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El papel de la filosofía en la formación de un hombre virtuoso
Rodríguez ortiz, Angélica María. El papel de la filosofía en la formación de un hombre virtuoso Manizales: Universidad de Caldas, 2006.
Si bien es cierto que en la historia de la filosofía se ha intentado dar respuesta al interrogante ¿cómo debo actuar?, se denuncia en nuestros días que la moral ha sido relegada a un segundo plano, sumiéndose el hombre en uno de dos extremos en su intento por llegar a ser virtuoso; o bien aprendiendo “a ser moral en la práctica a través del ensayo y error”, o bien, “se cae en la educación transmisionista donde se exceden en teoría normativa, que a la larga termina por convertirse en un dogmatismo o imposición”. Partiendo de la idea de que el hombre es un ser complejo, se hace necesario, al pensar en la posibilidad de educarlo en la moral, tener en cuenta tanto su aspecto racional como emotivo, ya que, basados en Scruton, “la educación de las emociones es necesaria para actuar guiados por la razón, pues las virtudes son tendencias para actuar a partir de cierta motivación”. De ahí que la autora postule, a partir de la Filosofía para Niños, un método viable que desarrolle a la par razón y emotividad. Para ello, retoma dos de los interrogantes de los que se ha ocupado la filosofía moral: a) ¿Es posible enseñar la moral?, y si a) es posible, b) ¿Cuál será el método más adecuado para formar un hombre virtuoso?
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Para dar respuesta al primer cuestionamiento retoma a los clásicos griegos, ya que éstos han sido el pilar de las corrientes posteriores, ya sea de aquéllos que están en contra de toda posibilidad de enseñar la virtud apoyados en la teoría platónica, o bien, quienes han postulado teorías de educación moral tomando como base la teoría aristotélica de la virtud. Ahora bien, en virtud de que se busca a la par el desarrollo racional y emocional del sujeto, la autora desarrolla la teoría Los estadios del desarrollo moral de Lawrence Kuhlberg, en un intento por dilucidar “el desarrollo psicológico que todo hombre presenta en el proceso de formación como agente moral, para luego buscar un tipo de educación que jalone los estadios del desarrollo propuestos por el autor, de modo tal que se proponga una nueva teoría de educación moral”. Todo lo anterior con el fin de orientar el tipo de educación que posea las herramientas pertinentes para ayudar y acelerar el paso de un nivel premoral al “nivel donde se actúa regido por una moral del deber o deontológico”. Igualmente, hace referencia a la importancia de tener conocimientos morales que orienten el
1 Tesis con calificación meritoria. Su versión revisada será publicada a modo libro por la editorial de la Universidad de Caldas.
reviSta cazaMoScaS - año 2 - no. 2 - periodicidad: SeMeStral - Julio-dicieMbre, 2008 - pp. 99-123
laura rueda cHaparro
actuar correctamente del hombre. Por ello, reconoce cómo el agente moral inicia su formación en la institución familiar y el papel de la escuela en el desarrollo del niño “involucrando en su educación (…) tanto sentimientos como conocimientos”. Al concluir que la posibilidad de educar en la moral al niño es concreta, entonces, ¿cuál método será el adecuado para formarlo como hombre virtuoso? Partiendo de la idea de que en el desarrollo de un pensamiento crítico, reflexivo y autónomo se logra evolucionar, de manera progresiva, tanto la estructura cognitiva y emocional del niño, la autora considera que al iniciarse en la infancia una educación filosófica, el hombre en la adultez habrá alcanzado un proceso consciente en el desarrollo de la moral, propiciando en él el buen uso de la razón a la hora de actuar y el cómo actuar ante determinada situación y en determinadas circunstancias. De ahí que el proyecto de Filosofía para Niños, inicie al niño en la formación de un hombre virtuoso porque, en palabras de la autora, (i) Desarrolla habilidades de pensamiento (ii) Jalona el proceso evolutivo y acelera el paso de un estadio a otro de forma consciente (iii) Ejercita la razón e incita al hombre a una persistente búsqueda de alternativas tanto teóricas como prácticas para dirigir las acciones morales (iv) Reconoce la complejidad multi-dimensional del hombre y contribuye en el desarrollo de la estructura cognitiva y emocional de éste (v) Brinda las herramientas suficientes para adquirir los conocimientos morales valorativos y que sirven de apoyo a las creencias y deseos que motivan al hombre a realizar acciones morales (vi) Enseña al hombre a pensar por sí mismo. Le enseña a filosofar. Concluye “que el papel de la filosofía en la educación moral no es proporcionarle al hombre valores ni imponerle máximas que lo dogmaticen, sino brindarle las herramientas para desarrollar un pensamiento crítico y reflexivo que clarifique el proceso de valoración, proceso que es evolutivo y donde la filosofía actúa como la herramienta que propicia el paso de la moral heterónoma, de modo tal que el hombre reconozca la ley moral y la siga por ser un fin en sí misma. El fin es formar un hombre capaz de pensar por sí mismo y actuar de manera consciente, un hombre virtuoso”.
Laura Rueda Chaparro
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