde cada día se hace más difícil hablar. En cambio, en ese taller comencé a ver que cuando la gente hablaba espontáneamente de las dificultades que tenía, supongamos en la clínica, tendía a hacerlo de un modo espontáneamente dramático pensaba yo. Como un modo donde incluso quedaban involucrados los afectos, lo que a uno subjetivamente le pasa, que queda involucrado el cuerpo del analista y a partir de eso empecé a pensar esto, cómo serían los espacios intermedios y pensar los espacios llamados transicionales. Al mismo tiempo con gente del hospital también participamos en uno de los premios Ameghino, con un trabajo de investigación sobre lo transicional en el hospital. Lo que nosotros advertimos en ese momento era que la gente que venía al hospital hacia un “uso”, que es un concepto de Winnicott, del hospital distinto del estipulado, que se apartaba de la normatividad. Y que había toda una cuestión que nos parecía interesante pensar, si eso que hacían era algo que para algunos colegas les parecía medio perturbador, como si fueran transgresiones y a otros les parecía que había algo como significativo en ese uso que hacían los pacientes. Ese “uso” podía ser tanto 264

hablar con otros colegas, hablar con profesionales que no eran con los que se atendían, hablar entre ellos, hacer alguna actividad alrededor del hospital, hablar con el secretario o en la cafetería. Estaban y hacían un uso del hospital bastante particular. Y un poco a partir de eso comenzamos a pensar estas ideas ligadas a cuáles son las condiciones para facilitar ese uso. Desde el Centro: También formas parte del posgrado del Ameghino, ¿tu trabajo de docencia se integra de algún modo en los artículos del libro? Eduardo Smalinsky: Yo soy de la primera camada que hizo la escuela de posgrado y egresé de ahí. Como decía, trabajé mucho tiempo como docente en la UBA y también en La Plata y soy docente del posgrado desde hace 30 años. Primero estuve con colegas como Héctor Brown, Raúl Yafar y desde hace varios años armamos con colegas de infantojuvenil y grupos, un seminario-taller que se llama “dispositivos institucionales”, y también trabajamos sobre estas temáticas. Eso también tuvo importancia para mi, pero creo que lo que más me ha interesado es esto, un poco como el título del libro, es la idea de la importancia de ese “devenir jugando” dentro del hospital y tratar de que los espacios de trabajo con otros y con los colectivos que se armaran permitieran algo de transitar la institución de otro modo. Por fuera de que entusiasme o fuese divertido, me interesaba que permitiera poder pensar los problemas clínicos con los que nos enfrentamos, lo que tenía que ver bastante con ese título. Digo, a mi me parece que el título del libro es bastante logrado y que es genuino lo que encuentro ahí, podrá gustar o no, podrá la gente acordar o no, pero lo que no dudo es que lo que transmito ahí tiene que ver con una experiencia concreta que he tenido en los últimos 15 años en el hospital. Desde el Centro: ¿Cómo esto que referías de los “usos” del hospital? Eduardo Smalinsky: Los usos en relación con cómo eventualmente los pacientes han usado al hospital y a mi, como una manera de hacer ciertas transiciones que eran necesarias. Y también he visto como grupos, ya sean terapéuticos o también de profesionales de otras instituciones, han venido al hospital a trabajar con nosotros o que nosotros nos hemos dirigido, donde en alguna forma los espacios de intercambio pueden tener un carácter más transicional y te diría, aunque parezca paradójico, de menor exigencia simbólica. Que puedan ser usados, que puedan tener un carácter maleable,

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inclusive plástico. Lo que pienso en los últimos años es que parece que el hablar no es algo que esta tan facilitado, que hay muchísimos obstáculos, no solamente al asociar libremente y a la atención flotante, sino que hay muchos obstáculos al hablar con una cierta libertad y de una manera más o menos genuina. Y que los obstáculos que hay tienen un carácter muy visible y en ese sentido están muy naturalizados. Entonces, realmente hay que hacer un trabajo de desnaturalización y de visibilización de cuestiones que están ligadas también a la forma en que funcionan los poderes entre nosotros y donde hay que hacer un trabajo de desarticulación y de desconstrucción para generar condiciones que posibiliten el uso, el hablar y el jugar. Pero que no es sencillo eso y no funciona por exigencia y mucho menos por el solo hecho de que uno lo indique. Desde el Centro: Y publicar un libro, ¿se juga en ese terreno? Eduardo Smalisky: Yo no le pongo particular importancia a que sea un libro. Antes participé de libros, uno que hice con un colega, que era un libro hecho en forma de comic que se llama Winnicott para Principiantes. Ese libro nos costó mucho hacerlo y también transmite ideas que comparto y modos de trabajar, pero quizás lo más rescatable es que sea un comic, quizás el modo de enunciación, que nos permitió trabajar de una manera que nos resultó cómoda. Una analista, Marilú Pelento, dijo que rescataba el aspecto poco coercitivo del libro. Y volviendo al tema de un libro, a mi me parece que la idea de un libro poco coercitivo es para mi muy importante. Desde el Centro: Y de este libro ¿qué esperas? ¿qué te gustaría? Eduardo Smalinsky: Algunas cosas ya sucedieron, no sé qué cosas podrían suceder. Digo, a mi quizás lo que más me interesa de este libro es que pueda circular un poco, que pueda producir algunas resonancias, que pueda ser discutido, cuestionado, que pueda ser usado. En ese sentido hasta ahora he tenido resonancias interesantes, no tanto porque hayan encontrado una enorme buena recepción. El libro esta fragmentado te diría, no constituye una unidad en términos lógicos. Quizás la unidad está dada porque el que lo escribió fui yo y plantear de una manera fragmentada muchascosas que me interesan. Pero pienso que no tengo ningún problema que alguien tome alguno de esos fragmentos y eventualmente pueda servirle para no coincidir o para parecerle un poco disparatado todo incluso.

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Desde el Centro: Apelando a tu recorrido en el hospital y los espacios de análisis y reflexiones institucionales que llevas a cabo, ¿cómo ves al hospital hoy? Eduardo Smalinsky: Estoy muy cercano a jubilarme después de más de 30 años en el hospital. Hace unos 15 años éramos aproximadamente 500 profesionales y creo que ahora, formalmente, seremos un poquito más de 200. Eso como para simplemente ver lo que cambió en cuanto a esa cuestión cuantitativa, eso se nota mucho, el hospital está mucho más vacío, más allá del vacío de la pandemia. Lamento que el hospital se haya achicado por políticas del gobierno de la ciudad, esa es la parte que me apena. Después creo que la entrada de compañeros jóvenes le está dando otro sesgo, otra impronta que quizás no está dentro todavía, no está definida, no sé si esta identificada con una sola cosa. Creo que hay gente muy creativa y valiosa dentro de la gente joven y me parece que a veces el hospital se debate entre una especie de melancolía, quizás por una especie de sensación de glorias pasadas y eventualmente un presente en donde quizás todavía no se termina de configurar cuál va a ser el presente y el futuro del hospital. Es un lugar al que le tengo un enorme cariño y me gustaría que pudiera seguir existiendo y también quizás, cuestionando cierto status quo que hay en el psicoanálisis local. Pero me parece que eso aún no está definido. Desde el Centro: En la línea de ese “cuestionar el status quo” ¿fue difícil para vos trabajar posicionándote en otras teorías que no sean, por así decir, las hegemónicas? Eduardo Smalinsky: Para mífue necesario más que difícil. A partir de cierto momento el poder apartarme de lo que se esperaba fue un modo por ahí personal de irme relacionando con la práctica clínica. Y a mí me resultó algo por un lado valioso, y por otro lado me resultó vivificante, a veces lo que siento es que hay ciertas visiones del psicoanálisis que tienden a ser muy repetitivas, ritualistas y que comienzan a tener como cierto carácter un poco muerto, como el equivalente a una lengua muerta que a veces se repite, pero quizás eso no se sigue recreando. Me parece que es muy importante que cada persona que se dedica a la práctica clínica y al psicoanálisis encuentre un modo personal de recrearlo, mantenerlo vivo y de aportar y

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cuestionar. Hay un montón de áreas (como el feminismo, las teorías de género, la diversidad, el ambientalismo) que están poniendo en cuestión no solamente los modos en que el capitalismo está instalado entre nosotros, los modos más dañinos, sino que también el psicoanálisis como todas las disciplinas también están infiltradas por el capitalismo y sus ideologías, en ese sentido me parece que requiere que podamos hacer un trabajo de desconstrucción y poder percibir cuales son los puntos en que repetimos, de una manera crítica, un poco alienados. Y eso me parece que es algo valioso para hacer. Desde el Centro: Claramente tu libro es algo abierto que también nos lleva a permitirnos hablar de diferentes cosas, no como lo hace un texto cerrado. Eduardo Smalinsky: A veces estoy un poco en contra cuando los libros se empiezan a convertir en cosas muy eruditas o muy rigurosas o que intentan profundizar mucho. Quizás sea una posición reactiva, me parece que a veces esas cosas son un poquito superficiales, así como están planteadas. Me parece más valioso el modo en que podemos intentar ser creativos, originales en alguna medida y permitirnos incluso ciertas espontaneidades, a quedar como sumidos a una crítica muy superyoica. Creo que los psicoanalistas tendríamos que ser particularmente cuidadosos con el hecho de no reproducir instancias superyoicas, muchas veces quedamos un poco entrampados en eso. Me resulta muy valorable la incorrección porque creo que, así como el psicoanálisis comenzó ocupándose de los detalles y de las cosas aparentemente poco valiosas, creo que también el fallar, el fracasar, lo incorrecto, me parece que es algo que hace a la práctica del psicoanálisis. Y en relación con el hospital, lo que pensaba es que siempre reivindiqué la creatividad, no en la perspectiva más clásica freudiana y lacaniana que tiene que ver con lo sublimatorio, sino una creatividad primaria que esta más bien ligada a lo destructivo. O sea, que para poder crear hay que destruir, como supone el juego infantil, que para eso se tiene que generar condiciones. Y en ese sentido, pensaba que el hospital nos da la posibilidad a nosotros de trabajar pero al mismo tiempo nos impone normas, burocracia y un montón de cosas, que de alguna forma nos hacen de obstáculo, al punto mismo que si extremamos esta cuestión podríamos sentir que si hacemos todo lo que las normas de la institución nos impone podríamos vernos en la paradoja de que en alguna medida haríamos todo bien para la institución y no haríamos 268

nada, sobre todo no haríamos nada que nos sirva ni a nosotros ni a nuestros pacientes. En ese sentido, en alguna forma para poder trabajar con cierta eficacia y con cierta alegría –y además para que eso les sirva a las personas–, hay algo que nosotros tomamos al decir subrepticiamente, lo que eventualmente la institución y el Estado no están dispuesto a concedernos. Y las prácticas que instituimos paradójicamente, para que sean eficaces, tienen que quedar un poquito por fuera de lo institucionalizado. Desde el Centro: Gracias Eduardo por tu generosidad y por haber aceptado esta entrevista. Eduardo Smalisnky: Gracias a ustedes.

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